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  • ¿Qué es el pensamiento crítico?

    ¿Qué es el pensamiento crítico?

    Luis Omar Montoya Arias

    “Los hombres se parecen más a su tiempo que a sus padres”. 

    Proverbio árabe

     

    “Los hombres nacidos en su mismo ambiente social, en fechas vecinas, sufren influencias análogas, en particular durante su periodo de formación. En la historia hay generaciones cortas y generaciones largas [civilizaciones]”.

    Marc Bloch

     

    El pensamiento crítico no es juzgar al otro por su gordura, por su calvicie o por su preferencia sexual. El juicio moral, el prejuicio, los estereotipos y la denostación nada tienen que ver con el pensamiento crítico. El pensamiento crítico se abraza del cómo pienso; se articula en el cómo construyo mi discurso. Se encuadra en el proceso argumentativo. No se agota en la enunciación del resultado. Pensamiento crítico no es juzgar al otro mediante el uso de argumentos ad hominem. El pensamiento crítico tiene su matriz en la filosofía, en la historia y en las matemáticas. 

    El pensamiento crítico no se trata de qué pienso, sino de cómo pienso [el proceso].

    Ya lo dijo Marc Bloch: “nuestra opinión, emponzoñada de dogmas y de mitos, ha perdido hasta el gusto de la comprobación” (p.89). En nuestra época, expuesta a las toxinas de la mentalidad y de los falsos rumores, “es vergonzoso que el método crítico no figure ni en el más pequeño rincón de los programas de enseñanza, pues no ha dejado de ser sino el humilde auxiliar de algunos trabajos de laboratorio” (p.133). “La historia tiene el derecho de contar entre sus glorias más seguras el haber abierto así a los hombres, gracias a la elaboración de la técnica de la crítica del testimonio, una nueva ruta hacia la verdad y, por ende, hacia la justicia” (p.135). 

    De intentar delimitar al pensamiento crítico, necesitamos remitirnos a la figura de René Descartes, matemático y filósofo francés del siglo XVI. En Reglas para la dirección del espíritu, publicado en el 2010 por Alianza Editorial de Madrid, propone a la semejanza como el primer momento histórico del pensamiento crítico y a la experiencia como fundamental en la construcción del saber (p.63). 

    Con Descartes inicia la filosofía moderna y la cultura de los tiempos modernos. ¡Qué ingenuos aquellos profesores que insisten en despreciar a la filosofía y a la historia! 

    Para René Descartes, las ciencias son hábitos. El conocimiento de una verdad no nos aparta del descubrimiento de otra, como el ejercicio de un arte no nos impide el aprendizaje de otro, sino que más bien nos ayuda (p.65). Para el matemático francés, el propósito de la filosofía es el perfeccionamiento del hombre según la verdad del ser, cuyo fundamento está en Dios y su criterio en la razón (p.67). 

    El buen sentido se hace sinónimo con la razón, que es el poder de juzgar bien y distinguir lo verdadero de lo falso. También lo hace sinónimo con lo que ordinariamente se llama, sentido común. El buen sentido es la sabiduría universal.

    La experiencia y la deducción son, de acuerdo con Descartes, los dos caminos por los que llegamos al conocimiento de las cosas. El término experiencia encierra una riqueza de significado [semántica histórica]. El pensamiento crítico tiene que ver con el manejo de la aritmética y de la geometría, “porque se asientan en una serie de consecuencias deducibles por razonamiento” (p.75). Descartes representa la matematización de la filosofía. Aquí está el origen del método científico. 

    El pensamiento crítico tiene que ver con el método científico. 

    El método son ciertas y fáciles reglas, mediante las cuales el que las observe no tomará nunca nada falso por verdadero, “y no empleando inútilmente ningún esfuerzo de la mente, sino aumentando siempre gradualmente su ciencia”, llegará al conocimiento verdadero de todo aquello de que es capaz. “Ninguna ciencia puede obtenerse, sino mediante la intuición de la mente o la deducción” (p.84). 

    Las acciones del entendimiento humano, mediante las cuales se llega al conocimiento son la intuición y la inducción. La intuición es la concepción de una mente pura y atenta, “tan fácil y distinta que nace de la sola luz, de la razón y que por ser más simple es más cierta que la misma deducción. El triángulo está definido sólo por tres líneas, la esfera por una sola superficie. Dos y dos hacen lo mismo que tres y uno, no sólo hay que intuir que dos y dos hacen cuatro, y que tres y uno hacen también cuatro, sino además que de estas dos proposiciones se sigue necesariamente aquella tercera”. Descartes comprende por deducción: todo aquello que se sigue necesariamente de otras cosas conocidas con certeza (p.79). 

    Los griegos, creadores de la filosofía, no admitían para el estudio de la sabiduría a nadie que no supiera Mathesis [matemáticas], necesaria para educar los espíritus y prepararlos para comprender. La astronomía, la música, la óptica y la mecánica se consideran parte de la matemática. Esto nos trae a la interdisciplinariedad.

    La transversalidad o interdisciplinariedad, tiene su origen en René Descartes:

    O por aquel placer que se encuentra en la contemplación de la verdad y que es casi la única felicidad de esta vida, no turbada por ningún dolor. Las ciencias, que es mucho más fácil aprenderlas todas juntas a la vez, que separar una sola de ellas de las demás. Si alguien quiere investigar seriamente la verdad de las cosas, no debe elegir una ciencia determinada, pues todas están entre sí enlazadas y dependiendo unas de otras recíprocamente; sino que piense tan sólo en acrecentar la luz natural de la razón, no para resolver esta o aquella dificultad de escuela, sino para que, en cada circunstancia de la vida, el entendimiento muestre a la voluntad que se ha de elegir. Toda ciencia es un conocimiento cierto y evidente. Es preciso servirse del entendimiento, de la imaginación, de los sentidos y de la memoria. Puedo conocer el triángulo, aunque nunca haya pensado que en este conocimiento está contenido también el del ángulo, el de la línea, el del número tres, el de la figura, el de la extensión (p.68). 

    En plena Segunda Guerra Mundial, Introducción a la historia de Marc Bloch, fue editado. Marc Bloch -también francés- junto a Lucien Febvre, fundó a la Escuela de los Annales. Bloch se especializó en la Edad Media y Febvre en el Renacimiento.

    A propósito del pensamiento científico, Bloch, historiador francés, aseveró que, los griegos y los latinos eran pueblos historiógrafos. El cristianismo es una religión de historiadores. Por libros sagrados, tienen los cristianos libros de historia. El cristianismo es una religión histórica: una religión cuyos dogmas descansan sobre acontecimientos. Los evangelios se conservaron en griego, que era la gran lengua de la cultura de Oriente. La Edad Media, durante mucho tiempo, no se administró, no se relató a sí misma, más que en latín (p.159). 

    “Es posible que, si no nos ponemos en guardia, la llamada historia mal entendida acabe por desacreditar a la historia mejor comprendida” (p.9). La historia tiene sus propios placeres estéticos; está hecha para seducir la imaginación de los hombres. 

    Cuidémonos de quitar a nuestra ciencia [la historia] su parte de poesía. Las ciencias auténticas son las que logran establecer relaciones explicativas entre los fenómenos. Considerada aisladamente, cada ciencia no representa nunca más que un fragmento del movimiento universal hacia el conocimiento [transversalidad del conocimiento humano]. Siempre nos parecerá que una ciencia tiene algo de incompleto si no nos ayuda, tarde o temprano, a vivir mejor [competencias educativas]. La historia es un esfuerzo por conocer mejor una realidad en movimiento. La historia, junto a la filosofía y la poesía, es una ciencia del espíritu. Vale la pena ejercer el oficio de historiador. La historia jamás dejará de importar. 

    La historia no es todavía como debiera ser, pero no es una razón para cargar a la historia posible con el peso de los errores que no pertenecen sino a la historia mal comprendida. Debemos combatir por una historia más amplia y humana (p.69). El pasado es un dato que ya nada habrá de modificar, pero el conocimiento del pasado es algo que está en constante progreso, que se transforma y se perfecciona.

    Para Marc Bloch, en 1681, año en que se publicó De re diplomática, se fundó la crítica documental. Crítica había designado hasta entonces, un juicio del gusto. A partir de 1681, adquiere el sentido de prueba de veracidad. Es el descubrimiento de un método universal. Verdad es un concepto filosófico, impregnado de matemáticas (p.83). Hablemos de la crítica del testimonio y de la crítica estadística.

    Las actas notariales están llenas de inexactitudes voluntarias. Pero no basta darse cuenta del engaño, hay que descubrir sus motivos. Tengamos en cuenta que una mentira es un testimonio. Lo mismo que individuos, hubo épocas mitómanas [la Edad Media, por ejemplo]. “Ahora somos capaces de hallar y de explicar las imperfecciones del testimonio. Hemos adquirido el derecho de no creerlo” (p.133). 

    La mayoría de los problemas de crítica histórica son un problema de probabilidad. No se trata de la extraordinaria complejidad de los datos, sino de que, además, casi siempre son rebeldes a toda traducción matemática (p.127). La crítica diplomática no podrá llegar a la certidumbre metafísica, confesaba ya Mabillon. No dejaba de tener razón. Es únicamente por simplificación por lo que, a veces, sustituimos un lenguaje de probabilidad por otro de evidencia (p.130). 

    Para Bloch, el primero momento histórico del pensamiento crítico se ubica con René Descartes y su Discurso del Método, en el siglo XVI; mientras que el segundo está en el siglo XIX, con el nacimiento de la sociología [origen de las ciencias sociales]. 

    Según Bloch, para elaborar una ciencia siempre se necesitará una materia y un hombre. Ninguna ciencia puede prescindir de la abstracción, como tampoco de la imaginación (p.140). “Las ciencias se han mostrado tanto más fecundas y, por ende, tanto más serviciales según abandonan más deliberadamente el viejo antropocentrismo del bien y del mal” (p.138). 

    Sobre la semántica histórica o historia de los conceptos, Marc Bloch expresa:

    La historia recibe, en su mayor parte, su vocabulario de la materia misma de su estudio. Los documentos tienden a imponer su nomenclatura. Piensa según las categorías de su propio tiempo. Los historiadores prefieren reservar el concepto siervo para referirse a la Edad Media y esclavos para situarse en la Antigüedad. El trabajo de clasificación figura entre los primeros deberes del historiador (p.153). Feudal y feudalismo son términos curialescos; sacados del foro en el siglo XVIII por Boulainvilliers y luego por Montesquieu. Capital es palabra de usurero y de contador, cuya significación extendieron pronto los economistas. Capitalista es un lejano residuo de la jerga de los especuladores, en las primeras bolsas europeas. La Revolución ha cambiado en un sentido muy humano sus antiguas asociaciones astrológicas; en el cielo era -y sigue siendo- un movimiento regular que sin cesar vuelve sobre sí mismo; en la tierra no es sino una brusca crisis tendida por completo hacia adelante. América ha dado “tótem” y Oceanía “tabú”. Una palabra vale mucho menos por su etimología que por el uso que se hace de ella. Fue a fines del siglo XVII cuando un alemán, modesto redactor de manuales, Cristóbal Keller, llamó Edad Media -en una historia general-a todo el periodo, mucho más que milenario, que va de las invasiones del Renacimiento (p.164)

    El pensamiento crítico tiene que ver con la matemática, con la historia y con la filosofía. Olvídese de los chismes [el rumor] que eso no es pensamiento crítico. 

  • Semántica histórica o historia de los conceptos

    Semántica histórica o historia de los conceptos

    Luis Omar Montoya Arias

    “Todo conocimiento comienza con la experiencia”

     Immanuel Kant 

    La historia conceptual procede de Hegel. El trabajo del concepto, su significado y el uso antiguo de las palabras (desplazamiento semántico), encuentra en Semantics and historiography del israelí, Richard Koebner, uno de sus enclaves historiográficos. El libro del escritor judío vio la luz en el año de 1953. Aunque Koebner nació en Alemania, culturalmente era judío (Koselleck, 2012: 27).

    Se necesitan conceptos para poder tener o acumular experiencias e incorporarlas vitalmente. Los conceptos son necesarios para integrar las experiencias pasadas en nuestro lenguaje y en nuestro comportamiento. La historia conceptual puede tematizarse como la transformación de los significados y de la pragmática, en la medida en que se tiene en cuenta que un gran número de otros elementos permanecen iguales (son repetitivos). Los conceptos captan experiencias (Koselleck, 2012: 30). Cuando las experiencias se integran, lingüísticamente, a los conceptos, comienzan los cambios. El cambio sólo es comprensible cuando las condiciones estructurales, se repiten (larga duración de Fernand Braudel). 

    El significado de una palabra cambia, pero la realidad que antes captaba permanece igual. La semántica existe como método científico porque toda palabra puede tener una multiplicidad de significados que deben ajustarse a una realidad modificable. La clave de la historia conceptual está en, ¿cómo se articula la relación temporal entre conceptos y estados de cosas? Hablamos de la onomasiología como método científico. Los cambios se perciben a través de nuevos conceptos (Koselleck, 2012: 23).

    La semántica histórica es una disciplina lingüística que estudia el cambio, vinculando, desde luego, al concepto con realidades extralingüísticas (Fernández Jaén, 2006). La semántica postula la historicidad del concepto. Fomenta el pensamiento histórico y visibiliza el lenguaje como experiencia humana. La semántica histórica es un proceso discursivo que piensa en rupturas sociales. Los contextos y las épocas son muy importantes. El entendimiento del concepto depende de realidades sociales (Müller, 2015). El lenguaje como sociabilidad. 

    Los conceptos fijan límites de lo pensable (González, 2011). El cambio conceptual es resultado de creencias y emociones. La semántica histórica tiene que ver con el lenguaje, con el tiempo y con la lucha política. “No hay experiencias sin conceptos, ni conceptos sin experiencias” (Koselleck, 2004: 28). El cambio político se induce y se registra, lingüísticamente (Koselleck, 2006). La historia se traduce y articula en conceptos. El historiador debe distinguir entre el lenguaje de las fuentes y el lenguaje de la ciencia (Bödeker, 2009). El cambio remite a circunstancias extralingüísticas registradas en el tiempo. Se trata del idioma político cotidiano. 

    La formulación, empleo y cambio conceptual es tarea historiográfica. Es el estudio social de signos lingüísticos. Movimiento histórico. Reflexionar sobre estructuras de experiencia y contextos de los acontecimientos. Alcance social de los conceptos (Bödeker, 2009). La historia conceptual estudia los cambios de época, desde el lenguaje. Indaga la relación temporal entre hecho y estructura (Bödeker, 2009). Conceptos en movimiento cargados de expectativas y objetivos, orientados al futuro, con experiencias históricas unidas a ellos (Bödeker, 2009). Es una historia de los usos idiomáticos como de las formas de pensar (Bödeker, 2009).

    El concepto se acerca a la experiencia social y desarrolla contextos de significación; es un representante de contextos histórico-culturales. Resulta inteligible a partir de realidades históricas. Es una categoría intelectual del investigador. Tienen que ver con relaciones sociopolíticas. Se entiende en referencia a otros conceptos. Responde a constelaciones teóricas y a configuraciones conceptuales. Los conceptos son estrategias discursivas enganchadas a contextos sociales. La historia conceptual hace de la filiación de los conceptos, su objeto de estudio (Bödeker, 2009).

    Para poder obtener de la historia pasada, proposiciones a largo plazo, es necesario un trabajo teórico previo, así como el uso de una terminología científica específica. El lenguaje adquiere, al contrario que el discurso activo que tiene lugar en la historia en acto, una primacía en el campo de la epistemología. Se discursa sobre lo que acontece (historia actual) y sobre lo acontecido (historia pasada). Ninguna actividad social, ningún enfrentamiento político y ningún intercambio comercial son posibles sin un discurso y una respuesta; sin una planificación dialogada, sin un debate público o una conversación privada; sin una orden y su obediencia (Koselleck, 2012: 13).

    Del carácter histórico del lenguaje se encarga el cambio conceptual. Historización del lenguaje. Pensar el pasado de los conceptos (Ovalle, 2019). El concepto es una realidad plurívoca que se dice mediante el lenguaje (Vilanou, 2006). En los conceptos se condensan experiencias y expectativas generadas por el tiempo y por la historia. La delimitación del concepto, en su momento histórico y en su contexto social, es determinante para su interpretación (Moreno, 2015). Consecuencias del giro lingüístico. El amor es intertextual. Todo es lenguaje. Todo es comunicación. 

    La semántica histórica se ocupa de la formación de conceptos, su utilización y sus cambios. Es una herramienta heurística y metodológica de la investigación histórica. En la historia conceptual la palabra y el concepto son dos entidades diferentes con características diferenciables. El análisis semántico se refiere a los distintos significados que un concepto adapta a lo largo del tiempo (Wolosky, 2014). Hablemos de cambio conceptual: las realidades mediadas por el lenguaje. 

    El concepto es un juicio disyuntivo contemplado desde el análisis y la síntesis. Los conceptos median, lingüísticamente, entre lo experimentado por los sentidos y lo que puede ser objeto de comunicación. El concepto condensa una pluralidad de significados: enlaza significados en una red o contexto de sentido. El concepto aprehende experiencias sociopolíticas. En el concepto, el significante y lo significado, están unidos. Es un acceso a experiencias colectivas (Rivero, 2012). 

    El historiador trabaja con fuentes que articulan, lingüísticamente, las experiencias del pasado. El concepto contiene experiencia y expectativa. Es memoria e historia contrafactual. Lo que pasó es presente [la memoria media nuestros recuerdos]. Las emociones son parte de la memoria. Debemos centrarnos en los usos que ha mantenido el concepto, en un espacio temporal. No hay historia sin lenguaje. El acontecimiento histórico también se construye desde el lenguaje (Blanco Rivero, 2012).

    Platón fue el primer occidental en reflexionar sobre el significado de las palabras, en Cratilo o del lenguaje. Aristóteles en su Poética y Retórica, argumentó que es la metáfora, la causa principal del cambio semántico (Fernández Jaén). La invención de América en 1492 generó un boom en estudios que aspiraban a encontrar el origen de las lenguas romance, que como sabemos, tienen su matriz en el latín. Los idiomas están integrados por palabras y conceptos. Los conceptos son nódulos semánticos que articulan redes de significados. Las palabras no bastan para transmitir experiencias (Blanco Rivero) ¿Cómo escribir la historia de algo que muta en el tiempo?

    En la Europa del siglo XV, se pensaba que un idioma normativizado permitiría la ejecución solvente de un proyecto político (Fernández Jaén). Dante Alighieri escribió, De vulgari eloquentia, texto en el que expresa la importancia de las lenguas romance. Momento relevante para la semántica histórica. Aristóteles también recurrió a la hermenéutica, estrategia interpretativa de importancia en el entendimiento evolutivo de la semántica (Ramos, 2018). 

    El estructuralismo nació en 1916, con el Curso de lingüística general, de Ferdinand de Saussure. La semántica estructural establece el significado de las palabras. Propone estudiar su oposición con el resto del signo lingüístico (Fernández Jaén). Friedrich Adolf Trendelenburg, es figura central en el nacimiento académico de la historia conceptual, al lado de Saussure. Marcó un camino hacia la historicidad lingüística y hacia la filologización de la historia. Hegel planteó la unidad conceptual (Müller). 

    La semántica histórica como campo académico, se sistematizó en la década de 1960, en la República Federal de Alemania. Fue una respuesta a los estudios de sucesión cronológica. La investigación en el ámbito de la historia de los conceptos en Alemania encuentra en el Diccionario histórico del lenguaje político y social, un momento fundacional (Bödeker). La semántica histórica de Reinhart Koselleck inicia en 1972 con el Diccionario de conceptos fundamentales políticos y sociales en lengua alemana. Reinhart Koselleck fue especialista de tres campos: la histórica o historik, la historia conceptual y la teoría de los tiempos históricos (Blanco Rivero).

    Reinhart Koselleck nació en 1923. Asociado con la escuela de historia de los conceptos, que él inició a finales de la década de 1960, junto a sus maestros: Otto Brunner y Wemer Conze. Publicaron tres diccionarios, en los que trabajan conceptos de historia; también un diccionario de filosofía de principios históricos. “Debajo de toda obra subyace una teoría de la historia o historik, a la que define como una doctrina de las condiciones de posibilidad de historias” (Koselleck, 2001: 43). 

    Los modos más habituales en que los historiadores tratan el tiempo se agrupan en torno a dos polos: el tiempo representado linealmente y el tiempo pensado como recurrente y circular (el tiempo resulta ser una línea que vuelve sobre sí misma). El tiempo histórico consta de estratos que remiten unos a otros, y sin que se puedan separar del conjunto. Estratos del tiempo es pensar también en los hallazgos de la experiencia. El tiempo es unicidad. El progreso tiene que ver con la innovación.

    La historia de los conceptos tiene que ver con la recurrencia del lenguaje (procesos único y estructuras de repetición).  Lo que es buscado, encontrado y expuesto como verdad histórica, nunca depende sólo de las experiencias que hace un historiador y mucho menos de los métodos que emplea. Por supuesto que, para crear una obra histórica se necesita experiencia y método. La historia del lenguaje nos muestra continuidades y rupturas en los conceptos. La semántica histórica tiene que ver con un plano biológico y con un plano cultural. En griego, historia significa, inicialmente, experiencia (ir de aquí hacia allá para experimentar-descubrir algo). 

    Futuro pasado, obra fundamental de Reinhart Koselleck, se publicó en 1979.

    En la década de 1980, en Estados Unidos, surge la gramática cognitiva. Ésta plantea que el lenguaje no se puede separar de la realidad. La semántica histórica cognitiva empieza en 1997, con Diachronic prototype semantics. A contribution to historical lexicology, de Geeraerts (Fernández Jaén). Planteada por Hegel, la Begriffsgeschichte o historia conceptual, aparece desde el siglo XVIII, pero es hasta el siglo XX que se sistematiza como área universitaria. Reinhart Koselleck falleció en el 2006 (Blanco Rivero).

    Hablando desde lo estrictamente académico, la historia conceptual o semántica histórica, se teje en torno a dos tradiciones: la Escuela de Cambridge o linguistic turn y la Begriffsgeschichte de Reinhart Koselleck. En la vertiente inglesa destacan John Pocok y Quentin Skinner. La Begriffsgeschichte apareció en 1972, en la Universidad de Bielefeld (Vilanou). Los trabajos de los estadounidenses, Natalie Zemon Davis y Hayden White, también han contribuido al desarrollo de la semántica histórica (Ramos). Hay injerencia positiva de las hermenéuticas de Leopold von Ranke y Hans-Georg Gadamer, en la historia conceptual de Reinhart Koselleck. Leopold von Ranke centraba su atención en la interpretación del objeto por medio del documento y Gadamer otorgaba importancia al sujeto que interpretaba el documento (Ramos). 

    Las investigaciones de David Ausubel, psicólogo estadounidense, también han contribuido a la sistematización académica de la semántica histórica. Es conocido por el cognitivismo y su relación con la formación de conceptos. Ausubel se inserta en la teoría del aprendizaje significativo o adquisición de nuevos significados. El aprendizaje tiene que ver con la adquisición de conceptos. No es lo mismo nombrar que formar conceptos. Ausubel considera que, en el aula, es más importante el aprendizaje significativo por recepción. El concepto es central en el aprendizaje. (Ramos Serpa, 2015). La música es una circunstancia conceptual. 

    Las ciencias sociales y las humanidades tienen que ver con realidades ya nombradas. Hablamos de saberes objetivados y saberes detentados (Barbier, 2004). La noción es sinónimo de concepto. El concepto es una elección partidaria y una acción lingüística que involucra a enseñantes y enseñados. La enseñanza tiene que ver con la construcción, comunicación y transmisión de saberes didactizados. La semántica histórica refiere a los usos institucionales de los conceptos (Barbier, 2004).

    Palabra y concepto son entidades diferenciadas que poseen cualidades distintas. Los conceptos se deslindan, en tanto palabras especiales, de las palabras simples. Reinhart Koselleck documenta historias de campos semánticos de carácter político-social que tejen los conceptos. La historia de un concepto es la historia de varios conceptos interconectados en densas redes de sentido. Hay que estudiar los significados asociados a un concepto [semasiología] y los conceptos que hayan designado un mismo estado de cosas [onomasiología] (Blanco Rivero). En lo extralingüístico está la historia social. Ojo al contexto de significación en el que la palabra y/o el concepto, son utilizados. El lenguaje es un fenómeno social. 

    Las palabras se establecen mediadas por definiciones. Los conceptos se interpretan. Las palabras tienen posibilidades de significación. Los conceptos reúnen una plenitud de significados. Los conceptos se distinguen de las palabras por la capacidad de significación. “El concepto se adhiere a la palabra, pero es más que ella” (Bödeker: 141). La historia conceptual empieza por la palabra. La historia conceptual distingue entre concepto y cosa. Distingamos entre palabra y concepto; entre historia de la palabra e historia del concepto (Bödeker: 141). Pensemos en vecino y ciudadano, ítems conceptuales para entender a la ciencia política. 

    Para abordar, históricamente, los conceptos de vecindad y ciudadanía, debemos remitirnos a la Constitución de Cádiz de 1812, de importancia para la América española, en la conformación de los Estados-Nación en el siglo XIX (Morelli, 2007). “El liberalismo del siglo XIX, representa una experiencia a medio camino entre las sociedades de Antiguo Régimen y las sociedades individualistas modernas” (Morelli, 2007: 133).

    Vecindad es una concepción territorial ligada a los valores de las culturas locales, a la comunidad en la cual el sujeto trabaja y ejerce su acción política. Ciudadanía tiene que ver con el derecho a votar, con la democracia, con los partidos políticos y con la constitución de Cádiz de 1812 (Morelli, 2007). Las guerras de independencia son punto de ruptura entre la época colonial y el siglo decimonónico. La integración de las milicias construye ciudadanía. El hombre en armas estructura a los ciudadanos, alimenta el imaginario y nutre de valores nacionales (Morelli, 2007). El Estado es un lugar de articulación e intersección histórica, en donde confluye el Antiguo y el nuevo régimen. 

    Una de las referencias más antiguas sobre el uso político de región, está en Roma. En el siglo XVIII, asumió su vertiente administrativa, rivalizando contra el concepto medieval de provincia. La región se construye por actores sociales y por determinantes geográficas. Es un concepto histórico, político y geográfico (Taracena, 2008). El pensamiento geográfico une a la región con el espacio. Desde el siglo XIX, la región es objeto de estudio de la geografía espacial (Hiernaux, 1993). La construcción semántica de la región es tarea ardua y objeto de otra operación historiográfica. Debemos insistir en la importancia de la semántica histórica. 

    La coexistencia de concerto y concert, “distingue la confrontación entre uno o varios solistas y el resto del ensamble y un evento donde se interpreta música” (Santos, 2019: 13). En España el término concierto se usa en ambos sentidos. En el siglo XVI, concierto refirió a ensambles de instrumentos. En el XVII adquirió una connotación derivada del latín, que dialoga con la disputa entre secciones de un mismo conjunto. En el siglo XVIII, concierto se refiere a obras instrumentales caracterizadas por la confrontación entre un solista [concertino] y el resto del ensamble [tutti]. En italiano como en castellano, concerto-concierto designa un evento donde se interpreta música. En inglés y en francés hace referencia a composiciones musicales. Para hablar del acontecimiento donde tiene lugar la interpretación musical, el francés y el inglés, emplean el término concert (Santos, 2019: 13). La claridad conceptual es útil y necesaria, si el maestro de historia, en secundaria y preparatoria, aspira a mejorar su práctica docente [enseñanza]. 

    Toda historia depende en su desarrollo del lenguaje, del discurso y del habla. Todo hecho social y sus relaciones se basan en premisas comunicativas y en la aportación de la comunicación lingüística. Las instituciones y las organizaciones, desde la más pequeña hasta la ONU, dependen de ellas, oralmente o de forma escrita. Es más que la articulación lingüística que lo posibilita o que lo interpreta (Koselleck, 2012: 13).

    El lenguaje es receptivo y productivo: es un factor de la percepción, la comprensión y el saber. Registra lo que es exterior a él. El lenguaje hace suyos los estados de cosas y hechos extralingüísticos. Para que lo extralingüístico pueda conocerse, comprenderse y entenderse, debe plasmarse en su concepto. Sin conceptos no hay experiencia y sin experiencia no hay conceptos (Koselleck, 2012: 32). La sociedad y el lenguaje forman parte de los requisitos metahistóricos sin los cuales ninguna historia es concebible. La investigación de los conceptos y de su historia lingüística forma parte de las condiciones mínimas necesarias para poder comprender la historia. La historia de los conceptos se mueve desde la duración y el cambio.

    En todos los actos hay elementos extralingüísticos, prelingüísticos y poslingüísticos que conducen a una historia. Son las condiciones básicas, geográficas, biológicas y zoológicas que, a través de la construcción humana influyen, simultáneamente, en los acontecimientos sociales (Koselleck, 2012: 14). Hay un entrecruzamiento entre la historia social y la historia lingüística en el hablar y el actuar.

    El lenguaje se convierte en un factor primario sin el cual no es posible ningún recuerdo ni ninguna transposición científica de ese recuerdo. La primacía antropológica del lenguaje en la descripción de la historia acontecida adquiere un estatus epistemológico. En términos antropológicos, toda historia se construye se construye mediante la comunicación oral y escrita. El texto escrito se convierte en el vehículo principal de la transmisión de la historia cuando la desaparición de las generaciones más viejas hace que se diluya por la oralidad (Koselleck, 2012: 16).

    Desde lo teórico, la historia es un presente permanente en el que el pasado y el futuro están integrados, o como un constante entrelazamiento entre el pasado y el futuro que hace que todo presente desaparezca continuamente (Koselleck, 2012: 19). Lo que realmente ha acontecido a largo plazo en la historia (más allá de la lingüística) es desde la perspectiva de la historia social, una reconstrucción científica cuya evidencia depende de la consistencia de su teoría. Toda afirmación teórica debe someterse a control metodológico de las fuentes (Koselleck, 2012: 22).

    La historia social y la historia conceptual se encuentran en una tensión condicionada por la materia histórica que hace que ambas remitan una a otra sin que esa reciprocidad pueda ser superada en algún momento. El hecho de que la historia social y la historia conceptual remitan la una a la otra, implica la existencia de más características diferenciales que relativizan sus pretensiones de universalidad. 

    “La historia social y la historia conceptual poseen distintas velocidades de transformación y se basan en estructuras de repetición diferentes. Por eso la terminología científica de la historia social depende de la historia de los conceptos para cerciorarse de las experiencias almacenadas lingüísticamente. Y por eso la historia conceptual debe remitirse a los resultados de la historia social para no perder de vista el hecho de que la diferencia entre una realidad pasada y sus testimonios lingüísticos nunca puede convertirse en algo idéntico”. (Koselleck, 2012: 25).

    La teoría de la historia presupone sociedad y lenguaje. La caracterización de la historia como social, implica una reivindicación permanente que se oculta en cada una de las distintas formas de historia. Dedicarse a la historia y definirla como historia social, delimita la temática. Hablar de historia conceptual, es lo mismo.

    No es el lenguaje un conjunto, diacrónicamente dado, el que se ha modificado, sino su semántica y con ella, la nueva pragmática del lenguaje que se ha liberado. La historia de los matrimonios ha tendido de forma paralela a la autointerpretación lingüística (Koselleck, 2012: 24). Lo que acontece en la historia solo es posible debido a que las condiciones previas se repiten a largo plazo (Fernand Braudel). 

    El acto de contraer matrimonio puede que sea única, sin embargo, en él se articulan estructuras repetitivas (Koselleck, 2012: 25). Cuando se usa un concepto, nos remitimos a un conjunto de experiencias almacenadas lingüísticamente que han integrado el concepto. Y el contexto lingüístico, que está previamente dado, regula la amplitud de su significado (Koselleck, 2012: 26). Toda modificación conceptual que se convierte en un hecho lingüístico se produce mediante una innovación semántica y pragmática que permite comprender lo antiguo de otro modo y sin la cual lo nuevo no podría comprenderse (Koselleck, 2012: 26).

    La historia de los conceptos o semántica histórica muestra cómo las palabras controlan formas de comportamiento y cómo pueden provocar acciones. Las palabras y las acciones se influyen y potencian, mutuamente. La historia de los conceptos enseña que en ella están contenidos los instrumentos lingüísticos que debe poseer quien quiera comprender su mundo o influir en él. Por tanto, los conceptos tienen una historia propia, inmanente al lenguaje (Koselleck, 2012: 28).

    Para Kant, no hay experiencias sin conceptos y no hay conceptos sin experiencia. 

    La importancia histórica está en función de la cantidad de contenidos de experiencia que se han acumulado en el concepto, y de cuántos conceptos tendrán distintas valoraciones temporales. Hay conceptos orientados al pasado y conceptos que se anticipan al futuro. No todas las revoluciones son sangrientas. Estado es un concepto generador de experiencias. Elite sustituye a aristocracia. Agricultor a campesino, obrero a trabajador y sociedad a Estado. El concepto va cargado de experiencias, acumuladas a lo largo de diferentes épocas (Koselleck, 2012: 46).

    Fuentes consultadas

    Barbier, J, Les savoirs de action. París: Harmattan, 2004.

     

    Bödeker, Hans, “Sobre el perfil metodológico de la historia conceptual”. Historia y Grafía, 32 (2009): 131-168. 

     

    Blanco Rivero, José, “La historia de los conceptos de Koselleck”. Revista Politeia, 35.49 (2012): 1-33. 

     

    Fernández Jaén, Jorge, “Breve historia de la semántica histórica”. Revista Interlingüística, 17 (2006): 1-9. 

     

    González Manso, Isabel, “Cambios conceptuales y emociones”. Historiografías, 2 (2011): 29-44.  

     

    Hiernaux, Daniel, “El concepto de espacio y el análisis regional”. Secuencia, 25 (1993): 89-110. 

     

    Koselleck, Reinhart, Historias de conceptos. Madrid: Trotta, 2012. 

     

    Koselleck, Reinhart, “Estructuras de repetición en el lenguaje y en la historia”. Revista de Estudios Políticos, 134 (2006): 17-34. 

     

    Koselleck, Reinhart, “Historia de los conceptos y conceptos de historia”. Revista Ayer, 53 (2004): 27-45. 

     

    Koselleck, Reinhart, Los estratos del tiempo: estudios sobre la historia. Barcelona: Paidós, 2001. 

     

    Moreno, Gerson, “Historia de las palabras e historia de los conceptos”. Historia y Grafía, 22.45 (2015): 135-164. 

     

    Morelli, Federica, “Entre el antiguo y el nuevo régimen. La historia política hispanoamericana del siglo XIX”. Historia Crítica, 33 (2007): 122-155.

     

    Müller, Ernst, “Historicidad y atemporalidad en la investigación sobre historia conceptual”. Historia y Grafía, 22.44 (2015): 133-157. 

     

    Ovalle, Daniel, “Una conversación con Javier Fernández Sebastián”. Historiografías, 18 (2019): 112-121. 

     

    Ramos, Froilán, “Aportes a la historia conceptual”. Historelo. Revista de historia regional y local, 10.19 (2018): 239-268. 

     

    Ramos Serpa, Gerardo, “La formación de conceptos”. Revista Educación y Pesquisa, 3.41 (2015): 615-628. 

     

    Santos, Héctor, “Definiciones y usos del término concierto en la documentación catedralicia española entre 1750 y 1830”. Resonancias, 23.44 (2019): 13-35. 

     

    Taracena, Arturo, “Propuesta de definición histórica para región”. Estudios de historia moderna y contemporánea de México, 35 (2008): 181-204. 

     

    Vilanou, Conrad, “Historia conceptual e historia intelectual”. Ars Brevis, (2006): 165-190. 

     

    Wolosky, Alejandro, “La teoría de la metodología de la historia conceptual en Reinhart Koselleck”. Historiografías, 7 (2014): 85-100.

     

  • Enseñanza de la historia social de la música

    Enseñanza de la historia social de la música

    Luis Omar Montoya Arias

    Este ejercicio intelectual surge de una inquietud personal, luego de 20 años de investigar y escribir sobre música, desde la historia social. Me interesa plasmar una idea interpretativa que ayude a los maestros de historia en secundaria y preparatoria, a sistematizar, para su enseñanza, el estudio de fenómenos musicales. Desde la historia, no hay otra forma de lograr pensamiento crítico en el estudiante, sino es a través de la deconstrucción. Ésta es la llave para arribar a la interpretación. La clave de la historia académica está en la interpretación. Saber historia no es memorizar fechas y acontecimientos: el historiador interpreta. 

    Necesitamos movernos, discursivamente hablando, de la historia anecdótica y episódica, a la historia social del objeto en diálogo con sus sujetos de estudio. Si asumimos que existen posturas historiográficas y planteamientos teóricos diversos, al interior de la historia, nuestra relación con las ciencias sociales, se complejiza Hablamos de pensamiento complejo. Para salir de la referencia biográfica, debemos abordar a la música desde la historia social.  

    El presente artículo propone un acercamiento a la música desde la historia semántica, para pensarla como un problema lingüístico. Esto nos lleva al significante y al significado de Ferdinand de Saussure. La música es, primero, una imagen representada, y luego, una realidad vivida y apropiada. Antes de entrarle a la lectura de biografías de intérpretes y compositores, vamos a repensar a la música desde el concepto. La premisa es que el docente de historia enseñe música desde visiones renovadas para ayudar al alumno a tejer pensamiento crítico y pensamiento complejo. La lectura por sí sola, no genera pensamiento científico, se requiere orden, profundidad y disciplina, es decir, teoría y metodología.  

    Después del análisis conceptual, sugiero una acotada revisión historiográfica de algunos estudios sociales de la música que sirvan como referente. ¿Cuándo apareció el enfoque social de la música?, ¿en dónde?, ¿qué contexto histórico lo explica? La semántica histórica dice que el concepto remite a realidades extralingüísticas. Música es un concepto y una práctica cultural. La lectura social de la música supone la incursión en diferentes escenarios textuales, internos y ajenos. Para que el hombre comenzará a ver a la música como acción colectiva, un evento de magnitud gigante ocurrió: la Segunda Guerra Mundial. Se descubre ante nosotros, el estudio de las mentalidades. El objetivo es mostrar al maestro de historia en secundaria y preparatoria, otro camino en la enseñanza del arte de Clío, apoyada por Euterpe. 

    Semántica histórica

    La semántica histórica es una disciplina lingüística que estudia el cambio, vinculando, desde luego, al concepto con realidades extralingüísticas (Fernández, 2006). La semántica postula la historicidad del concepto. Fomenta el pensamiento histórico y visibiliza el lenguaje como experiencia humana. La semántica histórica es un proceso discursivo que piensa en rupturas sociales. Los contextos y las épocas, son muy importantes. El entendimiento del concepto depende de realidades sociales (Müller, 2015). 

    Los conceptos fijan límites de lo pensable (González, 2011). El cambio conceptual es resultado de creencias y emociones. La semántica histórica tiene que ver con el lenguaje, con el tiempo y con la lucha política. “No hay experiencias sin conceptos, ni conceptos sin experiencias” (Koselleck, 2004). El cambio político se induce y se registra, lingüísticamente (Koselleck, 2006). La historia se traduce y articula en conceptos. El historiador debe distinguir entre el lenguaje de las fuentes y el lenguaje de la ciencia (Bödeker, 2009). El cambio remite a circunstancias extralingüísticas registradas en el tiempo. Se trata del idioma político cotidiano. 

    La formulación, empleo y cambio conceptual es tarea historiográfica. Es el estudio social de signos lingüísticos. Movimiento histórico. Reflexionar sobre estructuras de experiencia y contextos de los acontecimientos. Alcance social de los conceptos (Bödeker, 132). La historia conceptual estudia los cambios de época, desde el lenguaje. Indaga la relación temporal entre hecho y estructura (Bödeker, 134). Conceptos en movimiento cargados de expectativas y objetivos, orientados al futuro, con experiencias históricas unidas a ellos (Bödeker, 137). Es una historia de los usos idiomáticos como de las formas de pensar (Bödeker, 139).

    El concepto se acerca a la experiencia social y desarrolla contextos de significación. Es un representante de contextos histórico-culturales. Sólo es inteligible a partir de realidades históricas. Es una categoría intelectual del investigador. Tienen que ver con relaciones sociopolíticas. Se entiende en referencia a otros conceptos. Responde a constelaciones teóricas y a configuraciones conceptuales. Los conceptos son estrategias discursivas enganchadas a contextos sociales. La historia conceptual hace de la filiación de los conceptos, su objeto de estudio (Bödeker, 145).

    Del carácter histórico del lenguaje se encarga el cambio conceptual. Historización del lenguaje. Pensar el pasado de los conceptos (Ovalle, 2019). El concepto es una realidad plurívoca que se dice mediante el lenguaje (Vilanou, 2006). En los conceptos se condensan experiencias y expectativas generadas por el tiempo y por la historia. La delimitación del concepto, en su momento histórico y en su contexto social, es determinante para su interpretación (Moreno, 2015). Consecuencias del giro lingüístico. El amor es intertextual.

    La semántica histórica se ocupa de la formación de conceptos, su utilización y sus cambios. Es una herramienta heurística y metodológica de la investigación histórica. En la historia conceptual la palabra y el concepto son dos entidades diferentes con características diferenciables. El análisis semántico se refiere a los distintos significados que un concepto adapta a lo largo del tiempo (Wolosky, 2014). El cambio conceptual.

    El concepto es un juicio disyuntivo contemplado desde el análisis y la síntesis. Los conceptos median, lingüísticamente, entre lo experimentado por los sentidos y lo que puede ser objeto de comunicación. El concepto condensa una pluralidad de significados. Enlaza significados en una red o contexto de sentido. El concepto aprehende experiencias sociopolíticas. En el concepto, el significante y lo significado, están unidos. El concepto es un acceso a experiencias colectivas (Blanco, 2012).

    El historiador trabaja con fuentes que articulan, lingüísticamente, las experiencias del pasado. El concepto contiene experiencia y expectativa. Es memoria e historia contrafactual. Lo que pasó es presente, en tanto la memoria media nuestros recuerdos. Las emociones son parte de la memoria. Debemos centrarnos en los usos que ha mantenido el concepto, en un espacio temporal. No hay historia sin lenguaje. El acontecimiento histórico también se construye desde el lenguaje (Blanco, 2012).

    Platón fue el primer occidental en reflexionar sobre el significado de las palabras, en Cratilo o del lenguaje. Aristóteles en su Poética y Retórica, argumentó que es la metáfora, la causa principal del cambio semántico (Fernández, 2). La invención de América en 1492, generó un boom en estudios que aspiraban a encontrar el origen de las lenguas romance, que como sabemos, tienen su matriz en el latín. Los idiomas claro, están integrados por palabras y conceptos. Los conceptos son nódulos semánticos que articulan redes de significados. Las palabras no bastan para transmitir experiencias (Blanco, 6) ¿Cómo escribir la historia de algo que muta en el tiempo?

    En la Europa del siglo XV, se pensaba que con un idioma normativizado se ejecutaría con mayor propiedad, el proyecto político (Fernández, 3). Dante Alighieri escribió, De vulgari eloquentia, texto en el que expresa la importancia de las lenguas romance. Momento relevante para la semántica histórica. Aristóteles también recurrió a la hermenéutica, estrategia interpretativa de importancia en el entendimiento evolutivo de la semántica, como referiremos en uno de los párrafos que siguen al presente (Froilán, 2018). 

    El estructuralismo nació en 1916, con el Curso de lingüística general, de Ferdinand de Saussure. La semántica estructural establece el significado de las palabras. Propone estudiar su oposición con el resto del signo lingüístico (Fernández, 5). Friedrich Adolf Trendelenburg, es figura central en el nacimiento académico de la historia conceptual, al lado de Saussure. Marcó un camino hacia la historicidad lingüística y hacia la filologización de la historia. Hegel planteó la unidad conceptual (Müller, 136). 

    La semántica histórica como campo académico, se sistematizó en la década de 1960, en la República Federal de Alemania. Fue una respuesta a los estudios de sucesión cronológica. La investigación en el ámbito de la historia de los conceptos en Alemania encuentra en el Diccionario histórico del lenguaje político y social en Alemania, un momento fundacional (Bödeker, 135). La semántica histórica de Reinhart Koselleck inicia en 1972 con el Diccionario de Conceptos Fundamentales Políticos y Sociales en Lengua Alemana. Reinhart Koselleck fue especialista de tres campos: la histórica o historik, la historia conceptual y la teoría de los tiempos históricos (Blanco, 5). 

    En la década de 1980, en Estados Unidos, surge la gramática cognitiva. Ésta plantea que el lenguaje no se puede separar de la realidad. La semántica histórica cognitiva empieza en 1997, con Diachronic prototype semantics. A contribution to historical lexicology, de Geeraerts (Fernández, 6). Planteada por Hegel, la Begriffsgeschichte o historia conceptual, aparece desde el siglo XVIII, pero es hasta el siglo XX que se sistematiza como área universitaria. Reinhart Koselleck falleció en el 2006 (Blanco, 5). 

    Hablando desde lo estrictamente académico, la historia conceptual o semántica histórica, se teje en torno a dos tradiciones: la Escuela de Cambridge o Linguistic turn y la Begriffsgeschichte de Reinhart Koselleck. En la vertiente inglesa destacan John Pocok y Quentin Skinner. La Begriffsgeschichte apareció en 1972, en la Universidad de Bielefeld (Vilanou, 166). Los trabajos de los estadounidenses, Natalie Zemon Davis y Hayden White, también han contribuido al desarrollo de la semántica histórica (Ramos, 243). Hay injerencia positiva de las hermenéuticas de Leopold von Ranke y Hans-Georg Gadamer, en la historia conceptual de Reinhart Koselleck. Leopold von Ranke centraba su atención en la interpretación del objeto por medio del documento y Gadamer otorgaba importancia al sujeto que interpretaba el documento (Vilanou, 242).

    Las investigaciones de David Ausubel, psicólogo estadounidense, también han contribuido a la sistematización académica de la semántica histórica. Es conocido por el cognitivismo y su relación con la formación de conceptos. Ausubel se inserta en la teoría del aprendizaje significativo o adquisición de nuevos significados. El aprendizaje tiene que ver con la adquisición de conceptos. No es lo mismo nombrar que formar conceptos. Ausubel considera que en el aula, es más importante el aprendizaje significativo por recepción. El concepto es central en el aprendizaje (Ramos, 2015). La música es, antes que el signo lingüístico aparezca, una circunstancia conceptual. 

    Revisionismo historiográfico

    La Segunda Guerra Mundial transformó la enseñanza de la música. Elie Siegmeister, musicólogo nacido el 15 de febrero de 1909, en Harlem, Nueva York, abanderó a la generación occidental que edificó desde lo social, los nuevos estudios sobre la música. Música y Sociedad, libro de Siegmeister publicado en 1938, responde a una visión colectiva sobre la música (Siegmeister, 1980). El texto cuestiona el lugar de la música dentro de la sociedad y la influencia de los valores en su desarrollo. 

    “La música dejó de verse como la sucesión de individuos notables que desarrollan procesos mecánicos de evolución de formas técnicas” (Siegmeister, 5). La Segunda Guerra Mundial transformó las mentalidades y orientó el concepto de música hacia lo social. La música comenzó a mirarse como acción grupal, más allá del intérprete y del compositor. La historia social de la música se gestó en los Estados Unidos. 

    La prensa de la época narraba la “desvergonzada corrupción de Alemania”, al usar la sinfonía de Beethoven, originalmente dedicada a Napoleón, para adular a Hitler. Igual de importante fue la perversión nazi de Heilige Nacht, melodía navideña, en el viraje hacia lo social que experimentó la música, a partir de la década de 1930 (Siegmeister, 19). El hombre se dio cuenta que la música cumple funciones sociales y que ésta puede usarse con fines propagandísticos y de adoctrinamiento político. Entonces la mirada social sobre la música apareció. No sólo se modificó la práctica musical desde un posicionamiento social, sino que el concepto de música adquirió nuevas cargas extralingüísticas. La semántica histórica forma parte de la práctica musical. La música dejó de enseñarse como la suma de grandes hazañas individuales. 

    Ramón Pelinski detalla lo sucedido: 

    Tras la Segunda Guerra Mundial, la musicología comparada se reorientó en los Estados Unidos hacia una forma de antropología de la música, integrando dentro de sus procedimientos el estudio del papel de la música en una sociedad y su interacción con el contexto cultura histórico y social, como aspectos constitutivos de la disciplina. Esta segunda tendencia, iniciada por Alan Merriam en 1964, ha dominado la orientación de la etnomusicología desde mediados de la década de 1960, hasta los comienzos del siglo XXI. En Europa, su impulsor más notorio fue el inglés, John Blacking a partir de 1973. Los complejos culturales se difunden a partir de centros de influencia. La idea de que algunos modelos teóricos son detestables por viejos, es ingenua e intolerante (Pelinski, 1995).

    Para John Blacking, la música depende de la continuidad de los grupos sociales que la ejecutan y de la forma en que los miembros de esos grupos se relacionan entre sí (Blacking, 2003).  De acuerdo con Blacking, para poder averiguar qué es la música y qué tan musical es el hombre, necesitamos preguntar quién escucha, quién toca y canta en una sociedad dada, e interrogarnos por qué. “Lo que desmotiva a un hombre puede emocionar a otro, y esto no se debe a ninguna calidad absoluta de la música en sí, sino que tiene que ver con el significado que ha alcanzado como miembro de una cultura o grupo social en particular” (Blacking, 2003).  Hacer música no remite, únicamente, a proezas técnicas en la ejecución del instrumento. La musicalidad es social. 

    La eficacia funcional de la música es más importante para los escuchas que la complejidad o simplicidad exterior. ¿De qué sirve ser el pianista más virtuoso si nadie quiere escucharte? La música es un fenómeno histórico y extralingüístico. La habilidad musical no se puede desarrollar sin ayuda de motivaciones extra musicales (Blacking, 2003, 158).  Es importante conectar la música con la vida en sociedad. La música es una experiencia compartida. “La principal función de la música es involucrar a las personas en experiencias repartidas dentro del marco de su experiencia cultural” (Blacking, 159).  Atentos a las relaciones estructurales entre la música y la vida social.

    La música está más allá del análisis semiótico de la instrumentación, de la organología, del estilo de canto y de la estructura formal de la melodía. La música trasciende a la estética (Béhague, 1984).  Hay que considerar las funciones de la música en sociedad y su relación con la vida, delimitada a periodos temporales (Siegmeister, 3).  No desvinculemos a la música de las corrientes historiográficas. La música es un ente social. La música no es la sucesión biográfica de individuos notables que se desarrollaron desde su conocimiento interior (Siegmeister, 5).  Reducir a la música a un proceso mecánico evolucionista de formas técnicas, es incompleto. Consideremos las relaciones de la música con las vivencias del público. Aceptemos que la música cumple con funciones sociales. 

    ¿Por qué la música vocal predominó en un periodo, y la música instrumental en otro?, ¿por qué imperaron las formas de contrapunto en un tiempo, en otro las armónicas y, en un tercero, las de contrapunto otra vez?, ¿por qué en un periodo predominó la rigurosidad de la forma, en otro el virtuosismo instrumental, en un tercero el contenido emocional?, son preguntas que planteó Elie Siegmeister (Siegmeister, 6).  

    Ruth Finnegan, aseveró que la música forma parte del mundo social. La música puede ser producida y apreciada de distintas formas. El análisis de lo musical no se restringe a lo formalmente musicológico (Finnegan, 9).  “No importa la cultura estudiada, la música jugará su papel” (Finnegan, 25).  La especialización técnica en la ejecución del instrumento, no cancela el enfoque social de la música. La música está relacionada con otras experiencias humanas. La música nos hace preguntas sobre la naturaleza de la cultura humana y cómo intentar entenderla. El estudio de la música como una creación social, desemboca en problemas fundamentales dentro del pensamiento humano. A través de la música, los individuos actúan, expresan y crean sociabilidad humana. Los rasgos gestuales también importan en la visión social de la música (Finnegan, 29).  ¿Cómo se incorpora la música a nuestra vida cotidiana?, debemos cuestionar.

    La música es sonido, señal acústica, fuente cultural de percepciones y conceptos. “Comprender un sonido, en sentido musical, significa captar la relación que éste mantiene con otros, dentro de un conjunto, orden o pauta de organización sonora. Consiste en reconstruir, cognitivamente, el todo del que forma parte” (Cruces, 35).  El análisis etnomusicológico versa sobre los medios de clasificar, comprender y comunicar sonidos. Trata de las cualidades humanas de la escucha. En el fenómeno musical, los estímulos sonoros vienen pre interpretados por ejecutantes y oyentes. Igual que la magia, la música contiene, evoca y construye mundos de experiencia (Cruces, 36).  

    Las estructuras musicales surgen de los patrones culturales de los cuales forman parte. La adquisición de habilidades musicales depende de factores culturales, tales como la popularidad de canciones y las oportunidades para oírlas (Blacking, 181).  Los patrones rítmicos, la tonalidad, la equivalencia armónica, la escala heptatónica, las melodías tetratónicas y pentatónicas, son tan importantes como las realidades sociales (Blacking, 195).  La música es una forma en movimiento tonal que se alimenta de contextos sociales. La música no se agota en la evolución y en la organización del sonido. Lo formal expresa relaciones de grupos sociales que generan la música. “Hay tantos matices en la significación emocional de la música como en las experiencias culturales” (Blacking, 200).  

    “La historia de la música es el resultado de la interacción de restricciones composicionales existenciales con las contingencias del medio ambiente cultural” (Meyer, 254).  Siempre hay que ponderar la relevancia de los contextos históricos. Los musicólogos se han preocupado por los comienzos de la tonalidad, por los primeros usos del pizzicato, por el origen de la afinación temperada y por la novedad compositiva, olvidando que la música es producto de sociedades humanas (Meyer, 257).  

    A veces, para poder generar implicaciones personales y construirse como socialmente valiosa, la música ha de ir a destiempo y estar desafinada. Ritmo, impulso vital, pulso, empuje, timbre, sonido, cualidades del tono, arreglo. El proceso y la textura. Sincronía ecológica. Lenguaje musical. Aspecto sintáctico o estructural de toda música. Podemos criticar las desafinaciones de la banda de viento sinaloense, la rudimentaria estructura estética del vallenato y la vulgaridad del reggaetón, pero más allá del dictamen formal y ético, son discursos que comunican a las sociedades que las consumen. Toda música tiene su propia estética (Keil, 261).  

    Es desde lo social y no desde la estigmatización que debemos acercarnos a la música. Sabemos que la música también alivia, emocionalmente. Entonces es un fenómeno humano que escapa al acotado modelo de la melodía y la armonía (Merriam, 289).  

    En la base de la distinción entre música académica y música popular subyace una presunción sobre el origen del valor musical. La invitación es a reflexionar sobre las condiciones sociales en las que nació la música de Beethoven. La banda sinaloense es una forma comercial pensada desde la mercancía y la cultura de masas, que no desmerece estudios sociales que la problematicen. “La cuestión es qué revela la música sobre los individuos y cómo los construye” (Frith, 419).   La música es capaz de proporcionar experiencias emocionales intensas. Nuestras vidas son habitadas por canciones y por ritmos. La experiencia musical va de la mano con la intensidad emocional. La música es un recurso narrativo que construye identidades (Frith, 422).   

    La música no constituye sólo un vehículo que recaba noticias y recupera información, también crea análisis y almacenamiento de sabiduría colectiva (Maconie, 2007).   La música comienza en la mente. Música es un concepto que engloba percepciones de sucesos ocurridos en el mundo del sonido. La música es una experiencia compartida (Maconie, 28).   Música es la experiencia transitoria de un mundo auditivo organizado. Pensemos en la música como valor terapéutico. La música conlleva estímulos y respuestas emocionales. (Maconie, 35).   La música es la imagen de una percepción interior de bienestar personal (Maconie, 63). Sin silencio no puede haber música. La música es un lenguaje.

    “No existe objeto musical sin que todo el mundo trabaje para hacerlo aparecer” (Hennion, 2002).   La música es una creación colectiva. El instrumento, la partitura, las candilejas escénicas y lector de discos, son mediadores. Hay que diferenciar entre la música como objeto estético y la música acción colectiva. “La música socializa el trance y le permite desarrollarse” (Hennion, 22). Es estético y socialmente complejo, el poder interpretar a Bach con instrumentos y técnicas modernas. La música como hecho social (Hennion, 23).   

    La música es un medio de poder y oído político de los compositores. Refleja una realidad en movimiento. Tiene una mirada política de la sociedad. Lugar de subversión, trascendencia del cuerpo. Es ruptura con el poder. La música es una forma esencial en la circulación social de la información (Attali, 1995). La música localiza y especifica el poder porque marca y organiza ruidos culturales. La música es intuición y luz. El ruido es un arma y la música es la ritualización de éste. El músico, memoria socializada del imaginario pasado. Carlomagno estableció la unidad política de su reino a través de la imposición del canto gregoriano. Roma, donde los emperadores aseguraban popularidad a partir del financiamiento de espectáculos públicos (Attali, 25).

    La música como representación de un orden imperante. La música es entendida, razonada, construida. Pone a dialogar al poder con la ciencia y con la tecnología. La creación musical va de la mano del poder económico. “Inmensa es la aportación de la burguesía judía a la cultura alemana, por su concurso propio y por su mecenazgo” (Attali, 99). Era el público que llenaba los teatros y las salas de concierto; compraba libros y cuadros; iba a las exposiciones y gracias a su movilidad intelectual, representaba el papel del mecenas y de promotor de la innovación. “Casi todas las grandes colecciones de arte, habían sido formadas por ella. Casi todas las expresiones artísticas fueron posibles gracias a los judíos, centro de poder económico” (Attali, 124). El arte es de los judíos. Los cristianos optan por caballos y cacería.

    Historia social

    La historia social es un paradigma historiográfico (Cabrera, 2006). Surgió en Estados Unidos, en el marco de la Segunda Guerra Mundial y se consolidó en la década de 1960, gracias a la revolución cultural acaecida (Raphael, 1991). Metodológicamente hablando, es resultado de la interacción que la historia tiene con la sociología y con la antropología. Esto le permite usar fuentes mixtas y diversas. La historia social se construye desde una narrativa colectiva (Hernández, 2012). Historia social es teoría con respaldo de fuentes históricas. 

    El surgimiento de la historia social y de la etnomusicología, en los Estados Unidos, durante la época de la Segunda Guerra Mundial, coincidió con la profesionalización del sistema universitario norteamericano y con la definición de las ciencias, en su conjunto. Las revistas científicas y las organizaciones especializadas en todas las áreas del conocimiento humano, se multiplicaron en Estados Unidos. La inversión gubernamental fue definitiva en la consolidación del proyecto educativo americano (San Pedro, 2004).

    “A la luz de la historia social, la sociedad aparece como abstracción objetivada, fruto de la mediación del imaginario moderno” (Cabrera, 2006, 178). La historia social es práctica académica que se ocupa de escribir sobre personas comunes y eventos cotidianos. Trata de la experiencia humana. Ofrece una comprensión coyuntural de la historia. La historia social amplía el conocimiento histórico y legitima áreas de investigación. La mujer, la música y la autobiografía, son grandes temas al interior de la historia social (Raphael, 143).

    La historia social tiene que ver con el testimonio, con la identificación y valoración de fuentes a largo plazo. Le preocupan las estructuras que dieron forma a las acciones individuales (Raphael, 146). Abarca relaciones humanas y económicas. La cultura también implica el estudio de estructuras mentales y formas de pensamiento. La historia social estudia cambios en comer, amar y vestir. Desde la escritura, toda historia es presente (Raphael, 149). Estudia estructuras, procesos y hechos sociales (Kocka, 2008).

    La historia social existe como concepto relacional. Su existencia ha ayudado en la reestructuración de las historias nacionales. Los historiadores culturales preguntan cómo y los historiadores sociales, por qué. La historia social se ocupa de identificar estructuras que operan en las relaciones sociales (Moreira, 2014). La historia social refiere a estrategias discursivas para interpretar coyunturas. Echa mano de lo económico y de lo político, al momento de explicar las estructuras sociales. Va a los nódulos, no se queda en el relato de hechos aislados. La clave está en la interpretación. 

    Las bandas de viento como estudio de caso

    Las bandas de viento son un fenómeno del siglo XIX. Consecuencia de la revolución industrial inglesa, están asociadas con el pueblo, con la minería, con los gremios y con el fútbol. Son un fenómeno económico y cultural. Giran en torno a lo popular, es decir, al pueblo. El pueblo es una invención discursiva del periodo decimonónico. El pueblo como realidad semántica y como ente político, surgió en el XIX, igual que las bandas de viento. El origen de la música popular, está en el periodo decimonónico: gira en torno a la construcción lingüística de pueblo. La música popular, entendida como creación identitaria de consumo masivo, es producto del capitalismo. La música remite a procesos y realidades económicas. Es un fenómeno que se puede abordar y explicar desde la historia social, con claridad, pertinencia y estructura. La música es una realidad, primero colectiva, y luego individual.

    Las bandas de música forman parte del entretenimiento popular incentivado por el incremento de salarios y por la disponibilidad de tiempo libre, en un período de expansión económica conocido como revolución industrial inglesa. Las bandas de viento apuntan a la producción en masa de instrumentos musicales. Las bandas de latón son producto cultural de la industrialización inglesa del XIX. Evidencian el nexo entre el arte y el poder. La banda de viento está ligada a la clase trabajadora. Las bandas de viento abrieron posibilidades creativas a obreros y artesanos (Smith, 1997).

    En 1851 tuvo lugar el Primer British Open Brass Band Championships, en el Belle Vue de Manchester. Las raíces de cada banda estaban en lo local. La Banda St. Hildas en South Shields se fundó en 1869, después de la unión de un sindicato de trabajadores mineros de carbón. Las bandas de latón en York, fueron estimuladas por las tradiciones musicales relacionadas con la celebración de elecciones locales. Las bandas, asociadas a gremios y oficios, se consolidaron en los pueblos (Smith, 507).

    Las bandas de cobre son un logro cultural de obreros y artesanos ingleses durante el siglo XIX. Son un espacio de empoderamiento popular y resistencia cultural. Como realidad educativa, fueron significativas porque brindaron una formación inicial artística a sus participantes y ejecutantes. En la Inglaterra victoriana, la banda de metales representó a la izquierda política. La banda de bronce participó de rituales religiosos. El sonido del bronce fundido reorganizó el espacio público (Smith, 519).

    Las bandas de latón se convirtieron en la música de la comunidad inglesa. Dinamizaron el sentimiento local y fomentaron identidades. Las bandas formaron parte de la infraestructura cultural de la política exterior británica. Muchas bandas participaron en giras europeas, promoviendo la imagen de la Gran Bretaña. Las bandas de música fueron parte del movimiento obrero decimonónico. El sonido de bronce estimula la conciencia de clase, la historia y la geografía. La banda de viento nos recuerda la relación entre el capital, el trabajo, las identidades y la cultura (Smith, 526).

    Al principio del siglo XIX, los ensambles de Prusia y Austria, opacaban a las bandas militares francesas. Luego de que Polonia y Austria repelieran la invasión otomana, a finales del XVII, los vencedores confiscaron conjuntos completos de instrumentos a las bandas jenízaras que acompañaban a las armadas turcas. Al aderezar su estructura occidental con instrumentos de percusión como címbalos y campanas; además del yiragh [especie de oboe] y el bur [corno estridente], los europeos formaron sus propias variantes musicales. Las bandas de viento fueron útiles en la arenga patriótica de los contingentes militares, a lo largo del siglo XIX (Segell, 2015).

    Gracias a las bandas militares francesas que acompañaban a las tropas, los saxofones debutaron en México, a principios de 1860. Florencio Ramos, saxofonista mexicano, emigró a Nueva Orleans, en donde se vinculó al jazz. Ramos formó parte de la banda del Octavo Regimiento de Caballería mexicana, la cual tocó en la Expo Universal del Centenario del Algodón e Industrial del Mundo, en Nueva Orleans, en 1884. Ejecutantes mexicanos introdujeron el pizzicato, método de punteo para tocar el contrabajo, de suma importancia para los bajistas del jazz estadounidense (Segell, 36).

    En 1844 Sax propuso al Ministro de Guerra francés, una reorganización de las bandas militares. Los instrumentos de registro alto como flautines, clarinetes, oboes fagotes y oficleidos, no eran adecuados para su interpretación al aire libre. Siendo instrumentos de clima templado, la lluvia les afectaba. Adolphe Sax introdujo saxo-trompas, una familia de cornetas con válvulas de pistón y saxofones bajo (Segell, 25).

    En 1848, cuando el benefactor de Sax, el rey Louis Philippe, fue depuesto, la nueva república eliminó los saxofones de las bandas militares. En 1852 Napoleón III derrocó a la Segunda República. A dos días de tomar el poder, ordenó la restauración de los saxofones en los ensambles militares (Segell, 31). El saxofón, por cierto, se clasifica en bajo, barítono, tenor, alto y soprano (Segell, 38). La música jamás es estática. 

    Comparto una cita textual de Hamel, para reafirmar la importancia del saxofón:

    El constructor de instrumentos, Adolphe Sax, originario de Bruselas, intentó en 1840, la aplicación del principio del clarinete a los anchos tubos de latón. Llamó a su instrumento, saxofón. Se toca fácilmente, produce como armónico la octava, posee un mecanismo de llaves que funciona con exactitud y tiene una sonoridad grande, parecida al violonchelo, a veces de carácter vocal, otras de trompa o clarinete. Estas posibilidades resultan en los instrumentos de sopranino y soprano, hasta los de contralto, tenor, barítono, bajo y contrabajo. El saxofón fue introducido en las bandas militares de Francia e Inglaterra, y se impuso en la música de concierto. En las orquestas de bailables, el saxofón se convirtió en indispensable. La invención del pistón revolucionó a los instrumentos de metal. Constituye el punto final de un trabajo de perfeccionamiento instrumental; es la consecuencia del cambio de entonación mediante los arcos. Del invento participaron muchas personas. Al apretar hacia abajo un pistón, se abre un tubo pequeño, a través del cual pasa el aire, lo que equivale a una prolongación de la longitud total. En 1830 los pistones se introdujeron en las trompetas y en las trompas. Desde entonces es posible confiar difíciles pasajes cromáticos a los instrumentos de metal, y los músicos ya no se han de preocupar de la afinación ni de la entonación. Con la invención del pistón, fueron creando nuevos instrumentos. En la época del romanticismo musical, los instrumentos de madera se construyeron para atender las exigencias técnicas y sonoras. Los de metal fueron provistos de llaves y pistones que permiten realizar escalas diatónica y cromática. Sax construyó en París, instrumentos de metal con una caña simple [saxofones], bombardinos y bugles. Los instrumentos de metal cobraron plenitud, vigor y agilidad; los de madera, pureza y virtuosismo. (Hamel, 1959).

    Los instrumentos musicales están diseñados para irradiar energía con eficiencia y para vibrar bajo un régimen cíclico de presión fluctuante que corresponde a sonidos de altura constante. La musicalidad de los sonidos es sinónimo de eficiencia del instrumento (Maconie, 2007). La trompeta y el trombón, están pensados para proyectar energía sonora en una dirección preferente; los de cuerda irradian el sonido en todas direcciones con mayor uniformidad (Maconie, 65). Los instrumentos orquestales están diseñados para producir sonidos susceptibles de oírse con claridad a cierta distancia (Maconie, 67).

    Los instrumentos soplados están sujetos a condiciones y asociaciones relacionadas con la respiración y con la expresión vocal. Sugieren decisión y fortaleza por su rigor y constancia de sonido, y emoción por su tesitura y por los recursos de su respuesta dinámica. Los instrumentos de viento poseen una sonoridad de intención más pura, más elocuente y, por lo tanto, evocan un sentimiento de mayor autoridad (Maconie, 109).

    Los instrumentos orquestales modernos están ideados para oírse a distancias medias. Los instrumentos antiguos, pensados para escucharse a corta distancia, tienden a ser menos ruidosos y menos potentes: son capaces de una mayor finura de expresión y un refinamiento superior al tocar en conjuntos reducidos (Maconie, 66). Los instrumentos de percusión, como los gongs o los platillos, se suelen percutir con un solo golpe, lo que permite que el sonido se apague por sí solo. En las cuerdas y los vientos, el ataque inicial del instrumentista va seguido de una renovación continua (Maconie, 65).

    “Esta evolución hacia unos instrumentos, progresivamente, más potentes, está menguando en la actualidad, según aumenta el interés por sonidos de música antigua y étnica” (Maconie, 67).  En tanto la orquesta aumentó de tamaño, los constructores de instrumentos tuvieron que lograr que sus productos sonaran con mayor intensidad. Luego los compositores exigieron más libertad en los cambios de tonalidad y en los efectos expresivos. Los constructores respondieron con mecanismos que acercaban a cambios de afinación en instrumentos cuya tesitura había estado limitada (Maconie, 101). La orquesta sinfónica es un híbrido: hay instrumentos orientales e instrumentos occidentales. La orquesta de hoy, es un compendio de civilización (Maconie, 98).

    La música controla el espacio en que se ejecuta (Maconie, 105). En tanto las salas de concierto fueron aumentando de tamaño para acoger a un público mayor, los instrumentos cambiaron para amoldarse (Maconie, 67). Desde el sonido y la afinación, la práctica musical se modifica en función del grado de humedad y la temperatura del aire. Las corrientes de aire, las ráfagas esporádicas y los vientos fuertes continuos, distorsionan y barren a los sonidos (Maconie, 59). Un recinto cerrado reduce corrientes de aire. El tipo de público y el recinto, determinan la disposición de los instrumentistas (Maconie, 66).

    De vuelta a la semántica histórica

    En este último apartado, regresamos al punto de inicio del presente ejercicio intelectual de carácter histórico. Hago hincapié en la necesidad y en la trascendencia de la teoría en la formación académica del maestro de historia. Como parte de la profesionalización docente, el maestro de historia debe incorporar en sus clases, discusión teórica y planteamientos metodológicos. Se trata de superar el metarrelato histórico. El artículo cierra con la redacción de unos breves ejemplos semánticos que recuerdan el imperativo de usar adecuadamente los conceptos. 

    Las ciencias sociales y las humanidades, tienen que ver con realidades ya nombradas. Hablamos de saberes objetivados y saberes detentados (Barbier, 2004). La noción es sinónimo de concepto. El concepto es una elección partidaria y una acción lingüística que involucra a enseñantes y enseñados. La enseñanza tiene que ver con la construcción, comunicación y transmisión de saberes didactizados. La semántica histórica refiere a los usos institucionales de los conceptos (Barbier, 42).

    Palabra y concepto son entidades diferenciadas que poseen cualidades distintas. Los conceptos se deslindan, en tanto palabras especiales, de las palabras simples. Reinhart Koselleck documenta historias de campos semánticos de carácter político-social que tejen los conceptos. La historia de un concepto es la historia de varios conceptos interconectados en densas redes de sentido. Hay que estudiar los significados asociados a un concepto [semasiología] y los conceptos que hayan designado un mismo estado de cosas [onomasiología] (Blanco, 9). En lo extralingüístico está la historia social. Ojo al contexto de significación en el que la palabra es utilizada.

    Las palabras se establecen mediadas por definiciones. Los conceptos se interpretan. Las palabras tienen posibilidades de significación. Los conceptos reúnen una plenitud de significados. Los conceptos se distinguen de las palabras por la capacidad de significación. “El concepto se adhiere a la palabra, pero es más que ella” (Bödeker, 141). La historia conceptual empieza por la palabra. La historia conceptual distingue entre concepto y cosa. Distingamos entre palabra y concepto; entre historia de la palabra e historia del concepto (Bödeker, 131). Pensemos en vecino y ciudadano, ítems conceptuales históricos, fundamentales para entender la práctica política. 

    Para abordar, históricamente, los conceptos de vecindad y ciudadanía, debemos remitirnos a la Constitución de Cádiz de 1812, de importancia para la América española, en la conformación de los Estados-Nación en el siglo XIX (Morelli, 2007). “El liberalismo del siglo XIX, representa una experiencia a medio camino entre las sociedades de Antiguo Régimen y las sociedades individualistas modernas” (Morelli, 133).

    Vecindad es una concepción territorial ligada a los valores de las culturas locales, a la comunidad en la cual el sujeto trabaja y ejerce su acción política. Ciudadanía tiene que ver con el derecho a votar, con la democracia, con los partidos políticos y con la constitución de Cádiz de 1812 (Morelli, 135). Las guerras de independencia son punto de ruptura entre la época colonial y el siglo decimonónico. La integración de las milicias construye ciudadanía. El hombre en armas estructura a los ciudadanos, alimenta el imaginario y nutre de valores nacionales (Morelli, 138). El Estado es un lugar de articulación e intersección histórica, en donde confluye el Antiguo y el Nuevo Régimen. 

    Una de las referencias más antiguas sobre el uso político de región, está en Roma. En el siglo XVIII, asumió su vertiente administrativa, rivalizando contra el concepto medieval de provincia. La región se construye por actores sociales y por determinantes geográficas. Es un concepto histórico, político y geográfico (Taracena, 2008).  El pensamiento geográfico une a la región con el espacio. Desde el siglo XIX, la región es objeto de estudio de la geografía espacial (Hiernaux, 1993). La construcción semántica de la región es tarea ardua y objeto de otra operación historiográfica. Estas son, apenas, unas breves referencias para insistir en la importancia de la semántica histórica. 

    La coexistencia de concerto y concert, “distingue la confrontación entre uno o varios solistas y el resto del ensamble y un evento donde se interpreta música” (Santos, 2019). En España el término concierto se usa en ambos sentidos. En el siglo XVI, concierto refirió a ensambles de instrumentos. En el XVII adquirió una connotación derivada del latín, que dialoga con la disputa entre secciones de un mismo conjunto. En el siglo XVIII, concierto se refiere a obras instrumentales caracterizadas por la confrontación entre un solista [concertino] y el resto del ensamble [tutti]. En italiano como en castellano, concerto-concierto designa un evento donde se interpreta música. En inglés y en francés hace referencia a composiciones musicales. Para hablar del acontecimiento donde tiene lugar la interpretación musical, el francés y el inglés, emplean el término concert (Santos, 15). La claridad conceptual es útil y necesaria, si el maestro de historia, en secundaria y preparatoria, aspira a mejorar su práctica. 

    Reflexiones finales

    El objetivo de este ejercicio intelectual fue brindar herramientas teóricas y metodológicas a los maestros de historia en secundaria y preparatoria, para que mejoren su práctica. He ofrecido un planteamiento interpretativo que acerca al fenómeno musical, desde la semántica histórica o historia de los conceptos. En un segundo momento, propuse entender a la música como un problema de la historia social. Desmontamos a la música desde lo conceptual y luego la entendimos como un proceso social del que participan numerosos agentes. Es una propuesta interpretativa del fenómeno musical que impacta en la enseñanza de la historia. 

    ¿Cómo enseñar historia en secundarias y preparatorias sin replicar visiones esencialistas, lineales y episódicas? La semántica histórica brinda la deconstrucción teórica y la historia social se erige como un planteamiento metodológico que nos pone delante de fuentes orales y hemerográficas, mismas que invitan a la elaboración de un discurso contra histórico de la música. El reto es mejorar las clases de historia en secundaria y preparatoria, incluyendo a la teoría y a la metodología, como ingredientes del mole académico. La música fue un ejemplo elegido para desarrollar la propuesta, pero igual de válido hubiera sido optar por el fútbol o por las telenovelas. Más importante que el tema, es el tratamiento que de las fuentes hacemos. El dato es valioso, pero también la teoría y el planteamiento que lo acompaña. 

    Explicar al corrido mexicano revolucionario, por ejemplo, implica considerar a la grabación como objeto de estudio. El manejo de los medios masivos de comunicación y el tratamiento que el cine dio, son claves para estudiar las transiciones históricas del corrido mexicano. Pensemos en “Un Hombre Violento” con Valentín Trujillo de 1986 y en “El Gavilán de la Sierra” con Guillermo Larrea del 2002. ¿Qué nos dice el cine y la figura de Antonio Aguilar sobre el corrido mexicano?

     

    Corridos sobre Francisco Villa y Emiliano Zapata, existen muchos. No todo el corpus corridístico en torno a estos dos personajes fue creado durante la época de la revolución, muchas son composiciones posteriores; algunos surgieron en el auge de la grabación discográfica. Cuando hablemos de corridos zapatistas no perdamos de vista que el zapatismo, como proceso histórico inacabado, tiene varias etapas. Corridos zapatistas también son los creados a principios de la década de 1990.

     

    ¿Por qué a diferencia de Francisco Villa, Emiliano Zapata dejó de figurar en el imaginario corridístico mexicano? Porque Villa y Zapata pertenecen a dos tradiciones musicales distintas: el primero al corrido norteño y el segundo a la bola suriana. Porque el cine mexicano destacó los valores norteños por encima de los sureños. Con la mediatización de Villa, Zapata se refugió en la música tradicional y en la radio cultural. Muchos de los corridos zapatistas, a diferencia de los villistas, continúan siendo interpretados y reproducidos en versiones de más de 10 minutos. Los escenarios comerciales cancelan esta condición narrativa. Villa es el consentido de los medios de comunicación comercial y Zapata la figura de culto en el tablado cultural institucional. Sugiero la colección, Testimonio Musical de México, editada por el INAH, desde 1964, para profundizar en la figura de Emiliano Zapata. 

    El corrido es un abrevadero para la historia de México y un referente literario. Es un punto de encuentro interdisciplinar si lo abordamos desde el instrumento musical. Escribir la historia del corrido mexicano es convocar a la guitarra séptima, al bajo quinto y al bandolón. Los corridos no se reducen a la letra, también involucran el acompañamiento musical, el estilo y la técnica de las voces. Las cueras tamaulipecas, los sombreros del Bajío y el calzado de León, juega su papel. El corrido se estudia desde el cuerpo, la videografía y la etnolaudería. La complejización intelectual del fenómeno es obligación de musicólogos, etnomusicólogos, radialistas, periodistas culturales, antropólogos, historiadores sociales y músicos. La música y el corrido se insertan en los mundos del arte. Es importante que los maestros de historia en secundaria y preparatoria, enseñen sin olvidar la teoría y los planteamientos metodológicos.

     

    Fuentes bibliográficas

    Attali, Jacques, Ruidos. México: XXI, 1995.

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    Hennion, Antoine, La pasión musical. Buenos Aires: Paidós, 2002.

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    Segell, Michael, El cuerno del diablo. México: Paralelo 21, 2015. 

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    Fuentes hemerográficas

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  • Canción ranchera. La contrahistoria

    Canción ranchera. La contrahistoria

    Luis Omar Montoya Arias

    La historia oficial de la canción ranchera gira sobre el Bajío, una región económica, y el cine, un discurso social surgido a finales del XIX y afianzado en la primera mitad del XX. La historia oficial también vincula a la canción ranchera con el mariachi nacionalista, caracterizado por la trompeta y el traje folclorizado. Éste fue promovido por Lázaro Cárdenas, desde la década de 1930. Lo cierto es que el mariachi es una tradición adscrita a una macro región que inicia en Colima y termina en California, EEUU. La Contrahistoria de la canción ranchera surte de datos, propone fuentes y ofrece metodologías diversas para tejer discursos contra hegemónicos. La Contrahistoria no está, únicamente, en la enunciación, sino también en la elección de fuentes, en los sujetos de estudio incorporados y en las metodologías aplicadas.

    La Contrahistoria también es una construcción metodológica, por eso resulta pertinente, invocar tres portadas de discos editados durante el siglo XX por CBS. Éstas permiten seguir con el estudio de la canción ranchera, desde una visión contra histórica. Metodológicamente, el uso de portadas de discos como fuentes para escribir historia, es Contrahistoria pura. Aunque los textos biográficos que aparecen en las portadas de discos de música mexicana durante el XX, muestran un tratamiento apologético, por su propia naturaleza promocional, el disco como texto literario, sin lugar a dudas, circulaba en las periferias de la oficialidad retórica. La Contrahistoria también gira en torno al tratamiento que de los datos hacemos.  

    En 1964 CBS sacó al mercado del disco, el álbum, Las Alondras de la Frontera, del Dueto Río Bravo, bajo la producción de Felipe Valdés Leal. Dueto femenino originario de Río Bravo, Allende, Coahuila. “Genuinas intérpretes y baluartes del sentimiento de la canción del norte de México” (Dueto Río Bravo, 1964). Un año después, en 1965, la misma casa grabadora y el mismo dueto femenino de música mexicana, comercializaron una nueva producción de Felipe Valdés Leal. Se retrata al “mexicanísimo proyecto formado por Eva Gurrola y María de la Luz Pulgarín como predilectos del público, debido a sus sentidas interpretaciones de la canción ranchera”. El dueto comenzó a grabar para CBS en 1952. Quisiera ser pajarillo, Amor y Lágrimas, Llorando a mares y Amorcito Norteño, son éxitos de “este dueto femenino acompañado por Los Alegres de Terán y Los Donneños, destacados conjuntos norteños. Garantía de calidad encerrada dentro de los surcos del LP” (Dueto Río Bravo, 1965).

    El párrafo construido con información obtenida de las portadas de dos LP mexicanos del siglo XX, demuestra que la Contrahistoria también se construye desde las fuentes y desde los planteamientos metodológicos. La clave es saber investigar. La información corrobora que la ranchera es un género musical y que el dueto de acordeón y bajo sexto, es una forma de acompañamiento musical. Es importante porque debido al desconocimiento y a la ausencia de formación musical, caemos en el error discursivo de referirnos a la ranchera como música, cuando es canción. En adelante, hay que llamarle canción ranchera, no música ranchera. El bolero, la ranchera y el corrido, son géneros musicales que pueden acompañarse con diferentes estructuras dialógicas musicales como el trío, el mariachi o la banda sinaloense. La información contenida en las portadas de los discos, brinda claridad conceptual. Los conceptos son lenguaje que vuelve aprehensible las realidades. 

    Compartiré una cita textual recuperada de la portada de un disco editado en 1973, por CBS. Pertenece a Los Alegres de Terán, pioneros de la música norteña mexicana, configurada comercialmente, en la época de posguerra. Muestra cómo una narración es contra histórica, y a la vez, oficialista. El texto que sigue, viene en la portada de un disco de música mexicana popular [transita en las periferias de la oficialidad]. Su narrativa biográfica es lineal, regionalista y apologética. Tiene todos los elementos de una historia oficial. Es Contrahistoria porque se encuentra en la portada de un disco y porque pertenece a un dueto de música popular ignorado por las élites intelectuales y políticas. Escribir historia de la canción ranchera es, en sí mismo, un acto contra histórico, una acción revolucionaria, pensada desde el humanismo cristiano, no desde la versión remasterizada del socialismo latinoamericano bananero de López Obrador, Hugo Chávez, Lula y Kirchner. 

    “Los Alegres de Terán han grabado en los surcos de este disco, algunas de las más populares canciones de Felipe Valdés Leal, quien se encuentra retirado en Cuernavaca, Morelos. Este homenaje sitúa a Los Alegres de Terán como verdaderos campeones de la música norteña. Felipe Valdés nació en agosto de 1899, en Saltillo, Coahuila. Cursó su primaria en el Colegio Jesuita de San Juan Bautista. Salió de la ciudad con sus padres, debido a la Revolución. Después de vivir en Laredo y San Antonio, Texas, regresó a Saltillo, en 1917. En 1918 se estableció en Detroit, Michigan, donde estudió y trabajó en la planta de tractores y automóviles Ford. En 1919 volvió a Saltillo, en donde se dedicó a la agricultura. Ingresó al ejército. Fue Oficial Mayor en la Legislatura del Congreso del Estado. En 1922 se marchó a Los Ángeles, California, en donde trabajó en el repertorio musical mexicano, hasta 1925, cuando fue nombrado Director Artístico de Discos Brunswick, OKEH y Vocalion, marcas que luego fueron compradas por Columbia. En 1927 contrajo matrimonio con Isabel Levario López, en Los Ángeles, California. Su esposa es de Parral, Chihuahua. En 1928 fue contratado por Columbia Records de Nueva York para dirigir grabaciones de discos mexicanos en California y Texas. Vivió 21 años en Los Ángeles. En 1943 puso una fábrica de muebles en la Ciudad de México. Hasta 1947 tuvo un negocio de discos, radios y artículos electrónicos. De 1948 a 1969 fue Director Artístico de CBS-Discos Columbia de México. En 1925 grabó el corrido, Los pavos reales, su primera composición (Los Alegres de Terán, 1973)”.  

    Como dije, es un texto biográfico, lineal y apologético. Por la naturaleza del presente ejercicio intelectual, consideré relevante su referencia. Hay un dato interesante que los conocedores de la música norteña habrán identificado. Comercialmente, Los Donneños, competencia de Los Alegres de Terán, eran conocidos como “Los Campeones de la Frontera”. José Vaca Flores, director artístico del álbum, juega con la memoria musical de la época y se refiere a Los Alegres de Terán como “verdaderos campeones de la música norteña mexicana”. Hay una confrontación comercial en el enunciado. No hay ingenuidad en el texto publicado en la carátula. 

    El fenómeno se repite en el escenario de la música norteña pos 1990: Los Invasores de Nuevo León intentan rivalizar, mercadológicamente hablando, con Los Tigres del Norte, al auto denominarse como “los ídolos de la música norteña”. Los consumidores del arte creado por un acordeón y un bajo sexto, en México y Estados Unidos, saben que con este mote, los oriundos de Mocorito, Sinaloa, fueron conocidos durante la década de 1990, de gran éxito comercial para ellos. 

    Los Broncos de Reynosa, pilares incuestionables de la música norteña mexicana y de la canción ranchera durante la segunda mitad del siglo XX, permiten dar un cierre al planteamiento de las portadas de discos. En 1983, Peerless, empresa alemana productora de discos, puso a la venta una Colección de Aniversario. “Primera compañía fonográfica establecida en México que reúne lo más representativo del trabajo realizado por la empresa, a partir del 14 de agosto de 1933, fecha que marca el nacimiento de la música grabada en México” (Los Broncos de Reynosa, 1983). Peerless conmemora su 50 Aniversario. El texto que acompaña la cubierta del LP, está firmado por Jürgen Ulrich, ingeniero y Gerente General de la Fábrica de Discos Peerless. 

    Evidencia del trabajo etnomusicológico que contenían los LP. Habrán notado que de los discos utilizados, predominan los hechos por el sello CBS. Si alguno de ustedes se interesa en incorporar portadas de discos a sus investigaciones, bien podrían comenzar por las producciones de la CBS. Es una referencia inicial, una pista que puede ser útil. 

    Con el propósito de ir cerrando el artículo, compartiré dos referencias contra históricas sobre la canción ranchera. Éstas resultarán relevantes en la contrastación que el lector pueda hacer con la información que posee sobre este género musical mexicano. Las historias oficiales sobre la canción ranchera son transmitidas de forma oral y a través de la educación escolarizada. Nuestro primer contacto con la historia oficial de la canción ranchera está en la familia y el segundo en los festivales escolares de corte nacionalista que todo mexicano experimenta durante los seis años de primaria, los tres de secundaria, y aun durante la preparatoria. Los bailables en los que compañeros se visten de charros y compañeras de chinas, son tan cotidianos que nos parecen normales, estáticos e inmutables. Como ya lo dijo Eric Hobsbawm, historiador social inglés, todas las tradiciones son inventadas. 

    Miguel Lerdo de Tejada nació en 1869, en Morelia, Michoacán, México. Compositor de la canción Perjura y de los valses, Consentida y El Faisán; también de las danzas Bulliciosa, Expresiva y Retobada. Grabó polkas, chotis y huapangos. Aunque nació en Morelia, su familia era de Veracruz. Reconocido por globalizar la música mexicana y el traje de charro, gracias a las giras que ofreció en muchos países, desde el siglo XIX. En 1901 formó la Orquesta Típica, a través de la que difundía repertorio popular mexicano. Compuso las canciones: Esther, Consentida, Las violetas, Yo soy feliz, Vas diciendo, Tú bien lo sabes y Te amo. Su mayor éxito fue Perjura, la que estrenó con la Orquesta Típica. Impuso la moda de que un pianista tocara en los cines. Su danza Amparo, fue compuesta en honor de la esposa del Vicepresidente de México, Ramón Corral [1904 a 1911]. (Lumholtz, 2006: 285).

    El gobierno de Victoriano Huerta en 1913, comisionó a Lerdo de Tejada para que formara la Banda Típica de los Cuerpos Rurales, con el objetivo de brindar audiciones en Chapultepec, domingos y días festivos. Miguel Lerdo de Tejada murió el 25 de mayo de 1941 (Lumholtz, 2006: 285). 

    Dentro de la corriente decimonónica de la estilización culta del folclore mexicano, con el objetivo de asistir a la Exposición Universal de Nueva Orleans, en 1884 se fundó la Orquesta Típica Mexicana, tomando como base a músicos y maestros del Conservatorio Nacional de Música. Su primer director fue Carlos Curti, quien tuvo la idea de vestirlos con traje de charro y arreglar un popurrí de Aires Nacionales Mexicanos, para que abrieran en los Estados Unidos un camino, tanto para las orquestas típicas como para las bandas militares de música. La moda de las orquestas típicas se extendió a la segunda ciudad del país, de tal forma que en 1893 se conformó en Guadalajara la Orquesta Típica Jalisciense, bajo la dirección de Antonio G. García, organizada para concurrir a la Exposición Mundial de Chicago (Jáuregui, 2007: 52).

    El antecedente directo del mariachi nacionalista cardenista, está en las orquestas típicas porfirianas de finales del siglo XIX. Para entender al mariachi comercial que usa trompeta y viste folclóricamente, hay que remitirse al siglo XIX mexicano.

    La Contrahistoria nace, en la práctica misma, en 1964 con Los Relámpagos de Agosto de Jorge Ibargüengoitia y se reafirma en 1982 con Los Pasos de López del mismo autor guanajuatense. La primera aborda a la Revolución mexicana de 1910 y la segunda a la Independencia de México, a través de la figura de Miguel Hidalgo y Costilla, jesuita que encabezó la rebelión contra los españoles. La obra de Ibargüengoitia es Contrahistoria dura, aunque la teorización sobre la misma, sea reciente. Enrique Serna es el heredero de Ibargüengoitia. Ambos son incendiarios, fascinantes, mordaces, críticos en extremo y muy inteligentes. Miguel Hidalgo es Contrahistoria pura. Los jesuitas son origen de discursos contra hegemónicos. 

    Bibliografía

    Jáuregui, Jesús, El mariachi. Símbolo musical de México. Ciudad de México, CONACULTA, 2007.

    Lumholtz, Carl, El México desconocidos II. México, Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, 2006.

     

    Discos

    Dueto Río Bravo, Las Alondras de la Frontera. CBS. 1964.

    Dueto Río Bravo, Llorando a mares. CBS. 1965.  

    Los Alegres de Terán, Homenaje norteño a Felipe Valdés Leal. CBS. 1973.

    Los Broncos de Reynosa, 25 años de éxito. Peerless. 1983.

     

  • La enseñanza de la historia

    La enseñanza de la historia

    Luis Omar Montoya Arias

    El actual presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, como ningún otro que haya gobernador durante el siglo XXI, fomenta la visión estándar de enseñar historia. La perspectiva del tabasqueño está en la historia patria o nacionalista decimonónica. Esta forma de enseñar historia, funciona en su polarización del país y en su promoción de las diferencias. Desde aquí mantiene el control político.

    A pocos días de haber asumido el poder, se lanzó contra España, a quien reclamó por la conquista militar que significó el descubrimiento de América de 1492. La visión del gobierno que encabeza AMLO, se explica en su forma de entender y transmitir la historia. Interpreta el mundo desde el siglo XIX y desde la historia nacionalista.

    La enseñanza de la historia es escritura. Donde no hay narrativa, no hay historia. La escritura otorga a la realidad, una forma de relato. Es representación narrativa. La historia es narrativa porque surge, entre nuestra experiencia del mundo y nuestros esfuerzos por describirla lingüísticamente. La narrativa es una forma de representación porque a través de ella hablan los acontecimientos. La narrativa se problematiza cuando deseamos dar a los acontecimientos, forma de relato (White, 1992: 20).

    La historia en cuanto narración, es literatura. La historia es una representación narrativa de una suma de acontecimientos. Cada narrativa se construye sobre la base de un conjunto de acontecimientos. El relato representa un mundo en el que pasan cosas a las personas. Hablemos de historicidad, narración y narratividad. Un relato histórico tiene que exhibir forma [narrativa] y contenidos [investigación]. La vinculación entre interpretación, narración y comprensión proporciona la base teórica de los estudios históricos. La teoría es importante. La interpretación en los estudios históricos modernos gira sobre los usos políticos de la historia (White, 1992: 78).

    El teórico estadounidense, Hayden White, afirmó que “el campo de los estudios históricos se limita a la comprensión de las materias en vez de apelar a la explicación, es decir, la interpretación. Sin narración no hay interpretación histórica posible” (White, 1992: 77). Para complejizar la enseñanza de la historia desde la discusión teórica, necesitamos, obligatoriamente, echar mano de la filosofía, ciencia que brinda estructura de pensamiento. La historia es una práctica y el historiador un narrador.

    Saber historia es imprescindible para enseñar historia (Maestro, 2001: 73). Ciertamente, en la realidad educativa mexicana, está premisa rara vez se cumple. Aunque en el Nuevo Modelo Educativo y en La Ley General de Educación, se habla de lo importante que es la historia, de lo perjudicial que resulta la promoción de un aprendizaje basado en la memorización, en la praxis educativa mexicana, la enseñanza luce distante de ese ideal. No basta con decretar la importancia de la historia, hay que reformular el tipo de historia que se transmite en las aulas mexicanas. La profesionalización docente es un severo problema que limita el cumplimiento de los objetivos gubernamentales. Lo ideal es que los historiadores impartan las clases de historia, en todos los niveles.

    Consecuencia del tipo de historia enseñada en las aulas mexicanas y de la forma en que se transmite [siempre apelando a la memorización], el mexicano tiene problemas con el inglés. Al ser educados desde el odio hacia los estadounidenses por el sometimiento militar y la posterior pérdida de una extensa parte del territorio nacional durante la primera mitad del siglo XIX, al mexicano se le instauran complejos y barreras emocionales que limitan el aprendizaje del inglés. En la enseñanza de la historia está parte de la explicación a la negativa mexicana respecto al aprendizaje del inglés. Existe un bloqueo colectivo. Hay cargas históricas heredadas. Entre los mexicanos son comunes las sentencias: “no me gusta el inglés”, “que aburrido el inglés”, “puedo aprenderlo, pero no quiero”. El cambio en la enseñanza de la historia, impactaría en el aprendizaje del inglés.

    Algo similar sucede con España. La historia patria satura de prejuicios y de estereotipos al mexicano. Éstos reducen horizontes intelectuales y ambiciones académicas. La historia patria circula emociones tóxicas que limitan el crecimiento profesional y el desarrollo humano de los mexicanos. En el tipo de historia que aprenden los mexicanos, está la forma de relacionarse con otras culturas, con otras naciones, con otros países y con otras regiones económicas. Es la Contrahistoria el tipo de historia que debe ser enseñada en las aulas mexicanas. Se necesita un discurso histórico liberador y dinámico.

    Las decisiones de un maestro de historia sobre la forma de organizar y entender los contenidos, y sobre cómo enseñarlos, dependen de sus concepciones sobre la historia. ¿Cómo interpreta, explica y comprende?, ¿cómo aborda las fuentes, el tiempo histórico y la evolución?, ¿las causas y efectos, el cambio y la continuidad?, ¿el papel de los acontecimientos o las estructuras?, ¿la función del individuo y de las sociedades?, ¿dónde queda la objetividad, la rigurosidad y la cientificidad? (White, 1992, 74).

    En las concepciones que sobre la historia tenga el profesor de la materia de historia, influyen sus vivencias en primaria, secundaria y preparatoria. Sus maestros de historia en el nivel básico, juegan un papel en la construcción de la práctica docente que tiene el profesor de historia, además de los abuelos, que siempre son importantes porque ellos transmiten leyendas y anécdotas familiares. En el concepto que el maestro de la materia de historia tenga sobre la historia, participan sus docentes, las escuelas a las que acudió como alumno, la ciudad y la región donde creció, y la convivencia con sus abuelos.

    Los abuelos son hacedores de historia, por eso es importante la relación que el profesor de historia guarda con ellos. Sin olvidar la formación académica normalista o universitaria recibida por el maestro de la materia de historia, pues es la que brinda herramientas teóricas y metodológicas. “La historia conlleva posiciones epistemológicas” (White, 1992, 75).

    Enseñar historia nos impone la consideración de la cuestión didáctica, de la interpretación de los hechos [casada con el tipo de historia elegida] y de los contenidos abordados. Un problema central del sistema educativo mexicano en relación con la enseñanza de la historia, es que agota sus esfuerzos en la didáctica, es decir, en las formas de transmitir el conocimiento, y se olvida de la información que se está comunicando. Tan importante es lo que se transfiere, como las formas en que el dato se comunica. No es lo mismo enseñar historia patria que Contrahistoria. Peter Burke las denomina, formas de hacer historia. No hay una historia, existen interpretaciones históricas sobre un hecho y sobre un periodo.

    Quiero insistir en la relevancia de una formación teórica sólida para que el docente de historia se apegue a discursos más cientificistas de la disciplina creada por Herodoto de Halicarnaso y sistematizada por Leopold von Ranke, en el siglo XIX. “Siendo básica e insustituible, la teoría de la historia suele estar ausente en la formación normalista” (Maestro, 2001, 73) circunstancia que explica, parcialmente, las carencias de algunos maestros y la fragilidad del sistema educativo mexicano.

    El uso de la Contrahistoria en la educación básica de México, no significa que se dejará de estudiar a Miguel Hidalgo, lo que cambiará es el abordaje del personaje. La concepción del conocimiento histórico influye en decisiones sobre la enseñanza de la historia en las aulas, es un hecho notorio, acumulable y demostrable (Maestro, 2001, 71). La periodización en la enseñanza de la historia y la discusión del tiempo histórico, son importantes. La enseñanza de la historia desde la Contrahistoria, promueve el pensamiento científico. El conocimiento es un proceso inacabado que responde a experiencias individuales, ancladas a marcos e interpretaciones colectivas.

    “Se detectó la nula importancia concedida a la teoría de la historia y a la historia de la historiografía como aprendizaje fundamental en la formación de un profesor de historia de primaria o secundaria; y la poca relevancia concedida a la relación entre el conocimiento y la práctica docente” (Maestro, 2000, 10). Sin omitir la tajante separación que se realiza entre metodología didáctica y metodología de investigación de la ciencia enseñada, es decir, de la historiografía. “La separación entre teoría y práctica se manifiesta en la idea de que la historiografía tiene como función proveer de contenidos científicos al currículo, pero ni la historiografía ni la teoría de la historia son responsables de las estrategias didácticas usadas en el aula con el alumno” (Maestro, 2000, 10).

    La Contrahistoria debe enseñarse en México. La historia no tiene que ser aburrida. A los estudiantes mexicanos no les gusta la historia por la naturaleza de los discursos que llenan las aulas y por la forma en qué es transmitida. La solución está, en la enseñanza de la Contrahistoria y en la profesionalización de los docentes. Es necesario que los maestros se formen desde lo teórico-metodológico.

    Comprender el tiempo histórico es importante en la formación de ciudadanos; la historia se encarga de los hechos y de las ideas; la historia es importante para las matemáticas porque facilita la comprensión de conceptos; la literatura es relevante en la enseñanza de la historia y se deforman las interpretaciones historiográficas, consecuencia de una deficiente formación teórico-metodológica y del nulo manejo crítico de las fuentes, son algunas de las máximas que aprendes en las aulas como estudiante de licenciatura en historia. Todas son premisas coherentes y demostrables, el problema es llevarlas a la práctica investigativa. Una historia sin investigación, y por ende, sin escritura, no aspira a ser científica. Los maestros de historia en México, necesitan acercarse a la práctica científica de la historia para mejorar su enseñanza. Es menester que se nutran de teoría y metodología.

    Bibliografía

    Maestro, Pilar, La formación docente en el profesorado de historia: un ámbito de conflicto. Rosario, Homo Sapiens Ediciones, 2001.

    White, Hayden, El contenido de la forma. Barcelona, Paidós, 1992.

    Artículos

    Maestro, Pilar, “Historiografía, didáctica y enseñanza de la historia”. Clío y Asociados. Número 2. 2000. pp.10-38.

    Maestro, Pilar, “Historiadores y profesores. Acerca de una enseñanza democrática de la historia”. Revista de Pensamiento Contemporáneo. Número 9. 2002. pp.31-50.

  • Enseñanza de la historia desde la Contrahistoria

    Enseñanza de la historia desde la Contrahistoria

    Luis Omar Montoya Arias

    Miembro del Sistema Nacional de Investigadores de México

    Educación integral refiere a la importancia de considerar, incorporar y trabajar con la teoría y con la práctica. El normalista suele enfocarse en la didáctica y se olvida de la formación teórico-metodológica, y de la investigación. El normalista no suele escribir, se concentra en divulgar el conocimiento que producen los científicos. No es casualidad que en muchos países de Occidente, los sistemas públicos educativos recurran a titulados universitarios para que se desempeñen como profesores de historia en secundaria. En ciertas áreas del conocimiento, los universitarios suponen una garantía profesional que los normalistas no brindan.

    De manera general y esquemática, diré que los normalistas tienen la didáctica, pero los académicos formados en las diferentes facultades de filosofía y letras adscritas a las universidades públicas mexicanas, poseen los datos, la información, el conocimiento teórico y el manejo metodológico. La experiencia investigativa es de los universitarios. No se trata de descalificar, ofender ni confrontar, sino de confluir y sumar, tarea que le corresponde liderar a la Secretaría de Educación Pública.

    “En el imaginario del profesor, la teoría aparece con una carga inútil, vista como incapaz de generar significado para la acción” (Maestro, 2001, 72). Otro vacío formativo está en el seguidismo teórico excesivo: traducción inmediata de teorías pedagógicas en prácticas mecánicas. En la educación normalista impera la receta didáctica. Un nuevo problema en la enseñanza de la historia, consiste en ignorar a las estructuras epistemológicas y reducir la noción de conocimientos técnicos a los contenidos, es decir, a los programas oficiales (Maestro, 2001, 73).

    Es un hecho, a todas luces demostrable, que la forma de concebir el curriculum por parte del sistema educativo y del profesor, impacta en la forma de enseñar historia. La enseñanza de la historia implica formación docente, base teórica, investigación, metodologías y marco educativo (Maestro, 2001, 73).

    Tenemos que distinguir entre la historia investigada y la historia enseñada. Hay relaciones dialógicas entre la investigación y la enseñanza, el problema es que nos empeñamos en ignorarlas. Uno de los grandes pecados de la educación básica mexicana es que, rara vez, mira hacia la investigación. En la praxis educativa, parece que el trabajo del maestro normalista de primaria y secundaria, nada tiene que ver con la labor desempeñada por el investigador del Centro de Estudios Históricos del Colegio de México, por citar un ejemplo. Esta realidad escolar juega en contra de la calidad educativa en México. Lo ideal es que los normalistas docentes de historia en primaria y secundaria, se apoyen en los trabajos de los investigadores del Centro de Estudios Históricos del COLMICH y de la UNAM.

    En el siglo XIX se establecieron relaciones entre la historiografía y la enseñanza de la historia. Pilar Maestro, investigadora española, lo describe con certeza:

    La aparición de obras mayores del nacionalismo historiográfico, conocidas como historias generales, legitimó la política de los Estados-Nacionales. Coincidió con la aparición de la escuela pública. La enseñanza de la historia se asentó en los diferentes niveles educativos, con el objetivo de promover interpretaciones nacionalistas de la historia, necesarias en la coyuntura del XIX. La pedagogía adoptó una posición generalista. La historia enseñada adquirió la forma de resumen mimético y distorsionado de la historia investigada. Reproduce a pequeña escala, tópicos de una interpretación específica del pasado; incorpora, a la vez, una concepción deformada del conocimiento histórico. La reflexión pedagógica quedó limitada a aportar una contribución práctica. Es una pedagogía recetaria. La enseñanza de la historia se concibe como simple transmisora de conocimientos inconexos (Maestro, 2002, 32).

    En torno al 1800, los hombres de la época moderna designaron al descubrimiento de América como punto de inicio y expresaron la importancia del futuro [historia contrafactual]. “La historia era un género literario que se construía sobre testimonios orales” (Ruiz, 1992, 153). Pensemos en Los nueve libros de la historia de Herodoto de Halicarnaso, en La Ilíada y La Odisea de Homero. En el siglo XIX la historia científica surgió con Leopold von Ranke, originario de Berlín, Alemania. Leopold von Ranke es considerado el padre del método histórico [logró sistematizar el estudio del hecho histórico]. Junto a Benedetto Croce, nacido en Nápoles, fundó el historicismo (Prado, 2010, 265). En el mismo siglo, la historia fue delimitada como disciplina escolar en Occidente (Maestro, 2000, 9).

    Para el caso latinoamericano, las independencias de principios del XIX, fueron importantes en la conformación de un currículo escolar en torno a la historia. Las naciones latinoamericanas de reciente creación, echaron mano de las culturas precolombinas y de los caudillos independentistas para comenzar a escribir una historia patria. El objetivo era cohesionar para generar una identidad colectiva. Necesitaban de la historia para no ser re-conquistadas por las potencias globales y para lograr sobrevivir a las guerras internas que alimentaban su ingobernabilidad. En el siglo XIX, el uso público y privado de la historia patria, era necesario e ineludible. Gracias a ella, México construyó un nacionalismo férreo que lo mantuvo a salvo de los Estados Unidos, de Francia y de España, a pesar de perder más de la mitad de su territorio y de haber sido administrado por Maximiliano de Habsburgo. El himno nacional mexicano responde a las circunstancias históricas del XIX: “mexicanos al grito de guerra / al sonoro rugir del cañón / más si osaré un extraño enemigo / profanar con sus plantas tus suelos / un solado en cada hijo te dio”.

    El entramado científico de la historia, tomó conceptos de la filosofía, como el de modernidad (Ruiz, 1992, 151). De la filosofía, la historia científica rescató el concepto de razón y la idea de progreso. La filosofía clarificó los usos políticos de la historia (Ruiz, 1992, 155). Immanuel Kant y Friedrich Hegel, ambos nacidos en la actual Alemania, discutieron sobre la cientificidad de la historia. La referencia a su lugar de nacimiento es relevante si recordamos que Leopold von Ranke, también es alemán. Como dije, la historia científica, universitaria o académica, nació en la Alemania del siglo XIX, y en su camino a la sistematización, se benefició de las discusiones teóricas generadas al interior de la filosofía. Sin restar valor a los griegos [Herodoto, Tucídides y Polibio], quienes heredaron la etnografía, herramienta metodológica, a la historia académica.

    Los historiadores griegos usaron el testimonio como fuente para la escritura de sus narraciones, además de la imaginación y la mitología. Hoy, ese método de investigación es conocido como “historia oral” y como “etnografía” al interior de la antropología. Resulta increíble que historiadores de universidades mexicanas, continúen viendo con desdén al testimonio oral, cuando es tan antiguo como la Grecia Clásica. Parece que desconocen la propia historia de su disciplina. Hasta la historia, sus métodos, teorías y paradigmas, tienen una historia. Todo es historia.

    “La representación dominante del tiempo, nos lleva al siglo XIX. Su sistematización coincide con la historia como disciplina académica y con su presencia en la enseñanza” (Pagés, 2010, 283). El tiempo histórico desde el que se construye la historia patria, establece niveles de desarrollo y evolución. El tiempo lineal y acumulativo, impuesto por Occidente, a través de su visión decimonónica, está pensado para memorizar la historia, no para entenderla ni para interpretarla. Es un acercamiento lineal. La historia es la ciencia del tiempo. Para ser interpretada y luego explicada, requiere de la memoria, del cambio, de la evolución y del progreso, realidades conceptuales.

    De la enseñanza de la historia participan las políticas educativas, los planteamientos técnicos y la práctica docente. La enseñanza es parte constitutiva de la identidad del historiador. Enseñanza de la historia es la construcción de significados sobre el pasado dentro de la escuela. La historia que se enseña, tiene que ver con metarrelatos nacionales, corrientes historiográficas y tradiciones docentes. Su interacción depende del sentido escolar que se otorgue. Hablamos de construcción de significados sobre el pasado. Los metarrelatos son narraciones con función legitimante desde un futuro que vendrá; a diferencia de los mitos que buscan en el origen fundacional, su confirmación. Un ejemplo de lo afirmado es la búsqueda del origen de la investigación de la enseñanza de la historia en 1970 con los trabajos del inglés Dennis Shemilt (Plá, 2012, 166). Aunque arbitraria, la fijación de fechas, es necesaria para tener un punto de referencia, un aproximado, una delimitación.

    Evidentemente, las instrucciones que el profesor de historia refiera en el aula y el impacto de éstas, dependerán de la concepción que tenga sobre la historia y de la forma de hacer historia que el docente elija en el desarrollo de su materia. Las actividades que el maestro disponga para el educando, tendrán relación con el tipo de historia seleccionada. Un profesor de la materia de historia que se posicione desde el discurso patriótico, sin duda, delegará actividades y tareas de naturaleza lineal y contrafactual. Pienso en aquellos docentes que dejan ejercicios en torno al “que hubiera pasado si Miguel Hidalgo no toma el estandarte de la Virgen de Guadalupe”. Planteamientos ociosos si pensamos la historia desde el pensamiento científico que convoca La Ley General de Educación mexicana del 2019.

    Las competencias de la materia de historia están en los usos interpretativos de nuestro presente y de realidades cercanas. En el contexto educativo actual, la enseñanza de la historia debe asumirse como exitosa si facilita y permite la comprensión de procesos globales que, necesariamente, pegan en las dinámicas locales. Pienso en el T MEC, en los trabajadores agrícolas mexicanos que viven en Canadá y en las remesas que envían, de las cuales, la economía de millones de familias mexicanas, depende. En el presentismo histórico, están las competencias.

    Contrahistoria

    Contrahistoria es ir contra la historia oficial, contra la historia de los historiadores decimonónicos. “Escribir contrahistoria es hacer una réplica subversiva y transgresora de la historiografía oficial” (Uriarte, 2010, 1). En la escritura de la Contrahistoria es fundamental preguntarse quién es el narrador y desde qué fuentes está construyendo el discurso. Contrahistoria es la edificación de una propuesta historiográfica abrazada a la negación del valor clásico de la historia patria (Márquez, 2014, 216).

    La historia mantiene una relación indefinida, ambigua e imborrable con las disciplinas hermanas. Michel Foucault considera a la historia como la madre de las ciencias del hombre. La historia ha existido antes que la filosofía. Desde el fondo de la época griega, ha ejercido las funciones de memoria, mito, tradición y conciencia (Márquez, 2014, 219).

    Foucault aspiraba a una historia efectiva. Ésta permitiría el desligamiento de los procesos de continuidad y la elaboración de una historia de múltiples rastros, sin protagonismos y con interpretaciones. La forma tradicional de pensar la historia, es una prisión. El historiador debe alejarse de la linealidad y la evolución, y situarse en la discontinuidad y la ruptura. Hay que hacer de la historia una contra memoria y desdoblar otras formas de entender el tiempo. La historia es una ciencia de frontera, no es pura; está conectada con la filosofía, con las letras y con la antropología (Márquez, 2014, 226).

    En el surgimiento de la Contrahistoria, proceso que llevó años, la literatura es importante. El relato literario se desdobla desde la verosimilitud; comunica y transfiere experiencias estéticas. Su compromiso es con la creación, no con la verdad. La Contrahistoria pretende, justamente, cuestionar paradigmas. El campo de la literatura facilita la transgresión discursiva, juega con escenarios y posibilidades. La literatura, en particular la novela histórica, es el espacio ideal para que la Contrahistoria y la historia contrafactual se reproduzcan, permanente.

    A la Contrahistoria hay que buscarla en la novela histórica y en un subgénero conocido como novela de dictadura. Las obras literarias más importantes para verificar la existencia del discurso contra histórico desde la literatura son: Yo el Supremo del paraguayo, Augusto Roa Bastos [1974], El Recurso del Método de Alejo Carpentier [1974], El Otoño del Patriarca de Gabriel García Márquez [1975], Los Pasos de López del mexicano, Jorge Ibargüengoitia [1982], Los Perros del Paraíso del argentino, Abel Posse [1983] y El Seductor de la Patria del mexicano, Enrique Serna [1999] (Dapaz, 2000, 212). En México, durante la década del 2000 y situados desde la psicohistoria, se comercializaron en librerías de tiendas como Sanborns y Wal-Mart: Las Mentiras de mis Maestros de Luis González de Alba, Mitos de la Historia Mexicana de Alejandro Rosas y Contra la Historia Oficial de José Antonio Crespo.

    Yo el Supremo fue publicado en 1974. En el desarrollo de la obra literaria, Augusto Roa Bastos modela a José Gaspar Rodríguez de Francia, dirigente en el proceso de independencia paraguaya y dictador de la nación sudamericana durante el siglo XIX, como ser imperfecto, lleno de manías y seducido por el poder. Humaniza al político y al militar. Una de las premisas de la Contrahistoria es hacer de carne y hueso al héroe que la historia patria delineó como semidiós virtuoso y perfecto. Yo el Supremo de Augusto Roa Bastos, deconstruye a la historia nacionalista (Carini, 2011, 39).

    Los Perros del Paraíso de Abel Posse, es una interpretación literaria del descubrimiento de América. Ésta insinúa una transposición en el entendimiento de lo que la historia patria denomina como descubrimiento de América de Cristóbal Colón. La novela del argentino Posse, reconstruye la visión de los incas y de los aztecas, los unos de Perú y los otros de México, sobre la conquista española. Es una respuesta postcolonial a la traducción de los libros de texto oficiales latinoamericanos (Ceballos, 2007, 93). La Contrahistoria se erige desde la crítica a los monumentos.

    Es desde la Contrahistoria que se debe enseñar historia en las aulas mexicanas. Que se hable de Miguel Hidalgo como actor de teatro, músico, poliglota y empresario. Hidalgo fue un revolucionario jesuita de derecha que junto con Morelos, su discípulo, consiguieron la independencia política del actual México. La Contrahistoria humaniza, y al hacerlo, complejiza. Morelos, además de sacerdote católico, fue mulato, circunstancia que invita a estudiar la historia de México desde las dinámicas culturales generadas por las migraciones negras, a partir del siglo XV.

    La historia oficial nos dice que México fue conquistado por los españoles, pero nunca se precisa que los Ibéricos habían sido dominados por los árabes del norte de África, durante ocho siglos. Las palabras que llevan H intermedia y que usamos en el español cotidiano, son de origen árabe, así como los garbanzos que comemos y los alfeñiques que ritualizamos. La Contrahistoria es una invitación al pensamiento científico, no una conjura ni un atentado contra la moral. Hidalgo. La historia jamás contada con Demián Bichir y La Ley de Herodes con Damián Alcázar, son claros ejemplos de la Contrahistoria emanada del discurso cinematográfico.

    Un historiador a quien una editorial de prestigio, encargó un libro sobre la caída de Barcelona en 1939, mencionó en su borrador que las tropas de Franco fueron vitoreadas en Barcelona por gente entusiasta. Los editores se negaron a publicar el texto porque las verdades no se ajustaban a la visión oficial hegemónica del pasado (Meyer, 2007, 5). El olvido y el error histórico, son factores que pesan en la formación de una nación. La historia científica no es conveniente para los gobiernos porque les resta legitimidad (Meyer, 2007, 6). Los historiadores, los que escriben y los que enseñan, saben que la historia, dependiendo cómo se cuente, hace naciones tristes o vengativas (Meyer, 2007, 7).

    A finales de la década de 1980, la historiografía de la URSS y la enseñanza de la historia, entraron en un vacío. Consecuencia de lo anterior, en mayo de 1988 los exámenes de historia y los programas obligatorios se suspendieron en las escuelas. Después de la caída del régimen comunista, varias reformas sucedieron. Un viraje educativo tuvo lugar en el reconocimiento e incorporación al currículo de la historia del mundo y la introducción masiva de historia regional y local. El colapso de la historia soviética, significó la disgregación de los esquemas explicativos. Después de la caída del socialismo real, la enseñanza de la historia cambió en Rusia (Berelowitch, 2007, 60).

    Conclusión

    La Contrahistoria nace, en la práctica misma, en 1964 con Los Relámpagos de Agosto de Jorge Ibargüengoitia y se reafirma en 1982 con Los Pasos de López del mismo autor guanajuatense. La primera aborda a la Revolución mexicana de 1910 y la segunda a la Independencia de México, a través de la figura de Miguel Hidalgo y Costilla, jesuita que encabezó la rebelión contra los españoles. La obra de Ibargüengoitia es Contrahistoria dura, aunque la teorización sobre la misma, sea reciente. Enrique Serna es el heredero de Ibargüengoitia. Ambos son incendiarios, fascinantes, mordaces, críticos en extremo y muy inteligentes. Miguel Hidalgo es Contrahistoria pura. Los jesuitas son origen de discursos contra hegemónicos. Iniciar la guerra de independencia fue un acto revolucionario.

    Bibliografía

    Maestro, Pilar, La formación docente en el profesorado de historia: un ámbito de conflicto. Rosario, Homo Sapiens Ediciones, 2001.

    White, Hayden, El contenido de la forma. Barcelona, Paidós, 1992.

    Artículos

    Berelowitch, Wladimir, “Los manuales de historia en la Rusia de hoy”. ISTOR. Número 27. 2007. pp.60-72.

    Carini, Sara, “Deconstrucción del discurso histórico y reconstrucción de la memoria colectiva en Yo el Supremo, de Augusto Roa Bastos”. Cuardernos del Aleph. 2011. pp.39-56.

    Ceballos, René, “Los Perros del Paraíso, la otra mirada al descubrimiento”. Comunicación. Revista Internacional de Publicidad y Estudios Culturales. Número 27. 2007. pp.93-113.

    Dapaz, Lilia, “Historia y mito en Yo el Supremo”. Revista de Literaturas Modernas. Número 30. 2000. pp.9-40.

    Maestro, Pilar, “Historiografía, didáctica y enseñanza de la historia”. Clío y Asociados. Número 2. 2000. pp.10-38.

    Maestro, Pilar, “Historiadores y profesores. Acerca de una enseñanza democrática de la historia”. Revista de Pensamiento Contemporáneo. Número 9. 2002. pp.31-50.

    Márquez, Wilson, “Michel Foucault y la Contrahistoria”. Revista Historia y Memoria. Número 8. 2014. pp. 211-243.

    Meyer, Jean, “La historia al servicio de”. ISTOR. Número 27. 2007. pp.5-10.

    Pagés, Joan, “La enseñanza y el aprendizaje del tiempo histórico en la educación primaria”. Revista CEDES. Volumen 30. Número 82. 2010. pp.281-309.

    Plá, Sebastián, “La enseñanza de la historia como objeto de investigación”. Revista Secuencia. Número 84. 2012. pp.163-184.

     

    Prado, Luis, “El hecho histórico y su historia”. Anuario de Historia Regional y de las fronteras. Volumen 15. Número 2. 2010. pp.265-280.

    Ruiz, Pedro, “La historia como concepto histórico”. Studia Histórica. Volumen X. Número 11. 1992. pp.149-162.

     

    Uriarte, Javier, “Contrahistoria”. Amerique Latine Histoire et Mémorie. Número 19. 2010. pp.1-20.

  • La historia cultural entra al aula

    La historia cultural entra al aula

    Luis Omar Montoya Arias

    Miembro del Sistema Nacional de Investigadores

    La historia también forma parte de la educación. Se enseña historia, investigando. 

    En el momento que se escribe este artículo, el mundo enfrenta la pandemia COVID. 

    Peter Burke clasifica a la historia cultural en antigua y nueva [NHC] (Hernández, 2010, p.417). La antigua historia cultural se interesaba en la pintura, la literatura, la música de cámara. La nueva historia cultural retoma lo cotidiano, como la relación entre cantinas, alcoholismo, música norteña y prostitución. La historia cultural es un enfoque diferente. Pone atención a símbolos de la vida diaria. “La historia cultural se esparce sobre campos cultivados por la historia, pero los observa de manera diferente” (Chinchilla, 2005, p.209). La NHC se redescubrió en la década de 1970 (Burke, 2004, p.5). No es una invención del siglo XX; ésta se cultiva en Alemania desde 1780 (Burke, 2004, p.6). La NHC es una frontera académica en la que se comunican la historia, la antropología, la sociología y la teoría literaria (Chinchilla, 2005, p.210).

    La práctica académica de la NHC conlleva el concepto antropológico de cultura y la incorporación de la tradición como transmisión de conocimiento, de una generación a otra (Burke, 2004, p.10). La Nueva Historia Cultural es polisémica. Está ligada a la cultura popular. La NHC es un campo semántico que nos lleva al giro lingüístico de la década 1970 (Burke, 2004, p.8). El giro lingüístico tiene que ver con el surgimiento de una nueva filosofía de la historia, interesada en la narración como entidad para representar el pasado. En 1973 Hayden White publicó Metahistoria, punto de inflexión en la teoría histórica. White cambió el tipo de escritura histórica. Giro lingüístico es la introducción de la teoría literaria en la comprensión de la escritura histórica. “La teoría literaria tiene mucho que enseñar a los historiadores sobre la escritura” (Ankersmit, 2001, p.22). White afirma que “la comprensión del pasado está determinada por lo que el pasado fue y por el lenguaje que usa el historiador para referirse a él” (Ankersmit, 2001, p.20). Giro lingüístico es reformar el lenguaje.

    Tradición es polisemia. Se ha venido construyendo y renovando, desde la teología cristiana y las ciencias sociales. La tradición como expresión de permanencia en el tiempo que teje identidad (Madrazo, 2005, p.115). Tradición es reiteración, entrega. Pasar, traspasar, transmitir energía sucesiva. Ocurre en el tiempo. Avanza a través de él. El cambio es parte de la tradición. Es incorporación, permanencia y renovación. “La tradición está ligada con la identidad” (Herrejón, 1994, p.135). El concepto tradición se refugió en el universo religioso. Recibió nuevos bríos en la década de 1970, gracias al Concilio Vaticano II. Pasamos de la tradición como escritura a la tradición como enseñanza (Pérez 1994, p.181).

    Desde la consulta hemerográfica en el Archivo Histórico Municipal de Irapuato, y a través de la revisión crítica de los centros de vicio en la ciudad fresera durante la primera mitad del siglo XX, delineo un primer estudio de caso que ensambla con perfección, en la nueva historia cultural. En párrafos anteriores compartí con el lector aproximaciones a la historia cultural, desde lo conceptual. Referí coyunturas importantes para entender la semántica histórica de la NHC. A continuación delimitaré el fenómeno de la historia cultural a un estudio de caso, tejido desde la revisión hemerográfica en un archivo histórico del Bajío mexicano. Teoría y praxis, así es como funciona la historia científica. Se acota el objeto de estudio y luego se genera conocimiento académico desde la investigación. La profesionalización de la historia tiene que ver con el oficio, con la indagación, con la operación historiográfica. Que la NHC sea llevada al aula, desde la investigación académica.

    A continuación, brindaré dos ejemplos de historia cultural, desde la investigación misma. Con este ejercicio, pretendo situar al lector en la historia como discurso elaborado, a partir de la delimitación de un problema, de la elección y consulta de fuentes. Sugiero poner atención a la elección de las fuentes y al tratamiento de las mismas, en la elaboración de las siguientes cuartillas. Los dos estudios de caso que desarrollo, están en la órbita de la Nueva Historia Cultural (NHC). La mejor forma de enseñar historia es investigando.  Sería interesante para los estudiantes de nivel básico que la historia de la Segunda Guerra Mundial se aborde desde el uso de sustancias psicoactivas y desde el consumo de chicle, por ejemplo. El consumo de alcohol y la música, son fenómenos culturales tan antiguos como cotidianos. 

    Cantinas en Irapuato

    El apartado está sustentado en una investigación hemerográfica, realizada en el Archivo Histórico Municipal de Irapuato, Guanajuato, México. La primera fuente está fechada en 1909 y la última en 1951. En la narrativa, el Hotel Rioja ocupa un lugar central. Éste fue inaugurado en 1905, en 1964 fue remodelado, en 1974 fue vendido a la empresa, Real de Minas, y desde el 2009 es conocido como Hotel San Francisco (Ayala, 2019). Se ubica en el centro histórico de la ciudad fresera, corazón del Bajío mexicano. 

    Como quedará demostrado a lo largo de las siguientes cuartillas, la prostitución en Irapuato, durante la primera mitad del siglo XX, estuvo ligada a las cantinas, a las cervecerías, a las pulquerías y a las fondas del Mercado Central, hoy Mercado Miguel Hidalgo, situado en la Plazuela que lleva el mismo nombre del libertador jesuita nacido en Pénjamo, Guanajuato, frontera con La Piedad, Michoacán. 

    Pénjamo es una ciudad de frontera adscrita a una región musical cuyo rasgo principal encarnan los duetos femeninos de la canción ranchera. Desde la década de 1930, las migraciones de penjamenses a Irapuato, aumentaron, debido a la aparición de estaciones de radio en Irapuato. El fenómeno migratorio se consolidó con el Programa Bracero. Irapuato fue centro de contratación de braceros. Las familias penjamenses emigraban a Irapuato por razones económicas y porque en ella estaba la XEWE y la XEBO, difusoras de la música popular mexicana. Los duetos femeninos de la canción ranchera eran nacidos en el sur de Guanajuato, pero necesitaban de Irapuato para aspirar a una mediatización que luego les permitiera irse a la Ciudad de México y grabar en los sellos discográficos. Un circuito económico de la música mexicana era: Pénjamo-Irapuato-Ciudad de México. 

    En marzo de 1909, periódico El Día, registra la inauguración de una cantina en uno de los locales del Hotel Rioja, en la calle de Zueleros, costado poniente de la parroquia. El negocio fue bautizado como La Michoacana. Abarrotes y cantina, propiedad de Manuel Vázquez Ortega (El Día, 1909). Complementariamente, la publicidad anuncia que Mercería La Providencia de José Riquelme, “distribuye aguas gaseosas y sodas refrescantes a las cantinas” (La Providencia, 1909). Estamos delante de un circuito económico. Una red de distribución comercial, en torno al alcohol, fue tejida. 

    Ya en la década de 1930, se anuncia mano de hierro para los cantineros. La Presidencia Municipal, de acuerdo con las autoridades militares, recordó a los propietarios y encargados de expendios de bebidas alcohólicas, la prohibición de acceso a esos centros de vicio, a menores de edad, mujeres y uniformados. “La primera infracción registrada, será castigada con multa de cinco pesos; la segunda con 10 pesos; la tercera con 50 y la cuarta con la clausura del establecimiento” (Labor, 1931).  El propósito era restringir y extirpar “todo aquello que redunde en la relajación de las costumbres y en la inmoralidad”. El patrocinador de la nota fue Tenería Kauffmann, referencia que nos invita a recordar la importancia de Irapuato, a principios del siglo XX, como importante centro manufacturero de calzado en el Bajío, antes que León.

    Considerado por las autoridades municipales de Irapuato como un problema, en 1932 emprenden campaña contra la práctica de empeñar prendas de ropa en las cantinas, a cambio de bebidas alcohólicas. El Municipio amenazó con clausurar establecimientos de insistir en esta práctica (Labor, 1932). Los periódicos de la época registran trifulca en el Hotel Rioja. La situación descrita se repetirá a lo largo de la primera mitad del XX, como veremos en las páginas siguientes que dan vida a este apartado sobre la prostitución en Irapuato. Inviable abordar el fenómeno histórico de la prostitución y el alcoholismo en Irapuato durante el XX, sin remitirnos al Hotel Rioja. 

    1942 es un año marcado por sangre. Las cantinas se convierten en centro de disputas. Un hombre es asaltado en la cantina Barrio Rojo (Guanajuato. Diario del Bajío 1941) cuyo propietario fue Magdaleno Gutiérrez. Miguel Maciel, joven trabajador de Jabonería La Constancia, fue ultimado en la zona de tolerancia. Los hechos ocurrieron en un centro de prostitución ubicado en la calle Manuel Acuña #23, regenteado por Máximino Gómez. Víctima del alcohol, Maciel humilló a las prostitutas, destapó gran cantidad de botellas y luego se negó a pagarlas. Respaldado por los amigos influyentes que lo acompañaban, quienes eran empleados municipales, arrojó una botella al rostro de Gómez, quien desfundó una pistola y disparó tres balazos sobre Maciel. 

    “El herido, pistola en mano, se abrió paso y salió a la calle, perdiéndose en las tinieblas. Los músicos de la orquesta, para favorecer los intereses de su patrón, se pusieron a tocar, desaforadamente, una pieza de intención obscena, mientras las hetairas, con los mismos fines, bailaban unas con otras, ebrias. Maciel, en tierra, era presa de atroces convulsiones. La infernal algarabía en el prostíbulo, impidió la oportuna presencia de los agentes de la autoridad, que llegaron un cuarto de hora después; aunque siempre antes que la ambulancia de la Cruz Roja, que hizo su aparición 30 minutos de haber sido llamada. A Miguel Maciel le practicó el médico, Abelardo Leal Rodríguez, en el Sanatorio del Centro, secundado por el médico Briones Pérez, una delicada operación. En caso de salvarse, Miguel Maciel quedará con hemiplejia (Guanajuato. Diario del Bajío, 1942)”. 

    En el Cabaret Imperial, centro de vicio ubicado a unos pasos del Hotel Rioja, se suscitó un escándalo que requirió la presencia de la policía. Los celos del amasio de Pomposa Ortiz, dueña del lugar, fueron la causa de terrible golpiza “que la bañó en sangre; aunque el Otelo de barriada también resultó lesionado de la cara” (Guanajuato. Diario del Bajío, 1942).

    Seguramente ya se percataron que aparecen nombres de cantineros, padrotes, médicos, cantinas, prostíbulos, calles y nosocomios. Es relevante porque permite el dibujo mental de una infografía sobre la prostitución en Irapuato, ciudad de importancia mayúscula para el Bajío mexicano: centro ferrocarrilero, pionero agroindustrial y poseedor de una de las zonas militares más relevantes de México.  

    El 20 de enero de 1946, en la cantina del Hotel Minerva se reunió “un grupo de valentones del vecino pueblo de Cuerámaro” (Guanajuato. Diario del Bajío, 1946). Por ánimos exaltados a causa de excesivas libaciones, dieron principio los insultos y el acariciar de pistolas. Como el recinto era estrecho, los rijosos optaron por salir a la calle, donde no tardaron en disparar. Resultó herido Pablo García Moreno e ileso un conductor de Ferrocarriles Nacionales que cruzaba por el frente de la cantina. García Moreno, ex policía, había despojado de dinero y reloj, a joven estudiante de 15 años, frente a referido hotel. 

    La cantina Rhon y Coca Cola, que funcionó en la calle Sostenes Rocha, fue un epicentro de zafarranchos en 1946. El vecindario estuvo provisto de silbatos para pedir ayuda policiaca en cada zipizape que se registró en el centro de vicio. “Escándalo sonado tuvo lugar en la cantina que nos ocupa, el 19 de los corrientes, habiendo sido necesaria la intervención de 10 policías para llevarlos a la cárcel” (Guanajuato. Diario del Bajío, 1946).

    2 de junio de 1946. Vecinos de la calle Leandro Valle, no pueden tolerar las molestias que ocasionan las fonderas. Los quejosos deben soportar la mugre y el hedor de las fritangas y la música nocturna de las sinfonolas. Las estridencias de los aparatos electromecánicos terminan a las 5 de la mañana. No dejan dormir. Hubo manifestaciones frente al Hotel Rioja, ubicado en el Portal Carrillo Puerto (Guanajuato. Diario del Bajío, 1946).

    19 de junio de 1946. Al filo de las 20 horas, se registró incidente en la cantina del Hotel Rioja. Fueron testigos de los hechos, conocidos políticos metropolitanos que visitaban Irapuato, en ocasión de la llegada del licenciado, Miguel Alemán, candidato a la Presidencia de la República. Fueron testigos Fidel Velásquez, Secretario General de la CTM, Francisco García Carranza, diputado federal, y Luis Chico Goerne. Por una indiscreción de Miguel Mota, el torero Juan Silveti se hizo de razones con Luis Gámez y terminó por golpearlo. Se armó trifulca. Gámez sufrió el despojo de su pistola, de su pluma fuente y de una cantidad de dinero que llevaba en el bolsillo del pantalón. El señor Mota recibió bofetadas y sus quevedos resultaron hechos pedazos. Vitrinas y vidrieras corrieron la misma suerte. Las autoridades no intervinieron, a pesar de lesiones, robo y daño a propiedad ajena (Guanajuato. Diario del Bajío, 1946).

    El escenario de desasosiego provocado por las cantinas, el consumo de alcohol y la prostitución reinante, generó reacciones municipales, ante las protestas de los ciudadanos irapuatenses. 1946 es clave para estudiar el fenómeno cultural. Simétricamente, cantineros y tenedores de sinfonolas se quejan ante las autoridades por los excesivos impuestos que deben pagar por el uso comercial de la música grabada. Desde luego, hay que pagar impuestos, pero no tan elevados, argumentan los dueños de cantinas, cervecerías y pulquerías de Irapuato (Guanajuato. Diario del Bajío, 1946).

    La prensa registró la disputa legal entre Municipio y cantineros. La decisión oficial consistió en poner un dique al vicio. Luis Salgado Rojas, Presidente Municipal de Irapuato, dejó de otorgar licencias para la apertura de cantinas. La premisa oficial fue “hacer imperar la moralidad”. Se puso un valladar al alcoholismo dominante. El Campo Militar Cuatro, acantonado en Irapuato, propuso la reglamentación “de cantinas y otros centros de vicio”; entiéndase pulquerías, fondas y cervecerías. “Hay que proteger a la juventud del libertinaje, la inmoralidad y sus consecuencias” (Guanajuato. Diario del Bajío, 1946).

    La Presidencia de la Junta de Administración Civil de Irapuato, dispuso la defensa de la moral pública, la derogación de permisos para evitar que funcionen nuevas cantinas y restringir la operatividad de las ya existentes, en horarios nocturnos. Las mujeres deben ser retiradas de los centros de vicio. Para la autoridad, los hechos sangrientos ocurridos en Irapuato, se explicaban en el consumo de alcohol. 

    “Con limitar la actividad de las cantinas, pueden salvarse muchas vidas. El elemento femenino en los establecimientos donde se ingieren bebidas alcohólicas, contribuye a exaltar los ánimos y a que más fácil sea que surja una reyerta con el aliciente de la lujuria. Las tabernas-prostíbulos son el medio más eficaz para la propagación de enfermedades venéreas, pese a los esfuerzos y campañas sanitarias que se desarrollen” (Guanajuato. Diario del Bajío, 1946) expresó Luis Salgado Rojas, Presidente Municipal de Irapuato. 

    Los cantineros de Irapuato, se ampararon. El propósito del Ayuntamiento era que sólo unos cuantos establecimientos operaran en horarios nocturnos. “La tendencia es moralizadora, pero no se meditó y carece de base legal” (Guanajuato. Diario del Bajío, 1946). Los cantineros hicieron gestiones ante la Presidencia de la Junta de Administración Civil, para conseguir la reducción en el cobro de impuestos. Ante la indiferencia gubernamental, optaron por comisionar a un abogado. Éste interpuso el recurso de amparo ante el Juez de Distrito en Guanajuato. “Únicamente el Congreso del Estado se halla facultado para aumentar impuestos, no los Ayuntamientos”. La demanda de amparo fue entregada en la capital del Estado de Guanajuato. Ley dio la razón a los cantineros:  

    “La Junta de Administración Civil, en un afán moralizador, dispuso la elevación de las cuotas por permitir que las cantinas trabajaran horas extras, a partir de las 22 horas.  Los cantineros vieron afectados sus egresos fiscales de 7 a 70 pesos mensuales. Éstos contrataron al abogado, Alfonso Chico Patiño para tramitar un amparo de la Justifica Federal. El viernes último, acudieron los propietarios de cantinas solicitantes del amparo, a efectuar sus depósitos en Tesorería Municipal, donde no les fueron recibidos. Ayer la Tesorería Municipal aceptó los depósitos, pero la policía anduvo la noche del mismo viernes obligando a los cantineros a que, a las 22 horas, cerraran sus establecimientos. De acuerdo con la Cámara de Comercio y la Presidencia Municipal, a las 22 horas terminarán sus actividades los cantineros, quedando cancelada cualquier autorización de horas extras. Los propietarios de las cantinas que funcionan en la zona de tolerancia de Irapuato, manifestaron estar de acuerdo en cerrar durante el día y operar en las noches (Guanajuato. Diario del Bajío, 1946)”. 

    “El amparo interpuesto por el abogado, Alfonso Chico Patiño, en nombre de los propietarios de las cantinas de Irapuato, contra actos del Presidente Municipal y el Secretario de la Junta de Administración Civil de Irapuato, e Inspector de Policía, por haberles aumentado el pago de las horas extra que venían trabajando por las noches, obtuvo del Juez de Distrito en el Estado de Guanajuato, la suspensión provisional del acto reclamado, con la condición de que garanticen los intereses fiscales. Los dueños de esos centros de vicio podrán seguir trabajando horas extras al precio que regía antes de la disposición que se impugna, hasta que se resuelva el fondo de la demanda. El Juez de Distrito tuvo en cuenta que la Junta de Administración Civil carece de funciones legislativas y de facultades para elevar los impuestos. El caso será resuelto por la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ganaron los cantineros la suspensión provisional (Guanajuato. Diario del Bajío, 1946)”. 

    Los problemas en las cantinas, no terminaron. Encabezados por Miguel Ayala, Margarito Alvarado y Jesús Razo, los vecinos de la calle Guerrero, elevaron una queja a la Presidencia de la Junta de Administración Civil, solicitando el cese de licencias para la apertura de más cantinas. “En la 5a calle de Guerrero, se han enseñoreado los centros de vicio como las cantinuchas regenteadas por mujeres de mala nota” (Guanajuato. Diario del Bajío, 1946). Los vecinos acusaron a los cantineros de envenenadores de la sociedad. Se quejaron de las sinfonolas o ruidolas. Ciudadanos denunciaron la existencia de cantinas a unos metros de la primaria, Niños Héroes, cuando, según la ley, estaba prohibido. En la Ciudad de México, una cantina abierta en la calle No reelección, a pesar de estar cerca de dos centros educativos y de una Iglesia parroquial, trabajaba sin restricciones (Guanajuato. Diario del Bajío, 1948). Además del alcoholismo, la Federación y los municipios, intensificaban su lucha contra los traficantes de marihuana (Guanajuato. Diario del Bajío, 1948).

    El Nevado de Toluca, cervecería que en 1946, atendía frente al Jardín Hidalgo, “sobre la banqueta que limita el lugar donde se levanta un busto del Padre de la Patria” (Guanajuato. Diario del Bajío, 1946). La prensa denunció la existencia de barracas expendedoras de cerveza, que combinadas con el uso inmoral de sinfonolas, aturden a los habitantes.

    Un bracero de Oaxaca, se presentó la madrugada del 1 de julio de 1946, en los cuarteles policiacos de Irapuato. Testificó haber sido víctima de golpes y despojo de un reloj Steelco y un anillo de oro. Señaló como autores del delito al regenteador de una casa de asignación de la calle Manuel Acuña, apodado “El poca lucha”, y al cantinero del centro de vicio, Rodolfo Bonilla Campos. El cantinero declaro que el bracero había consumido cerveza por $162,00 pesos, lo que resultó absurdo para la autoridad, toda vez “que ni iba acompañado de nadie y su estado de ebriedad no se compadecía con el consumo reclamado por el dueño del centro de vicio” (Guanajuato. Diario del Bajío, 1946).

    Hemerografía de la época, registró la existencia de El Costeño, cantina ubicada en las calles de Ojinaga, Galeana y Corregidora. En ésta “se dan cita los viciosos, que lo mismo encuentran bebidas alcohólicas que mujerzuelas dedicadas a la prostitución” (Guanajuato. Diario del Bajío, 1947). El 21 de febrero de 1948, ocurrió un crimen en esta cantina y prostíbulo. El ejecutor fue el proxeneta, Refugio Salas, “de triste prestigio en los bajos fondos del hampa irapuatense” (Guanajuato. Diario del Bajío, 1948). Más hechos ocurrieron en la cantina El Salón Palacio, ubicada en la esquina de Pípila y 16 de septiembre, propiedad de Andrés Estrada. Otro señalado por las autoridades fue Pedro Martínez, regenteador del Salón Acapulco, “el cual opera a 12 metros de la Presidencia y a 40 de una escuela secundaria”. Matías Lino, chofer de Salas y Martínez, dueño y cantinero del Salón Palacio, fueron detenidos y puestos a disposición de las autoridades. 

    “De un momento a otro será abierta en la calle Santos Degollado #74, una nueva cantina, como la más sangrienta burla a la moral pública. Están convirtiendo a Irapuato en el más sucio centro de vicio del Bajío” (Guanajuato. Diario del Bajío, 1948) reportó la prensa fresera. Nuevos expendios de alcohol en las calles Berriozábal y Santos Degollado (Guanajuato. Diario del Bajío 1948). Lesionado en cantina de la calle Lerdo de Tejada, propiedad de Lucio Gutiérrez; el médico José Briones Pérez, atendió al afectado (Guanajuato. Diario del Bajío, 1948). En la misma rúa Lerdo de Tejada, pero en cantina propiedad de Francisco Campos, ocurrió el siguiente incidente: Jorge Ortega “El Zeppelin” asesinó a José Hernández Sánchez, obrero de la Compañía de Cigarros “El Águila”. Los hechos se desarrollaron a las cinco de la tarde del domingo. La víctima falleció en el Hospital Civil, a las 7 de la noche (Guanajuato. Diario del Bajío, 1948)

    “En las cantinas se juega dinero y se admiten mujeres. Obreros dejan en las tabernas sus salarios; además de arriesgar en el azar, siendo víctimas de tahúres que por sus malas artes no permiten el desarrollo de un juego limpio que les brinde posibilidades de triunfo” (Guanajuato. Diario del Bajío, 1948) registró el periodismo de la época, quien además, se volcó contra el Presidente Municipal de Irapuato, por la tibieza de sus acciones. 

    Manuel Guerrero, entonces Presidente Municipal de Irapuato, respondió que se le acusaba de facilitar licencias para la apertura de cantinas y casas de asignación, sin fundamentos. A decir de Guerrero, los permisos concedidos para las cantinas y prostíbulos abiertos, fueron otorgados por su antecesor, Manuel González Carrillo. El 7 de diciembre de 1947 se concedió permiso a Felipe Torres para una cantina en la casa #28 de la calle Guanajuato. El 10 del propio mes y año, se autorizó a Elena González Muñoz, para abrir una casa de citas, con expendio de cerveza, en la calle Niños Héroes #78. El 26 del mismo diciembre se permitió a Benjamín Loera, abrir una cantina en la casa #4 de la calle Álvaro Obregón (Guanajuato. Diario del Bajío, 1948) acotó Guerrero. 

    La administración de Manuel González Carrillo, a decir por Manuel Guerrero, edil de Irapuato en 1948, autorizó la translación de las cantinas siguientes:

    1.- Propiedad de José María López Mares, de la esquina de Colón y Leandro Valle a Lerdo de Tejada y Mercado Aquiles Serdán, el 22 de diciembre. 

    2.- Propiedad de Jesús Elías Arredondo, de 20 de noviembre #77 y 79 a Lerdo de Tejada #7.

    3.- Propiedad de Francisco Martínez González, de Doctor Liceaga #54 a Manuel Doblado #1.

    En 1948 había cantinas en Berriozábal #17, Santos Degollado, Terán y Colón. En Morelos pulquerías. En la zona de los mercado Aquiles Serdán y Central, también. Se registró la existencia de una casa de citas clandestina en el #52 de la Calzada Insurgentes, frente al Colegio Vasco de Quiroga. Destacaban La Hélice y El K.CH.T, pulquerías concurridas por la cumbancha fresera. Abundaban los centros de vicio.  

    Nocivas de embriaguez, las cantinas eran lugares en los que se promovían juegos de azar. Con esa justificante, en mayo de 1949, fueron canceladas Las Delicias, propiedad de Antonio López Soriano y La Esperanza de Esperanza Trejo. Otras que funcionaban en las calles de Niños Héroes #10 y Guerrero #12, corrieron la misma suerte. “Alrededor de 40 cantinas en Irapuato que no satisfacen los requerimientos legales para su funcionamiento, serán cerradas”, pronunció el Ayuntamiento (Guanajuato. Diario del Bajío, 1949).

    La Hélice, pulquería ubicada en las calles de Colón e Isabel La Católica, fue clausurada por el Municipio, debido a su cercanía con una escuela. Valiéndose de las influencias del dueño del Hotel Rioja, la pulquería reanudó actividades en la casa #26 de Vallarta, arrendada a Lucio Jaime. La nueva ubicación de La Hélice, quedó cercana a una fábrica de camisas, a la Casa del Deportista y las primarias, Niños Héroes y Revolución. “Los padres de familia, afectados por el peligro que amenaza a sus hijos, se mueven en el asunto. Los influyentes aseguran que altos funcionarios federales darán órdenes terminantes para que funcione La Hélice” (Guanajuato. Diario del Bajío, 1950). “Además de sucios centros de ebriedad, funcionan como peligrosas garitas”, expuso Margarita García Morales, habitante del centro de Irapuato, quien, además, apuntó a Guillermo Vera, propietario del Hotel Rioja, como promotor de vicios e inmoralidad (Guanajuato. Diario del Bajío, 1949).

    Las fondas representaron una molestia constante para las autoridades de Irapuato, como para la sociedad en su conjunto. Así lo constatan las notas periodísticas. Muchas de ellas operaban bajo la razón social de fondas, pero en la cotidianeidad eran más cantinas y burdeles (Guanajuato. Diario del Bajío, 1950).  En ellas se podía disponer de vino y mujeres, a toda hora. Las fondas se concentraban en las inmediaciones del Mercado Central y en la calle Lerdo de Tejada. “Hay mujeres de la vida alegre. En esos comercios, autorizados para vender cerveza, se agrega la copa de licor y la compañía de las damiselas galantes” (Guanajuato. Diario del Bajío, 1950). La clientela masculina era numerosa. Dichas fondas significaban una zona de tolerancia, con sus respectivos mitotes. Los cantineros reclamaban por la competencia desleal, gravadas con fuertes impuestos.

    Con serpentinas incluidas, el 27 de abril de 1951, los diarios de circulación local anunciaban las permanentes requisas en centros de vicio, con el propósito de frenar la delincuencia (Guanajuato. Diario del Bajío, 1951). Las medidas gubernamentales no lograron su cometido: 

    “Un balazo de pistola 45 le atravesó las dos piernas, la madrugada de ayer. Una mujer de la vida galante resultó herida la madrugada de ayer. El subteniente, Benjamín Cuevas Gómez y Miguel Zamora Santoyo, su amigo, se encontraban bailando con María Luisa Jiménez y Bertha Ramírez, cuando el segundo sacó una pistola calibre 45. Cortó cartucho y apuntó a Bertha. Cansada de tolerar sus imprudencias, le arrebató la pistola y la entregó al subteniente. Zamora Santoyo, indignado y poseído de ciega rabia, se abalanzó sobre el militar. Pretendía recuperar el arma. Como éste la sujetaba firmemente, quiso despojarlo de la que portaba con el uniforme. El cañón de la pistola se atoró en la funda y fue entonces que se produjo un balazo que hirió a María Luisa Jiménez, atravesándole ambas piernas. La Cruz Roja trasladó a la herida al Hospital Civil con el médico, José Briones Pérez. Los implicados fueron puestos a disposición del Ministerio Público Federal (Guanajuato. Diario del Bajío, 1951)”. 

    De agosto a diciembre de 1950, los periódicos de Irapuato siguieron con atención y detalle, la reubicación de la zona de tolerancia. Ésta se encontraba en las calles de Granaditas y Juan Escutia. Fue recorrida a la calle Guillermo Prieto, para luego ser concentrada, en su totalidad y de manera definitiva, en la calle Manuel Acuña (Guanajuato. Diario del Bajío, 1950). La calle Manuel Acuña fue elegida por su forma irregular de herradura. Esto facilitó la edificación de un muro para que fuese imposible acceder a los prostíbulos por la calle Primo Verdad. “Esta medida constituirá una zona delimitada y excluida del tránsito de niños y damas honestas. Esos centros de disipación constituyen el peor ejemplo y el mayor peligro para la moralidad” (Guanajuato. Diario del Bajío, 1950). En el Irapuato de 1950, la calle Guillermo Prieto era un punto distante de la población. Las medidas entraron en vigor el 1 de diciembre de 1950. En la misma temporalidad, se construían dos primarias en la Calzada Insurgentes, donde antes funcionara el Hospital Militar. 

    Este trabajo académico se escribe en junio del 2020. Hoy los alrededores del antiguo Hotel Rioja continúan tomados por la prostitución callejera, mientras que la zona de tolerancia admitida como oficial, está en Isabel “La Católica”, a unos metros de la central de autobuses. La situación no ha cambiado mucho. En esencia, la prostitución y las cantinas, siguen habitando el centro de Irapuato. Las pulquerías desaparecieron. En la calle Colón quedan algunas cervecerías de mal aspecto. 

    Música norteña mexicana

    Es un fenómeno cultural que ha sido estigmatizado por su cercanía con las cantinas. A la norteña se le ubica y se le encuentra en torno a los centros de vicio. Esta música es producto de las industrias culturales estadounidenses de la posguerra. Como mercancía cultural, se consolidó en la década de 1950 con Los Alegres de Terán. 

    El lector debe prestar atención a la construcción de este apartado. Metodológicamente, está elaborado con entrevistas, con periódicos y con la consulta de un par de libros. Las fuentes usadas deben ser de calidad académica y poseer valor al interior del tema estudiado. Al recorrer las siguientes páginas, se darán cuenta que la música norteña se aborda desde los datos biográficos de intérpretes, algo estándar en los estudios históricos de la música, pero también transitamos problemas como el plagio, la violencia y el machismo. Se considera el papel de las empresas cerveceras como patrocinadores y los espacios de actuación de la música norteña mexicana. El lector debe poner atención a los datos, al tratamiento de los mismos y a las fuentes utilizadas en la construcción del apartado.  

    Los estereotipos sobre la norteña mexicana siguen vigentes. En la más reciente temporada de Vecinos, programa televisivo producido por Eugenio Derbez y transmitido por TELEVISA, los López-Pérez de Angangueo, Michoacán, son ridiculizados por los compañeros de condominio debido a sus gustos musicales. La matriarca de los López-Pérez escucha música de Cornelio Reyna, Chayito Valdés y Las Jilguerillas, circunstancia que le acarrea una fuerte reprimenda de la esposa de Frankie Rivers, un frustrado actor y director de cine. Vecinos es una serie que continúa reproduciendo estereotipos ligados a las músicas populares. Hay un problema para la nueva historia cultural en la descripción del hecho mediatizado. 

    El personaje de Lorena, se refiere a la norteña como “música de cantina”. TELEVISA retrata a Michoacán como periferia cultural de México. Recordemos el personaje de Jaimito “El cartero” en la serie de Gómez Bolaños y las constantes mofas a Paracho, en sus telenovelas vespertinas, como centro productor de guitarras corrientes. 

    “Decían que Los Relámpagos del Norte eran unos monstruos, algo que nunca se había visto” (Schkolnik, 2001, 17). Ramón Ayala y Cornelio Reyna, modernizaron a la música norteña mexicana. Evolucionaron al acordeón y al bajo sexto. Gracias a ellos, comenzaron a realizarse bailes, hoy denominados “masivos”, en los salones de Monterrey, además de mantenerse en las terrazas de los pueblos de Tamaulipas y Texas. 

    Servando Cano, productor de Los Relámpagos del Norte, recuerda un baile en la Terraza de San Nicolás, Nuevo León. En una noche de jueves, hicieron dos presentaciones. Metieron 10,000 personas. Se apoyaron en la TKR y en la BJB, para hacer la promoción. “En el baile se vendía soda y cerveza; las mujeres pagaban 20 y los hombres 40 pesos” (Schkolnik, 2001, 33). Los Relámpagos ya tenían disquera en Estados Unidos. A raíz del éxito en San Nicolás, consiguieron sello grabador en México. Los Relámpagos del Norte estaban conformados por José Martínez “El barragas”, Ramón Ayala Garza, Cornelio Reyna Cisneros y Richie Vela.

    Las letras de la música norteña en las décadas de 1960 y 1970, se centraban en el enamoramiento heterosexual. Había seriedad en el trabajo del compositor. Destacaron Reynaldo Martínez, Basilio Villarreal, Homero Aguilar, Rosendo Montiel y el propio Servando Cano con No pasa nada, Ni que tuvieras tanta suerte y Pero cómo voy a odiarte. El primero grabado por Los Herederos de Nuevo León, el segundo por Los Invasores de Nuevo León y el tercero por Los Rancheritos del Topo Chico (Schkolnik, 2001, p.56). Los Relámpagos del Norte transformaron a la música norteña. 

    “Me daba coraje cuando me decían que era música de cantina” (Schkolnik 2001) subraya Cano, quien es el empresario responsable, junto con Oscar Flores, de posicionar a la música norteña en el centro de México. “Mi objetivo era lograr que fuera un éxito, que alcanzara otros niveles hasta dejar de verla como música para cantinas” (Schkolnik, 2001, 99).  Cano y sus Relámpagos del Norte, llenaron de modernidad a la música norteña mexicana.

    Desde el primer momento, cuando era socio de Paulino Bernal, se encargó de promover un sonido limpio, fuerte e innovador. Invitó a Los Relámpagos del Norte a que usaran los instrumentos de moda; así cambiaron la tarola por la batería y el tololoche por el bajo eléctrico. “Cuando la gente escuchó las canciones con batería y bajo eléctrico se sorprendió. Era una cosa que no se había visto en la música norteña” (Schkolnik, 2001, 98). En 1954, Cano había llegado a Reynosa, procedente de Monterrey. Fue en Tamaulipas donde conoció a Ramón Ayala Garza y a Cornelio Reyna Cisneros (Schkolnik, 2001, 122).

    Las Hermanas Huerta de Tampico, Tamaulipas, son uno de los proyectos femeninos más importantes para la historia de la música norteña mexicana, junto al Dueto Río Bravo, y a las propias Jilguerillas de Michoacán. Curioso que los intérpretes denostados por escritores y productores de la serie Vecinos, sean pilares de la música mexicana. Habla de una profunda desculturalización en los mundillos televisivos, de la discriminación y del racismo que sigue promoviendo TELEVISA. 

    Las Hermanas Huerta fueron las artistas que más actuaciones sumaron en la Caravana de Estrellas Corona, producida por Guillermo Vallejo. José Alfredo Jiménez y Enrique Guzmán compiten con ellas en presentaciones. Hijas de un hombre oriundo de San Pedro, Nuevo León; Aurora y Luz Huerta, comenzaron su carrera en la XEFW de Tampico. En sus inicios se presentaron como Luz y Lucerito. La enorme distancia de José Alfredo Jiménez, es un regalo para Las Hermanas Huerta. Vallejo conoció a Luz y Aurora Huerta en una paletería en Tampico (Chao, 1995, 28).

    Considerada marginal y propia de cantinas, la música norteña ha sufrido la censura, el señalamiento y la persecución. No es la única manifestación cultural asociada con las masas que corre tal suerte. El corrido ha sido castigado, permanentemente. Así pasó en 1927, cuando el Gobierno de la Ciudad de México dictó una disposición prohibicionista que limitó a compositores y cantadoras de corridos, vender sus letras impresas en el centro histórico. La comercialización de sus corridos fue limitada “a las barriadas de la capital”. El argumento de las autoridades fue el amotinamiento y las aglomeraciones, “lo que dificulta el tráfico en el primer cuadro” (Chao, 1995, 36).

    La censura y la prohibición que han padecido las músicas populares, se explica en el arribismo mexicano. Enjuiciamos desde el pulpito moralizador. No extraña que la siempre polémica, Carmen Salinas, haya declarado en 1989 que las películas de Rambo eran más violentas y destructivas que el cine de ficheras. Los dichos de Salinas reflejan el hartazgo contra la cultura hegemónica-dominante. La comediante mexicana, hizo sus pininos en rancherías de Coahuila, invitada por Daniel Herrera “Sanfarinfas”. En enero de 1989, Salinas estrenó disco y Olivia Collins protagonizó, Noche de buitres, película en la que compartió créditos con Mario Almada (Noroeste, 1989). 

    En tono provocador, Noroeste de Mazatlán publicó en 1992 que Chalino Sánchez “ha vendido más copias de sus acetatos que Luis Miguel”. De acuerdo con el firmante del reportaje periodístico, la música con tambora y la voz popular de Chalino Sánchez, brindan un toque verídico a la realidad de los sinaloenses.  “Chalino vende más que Luis Miguel porque su mercado puede adquirir su producto en forma masiva y popular. En cambio, Luis Miguel tiene un público juvenil y femenino” (Noroeste, 1992). El 4 de abril de 1992, Chalino Sánchez, Lorenzo de Monteclaro, Banda La Costeña de Ramón López Alvarado, Banda Hermanos Rubio de Mocorito y Banda Sinaloa de Guasave, se presentaron en la explanada del estadio de beisbol, Ángel Flores de Culiacán. Evento patrocinado por cerveza Carta Blanca. 

    Nos encontramos en 1992. Se anuncian las películas: Ráfaga de Plomo con Mario y Fernando Almada; La Ciudad de Ciegos con Gabriela Roel, Blanca Guerra, Arcelia Ramírez y Carmen Salinas. Los conjuntos de mayor arraigo entre el público de Johnny Canales, show transmitido por Univisión, están Los Bravos del Norte de Ramón Ayala y Los Tigres del Norte, sobre quienes se abona lo siguiente: 

    “Los Tigres del Norte, iniciadores del renacimiento y difusión de la música mexicana norteña, crearon un movimiento cinematográfico en México y Estados Unidos. Los hermanos Jorge, Hernán y Raúl Hernández, su primo Oscar Lara y José Guadalupe Olivo, decidieron formar un grupo y tocar en serenatas y fiestas familiares en su natal Rosamorada, Sinaloa. Jorge, que había recibido clases de música, y que transmitió esos conocimientos a sus hermanos, vio que el futuro estaba del otro lado, allá en los Estados Unidos, donde los mexicanos añoran sus costumbres y su música.  El año de 1971 fue definitivo para que Los Tigres del Norte se convirtieran en ídolos, con un disco LP que incluía el tema Contrabando y Traición. Este corrido les valió un disco de oro en México, disco de oro en Chicago, disco de oro en San Antonio, Texas. En 1974 actuaron en el estadio Universitario de Berkeley, California, con una asistencia de 80,000 personas. Fueron los representantes de la música mexicana norteña, en un festival mundial. Su tema, Juanita la traicionera, fue usada para musicalizar The border man de Charles Branson; Roberto Stock de Los Intocables, tomó Un día a la vez para musicalizar la serie de televisión, Different Strocks en Estados Unidos. La Banda del Carro Rojo musicalizó un audiovisual contra el consumo de drogas, difundido en las universidades de los Estados Unidos, en la década de 1970. (Los Tigres del Norte, 1980)”. 

    En la coyuntura referida, Ramón Ayala Garza se encontraba en problemas legales. De acuerdo con El Norte de Monterrey, el acordeonista norteño compareció ante el Ministerio Público Federal de México, para responder a formales acusaciones en su contra por el delito de plagio de material artístico. Ramón Ayala Garza fue acusado por Juan Ávila Díaz de haber robado el corrido, Carrera 585. La composición fue adjudicada a Julián Garza Arredondo, creador de Las tres tumbas y Dos cruces. (Guanajuato. Diario del Bajío, 1946).

    Ramón Ayala Garza se defendió con el argumento de que la producción y el diseño de los discos no son tarea de los músicos. Los responsables son los ejecutivos de Freddie Records, disquera a cargo de la producción. Son los sellos quienes acuerdan con los compositores. El músico aclaró que Freddy Martínez es el propietario de la casa disquera ubicada en Corpus Christi, Texas, Estados Unidos (Noroeste, 1992).

    La demanda señaló como responsable de plagio a Ramón Ayala y a Basilio Villarreal, propietario de la reproductora en México. También acusó a Julián Garza, pues aparece como autor del corrido. Juan Ávila y Basilio Villarreal llegaron a un acuerdo. Villarreal pagó 12 millones de pesos como indemnización. Además de retirar del mercado discos y casetes en los que aparece Julián Garza como autor del corrido. El compositor dejó de percibir 14 millones de pesos, siete por derechos de ejecución y una cantidad similar por derechos de edición. Juan Ávila es autor de más de 100 canciones, 25 de ellas grabadas por grupos norteños como Los Satélites de Reynosa de Fidencio Ayala, hermano de Ramón Ayala Garza (Noroeste, 1992).

    El Grupo Mazz, igual que Bronco, Los Temerarios, Los Bukis y Los Yonics, es un conjunto de masas. Gracias al éxito de sus temas románticos, llegó a las listas Billboard. Mazz ingresó al escalafón de las más escuchadas canciones del tipo “regional mexicano” con su nuevo disco en vivo. El Grupo Mazz es popular y versátil; interpreta rancheras, cumbias, corridos, baladas y boleros. “Mazz está en la cumbre de las mejores canciones regionales mexicanas en Estados Unidos” (Noroeste, 1992).

    La música norteña encuentra en jaripeos, rodeos, charreadas o fiestas charras, espacios públicos de actuación. Cuando se escribe sobre la norteña mexicana, la cuestión, metodológicamente hablando, no se agota en encuadres biográficos de intérpretes, ejecutantes y compositores. Hay que entender a la norteña como fenómeno cultural. Eso brinda posibilidades crecientes de enfoque y abordaje. 

    A principios de la década de 1990, los jaripeos competían con los rodeos. En Mazatlán, por ejemplo, se convocaba al lienzo charro de la Colonia Juárez en donde se presentaban los mejores charros de Jalisco y del sur de Sinaloa. Era normal que de estos eventos culturales participaran Banda El Recodo y Banda El Limón, además de Los Intocables del Norte de Culiacán. Iniciaban a las 16 horas “con la tradicional atmósfera campirana, con buenos toros, excelente música y probados jinetes” (Noroeste, 1992). En Agua caliente de Gárate, municipio de Concordia, en el sur de Sinaloa, “se vive al son de la tambora, los jinetes y domadores muestran sus destrezas” (Noroeste, 1992). Los jaripeos eran amenizados por bandas de la región. “Como en las películas del cine de oro nacional, la feria tradicional es una algarabía que todo el pueblo disfruta”. “Son días llenos de charreadas y tamboreadas, en los que se vive nuestra cultura”. 

    El rodeo fue una práctica cultural más vinculada al noreste, es decir, a Nuevo León y Tamaulipas. “Los jóvenes se ponen sus botas y luego sus hebillas para lanzarse al rodeo”. Considerado un deporte, al igual que la charrería, el rodeo se celebraba cada fin de semana. Del mismo participaban grupos de música norteña y country, además de disfrutar de las suertes que realizaban los jinetes. Marín, Los Jacales, Zuazua, Apodaca y Monterrey, Nuevo León, eran los lugares más visitados para presenciar rodeos. “Ataviados con sombreros texanos, pantalones de mezclilla, camisas vaqueras, cintas con grandes hebillas y botas de diversos estilos, los jóvenes llegan a los lienzos y arenas para observar las suertes de los jinetes” (El Porvenir, 1993).

    El auge de las fiestas charras o charreadas, es anterior al de los rodeos y jaripeos. En 1953, por ejemplo, los periódicos de Irapuato, Guanajuato, hablaron de “un lúcido jaripeo que tendrá lugar la tarde del domingo 18 de los corrientes en el Coso Revolución participando los famosos charros queretanos Manuel Ordóñez y Gilberto Paredes, quienes deleitarán al público jineteando ocho yeguas brutas y ocho toros ladinos y presentando el espectacular paso de la muerte” (Guanajuato. Diario del Bajío, 1953). Las peleas de gallos, eran parte del folclor que ofrecían las charreadas en la década de 1950. 

    En 1982, El Porvenir de Monterrey anunció que “preparan gallos de pelea para dar una exhibición en la charreada grande, que estará amenizada por varios grupos musicales norteños hoy domingo en el lienzo charro del Roble” (El Porvenir, 1982). Fue en el homenaje de Pedro Yerena, a quien acompañaron cantantes que representan al bolero norteño, en donde al son de corridos y huapangos, la comunidad participó de la chiva colgada, ritual comunitario del noreste. Yerena nació al pie del cerro del Topo Chico. Inició su carrera artística en 1947. El evento dio inició a las 4 de la tarde, con la “bienvenida al vaquero declamador del Topo Chico, Pedro Yerena” (El Porvenir, 1982).

    La chiva colgada refiere a una fiesta comunitaria de Nuevo León, de la que participan jinetes que muestran suertes vinculadas a la charrería. La chiva colgada es una práctica cultural de frontera, porque en ella confluyen la charrería y el rodeo. La norteña y el huapango, musicalmente hablando, predominan en la fiesta. Guillermo Hernández, investigador de la UCLA, entrevistó al compositor del corrido que lleva el mismo nombre del fandango norestense, y que refiere a hechos de sangre ocurridos en Marín, Nuevo León. Juan Carlos Ramírez-Pimienta, discípulo de Hernández, recuperó la información y la donó a este artículo académico.  

    “Mi nombre es Antonio Prieto, compositor original del corrido de La chiva colgada. Era trabajador de la Cervecería Cuauhtémoc Moctezuma en Monterrey. Escribí el corrido porque estuve ahí, conocía la historia. Había oído corridos en la radio. Sabía cómo hacerlo. La letra como quiera, lo difícil es ponerle música. La chiva colgada se hace en un terreno parejo.  Colocan una tranca para que brinquen los caballos y un mecate se mece de un lado a otro. En medio se amarra un chivo como si fuera piñata. Jesús González soltó el cabresto. Roberto Martínez era el mejor jinete. Por poco se la llevaba. Los hechos ocurrieron en La Gaviota, una cantina. Se acabó la fiesta de la chiva y se fueron a la cantina todos los hombres. Entró Jesús González. Llegó su hermano Manuel y le dice: “aquí está la pistola. Mátalo”. De rato entra Roberto y pide una cerveza. Se quedó dónde estábamos cantando los músicos. Luego salió a orinar. Jesús ya tenía pistola y le tronó seis balazos en el pecho a Roberto. Roberto tenía 26 años y Jesús 55. Los Tremendos Gavilanes omitieron una estrofa que decía: “corrió el padre de la iglesia / le daba la bendición / en eso llegó su madre / le rezaba una oración”. El Secretario de Gobierno de Nuevo León, era primo hermano del finado Roberto. El asesino fue encarcelado 12 años. El corrido se estrenó en Marín. La mamá del finado dio permiso para que se cantara, pero exigió que no se bailara. En 1961 fue grabado por Los Sultanes del Norte, en la Ciudad de México con el nombre de Año del 51. Los Tremendos Gavilanes lo grabaron como La chiva colgada. Antonio lo mató a sangre fría. El asesino radicaba en Monterrey. En 1982 Lalo Medina apreció como compositor del corrido; luego, en el 2008, en un disco del Grupo Pesado, Cornelio Reyna Cisneros figuraba como compositor del corrido. La verdad es que yo soy su auténtico compositor (Prieto, 2008)”. 

    El estereotipo del norteño mexicano se consolidó en la década de 1950. “Le tocó llegar en los últimos lugares del proceso de conformación de los tipos regionales” (Ayala 2005, 5-12). Lalo González “Piporro” se inició como locutor de radio. En 1951 Pedro Infante lo invitó a representar el papel de un norteño, en el filme, Ahí viene Martín Corona. Eulalio “Piporro” retomó, interpretó y globalizó el estereotipo del norteño mexicano. Lalo González “Piporro” es una figura vital en el estudio de la música norteña. 

    La música norteña se ejecuta con instrumentos. El bajo sexto es importante. En función socio musical, el antecedente del bajo sexto del siglo XX, es la guitarra séptima del XIX, también llamada guitarra mexicana, evolución de la vihuela de siete órdenes de la época colonial. La guitarra séptima fue un instrumento socorrido en los mundos de la música popular decimonónica. Era común en la ejecución de jarabes. “Las cuerdas que se usaban eran de acero, y para las endosadas, recurrían al latón que brindaba notas agudas” (García 1997). En la década de 1940, aparece asociada a las orquestas típicas y a mariachis tradicionales como Los Horizontes de Irapuato. 

    Desde la época colonial, Paracho es reconocido centro guitarrero. Leonel y Eloy Barriga Estrada, lauderos de Paracho, Michoacán, con 12 años de edad, comenzaron haciendo guitarras yucas. Aprendieron el oficio gracias a un tío guitarrero. “Al principio fue por necesidad que nos adentramos en el arte de la guitarra, no por gusto” (Barriga, 2011). La abuela paterna vendía madera para guitarra. Ahí aprendieron las formas de cortar la madera: libre de hilos, sin nudos, rendidora. “Todos los instrumentos se secan al sol, nada de hornos porque alteran el sonido” (Barriga, 2011).

    Los instrumentos de madera no deben ir de una pieza porque se abomban. Naturalmente, la madera, entre más ancha, más panda. En Paracho se batalla con la humedad y ésta perjudica a la madera. En cuestión de polilla no hay problema, porque en guitarra y bajo sexto se ocupa madera que no es compatible con el gusano de la polilla. El aguacate, el palo blanco y el cedro suave, son maderas que tienden a apolillarse. Es una resistencia natural. “Es importante que la madera no se moje porque la humedad pudre” (Barriga, 2011). Además de guitarras, construyen bajo sextos.  

    En el oficio de la laudería, es básico el uso de la herramienta. Los cuchillos son lo más difícil de manejar. “El que no se corta, es mal guitarrero”. Por ejemplo, para arreglar un brazo se sostiene con las piernas, “a veces se pasa a uno y nos cortamos”. Luego vienen los resacadores, los cepillos en sus diferentes tamaños. Posterior al dominio de la herramienta, hay que desarrollar la habilidad de doblado; el calor no es una opción porque quema la madera. Se trabaja al tacto. “Cuando no tienes práctica le doblas de más y los rompes” (Barriga, 2011).  Llega la hora de ensamblar. 

    Antes eran denominados guitarreros, ahora se les dice lauderos. Hace 30 años el guitarrero no se ocupada de la calidad, porque el instrumento era consumido por masas carentes de formación musical. “Era mucha la demanda, se vendía a como la hicieras y quisieras”. La guitarra cumplía con las características indispensables. “La música siempre ha sido exacta, no así los constructores. Nos movemos con el mercado” (Barriga, 2011). Dos premisas deben guiar el trabajo del laudero: el músico es quien tiene la última palabra, hay que compartir la calidad con el gusto del ejecutante.  

    “Entre más corto sea el tiro, la tensión de la cuerda es mayor, como el requinto. Corto es más agudo” (Barriga, 2011). Alguien que trabaja en los camiones, necesita un instrumento que “suene recio”. Guitarras de caja grande para aumentar el sonido. Laudear instrumentos de cuerda, es un arte, una tradición, un oficio que se transmite familiarmente. Sigue vigente en Paracho, Michoacán, a pesar de las burlas de TELEVISA. Productores y escritores de series para consumo masivo como Vecinos, ridiculizan a las músicas populares, ignorando sus claves, sus dinámicas, su historia y su importancia. Ya lo dijo el salsero, talento de televisión.

    Conclusiones

    La NHC se enseña investigando. Es el eje sobre el que se construyó este artículo académico. La NHC es una forma de hacer historia, como ha quedado demostrado en las anteriores páginas. Los periodos históricos son los mismos que en la historia patria. Lo que define a la historia cultural, así como a la historia social y a la historia desde abajo, por citar dos ejemplos de relevancia, es el encuadre, el enfoque, la problematización. Se teje fino desde el planteamiento del problema, desde la delimitación, desde la metodología, desde la disposición, elección, uso, tratamiento e interpretación de las fuentes históricas.  

    Hay un hecho que es la Independencia de México en el siglo XIX, de él podemos escribir una historia política, una historia social, una historia desde abajo, una historia de las mujeres y una historia cultural. Es prudente delimitar a regiones, a municipios y a divisiones políticas estatales, aunque éstas sean arbitrarias y artificiales. Hay posibilidades metodológicas sobre un mismo acontecimiento. Escribir historia académica es un oficio que se comienza en las aulas y se perfecciona en la práctica. Es un proceso intelectual que lleva tiempo. 

    Cuando se enseña historia, es importante que el docente no sólo repare en los datos, en las fechas, en las anécdotas y en la linealidad de los acontecimientos. El profesor de historia que promueve el pensamiento científico entre sus estudiantes, disecciona desde el uso de las fuentes, habla de las diferentes formas de hacer historia y da un peso considerable a la investigación. Enseñar historia es acercar al estudiante a la investigación. Lo ideal es que durante un curso de historia, el maestro programe visitas a museos, a archivos históricos y haga un recorrido orientado por las calles de ciudades, porque en los nombres de éstas, también está la historia. Debemos humanizar a la historia, mostrarla entendible, pragmática y cotidiana. En tanto se profesionalice la historia, su enseñanza en las aulas, mejorara. El éxito de una clase de historia no se mide desde las calificaciones, ni desde la memorización de fechas. La clave es promover el pensamiento científico. 

    Es deseable que la NHC se enseñe en las aulas desde primaria. Hacerlo brindará perspectivas más humanas sobre los personajes que transitan por la historia y ayudará a que los alumnos encaucen sus emociones históricas de formas más humanas. La historia oficial se muestra ajena e insensible a las realidades que nos toca vivir. Promueve el odio, la división, la victimización y la descalificación. Diferentes modelos educativos del siglo XXI, a nivel global, priorizan la formación en valores, el trabajo socioemocional y la inclusión. Según constato, la historia patria u oficial, es contraria a los principios sobre los que gira la educación del siglo XXI. 

    Hay que replantearnos si para lograr objetivos comunes, debemos enseñar historia cultural en las aulas. Es una forma de hacer historia inclusiva, interesante, tolerante, inventiva, práctica y cotidiana. Sin duda, la NHC es la que mejor aterriza la funcionalidad del conocimiento histórico. Invita al cosmopolitismo, al extranjerismo delicioso, al conocimiento y valoración de grupos indígenas con quienes se convive. Por ejemplo, gracias a la NHC sabemos de la vigente influencia africana en nuestro vocabulario, en la cultura del baile y en la lectura del cuerpo a través de la salsa., la bachata, el reggaetón, el tango y la zarabanda. 

    Leer sobre el siglo XIX desde lo cultural es fascinante. Uno va descubriendo el teatro, a los actores de circo y a las carpas; a los titiriteros y a los creadores de óperas. La historia cultural del siglo XIX cuenta sobre estereotipos, sobre los bailes de salón y describe el gusto por los aires populares. Divisar la historia desde su ventana cultural es una oportunidad que todo ser humano debería gozar. Ciertamente, planes y programas de las instancias que en los diferentes países dictan los derroteros educativos, siguen apostando por la historia oficial. 

    Referencias

    Libros

    Ankersmit, F. (2011). Giro lingüístico, teoría literaria y teoría histórica. Buenos Aires: Prometeo.

    Burke, P. (2004). ¿Qué es la historia cultural? Barcelona: Paidós.

    Schkolnik, K. (2011). Servando Cano. Impulso y visionario de la música norteña. México: Lago Ediciones.

    Chao, G. (1995). La Caravana Corona. Cuna del espectáculo en México. México: Imprenta Madero.

    García, A. (1997). Y las manos que hacen de la madera el canto. México: CONACULTA.

    Artículo de revista

    Ayala, A. (2005). Los norteños vistos por Guillermo Prieto. Revista Música en Monterrey, (3), 5-12. 

    Hernández, A. (2010). ¿Qué es la historia cultural? Fronteras de la historia, 15 (2), 417-421. 

    Herrejón, C. (1994). Tradición. Esbozo de algunos conceptos. Relaciones, (59), 135-149. 

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    Madrazo, M. (2005). Algunas consideraciones en torno al significado de la tradición. Contribuciones desde Coatepec, 2 (9), 115-132.     

    Chinchilla, P. (2005). Peter Burke. Historiador cultural. Secuencia, (62), 209-230. 

    Entrevistas

    Prieto, Antonio (23 de febrero del 2008). El corrido mexicano [Archivo de audio]. Copia en posesión del autor. 

    Barriga, Eloy (15 de diciembre del 2011). Etnolaudería [Archivo de audio]. Copia en posesión del autor. 

    Ayala, Miguel (8 de enero del 2019). Cantinas en Irapuato [Archivo de audio]. Copia en posesión del autor. 

    Artículo de prensa

    (7 de marzo de 1909). La Michoacana. Abarrotes y cantina. El Día, p.2.

    (21 de marzo de 1909). La Providencia. El Día, p.1.

    (11 de octubre de 1931). Mano de hierro para cantineros. Labor, p.3. 

    (22 de mayo de 1932). Las cantinas no deben ser casa de empeño. Labor, p.1.

    (29 de octubre de 1941). Desvalijado en sórdida cantina. Guanajuato. Diario del Bajío, p.2. 

    (23 de junio de 1942). Hechos de sangre en la zona de tolerancia. Guanajuato. Diario del Bajío, p.2.

    (17 de noviembre de 1942). Zipizape en un centro de vicio. Guanajuato. Diario del Bajío, p.2.

    (20 de enero de 1942). Escándalo que se incubó en el interior de una cantina. Guanajuato. Diario del Bajío, p.2. 

    (20 de enero de 1946). Ni una cantina más se abrirá en Irapuato. Guanajuato. Diario del Bajío, p.2.

    (15 de marzo de 1946). Una justa protesta de los tenedores de sinfonolas. Guanajuato. Diario del Bajío, p.2.

    (15 de marzo de 1946). Amparo de los cantineros. Guanajuato. Diario del Bajío, p.2.

    (19 de marzo de 1946). Al fin se dictan efectivas medidas contra los vicios. Guanajuato. Diario del Bajío, p.2.

    (21 de marzo de 1946). Ganaron los cantineros la suspensión provisional. Guanajuato. Diario del Bajío, p.2.

    (23 de marzo de 1946). Cantina que es teatro de frecuentes escándalos. Guanajuato. Diario del Bajío, p.2. 

    (23 de marzo de 1946). Válidos de un amparo del Juez de Distrito, los cantineros trabajan horas extra. Guanajuato. Diario del Bajío, p.2.

    (2 de junio de 1946). En la calle Leandro Valle no se puede dormir por la noche. Guanajuato. Diario del Bajío, p.2. 

    (19 de junio de 1946). Estuvo a punto de registrarse una tragedia en la cantina del Rioja. Guanajuato. Diario del Bajío, p.2. 

    (19 de junio de 1946). Los vecinos de la calle Guerrero, pide que se no se abra una cantina. Guanajuato. Diario del Bajío, p.2.

    (19 de junio de 1946). Intolerables escándalos en céntrica cervecería. Guanajuato. Diario del Bajío, p.2. 

    (2 de julio de 1946). Bracero robado y explotado en un centro de vicio. Guanajuato. Diario del Bajío, p.2. 

    (4 de mayo de 1947). Sucia cantina lenocinio donde se registran delitos de todas clases. Guanajuato. Diario del Bajío, p.2.

    (21 de febrero de 1948). Negro crimen de un hampón de arrabal, la madrugada de ayer. Guanajuato. Diario del Bajío, p.2. 

    (27 de febrero de 1948). Otra cantina por abrirse en la calle Santos Degollado. Guanajuato. Diario del Bajío, p.2. 

    (24 de marzo de 1948). Otros dos expendios de bebidas alcohólicas en esta población. Guanajuato. Diario del Bajío, p.2. 

    (30 de marzo de 1948). Arroja la culpa del creciente vicio a la administración pasada. Guanajuato. Diario del Bajío, p.2. 

    (3 de junio de 1948). Lesionado en una cantina por atrabiliario agente policiaco. Guanajuato. Diario del Bajío, p.2. 

    (29 de agosto de 1948). Terminantes restricciones para los centros de vicio. Guanajuato. Diario del Bajío, p.2. 

    (29 de agosto de 1948). Terminantes restricciones para los centros de vicio. Guanajuato. Diario del Bajío, p.2. 

    (8 de septiembre de 1948). A puntapiés lo apabulló un trabajador del Águila. Guanajuato. Diario del Bajío, p.2.

    (28 de noviembre de 1948). Cantinas convertidas en garitas y con libre entrada de mujeres. Guanajuato. Diario del Bajío, p.2. 

    (28 de mayo de 1949). Sórdidas cantinas de arrabal fueron clausuradas por las autoridades, el día de ayer. Guanajuato. Diario del Bajío, p.2. 

    (21 de julio de 1949). Cuantiosas demandas presentadas contra el Hotel Rioja, ante la Junta de Conciliación. Guanajuato. Diario del Bajío, p.2. 

    (18 de agosto de 1950). Influyentes que patrocinaban la reapertura de un centro de vicio. Guanajuato. Diario del Bajío, p.2. 

    (30 de agosto de 1950). Serán desalojados los prostíbulos de la céntrica calle Granaditas. Guanajuato. Diario del Bajío, p.2. 

    (3 de septiembre de 1950). El desplazamiento de la zona de tolerancia se hará en breve plazo. Guanajuato. Diario del Bajío, p.2. 

    (16 de septiembre de 1950). Fondas-tabernas que son una verdadera rémera. Guanajuato. Diario del Bajío, p.2. 

    (30 de noviembre de 1950). Las fondas del mercado central, una zona de tolerancia en pequeño. Guanajuato. Diario del Bajío, p.2. 

    (27 de abril de 1951). Activa requisa policiaca en cantinas y centros de vicio para frenar la delincuencia. Guanajuato. Diario del Bajío, p.2. 

    (9 de septiembre de 1951). En un vulgar forcejeo, mujer de la vida galante resultó herida. Guanajuato. Diario del Bajío, p.2. 

    (18 de enero de 1953). Fiesta charra en la plaza de toros Revolución, hoy. Guanajuato. Diario del Bajío, p.8. 

    (20 de junio de 1982). Pelea de gallos en charreada hoy. Guanajuato. Diario del Bajío, p.6. 

    (7 de febrero de 1989). Las películas de Rambo son más destructivas que las de las ficheras. Noroeste, p.4. 

    (7 de febrero de 1992). El jaripeo, una diversión nacional. Noroeste, p.7.

    (13 de febrero de 1992). Ramón Ayala en serios problemas. Noroeste, p.5.

    (13 de marzo de 1992). Vuelven los jaripeos de altura. Noroeste, p.3. 

    (3 de abril de 1992). Luis Miguel vende discos a nivel internacional, pero en Culiacán le gana Chalino Sánchez. Noroeste, p.9. 

    (22 de septiembre de 1993). Jóvenes recios se lanzan al rodeo. El Porvenir, p.7. 

     

  • Violencia en la literatura mexicana

    Violencia en la literatura mexicana

    Luis Omar Montoya Arias

    Francisco Ezequiel Zamudio

    La violencia como constante en la historia de México –siglos XX y XXI– está registrada en El Llano en Llamas de Juan Rulfo y en Las Muertas de Jorge Ibargüengoitia. “Mañana estarás muerto o tal vez pasado mañana o dentro de ocho días” (Rulfo, 1993, p. 33), es una sentencia existencial que comparte el jalisciense en su obra. La enunciación asume vigencia en los tiempos que nos toca vivir. Ibargüengoitia relata en Las Muertas: 

    Hace calor, las moscas se paran en la cara del capitán, los cazahuates están floreando. Detrás de él va una fila de soldados montados, que atajan con la mano las ramas de los huizaches. Delante de él va un solo hombre: un ranchero de huaraches y sombrero ancho que camina a pie. Es el informante. La vereda se hace cada vez más angosta y cuando parece que se acaba, el ranchero se detiene y levanta el brazo para señalar algo que está del otro lado de la cañada: allí están las flores [amapolas]. (Ibargüengoitia, 2015, p. 39). 

    El texto del guanajuatense hace referencia al narcotráfico. Más adelante señala que “el agente Guillomar hizo viajes a San Pedro de las Corrientes y habló varias veces con Humberto Paredes. Es posible que haya estado en la casa de la calle de Los Bridones. No se sabe qué dijeron. Quizá el agente fingió querer vender un plantío o comprar droga” (Ibargüengoitia, 2015).

    La violencia, el contrabando y el narcotráfico pueden rastrearse en y desde la literatura. El Llano en Llamas es de 1953 y Las Muertas de 1977; y entre ellas, dando inicio a la novela negra en nuestro país en 1969, El Complot Mongol de Rafael Bernal. Éste puede ser considerada el antecedente de la narco novela (Morales y Carrillo, 2017).

    El Llano en Llamas es una exaltación a la mexicanidad. Sus ejes temáticos son el reparto agrario, la violencia, la vida rural en México, la ausencia de agua como causa de crisis económicas, la prostitución y la muerte. Las Muertas de Jorge Ibargüengoitia recuperan la historia de Las Poquianchis en el Bajío mexicano; habla de danzones, mariachis, fútbol, lesbianismo, homosexualidad, extorsión, violencia y narcotráfico. El Complot Mongol, como lo indican Morales y Carrillo (2017, p. 212), se hace referencia a los barrios bajos de la capital del país, a los fumaderos de opio y a las mafias chinas de la época de las 60 del siglo XX.

    “El corrido no es un cuadro adornando la pared. Es un hombre con un arma”, refiere la narrativa de Herrera en Trabajos del Reino. “Se miraban como estrellitas de película, aunque nomás fueran señoritas de corrido” (Herrera, 2010, p.65). En la obra de Yuri Herrera, se explora a Lobo, protagonista de la historia, a quien “le pusieron un acordeón en sus manos. Su padre le enseñó a combinar los botones y cómo el fuelle suelta y aprieta el aire para colorear sonidos. Se fueron pal norte y le dejaron el acordeón para que se metiera a las cantinas; supo que los boleros admiten cara suave y que los corridos reclaman historias” (Herrera, 2010. 16). 

    Desde el siglo XIX, la violencia y el contrabando han quedado registrados. Los Bandidos de Río Frío de Manuel Payno (2018), así lo demuestran: 

    La ciudad por todas partes era turbada en las noches por lejanos ladridos de los perros que estaban fuera del alcance de la matanza y por los dolorosos quejidos y aullidos de los que morían o quedaban heridos. Muchas noches era imposible dormir y las calles amanecían manchadas de sangre (Primera parte, Capítulo X).

    -¿No ha llegado La Voladora? -preguntó el teniente de la garita a uno de los guardas que se ocupaba del despacho aduanal de las canoas.

    – ¿Por qué preguntaba, mi teniente, por La Voladora? 

    – Porque he tenido denuncia de que debajo de las arcinas de paja que debe traer como única carga, encontraremos un contrabando de aguardiente. Mucho cuidado, y avíseme cuando llegue esa canoa (Primera parte, Capítulo XXIX).

    Gabriel Ferry, viajero francés en el México de esa época, cuenta: 

    Había oído hablar con frecuencia de Albino, uno de los más audaces contrabandistas de la costa, bajo el régimen español. Era una guerra a muerte entre los guardias de la aduana y los enemigos del fisco, y en aquellas luchas mortales, Albino Conde se había creado una fama extraordinaria (Ferry, 1945, p. 60). 

    Albino Conde fue el personaje central de un romance colonial, denominado Yo soy el contrabandista. La violencia, problema constante en la historia de las civilizaciones humanas, fue generada por los españoles en México. Ferry lo registró de este modo: 

    De cada una de las ramas del mezquite pendía una cabeza sangrienta, testimonio de la crueldad de los españoles. El árbol, bajo el cual había yo buscado un abrigo, era uno de esos monstruosos trofeos, que el salvaje furor de los soldados de Calleja multiplicaba en nuestros campos. No pude contemplar por mucho tiempo aquella horrible pirámide de restos humanos. Creía conocer entre aquellas horribles cabezas las facciones de algunos compañeros de armas, y casi desmayo. Desde que habita en la República, ha de haber usted encontrado más de una vez, algunos árboles cargados de cruces de madera. Pues bien, en lugar de cada uno de esos fúnebres emblemas, había antes la cabeza de un insurgente. En el Bajío, sobre todo, esos árboles que sostienen 50 o 60 cruces, recuerdan el principal teatro de nuestras luchas revolucionarias. A los españoles pertenece la idea de esas sangrientas exhibiciones; pero concluimos por mejorarles su invención, puesto que a nuestro turno clavamos en las ramas de los árboles millares de cabezas, y éstas no fueron reemplazadas por cruces expiatorias (1945, p. 87).

    Como es de notarse, la literatura pone al descubierto la añeja existencia de los problemas que desangran a los mexicanos del siglo XXI. No se afirma que la violencia y las actividades ilícitas referidas sean un fenómeno cultural o un elemento identitario, sino que se trata de aspectos que han sido registrados en las obras literarias desde el siglo XIX: son problemas que se han construido a través del tiempo. Al abordarlos, debemos ponderar contextos sociales y procesos históricos.

    El contrabando es una de las claves sociales para entender el siglo XIX mexicano.  Este fenómeno lo podemos rastrear hasta el siglo XVI, en los prolegómenos de la llamada Época Colonial (1521-1821), en la figura de la piratería. Esta actividad, de acuerdo con De la O (2016) constó de las siguientes etapas: la primera que cubre de 1527 a 1620-1630 con el actuar de los corsarios, “navegantes no hispanos que se adentraron a las aguas del Golfo-Caribe con la anuencia real de sus respectivos reyes” (p. 48); la segunda que va de 1620-1630 a 1670 que registra la presencia evidente de contrabandistas y el surgimiento de filibusteros –término derivado “del empleo de un tipo de embarcación ligera para realizar actividades de saqueo en la mar– y bucaneros –“cazadores de ganado cimarrón, del cual aprovechaban carne y pieles con el fin de aprovisionar barcos extranjeros” (pp. 48 y 49); y la tercera de 1670 a 1750 propia de los piratas, “navegantes dispuestos, en teoría, a llevar a cabo asaltos a cualquier barco sin importar la corona a la que pertenecieran” (p. 49).

    La piratería implicó un medio para quebrantar el orden establecido por la Casa de Contratación de Sevilla en lo concerniente al actuar extranjero en el Nuevo Mundo. Debe recordarse que lo que dio origen a estas prácticas ilegales fue el hecho de que, en teoría, la corona española era la única autorizada para comerciar con dichos territorios de manera directa. Las naves no hispanas justificaron su arribo a esa parte del globo en el deseo de participar de la explotación de los recursos presentes en ella. La violencia fue un medio para conseguirlo en forma de botín, aunque también se hizo por medio de la negociación (De la O, 2016, pp. 49 y 50).

    En términos generales, ese intercambio aludido puede ser definido como contrabando. “Conjunto de prácticas que propiciaron el contacto comercial directo entre extranjeros y súbditos de la Corona hispana, lo cual conllevó la violación de normativas en tal materia”.  Esta conducta puso en marcha la mancuerna “piratería-comercio gracias a la generación de redes de intercambio” no solo presentes en la región costera, sino dentro del territorio continental, lo cual avivó el nacimiento de mercados internos donde participaban, desde las autoridades hasta la gente común y corriente (De la O, 2016, pp. 50 y 51).

    En el siglo XIX fueran los ingleses quienes practicaran “desde su base en Jamaica, un extenso comercio ilegal con la América española. A través de Veracruz, comercializaban productos alemanes” (Bernecker, 1993, p. 394). Aunque parte de la mercancía ilegal durante esta centuria entraba a México por Veracruz, otra hacía lo propio por Guaymas, Sonora; Mazatlán, Sinaloa; Manzanillo, Colima y Acapulco, Guerrero. Durante la etapa de Independencia, el comercio ilegal sobrepasó al legal, en números absolutos (Bernecker, 1993, p. 395). 

    Si bien desde 1823 quedó prohibida la importación de artículos españoles a México, se podía conseguir papel y brandy de Barcelona, hierro de Vizcaya, vinos de Jerez y Málaga, aceitunas y pasas de Andalucía (Bernecker, 1993, p. 397). En 1827, una tercera parte de los bienes extranjeros consumidos en México, eran importados ilegalmente (Bernecker, 2005, p. 135).

    El puerto de Guaymas en Sonora fue utilizado por los contrabandistas para comercializar metales preciosos (Bernecker, 1993, p. 397). Mazatlán era el único puerto en el que los grandes buques que iban de América del Sur a San Francisco, podían proveerse (Bernecker, 1993, p. 398). Los españoles gustaban de contrabandear por los puertos de Manzanillo, Tampico y Veracruz (Bernecker, 1993, p. 415).

    La ruta Kentucky-Chihuahua, fue una de las más importantes para el contrabando del siglo XIX. Se contrabandeaba hilo, tejidos y algodón (Bernecker, 1993, p. 399). Yucatán importaba, ilegalmente, manta de algodón producida en Manchester e introducida por la Honduras Británica (Bernecker, 1993, p. 400). “Público y notorio es que en la frontera, en la feria de San Juan de los Lagos, en la capital de la República y en Puebla, se vendan efectos extranjeros prohibidos por el arancel. Los jabones finos nunca se han fabricado en el país, y siempre se han introducido sin respetar las prohibiciones” (Bernecker, 1993, p. 400), declaró Manuel Payno, Ministro de Hacienda de México, en 1850, y autor de Los Bandidos de Río Frío. 

    José María Luis Mora afirmó que dos terceras partes de los bienes de consumo no pagaron aranceles de importación durante el siglo XIX, y que el Estado no percibía ni la mitad de los aranceles de importación que legalmente le correspondían (Bernecker, 1993, p. 396). 

    Tejidos de algodón cuya importación estaba prohibida, eran mezclados con lino. Los comerciantes enviaban sus productos a Nueva Orleans, después alquilaban barcos e importaban los productos bajo la bandera mexicana. Se izaba en barcos ingleses una bandera mexicana para evadir impuestos (Bernecker, 1993, p. 406). 

    Las regiones siempre se sentían desatendidas por el centro político. La prohibición de fábricas de tejidos cerca de las costas fue un agravio para los empresarios (Bernecker, 1993, p. 415). Pensemos la corrupción como un problema histórico y como la base de la violencia que padecemos. De la promoción y difusión de la violencia participan distintos actores sociales, no solo los gobiernos y políticos de base. La corrupción mexicana encubre a la sociedad, en su inmoralidad y maldad.

    Fuentes consultadas

    Bernecker, W. (1993). Contrabando, ilegalidad y corrupción en le México decimonónico. Revista Espacio, tiempo y forma, 393-418.

     

    Bernecker, W. (2005). Contrabando en el México decimonónico. Revista América Latina en la historia económica, 24, 133-149.

     

    De la O, R. (2016). Acuerdos comerciales entre corsarios y españoles en el Golfo-Caribe, siglo XVI. Revista Mexicana del Caribe, 21(1), 42-89.

     

    Ferry, G. (1945). La vida militar en México. Ciudad de México, México: Editorial América.

     

    Herrera, Y. (2010). Trabajos del Reino. 

     

    Ibargüengoitia, J. (2015). La Muertas. Ciudad de México, México: Planeta.

     

    Morales, E. y Carrillo, G. (2017). Antropología y literatura sobre drogas y narcotráfico: México y Colombia. Cuadernos Americanos, 161(3), 195-219. Consultado en: http://www.cialc.unam.mx/cuadamer/textos/ca161-195.pdf.

     

    Payno, M. (2018). Los bandidos de Río Frío. Menorca, España: Biblioteca Digital Abierta. Consultado en: https://www.textos.info/manuel-payno/los-bandidos-de-rio-frio/descargar-epub

     

    Rulfo, J. (1993). El Llano en Llamas. Barcelona, España: Anagrama. 

     

  • El corrido mexicano como referente literario

    El corrido mexicano como referente literario

    Luis Omar Montoya Arias

    Karla Liebed Solís García

    Hasta hace tres décadas, la academia mexicana aceptaba sin cuestionamientos el origen andaluz del corrido (Stanford, 1984, p. 16). El máximo difusor de esta vertiente fue Vicente T. Mendoza, quien comenzó a trabajarla en 1926. Mendoza es autor de “Romance y Corrido” (1939), “Cincuenta Romances” (1940), “Cincuenta Corridos Mexicanos” (1941), “La Décima en México” (1947), “El Corrido Mexicano” (1954) y “El Corrido de la Revolución Mexicana” (1956), editados por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) (Moedano, 1976, p. 67). Hoy sabemos que el vals es un elemento determinante para el desarrollo histórico, musical y estético del corrido mexicano (Tinajero, 2004, p. 24).

    Durante el siglo XIX existió el tráfico de especias, telas y hierbas aromáticas entre los Estados Unidos y México, en un flujo de ida y vuelta (Ramírez-Pimienta, 2011, p. 22). De 1920 a 1933 estuvo vigente la Ley Seca estadounidense. En este periodo se compusieron y grabaron “Los Tequileros” en 1930 (Giménez, 2007, p. 387) y “El Contrabando de San Antonio” (Ramírez-Pimienta, 2011, p. 36). El Contrabando de El Paso fue llevado al registro discográfico en 1928 por RCA. Los hechos ocurrieron en agosto de 1924 (Ramírez-Pimienta, 2011, p. 37).

    “El Pablote”, compuesto e interpretado por José Rosales, data del 8 de septiembre de 1931. “Morfina y “Cocaína” creado por Manuel Cuellar Valdez, se hizo disco el 9 de agosto de 1934 (Ramírez-Pimienta, 2011, p. 52). Días después se grabó “El Contrabandista” de Juan Gaytán, que junto a Manuel Cuellar Valdez y José Rosales, deben ser considerados los primeros compositores de corridos de narcotráfico en la primera mitad del siglo XX (Ramírez-Pimienta, 2011, p. 62). 

    Mariano Reséndez Garza, hijo de una familia acaudalada, fue propietario de la Importadora Casa Resendeña; se desempeñó como contrabandista de armas, comestibles y telas provenientes de Indiana, Estados Unidos, durante el siglo XIX. Introducía sus mercancías por Camargo y Reynosa, Tamaulipas (Ramos, 1991, p. 3). Murió en Agualeguas, Nuevo León, frontera con Tamaulipas, México, en 1887 (Ramos, 1991, p. 5). Su historia está íntimamente vinculada con la del Coronel Nieves Hernández. 

    Nieves Hernández nació en Jaumave, Tamaulipas, en 1849 (Ramos, 1991, p. 9). Comisionado por Porfirio Díaz para combatir a gavilleros y contrabandistas, destacó como militar corrupto: brindó protección a delincuentes y él mismo se erigió como contrabandista. Estuvo en la nómina de Mariano Reséndez a quien otorgó protección (Ramos, 1991, p. 11). En enero de 1891 fue puesto a disposición del Consejo de Guerra, en Monterrey, Nuevo León. Se le acusó de traición, negligencia y falsedad. Recluido en la penitenciaria militar de Tlatelolco, Ciudad de México, murió en 1898 (Ramos, 1991, p. 13). 

    Nieves Hernández es una clara muestra de un “corrido por encargo”, escrito a finales del siglo XIX. El objetivo de la composición era brindar una versión oficialista del personaje. Exagera al dar cuenta de supuestas virtudes y atributos. Tergiversa el desenlace del personaje al afirmar que murió en una emboscada, cuando en realidad falleció en el presidio de Tlatelolco, en la Ciudad de México. 

    Reséndez fue sitiado en Reynosa, Tamaulipas. Pide ser entregado a Nieves Hernández, quien se encontraba en Matamoros. Reséndez creyó que obtendría protección de Hernández por los antecedentes entre ellos, pero éste se vio imposibilitado por la intervención de Bernardo Reyes, Gobernador de Nuevo León. El fusilamiento de Reséndez fue ordenado por Reyes en Cerralvo, Nuevo León (Ramos, 1991, p. 7). Sugerimos escuchar los corridos de Mariano Reséndez y Nieves Hernández, con Los Cachorros de Juan Villarreal y con Carlos y José.

    El corrido del hampa fue grabado el 9 de septiembre de 1935 por el dueto Flores y Durán, habla “de las mujeres galantes, viciosas y malhechoras que en Ciudad Juárez hay de a montón” (Ramírez-Pimienta, 2011, p. 65). “La Canela” es un corrido que relata lo sucedido en 1934: el contrabando de canela de Ceilán a Monterrey, Nuevo León, vía Reynosa, Tamaulipas (Ramírez-Pimienta, 2011, p. 33).  El corrido de Mier y los dos contrabandistas rescatan el tráfico de radios y grabadoras de Estados Unidos a México (Ramírez-Pimienta, 2011, p. 34). 

    Pablo González, “Pablote”, fue un traficante de Chihuahua, México, que murió a principios de 1930. Fue esposo de Ignacia Jasso “La Nacha”. La pareja lideró la mafia de Ciudad Juárez, Chihuahua, durante la década de los veinte del siglo pasado. Sus competidores eran emigrantes chinos que se dedicaban al tráfico de opio y que llegaron a Juárez luego del terremoto que azotó a San Francisco, California, en 1920 (Ramírez-Pimienta, 2011, p. 53). A la muerte de Jasso, misma que aconteció en 1970, el negocio quedó en manos de Manuel, Natividad, Ignacia y Pabla, sus hijos. La banda del Pablote y La Nacha traficaron marihuana, morfina y heroína (Ramírez-Pimienta, 2011, p. 70). 

    Paulino Vargas Jiménez fue uno de los 25 hijos que tuvo su madre. Además del inmenso talento artístico que poseía, don Paulino Vargas compuso decenas de corridos gracias a que “estuvo presente en muchos peligros”. Como lo dijo en vida: “Para hablar de la lumbre hay que quemarse” (Vargas Jr., comunicación personal, 24 de febrero de 2012).  Llevó su premisa hasta el límite. 

    Paulino Vargas Jiménez, padre del corrido moderno y fundador de Los Broncos de Reynosa, comenzó grabando directo a la matriz, en un canal. Vargas trabajó desde joven. “Andaba de gira, se encontraba con Las Hermanas Huerta y le grababan canciones” (Vargas Jr., comunicación personal, 24 de febrero de 2012). La editora se dedicaba a cobrar sus regalías. Firmó con Intersong [hoy parte de Warner Music]. Vargas decidió armar su propia editora. Nace Paulino Musical en1978. A partir de 1989, Paulino Vargas hijo, se hizo cargo de ella. Paulino Vargas Jiménez estuvo en Warner, en EMI y en la SACM. Vargas Jiménez se salió de la SACM porque las cuentas no eran claras respecto a las regalías provenientes de los Estados Unidos. La jubilación que la SACM ofreció a Vargas Jiménez fue de 1,000 pesos mensuales. Paulino Vargas Jiménez tuvo fricciones con Roberto Cantoral. Dejó a la SACM en 1996. Optó por afiliarse en Estados Unidos. Teodoro Bello, abandonó a la SACM a los meses. Tras la muerte de Javier Núñez en 1991 a los 73 años de edad, Paulino Vargas hijo, se integró por completo al equipo de trabajo de su padre y de Los Broncos de Reynosa.   

    Paulino Vargas Jiménez fue un hombre de poder que trabajó, cantó y tocó para políticos y capos del narcotráfico mexicano. “Admirador de Pancho Villa, estuvo de lado del pueblo y contra la desigualdad social. En vida, apoyó a enfermos y familias necesitadas”. A Paulino Vargas sus compañeros músicos, lo recuerdan con cariño. 

    Sugerimos escuchar “El Poder de la Firma”, “Los Súper Capos”, “Al Filo del Reloj”, “Allende el Bravo”, “La tumba del Mojado”, “El Cuerno de Chivo”, “Las Mujeres de Juárez”, “Ramiro Sierra”, “Carga Ladeada” y “Clave Siete”. Su último corrido fue grabado por Los Tigres del Norte y se intitula “Reina de Reinas”, dedicado a Sandra Ávila Beltrán. Desde principios de 1970, la obra de Vargas Jiménez fue censurada por el gobierno mexicano. Llegó a estar preso por Camino de Sacramento, corrido dedicado a Antonio López de Santa Anna, Presidente de México durante el siglo XIX. “Los parientes del político mexicano, se quejaron en la Secretaría de Gobernación. Lo presaron. Afortunadamente no ficharon a mi padre. No hubo papeleo” (Vargas Jr., comunicación personal, 24 de febrero de 2012).

    Vargas Jiménez componía para escuchas especializados; gracias a sus relaciones laborales, desde la época de Pedro Avilés, en la década de 1970, tuvo acceso a fuentes primarias. Cuando cayó Rafael Caro Quintero, en la década de 1980, grupos norteños “fueron requeridos por el gobierno mexicano como parte del desahogo de pruebas, entre ellos Paulino Vargas Jiménez. Las posibles imputaciones en su contra, fueron desestimadas por un juez” (Vargas Jr., comunicación personal, 24 de febrero de 2012). Es conocido como el Tucídides de la música norteña mexicana. 

    En 1975 hizo el disco “Carga Ladeada”, con CBS: la alemana Peerless se había negado a hacerlo por miedo a sanciones económicas y vetos del gobierno mexicano. En esa época Paulino Vargas Jiménez colaboró de cerca con Federico Méndez. En la década de 1960 entregó a Los Relámpagos del Norte, “El Espejo y “Con la Tinta de mi Sangre”, melodías que se volvieron referentes en la obra musical de Ramón y Cornelio. Existe una novela de Luis Humberto Crosthwaite, inspirada en la existencia musical de Los Relámpagos del Norte, misma que se intitula, Idos de la mente. Sugerimos escuchar la canción norteña que lleva el mismo nombre. 

    Lino Quintana es un personaje central en “La Banda del Carro Rojo” de Paulino Vargas Jiménez. Ambos se conocieron en 1972. La fuga del rojo se derivó de Carga Ladeada. Román Iriarte y Muerte Anunciada, son corridos inspirados en Colombia. “El veto a mi padre, continúa. Siguen llegando multas por tocar sus corridos” (Vargas Jr., comunicación personal, 24 de febrero de 2012).

    En 1984 Los Broncos de Reynosa compartieron estudio de grabación con don Antonio Aguilar. Paulino y Javier grabaron 15 canciones con banda. Se incluyeron corridos como el “Dr. Fonseca”, “Los Tres Gallos” y “La Tragedia de Gilberto”. Cabe destacar que, a pesar del veto constante que sufrió la obra de Paulino Vargas Jiménez, cada vez que Los Broncos de Reynosa se presentaron en Siempre en Domingo del celayense Raúl Velasco, gozaron de libertad para interpretar lo que quisieron. El hecho demuestra el poder de Televisa, Azcárraga y Velasco, y la importancia artística de Paulino Vargas y de Los Broncos de Reynosa.

    En una entrevista realizada a Paulino Vargas hijo, en Saltillo, Coahuila, declaró:

    Hice tres producciones de norteño, dos de ellas me las hizo mi papá. Hice dos de banda sinaloenses con adornos de acordeón y uno con norteño-banda que ya había hecho mi papá, pero que no comercializó. La Huella del Alacrán fue un corrido que me grabaron Los Tigres del Norte. Estoy en contacto con las canciones de mi papá. Él me motivó a componer. En un principio pensé que me estaba fusionando con mi padre. Yo le pedí que no me hiciera las canciones porque sería hacerme tonto y el día que no estuviera, quién me las haría. Al final me las hizo por completo y él me decía que no dejaba ayudar. En una de esas se vino la grabación de Los Tigres del Norte y mandé mi corrido. Tenía una pista de banda con esa canción y mandé varios corridos de mi papá. Me habló quien lleva la editora y me dijo que Jorge la quería, pero cantada por mi papá. Mi padre me la grabó y se la enviamos a Los Tigres del Norte. Cuando escogieron mi corrido, le dio gusto. De ahí respetó más mi faceta de compositor. Tengo 20 temas que me grabó mi padre con el acordeón y cantándolas. Tengo seis producciones trabajadas sobre la obra de mi padre. La Huella del Alacrán es verídica. Conocí al personaje en Estados Unidos. Este señor era dueño de una disquera que se llama, Alacrán Records. El señor es de Durango. Él creo a Los Tucanes de Tijuana, musicalmente hablando. El señor combinaba los negocios. Estaba en California y conectaba gente que venía de México con gente de los Estados Unidos: era intermediario, los ponía en contacto. Hizo mucho dinero. Con lo de la disquera trabajó mucho. Hizo a El Chapo de Sinaloa, cantante de banda sinaloense. Entonces el hermano andaba queriendo meter mano, quería entrar al negocio y lo pescaron. Ya lo habían agarrado, pero no pudieron probarle nada. Nunca lo pudieron conectar con el dinero. Finalmente lo vinieron soltando sin pagar nada, porque al principio le pedían cinco millones de dólares. Pasaron 10 años de eso y resulta que el hermano lo entregó. Está preso en Chicago. Él traspasó a Los Tucanes de Tijuana a EMI-casa grabadora, negocio por el que recibió cinco millones de dólares. El hermano andaba haciendo su negocio. Este señor trabajó con gente de Amado Carrillo y con la familia Arellano Félix. Me contó su historia. En su disquera mi papá grabó un disco, en 1994. Íbamos a sacar dos discos, pero el segundo ya no salió por sus problemas. Fue el disco que había producido en EMI. Lo relanzó este señor. Tenían estudio en Los Mochis (Vargas Jr., comunicación personal, 24 de febrero de 2012).

    Jorge Hernández de Los Tigres del Norte declaró que:

    El corrido se interpreta en Europa. Lo hemos cantado en Japón y Alemania. Trabajamos en España y Marruecos. Exponemos la historia de la cultura mexicana. Nuestros temas han sido analizados por los grandes maestros del corrido. Somos unos narradores que contamos historias. El corrido mexicano tiene una importancia muy grande en otros países y en México. Los mexicanos vivimos el corrido y los extranjeros tratan de entenderlo. (Hernández, J., comunicación personal, 29 de octubre de 2005). 

    La música norteña aparenta sencillez en su estructura; sin embargo, es en su función social donde hay que concentrarnos. El corrido y sus vehículos [música norteña, banda sinaloense] pretenden comunicar historias, por eso Hernán Hernández, bajista de Los Tigres del Norte, habla del corrido mexicano como un nódulo de fuerza narrativa. Es ahí donde se explica la vigencia social del corrido (Hernández, H., comunicación personal, 29 de octubre de 2005). No extraña que en el norte, “la música de chirrines, la banda y los corridos, rifen” (Sosa, comunicación personal, 5 de septiembre de 2005).

    El corrido mexicano se difunde en Europa, Asia, Sudamérica y Estados Unidos. En Chicago, por ejemplo, una de las avenidas más importantes lleva el nombre de Los Tigres del Norte. En Colombia se escriben corridos que narran historias de traficantes como Manuel Moreno y Pablo Escobar. Los españoles hacen novelas mexicanas, e incluso hay investigadores que se especializan en el corrido.

    Si pensamos en los narcocorridos como narraciones que exaltan a personajes vinculados con el tráfico de drogas ilegales, “El Pablote” es el primer narcocorrido de la historia. El narcocorrido surge de la mano del registro discográfico. Antes del disco, el narcocorrido no existía. El narcocorrido como fenómeno cultural se consolidó entre la Depresión de 1929 y la Segunda Guerra Mundial. El corrido de contrabando se centra en las historias del negocio. El narcocorrido relata, en primera persona, los excesos, consumos culturales, comportamientos y representaciones sociales de quienes naufragan en ese mundo. El narcocorrido aspira a la mitificación del personaje. El corrido de contrabando da cuenta de lo sucedido, lejos de aspiraciones hedonistas: su centro es la narración. 

    El narcocorrido detalla los excesos del capo y promueve el consumo de drogas. El corrido de contrabando es un registro que se apoya en contextos históricos y apela a coyunturas sociales. Para el corrido de contrabando el acontecimiento es lo más importante. El narcocorrido prioriza la ficción. El corrido de contrabando se preocupa más por la veracidad de lo narrado. El narcocorrido vive cercano a la fantasía y a la “diarrea mental”. El corrido de contrabandistas surgió en La Colonia; sus actores iniciales fueron los piratas que acecharon Tabasco, Campeche y Yucatán. 

    Desde la época colonial, cuando los españoles gobernaban al México actual, se compusieron e interpretaron corridos que hablaban de contrabandistas. Llamo a esos vestigios históricos “corridos de contrabandistas”. El corrido de narcotráfico y el narcocorrido, surgen durante la primera mitad del siglo XX, de la mano del apunte fonográfico. El corrido de contrabando es un producto de La Colonia. El corrido de narcotráfico y el narcocorrido son un invento del siglo XX; desde entonces conviven y coexisten. Uno no le antecede al otro, surgieron en el mismo momento. El narcocorrido es una invención de las industrias culturales, primero desde lo conceptual, después desde lo vivencial y hoy desde lo visual.

    En este sentido, reviste de importancia el testimonio de Paulino Vargas JR, hijo del líder-fundador de Los Broncos de Reynosa, dado en Saltillo, Coahuila, México, el 24 de febrero del 2012 durante una entrevista:

    El alterado es un mercado de moda. Provocó que la gente regresara a las raíces de la música norteña. Las corrientes actuales son una escuela del mal. Estos chamacos pierden de vista el panorama. Muchos de ellos no conocen a gente de peso; si acaso personas de bajo rango. Desde ahí hablan. No sabe cómo está el negocio. Creen que todo es echar balazo, rafagear y subirse a coches nuevos. Los jóvenes creen que así operan los delincuentes. Caen en el espejismo de las cosas fáciles. Escuincles que no pueden sostener un rifle porque no cuentan con el adiestramiento. Se trata de sobrevivir, no de matar. El verdadero capo negocia, no enfrenta. La clase más baja es carne de cañón. Los pandilleros se están acabando porque todos andan metidos de sicarios. Chamacos que a los 14 años mueren. Vivimos entre gente resentida. Hay confusión. La vida fácil no existe. El Movimiento Alterado es una moda. La gente se satura de tanta barrabasada. Esto provoca vacíos y daña a los verdaderos compositores. Están matando a la música. Los corridos son una cuestión histórica. La prohibición no es el camino. Debe existir más exigencia de parte de las instancias artísticas. Propongo que antes de registrar un corrido, sea verificado por especialistas para determinar si cumple con los elementos básicos. El corrido seguirá existiendo aunque a usted no le parezca. Toda la vida el corrido ha sido una válvula de escape del pueblo. En Sinaloa han intentado prohibir los corridos y no hay manera. No se puede. Tendrían que arrancarles la piel. Es algo que los sinaloenses traen en la sangre. Por supuesto que va a mutar. El internet no lo ha podido controlar, ni en otros países que son más estrictos han podido lograrlo. La prohibición sólo hará más grande el problema. La gente vende, clandestinamente, la música (Vargas Jr., comunicación personal, 24 de febrero de 2012).

    Es en lo popular donde están las claves para acercarnos a la comprensión de los grandes problemas nacionales y, al mismo tiempo, donde está la identidad de los pueblos. Si hablamos de identidad, es mejor tenerla que carecer de ella. México ha sido una nación expansionista con identidad definida, circunstancia que le ha permitido colonizar Iberoamérica. Si Estados Unidos es la potencia militar y económica de América, México es el gigante cultural que impone modas. En otro momento, se puede discutir el término “cultura” desde la historia conceptual. Para muchos, El Chavo del Ocho, La India María, Chabelo, El Chapulín Colorado y Cuauhtémoc Blanco, no son cultura, sino productos comerciales. Lo concreto es que millones de humanos asocian a México con estos rasgos populares.

    Apelando a la identidad, fenómenos como la banda de viento sinaloense, la norteña y la música grupera, deben estudiarse. Por varias razones, la gente se refugia en estas músicas para narrar su existencia. Esto mismo sucede en el ámbito cinematográfico y televisivo, con las películas y las series o telenovelas que giran en torno al tema del narcotráfico, que han tenido gran aceptación y han sido seguidas por distintos sectores de la población. Desde la década de los 70 del siglo pasado varios directores encontraron inspiración con este telón de fondo. 

    Con la agudización del problema, han llegado a las salas películas como El Infierno, de Luis Estrada. El argumento de la obra, donde el narcotráfico es el quid, involucra temas secundarios relacionados con la pobreza, la desigualdad y la codicia. “Las acciones de intimidación por parte de los narcotraficantes son un tema muy recurrente, el uso de la violencia, de las armas, de la tortura, la corrupción, las narco mantas, la venganza y, por supuesto, los asesinatos” (Tiznado, 2017, p. 104 y 105). 

    Bibliografía

    Bernecker, W. (1993). Contrabando, ilegalidad y corrupción en le México decimonónico. Revista Espacio, tiempo y forma, 393-418.

    Bernecker, W. (2005). Contrabando en el México decimonónico. Revista América Latina en la historia económica, 24, 133-149.

    Giménez, G. (2007). Estudios sobre la cultura y las identidades sociales. Ciudad de México, México: CONACULTA.

    Moedano, G. (1976). La vida y la obra de Vicente T. Mendoza (1894-1964). Ciudad de México, México: SEP.

    Morales, E. y Carrillo, G. (2017). Antropología y literatura sobre drogas y narcotráfico: México y Colombia. Cuadernos Americanos, 161(3), 195-219. Consultado en: http://www.cialc.unam.mx/cuadamer/textos/ca161-195.pdf.

    Ramírez-Pimienta, J.C. (2011). Cantar a los narcos. Ciudad de México, México: Planeta.

    Ramos, F. (1991). Mariano Reséndez y sus corridos. Ciudad Victoria, México: Gobierno de Tamaulipas.

    Rulfo, J. (1993). El Llano en Llamas. Barcelona, España: Anagrama. 

    Stanford, T. (1984). El son mexicano. Ciudad de México, México: Fondo de Cultura Económica.

    Tinajero, R. (2004). El narcocorrido ¿Tradición o mercado? Ciudad de México, México: Universidad Autónoma de Chihuahua.

    Tiznado, K. (2017). Narcotelenovelas: la construcción de nuevos estereotipos de mujer en la ficción televisiva de Colombia y México a través del relato de una realidad social (Tesis doctoral). Universitat Autònoma de Barcelona, Barcelona. Consultada en: https://www.tdx.cat/bitstream/handle/10803/459153/kta1de1.pdf?sequence=1&isAllowed=y

    Entrevistas

    Hernández, Hernán [entrevista], sábado 29 de octubre del 2005, por Luis Omar Montoya Arias [trabajo de campo], El corrido mexicano.

    Hernández, Jorge [entrevista], sábado 29 de octubre del 2005, por Luis Omar Montoya Arias [trabajo de campo], El corrido mexicano.

    Rivera, José Juan [entrevista], 2012, por Luis Omar Montoya Arias [trabajo de campo].

    Sosa, Eulogio [entrevista], 5 de septiembre del 2005, por Luis Omar Montoya Arias [trabajo de campo], El corrido mexicano.

    Vargas, Paulino [entrevista], 24 de febrero del 2012, por Luis Omar Montoya Arias [trabajo de campo], El corrido mexicano.