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La ley y los cesados

Aurelio Nuño, 1 de marzo de 2016.

resultados-evaluacion2Hay quienes la miran con ojos benévolos. La declaración del secretario de Educación Pública se ajusta al mandato de la ley. Los artículos 69 y 74 de la Ley General del Servicio Profesional Docente son claros. Establecen obligaciones y sanciones a quienes no cumplan. Como dijo el clásico, la ley es la ley.

Los tres mil 360 maestros dados de baja sabían a lo que se atenían, como expresó la consejera presidente de la Junta de Gobierno del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, Sylvia Schmelkes. Salvo pocos que no pudieron realizarlo por causa justificada, la mayoría no se presentó con el fin de desafiar al Estado.

Otros miran ese texto como una declaración de guerra al magisterio y la ratificación de que la ley es punitiva. Percibí en piezas de algunos críticos una sensación de gusto, no por los despedidos, sino porque confirma sus convicciones.

La parte oficial del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, por boca de Juan Díaz de la Torre, exigió una investigación individual para saber el motivo por el que los maestros no se presentaron al examen. Pero aceptó la decisión. Si uno piensa con mala leche, quizás el presidente del sindicato hasta se alegre porque tal vez los cesados sean sus adversarios.

Sin embargo, las fuerzas disidentes no se rinden. El secretario general de la sección 7 del SNTE, de Chiapas —uno de los territorios con predominio de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación—, afirmó que ‘‘no es real’’ la cifra de tres mil 360 profesores cesados, ‘‘somos muchos más los que boicoteamos la evaluación”.

En efecto, el secretario Nuño ofreció otra oportunidad a los 12 mil docentes de Oaxaca, Chiapas, Guerreo y Michoacán que no se presentaron a la evaluación. Pero no he leído una justificación legal que autorice a la SEP a otorgar esa merced. Quizá la ley le otorgue facultades, pero pienso que no. Que el secretario pensó en una solución política y práctica a la vez.

La cuestión política es un intento de apagar fuegos antes de que tomen vuelo. No es difícil imaginar a 12 mil docentes —y sus familiares— manifestándose de la manera en que saben hacerlo; incluso, recurriendo a acciones más violentas, pues ahora sí, en serio, sería la defensa de su empleo y su bolsillo.

La razón práctica es más apremiante. Si la SEP ya tiene dificultades para que los niños de esos tres mil 360 cesados no se queden sin maestro, la bronca con 12 mil sería casi cuatro veces mayor. No le conviene hacer enojar a los padres de familia.

nombramiento2También se puede interpretar como una táctica para ganar tiempo. Realizar otro examen de ingreso y tener un ejército de reserva con gente dispuesta a aceptar un puesto en zonas de conflicto. No compro el argumento de mi amigo, El Maestro, de que sea porque el secretario tenga miedo a la disidencia. No ahora que recibe bonos en ciertos círculos por su trato “rudo” contra “los violentos”.

Antes y más allá de esta medida, el secretario Nuño se significa por las vueltas de tuerca, que traen de cabeza a más de uno: quitarle comisionados al SNTE, que se pagaban con fondos públicos, descontar días a los faltistas, despedir a los infractores de la ley (los que están dispersos en 28 estados, no a 12 mil concentrados en cuatro), un discurso agresivo contra los adversarios y, por supuesto, de elogio a sus propias fuerzas. Pero no llega al fondo.

Me explico. El techo presupuestario de docencia se merma por la existencia de los otros comisionados. Me refiero a quienes están al servicio de la burocracia y fungen como funcionarios en la SEP y las dependencias estatales. Ellos tampoco se presentaron a la evaluación del desempeño docente. No vislumbro en las acciones del secretario una estrategia para que los ausentes regresen a sus aulas ni que se busque transformar las plazas docentes en administrativas. Mucho menos despedirlos.

En este territorio acaso la ley no sea la ley.

RETAZOS
Pascal Beltrán del Río: —¿Estuvo difícil el examen?–
Profesor Javier Rodríguez Ledezma: —Pienso que no. Con una buena preparación, todos pueden aspirar a una calificación de excelenci

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