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SEP: último informe de labores, testimonio de reforma

Ayer, martes 16 de octubre, el secretario de Educación Pública, Otto Granados Roldán, presentó el Sexto Informe de labores de la dependencia. Fue una ceremonia sobria, con algo de nostalgia en el ambiente. Me invitó a comentar el documento. Con ligeros cambios, transcribo las palabras que pronuncié.

El 6to Informe de labores: 2017-2018 contiene más de 200 páginas de información relevante y resume lo hecho en el último año del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto. Es un alegato en favor del cambio que, junto con los partidos de la Revolución Democrática y el de Acción Nacional, se propuso en la génesis del sexenio. No puedo hacer honor al texto en tan escaso espacio, pero será un referente importante para mi trabajo de investigación. Voy a concentrarme en la defensa que el secretario Granados Roldán hace de la Reforma Educativa y en los puntos que el Informe destaca como impulsos importantes. Adelanto: veo con simpatía lo alcanzado, aunque soy consciente de que la reforma ha estado bajo fuego desde que se anunció.

Coincido con el secretario de que la Reforma Educativa que emprendió este gobierno es la más trascendente de las últimas décadas, quizá —digo yo— desde la que inició Jaime Torres Bodet al finalizar 1946 y que materializó en gran parte entre 1958 y 1964. Pero la de este gobierno ha recibido embates más potentes, más que los que protagonizó el PAN en contra del libro de texto gratuito a comienzos de los 60. Sin embargo, la parte provechosa de la reforma que promueve el gobierno de Peña Nieto —considero— es de mayor alcance. Por ello más impugnada. La parte laboral de la reforma vino a poner orden en el caos propiciado por gobiernos timoratos que permitieron —a cambio de casi nada— que los líderes sindicales colonizaran el gobierno de la educación básica, lo que condujo a crisis subsecuentes.

El Servicio Profesional Docente afectó intereses y privilegios —cedidos o conquistados— de una casta de docentes que transitaron de su magisterio a la burocracia, se enquistaron en el aparato, desde allí frenaron el avance de la educación y corrompieron la actividad profesional de la mayoría de los maestros. Con la apuesta del SPD, como señala el secretario Granados en su mensaje, “se institucionaliza un sistema transparente, basado en el mérito, la capacidad, el desempeño y el esfuerzo”. Fue un golpe al corazón de la práctica clientelar y perversa que institucionalizó la herencia y venta de plazas; y hasta que miles de muertos cobraran. Cerró una válvula de corrupción gigantesca.

En El príncipe, Nicolás Maquiavelo lo expresó con brillo: “Nótese bien que no hay cosa más ardua de manejar ni que se lleve a cabo con más peligro, ni cuyo acierto sea más dudoso que el obrar como jefe, para dictar estatutos nuevos, pues tiene como enemigos activismos a quienes sacaron provecho de los estatutos antiguos”. Esto fue lo que pasó. Frente al cambio se alinearon los beneficiarios del viejo orden e impidieron que avanzara más “el compromiso de hacer de la docencia una auténtica profesión de Estado, cimentada en el mérito, la calidad y la equidad”.

Aplaudo que se haya planteado poner la escuela al centro del sistema educativo. Que se impulse como nunca el mantenimiento y reparación de la infraestructura de educación básica. Que, con todo y los retos que enfrentó, sobrevenga el Servicio Profesional Docente para evaluar a miles de maestros. Que las consultas acerca del nuevo modelo educativo desembocaran en la revisión y actualización de planes y programas de estudio, aunque las contingencias hayan forzado a que se pospusiera su puesta en marcha hasta este año. Que la inclusión y la equidad hayan dado pasos sustantivos, si bien insuficientes para el tamaño de los desafíos. Que en la educación media continúe el impulso a la formación dual, a pesar de ataques e incomprensión. También que la reforma administrativa de la SEP y los cambios a la ley de Coordinación Fiscal permitieran la instauración del Fondo de Aportaciones de la Nómina Educativa y Gasto Operativo y del Sistema de Administración de la Nómina Educativa Federalizada. Con estos instrumentos y la expiración del Fondo de Aportaciones a la Educación Básica, el erario ahorra miles de millones de pesos.

El trayecto de la reforma ha sido tortuoso. Sin embargo, las declaraciones recientes del Presidente electo de que no aceptará el chantaje de la CNTE indican que la reforma dejará un sedimento importante. ¡Hago votos por ello!

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