La necesidad de entender que la profesión docente aprendida hace 10 años requiere transformación ante los cambios que demanda la realidad educativa está presente, lo que implica pensar hacia dónde deben transitar las escuelas formadoras de docentes.
Con esta reflexión abrió Ángel Díaz Barriga, investigador emérito del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación de la UNAM, la conferencia “Los Normalistas Ante los Retos de la Profesión Docente” durante su participación en el Tercer Congreso Nacional de Investigación sobre Educación Normal (CONISEN).
El especialista apuntó que la estructura de las escuelas normales tiene más de 100 años de haberse instituido, con un campo pedagógico, otro disciplinar y la práctica docente real.
“Hoy necesitamos incorporar temas emergentes, como el uso de tecnologías, pero finalmente lo que no hemos resuelto en las escuelas normales es qué profesional formamos o qué sujeto formamos. ¿Formamos un profesional de la docencia o formamos un prácticum de la docencia?”, cuestionó.
Su respuesta fue que lamentablemente la formación que se da continúa con la tradición del prácticum y no de modelar profesionales de la docencia, además de la carencia en los programas de estudios de un análisis de los temas nodales de la profesión y del quehacer docente.
Desde su concepción, un profesional de la educación es un sujeto que articula un saber pedagógico con un saber disciplinario, con apoyos como la psicología, la sociología, la antropología, la cultura social, además del contexto en el que se desempeña, integrado por la institución donde trabaja, el sistema educativo, el plantel, condiciones escolares, la cultura y ambiente escolar y los compañeros con que labora.
Entre las dificultades de las escuelas normales que enlistó, Díaz Barriga mencionó la concepción del edificio escolar obsoleto, cómo aprender la didáctica, cambiar el imaginario de la docencia y hacer del docente un tutor real.
El investigador afirmó que resignificar la profesión docente implica un cambio en la cultura global que afecta la educación, y cambiar la concepción de las disciplinas curriculares entre qué es académico y qué es cotidiano.
Consideró que asumirse como docente e “inducir a que mientras alguien es mi alumno, su aprendizaje es mi problema” sería el gran reto y logro que podrían tener las escuelas normales.
Advirtió que las disciplinas están cambiando y las escuelas normales no están investigando sobre ese cambio, pero es necesario hacerlo para reconstruir la forma de ser docente, pues hay que pasar de la clase frontal a una pedagogía del acompañamiento, yendo junto a los alumnos en sus proyectos de aprendizaje.
Finalmente, Díaz Barriga hizo una serie de planteamientos para las escuelas normales, entre ellos investigar nuevos temas para fortalecer la formación y la práctica docente; revisar cómo renovar los contenidos de los planes de estudio; actualizar la formación pedagógica para ir más allá de elaborar proyectos, hacer un portafolio o una evaluación auténtica; y actualizar la investigación sobre el debate actual de cada disciplina, en el marco del impacto que las tecnologías tienen en los sujetos.
“Tenemos que empezar a dejar los libros de psicología clásicos y empezar a preguntarnos cómo son los niños que tenemos en frente en este momento”, concluyó en su ponencia.
La tercera edición del CONISEN se realizó del 9 al 12 de abril en Playas de Rosarito, Baja California, bajo la organización de la Dirección General de Educación Superior para Profesionales de la Educación (DGESPE) de la SEP.