¿Por qué hablar de cultura en una columna dedicada al tema educativo? Porque existe un código creativo en la primera que enriquece lo segundo.
Decía la escritora Virginia Woolf, que los verdaderos artistas son capaces de transmitir la emoción sin obstáculos. Al ejercer su libertad, pintores, escritores y músicos crean obras únicas que comunican al mundo cosas. Esto lo realizan de modo sensible. Con creatividad, los artistas desvelan cosas que todos sentimos pero que antes de su aparición desconocíamos. Se anticipan y son “visionarios”, como pensaría Carlos Monsiváis de los poetas.
Viviana Montserrat Quintana Rodríguez (1984), mejor conocida como Vivir Quintana es una cantautora mexicana que escribió, en 2020 y en un pizarrón de escuela, una canción “definitoria” para el México de hoy: Canción sin miedo. Su sensible protesta musical dice así: “Que tiemble el Estado, los cielos, las calles/Que teman los jueces y los judiciales/Hoy a las mujeres nos quitan la calma/Nos sembraron miedo, nos crecieron alas”.
Escuché esta canción en el concierto que Vivir la abrió a Silvio Rodríguez en el Zócalo en 2022. Bajo la lluvia, la gente la coreaba y seguía con las palmas. Pensé emocionado que esa rola es ya más significativa para México que la lírica del cubano.
Vivir escribe canciones de amor, pero también, confiesa en su diario publicado por Sextopiso, “de algunas situaciones sociales” que veía en su contexto y que “resonaban” con ella. De hecho, su último disco intitulado “Cosas que sorprenden a la audiencia” le da vuelta a la tradición e incluye 10 alegres corridos con una temática cruel e injusta. Ahí, la compositora mexicana nos lleva a conocer el sentir de mujeres presas que han matado a sus agresores hombres: “Ahora vivo en prisión encerrada y me siento más libre que en casa”.
Ante esto, no faltará el gobernador despistado, académica, alcalde o presidenta “con A” que se alarme y culpe a la música de Vivir de hacer “apología del delito”. Esto comprobaría, una vez más, la desorientación del político actual y no pocos académicos y académicas.
La canción popular describe con sensibilidad la realidad, no la orienta. ¿Quién en su sano juicio puede comprobar que lo que se canta, pinta o narra en la literatura o en la poesía cambia la realidad a modo? El arte no moraliza, al contrario, nos ayuda a conocer la “realidad real” por medio de la sensibilidad y por eso, emociona.
La violencia, he escrito en estas páginas, “es deplorable desde cualquier punto de vista, pero esta surge y se recrea por medios más amplios y complejos que por el simple hecho de escuchar un corrido […]. Imaginación y realidad son distintas.” (“¿A las cuántas canciones nos volvemos buenos?”, 16/07/25). La realidad es fuente de lo que se canta. Los culpables de la inseguridad son los gobiernos y ciertos grupos, no los cantantes.
Y cuando uno piensa que este país ya no tiene viabilidad por tanta violencia y por el mal proceder gubernamental, se abren resquicios de verdadero humanismo. La música de Vivir Quintana es combativa porque aspira, sensiblemente, a la paz. Sus canciones “nos llegan” no por la maldad que hay en los seres humanos, sino por lo que éstos pueden llegar a ser, diría Jean Paul-Sartre.
Vivir Quintana fue una niña inquisitiva, profesora normalista, activista y ahora, es una gran compositora que transmite emociones sin obstáculos, al igual que lo hicieron los maestros del canto popular mexicano que le han antecedido. Constata que el arte y la cultura nos ayudan a aprender sin moralizar. Misión cumplida, maestra.
A casi ocho décadas del nacimiento de la UNESCO, los indicadores muestran que el acceso a la ciencia, la cultura y la educación sigue siendo un privilegio desigual. La celebración del 4 de noviembre exige menos discursos y más acciones.
4 de noviembre: de los ideales fundacionales a la urgencia contemporánea
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO, nació en un contexto de reconstrucción tras la Segunda Guerra Mundial, con la firme intención de prevenir futuros conflictos mediante la promoción del conocimiento y el entendimiento mutuo.
Esta efeméride, sin embargo, exige una mirada crítica: ¿qué tanto hemos logrado en términos reales? ¿No es momento de evaluar el impacto de las políticas públicas más allá del discurso institucional?1.
La idea de establecer una fecha para recordarnos lo importante que es el trabajo en las sociedades sobre educación, ciencia y cultura obedece a poner juntas aquellas áreas que dotan a las personas de herramientas universales para enfrentar situaciones que la vida cotidiana, el ámbito laboral y profesional nos demandan permanentemente.
La educación permite el constante aprendizaje, la ciencia ayuda a tomar decisiones basadas en evidencia y la cultura nos recuerda el esfuerzo continuo de las generaciones que nos antecedieron.
Interdependencia entre los tres pilares
Aunque la interconexión entre educación, ciencia y cultura está ampliamente aceptada, los sistemas de gobernanza global y nacional siguen abordándolas como fenómenos independientes. La falta de un enfoque transversal impide respuestas integrales a problemas estructurales como la desigualdad, el analfabetismo funcional, la falta de inversión en investigación y la precariedad del acceso cultural a comunidades vulnerables2.
La verdadera intersección debe generar una vinculación que permita abordarlas como actividades prácticas que se realizan dentro de la escuela, la familia y los espacios sociales.
Avances fragmentados en contextos de alta desigualdad
Si comparamos las condiciones en que estábamos durante y después de la segunda guerra mundial con las condiciones de la sociedad actual, no podríamos negar que hemos avanzado, pero considero que aún tenemos deudas muy evidentes.
Según los datos emitidos por Human Rights Watch (2025), 617 millones de personas carecen de habilidades básicas para la lecto-escritura, lo que cuestiona la eficacia de los sistemas educativos contemporáneos, y sobre todo se pone en tela de juicio la capacidad de los países para generar estrategias que doten a las infancias y a las juventudes de las herramientas básicas (leer con fluidez, comprender lo que se lee, identificar ideas principales en un texto, cuestionar los diversos tipos de información, producir un texto coherente, etc.).
Quiero insistir en que no se trata de adquirir información solamente, sino del desarrollo de habilidades superiores conectadas al proceso de aprendizaje de contenidos disciplinares, que nos acompañarán el resto de nuestra vida y que se convertirán en grandes herramientas para enfrentar retos cotidianos como saber identificar información incompleta, buscar información valiosa para tomar decisiones, contrastar datos y detectar inconsistencias, etc.
En el ejercicio cotidiano de esas habilidades las y los estudiantes se convertirán en personas pensantes, que cuestionan y argumentan con base en evidencia y que participan de manera informada.
Human Rights Watch indica un aumento, en los dos últimos años, de 21 millones de niños y niñas fuera del sistema escolar en el mundo, el cual revela una crisis silenciosa pero con consecuencias profundas en la dinámica social.
Muchas son las causas del ausentismo, rezago o abandono escolar, pero una de ellas es que los aprendizajes generados en la escuela son más declarativos que procesuales, lo que ocasiona que el estudiantado asocie el aprendizaje con la retención inconexa y sin sentido, que se olvida con facilidad, lo que ocasiona desmotivación y desinterés por el trabajo académico.
Otro dato alarmante para México es que, en promedio, 130 partos mensuales sucedidos en 2024 fueron de niñas cuya edad oscilaba entre los 10 y los 13 años3. Esto refleja una falla grave del Estado para garantizar derechos básicos del estudiantado, como el acceso a una educación digna, la pertinencia a la edad y género y la posibilidad de aprender en condiciones adecuadas, sin ceder ante presiones sociales que llevan a adelantar la vida sexual o laboral o a abandonar la escuela.
En cuanto a ciencia se refiere, México invierte menos del 0.5% del PIB en investigación y desarrollo4, lo que nos coloca por debajo de estándares mínimos para impulsar la innovación. Aunque la producción científica ha crecido5, sigue concentrada en regiones específicas, limitando el acceso y la democratización del conocimiento.
Tan poca inversión precariza los servicios para enseñar ciencia en las escuelas: no hay laboratorios, insumos para la experimentación, computadoras actualizadas, internet, acceso a plataformas para investigar, entre otras carencias. Esto lleva a las escuelas a enseñar las ciencias sólo a partir de explicaciones y al uso de los limitados libros de texto.
En cuanto al acceso a la cultura, no difiere mucho de las otras áreas que conmemoramos este 4 de noviembre. Es ampliamente aceptado el valor de conocer la propia cultura y las expresiones de otros países, porque fortalecen la identidad y fomentan el respeto. Pero eso requiere museos accesibles, bibliotecas en las comunidades, familias que promuevan actividades culturales y escuelas que lo impulsen. Si observamos nuestro entorno, es claro que en este ámbito aún quedamos a deber.
CRÉDITO: ChatGPT5
Hacia una crítica constructiva: ¿cómo responder a estas omisiones?
Conmemorar el 4 de noviembre sin revisar críticamente nuestras políticas educativas, científicas y culturales es irresponsable. Las cifras no deben quedar relegadas a informes institucionales, sino convertirse en detonadores de diálogo público y exigencia ciudadana.
Hace falta un diálogo público que permita la participación de todas las personas preocupadas y ocupadas, una conversación fundada en evidencias y en datos que ayuden a mover las inercias que nos mantienen estáticos.
Un diálogo que reconozca que los cambios son lentos y progresivos, que trascienda los gobiernos y se convierta en política de Estado de largo aliento. Solo así podrá generarse una exigencia ciudadana que ponga atención en los indicadores de avance sostenido en educación, ciencia y cultura: más años de escolaridad, más aprendizaje de calidad, más investigación y patentes, más mujeres en carreras STEAM, más varones en carreras orientadas al cuidado6, más actividades artísticas y científicas en las escuelas, más visitas a museos y bibliotecas y mayor acceso a la cultura para todas y todos.
Las organizaciones civiles, la academia y las comunidades debemos poner más atención para que desde cada una de nuestras trincheras podamos festejar, cada 4 de noviembre, el avance de la educación, la ciencia y la cultura en nuestras comunidades.
Patricia Ganem Alarcón* Integrante de MUxED, docente con más de 40 años de experiencia en educación, conferencista y formadora de maestros. En la SEP ocupó cargos en la Secretaría Técnica del CONAPASE y en la Dirección General para la Interlocución con Docentes. Fundadora y Directora General de Grupo Loga, e integrante de diversas redes y consejos educativos nacionales. Cuenta con dos Doctorados Honoris Causa. En sus propias palabras, haber dado clase y educar a su hijo han sido las experiencias que le han hecho mejor profesionista y mejor persona.
En 2024, el historiador Thomas Piketty y el filósofo Michael Sandel sostuvieron una conversación sobre igualdad en la Facultad de Economía de París, Francia.
Como se sabe, el primer autor publicó, en 2013, un libro que señala, a grandes rasgos, que la acumulación de capital, no necesariamente conlleva mayor igualdad. Por ello, propone cobrarle impuestos a los más ricos. El segundo autor, por su parte, produjo un sugestivo texto en 2020 llamado la “Tiranía del mérito. ¿Qué ha sido del bien común?”. Ahí, Sandel sostiene que lo que una persona logra es producto de algo más amplio que el esfuerzo individual. No nos hacemos solitos.
El diálogo entre estos dos profesores universitarios fue publicado este año por Polity Press y es digno de discutirse por al menos 4 razones. En primer lugar, porque Piketty recuerda que la desigualdad existente, aunque aún es pronunciada, no es mayor que hace 100 ó 200 años. Sostiene que hemos avanzado y esto ha sido gracias a la movilización social y presión política por alcanzar mayor acceso a bienes que la gente p-e-r-c-i-b-e como importantes. Uno de ellos es la educación.
Segundo, el profesor de Harvard, Michael Sandel, toma la batuta para hablar de la desmercantilización (decommodification) de la economía y de la vida social para que el “dinero valga menos” y en ello, Piketty, académico de la Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales, complementa diciendo que también hay que redistribuir mejor los bienes.
¿Podrá el dinero dejar de ser “poderoso caballero”? Sandel enfatiza que la educación universitaria en Estados Unidos está altamente mercantilizada (highly commodified). Es decir, que los estudiantes (y sus familias, agregaría yo) la consideran solamente como un instrumento para lograr un “buen” empleo y tener dinero, dejando de lado lo que han sostenido filósofos por siglos: el aprendizaje tiene un valor intrínseco, es decir, vale por sí mismo y no sólo por los beneficios que acarrea.
Un tercer punto por el cual pienso que debemos interesarnos en esta conversación es que nos lleva a pensar cómo valorar lo que es realmente importante. “Hay que discutir el modo apropiado para tasar los bienes”, señala Sandel.
En este sentido: ¿cómo hemos valorado el saber y los conocimientos en México? Uno podría, por ejemplo, apantallarse de las instalaciones que mantienen algunas instituciones privadas de educación superior. Pero, ¿está la imagen de lujo relacionada con el crecimiento intelectual? Si tienen tantos recursos, ¿qué aportan sus científicos, profesores y egresados al bien común? Discutámoslo, como proponen Sandel y Piketty.
El cuarto punto para revisar este libro sobre igualdad es la crítica que se hace al mérito. Éste, para Sandel, es algo valioso y no habla de erradicarlo, sino de ubicarlo dentro de una visión más realista. En EU, el mérito se ha convertido en una “tiranía” al hacerle creer a los “ganadores” que pueden mirar sobre el hombro al looser. Con ello, se justifica la desigualdad y esto es claramente un error en cualquier sociedad.
Ojalá en México las universidades organicemos diálogos por la igualdad donde no perdemos de vista las distintas y complementarias dimensiones, pues si bien somos “sujetos y objetos a la vez de nuestro esfuerzo”, como bien diría Pablo Latapí Sarre y sin éste, la educación “carecería de sentido”, la existencia humana no es “plenamente inteligible”. “Somos seres-en-el-límite, a veces triunfadores y muchas veces perdedores”. Ser conscientes de esto es uno de los propósitos de una buena educación.
Ahora resulta que Mario Delgado, principal promotor de la evaluación punitiva contemplada en la reforma peñanietista de 2013 y que atentó directamente contra los trabajadores de la educación, se trae el rollo de que ahora sí se creará un “nuevo” organismo “evaluador” que sustituirá a la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros (USICAMM), porque las mismas maestras y maestros así lo han exigido. ¡Hay que carecer de vergüenza o tener demasiado cinismo para ello! Sin embargo, aquí sí tenemos memoria y desde ella no olvidamos y no olvidaremos.
Se sabe que, durante el salinato, surgió el programa denominado Carrera Magisterial; su premisa era de la evaluar a los docentes de educación básica, sin embargo, su estructura y objetivos se orientaron a implementar una estrategia de estímulos salariares (un mecanismo de promoción horizontal para docentes) cuyo control, y posterior corrupción, recayó en la Secretaría de Educación Pública (SEP) y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). Del ingreso al Sistema Educativo, aún no se hablaba mucho por esos años.
Tiempo después, específicamente durante el calderonismo (en 2008), Carrera Magisterial continuó, solo que, en la firma de la Alianza para la Calidad de la Educación se incluyó, en una de sus líneas (profesionales de la educación y autoridades educativas), tres indicadores: el ingreso y la promoción, b) la profesionalización, y c) los incentivos y estímulos. En ese mismo año fueron convocados miles de aspirantes para “concursar por una plaza” y, desde luego obtenerla, solo que uno o dos años después, tales concursos durmieron el sueño de los justos; se dice que porque a La Maestra Gordillo no le gustó el asunto.
Y bueno, llegado el 2013, derivado de la firma del Pacto Por México entre los tres principales partidos políticos (PRI, PAN y PRD), se implementó a rajatabla lo que durante varios años fue conocida como “la mal llamada reforma educativa”; una reforma cuya esencia fue más administrativa y laboral que educativa. Varios especialistas en la materia han coincidido en este último punto, porque, muestra de ello, fue precisamente el carácter punitivo que se le dio a la evaluación del magisterio, dado que en la misma ley se afinó lo que desde el 2008 ya se planteaba: regular el ingreso, permanencia y la promoción del personal docente. Recuérdese que en 2013 para el ingreso se diseñaron e implementaron los mismos concursos públicos (exámenes) que garantizaran la idoneidad (sea lo que eso significaba) de quienes accederían al sistema y, para evaluar el desempeño de las maestras y maestros en servicio, se realizaban los mismos concursos (exámenes), pero, si los resultados no eran satisfactorios en términos de esa idoneidad, se podría perder el empleo. He ahí el carácter punitivo de la evaluación. He aquí una forma de control del estado hacia las y los maestros.
Que se lea bien y claro: ¡Mario Delgado fue Senador por el PRD en 2013 y uno de los principales promotores de la reforma educativa de 2013 que atentó contra los derechos laborales y profesionales de los trabajadores de la educación, pero también, fue impulsor de la creación de ese sistema de evaluación que, indudablemente, afectó a cientos de maestras y maestros! Entonces, ¿nuevo organismo evaluador? Sí, como no.
Y para colmo, ese rollo de que ahora, en ese “nuevo” organismo “evaluador”, las y los maestros serán quienes evaluarán a sus pares, es como para volverse loco. ¿Acaso nadie le ha dicho al secretario que ese esquema ya se implementó en carrera magisterial y no funcionó?, ¿de verdad piensa que, con una propuesta de esta naturaleza, que además de alguna forma ya probada y donde el SNTE tuvo metidas las narices en todos los procesos existirá una mayor transparencia y una mayor justicia para todas y todos? Desde mi perspectiva, creo que dicho secretario no está bien informado.
¡No, claro que no! No se trata de regresar al pasado y pensar en esquemas que, aunque por un tiempo tuvieron un impacto positivo en el Sistema Educativo como lo fue el de Carrera Magisterial, en la actualidad, por obvias razones, dicho esquema ya no operaría. Tampoco se trata de partir de cero o pensar en que al fin se ha descubierto el hilo negro con relación a este tema. Creo, que se tendría que partir de preguntarse, si es necesario, y hasta fundamental contar con un sistema de evaluación para el ingreso, promoción y reconocimiento. Sí, desde luego que el ingreso es un tema y, la promoción y permanencia, es otro. Eso lo tengo claro.
Por lo que respecta al segundo, es decir, a la promoción y permanencia, qué tal si pensamos en hacer efectiva la revalorización del magisterio que cada gobierno cacaraquea hasta el hartazgo pensando en mejorar sueldos y salarios de todos los trabajadores de la educación; vaya, de manera concreta, 1. por qué no desaparecer la estrategia de estímulos salariales que, después de tantos años no ha sido revisada y mucho menos valorada, para dar paso a una mejora sustancial de todos y todas las trabajadoras de la educación, 2. diseñar, desarrollar y evaluar un programa de formación continua de profundo calado dirigido a las y los maestros de México. Desde luego, habrá quien diga que esto es una propuesta simple o una simple propuesta, y estoy de acuerdo, pero, a fuerza de ser sincero, repito: ¿es necesario contar con esquema de estímulos salariales en México?, ¿y la mentada revalorización?
Por lo que se refiere al ingreso, tengo claro que es un tema que, por falta de ganas y espacio no podría abordarlo en este momento como se debe, porque entiendo que hay muchas aristas de las que se tendría que hablar, sin embargo, aquí lo inmediato que me viene a la mente es: ¿cuál es el presupuesto asignado para este año a las escuelas normales del país, por ejemplo?, ¿cuál es la capacidad académica con la que cuentan las normales y cuáles sus características?, ¿cuáles son los mecanismos de evaluación de los planes de estudio y/o de programas educativos en estas escuelas?, y un largo etcétera más.
Y bueno, sobre el tema de la trasparencia de vacantes en el sistema educativo y del papel de sindicato en estos procesos mejor ni hablamos; el tema de las vacantes (plazas disponibles) es un gran hoyo negro en un universo del que nadie quiere hablar y al que nadie le quiere entrar; y del sindicato… ¿qué se podría decir del sindicato cuando la corrupción es el sello de su casa?
¿Verdad que ya no solo es un tema de contar con “nuevo” organismo evaluador?
No señor Mario Delgado, su “nueva USICAMM” no es nueva, es una farsa monumental.
Recuerdo mis primeros años como docente universitario: muchos colegas eran visibles, mientras yo permanecía en el anonimato y con limitadas oportunidades. Fue entonces cuando comprendí que la autodivulgación es un arte para convertirse en un referente académico. Según el experto argentino Andy Stalman, la “marca profesional es un proceso de creación, desarrollo y construcción de marca”. Desde entonces, decidí definir mi identidad profesional y contar mi historia con persuasión.
El problema que enfrentan muchos docentes universitarios es la falta de práctica en la autodivulgación académica, debido principalmente a sus labores administrativas que limitan su tiempo. Aunque muchos publican artículos en revistas indexadas de impacto, pocos difunden sus resultados en las redes sociales y espacios digitales que son caminos más accesibles al público.
Para posicionarnos en Google debemos participar activamente en comunidades científicas y redes profesionales, y desarrollar y potenciar nuestra marca profesional como investigadores con visión sostenible. Asimismo, es vital desarrollar nuestras habilidades comunicativas de alto nivel para persuadir al público y construir una narrativa académica inspiradora, siguiendo el ejemplo del reconocido divulgador estadounidense Neil deGrasse Tyson, un maestro que cuenta historias científicas en un lenguaje sencillo y atrapante.
En segundo lugar, necesitamos empoderar nuestra experticia mediante cursos internacionales y gestionar de manera efectiva nuestra producción académica. Es fundamental impulsar investigaciones de impacto, por ejemplo, sobre los ODS, la innovación científica y la transformación social. Asimismo, debemos diversificar nuestras líneas de investigación para ampliar nuestro espacio de influencia en distintos campos del saber. Además, trabajar con referentes, como nuestros coaches y mentores que aparezcan en Wikipedia, y citarlos en nuestros productos académicos, como ensayos o artículos, apalancará nuestra presencia en Google.
El tercer paso es trabajar con dedicación para posicionarnos como referentes académicos y cultivemos la lectura en toda disciplina con énfasis en nuestro campo. Los expertos en internacionalización universitaria plantean que el docente debe impulsar su internacionalización y practicar el networking, construyendo relaciones sostenibles armoniosas con colegas nacionales e internacionales.
Finalmente, debemos cultivar la ética en todo momento, como suele recomendarnos el conferencista español Leopoldo Abadía. Ser un docente referente implica compartir conocimiento con transparencia y ética, a fin de inspirar y motivar a los estudiantes universitarios, quienes ven en sus maestros a verdaderos mentores. Se eleva así el reto de ser docente en el siglo XXI, en un entorno altamente competitivo.
Durante el desarrollo del XVIII Congreso de Investigación Educativa en Monterrey circuló la noticia de que la compañía Elektra deberá pagar al gobierno federal alrededor de 45 mil millones de pesos por evasión fiscal, recargos y multas.
Considerando que una parte importante de los ingresos y ganancias de Elektra provienen de las personas y familias con menores recursos económicos del país (a quienes se les venden bienes y ofrecen servicios a precios inflados y usureros, con la anuencia y complicidad de las autoridades financieras del país), sería justo que todos los recursos se gasten en fortalecer procesos educativos de grupos sociales que nunca han recibido los apoyos indispensables, cuyas educaciones se han desarrollado en una histórica y permanente pobreza y precariedad educativa, cobijadas en el desinterés o incapacidad de funcionarios y autoridades de todos los niveles educativos.
Durante el Congreso de Investigación Educativa se evidenciaron y examinaron los retos que en materia educativa sufren infancias, niñeces, adolescencias, juventudes y adultos, además de sus familias y de los actores educativos que trabajan con ellos/as. Por lo cual, se sugiere que el recurso que pagará Elektra se gaste íntegramente en:
La atención educativa pertinente de poblaciones privadas de su libertad. En México, existen alrededor de 250 mil personas en penales estatales y federales. Personas quienes tienen pocas posibilidades de iniciar, continuar o terminar sus estudios a través de contenidos, materiales y procesos educativos contextualizados, pertinentes y adecuados a sus historias de vida. Estudios que les permitirían crear expectativas a futuro, además de facilitar sus procesos de integración social una vez que vivan en libertad ¿Los altos índices de violencia e inseguridad que vivimos en el país disminuirán únicamente a través de despliegues temporales de policías y militares en las regiones? La respuesta es obvia y de sentido común. Por lo cual, esta estrategia educativa en penales podría tener efectos positivos en las personas actualmente privadas de su libertad y sus familias.
En el Congreso de Investigación Educativa también se evidenciaron los retos educativos que enfrentan poblaciones institucionalizadas. Es decir, miles de niños, niñas y adolescentes quienes viven en casas hogares hasta su mayoría de edad. Personas estigmatizadas por la sociedad y que requieren apoyos educativos especializados que atiendan sus demandas pedagógicas y socio emocionales, a través del trabajo colaborativo de personas educadoras, trabajadoras sociales, psicólogas y demás especialistas. No es de extrañar que los pocos programas educativos dirigidos a estas poblaciones sean precarios, insuficientes en recursos humanos y financieros, sin materiales y sostenidos solo gracias al compromiso casi voluntario de educadores/ as sociales.
La comunidad sorda del país también evidenció a través de investigaciones los obstáculos estructurales que les impiden acceder a estudios desde su primera infancia para aprender el lenguaje mediante el cual se comunicarán durante su vida (lengua de señas mexicana), lo cual ocasiona que buena parte de esta población sufra problemas para comunicarse a lo largo de su vida. Además, requieren apoyos educativos para aprender a leer el español, avanzar en sus estudios sin barreras, las cuales se multiplican en los niveles medio y superior. La ausencia de materiales educativos especializados, de personal educativo capacitado, abundancia de regulaciones administrativas y burocráticas sin sentido e innecesarias y que desconocen las realidades es de esta población, fueron señaladas y denunciadas a lo largo del Congreso de Investigación Educativa.
En este sentido, todas las poblaciones con algún tipo de discapacidad han sido históricamente vulneradas en su derecho a acceder a educación pertinente y contextualizada. Pero este derecho se ve acentuando en poblaciones con discapacidad específicas: habitantes de territorios rurales o indígenas, para quienes no existe en el país algún programa que los atienda en materia educativa; o juventudes que desean acceder a la educación superior y posgrados, programas que no cuentan con los diseños educativos y de infraestructura para atenderlos.
¿Cómo es posible que solo el 0.5% del presupuesto de la SEP se asigne a la atención educativa de más de 35 millones de mexicanos y mexicanas mayores de 15 años que no han culminado sus estudios de primaria o secundaria, o incluso, que son analfabetas? Eso ocurre año con año con el presupuesto del Instituto Nacional de Educación para los Adultos (INEA), instancia que tendría que atender a esta enorme población históricamente vulnerada en sus derechos educativos.
Lo mismo ocurre con la atención educativa a las poblaciones que habitan en las pequeñas localidades rurales del país. Los educadores comunitarios del Consejo Nacional de Fomento Educativo (CONAFE) que imparten clases en las comunidaes más pequeñas, dispersas y marginadas de México, reciben un pago mensual de 5 mil pesos por parte del gobierno federal mexicano. Cantidad que ni siquiera equivale al salario mínimo. Situación que debería indignarnos como nación y de la cual no se ha tomado alguna medida para corregirla desde la fundación del CONAFE….hace 54 años.
He señalado solo algunas poblaciones cuyos derechos educativos han sido negados por el Estado mexicano, pero faltan muchas más.
Por un asunto de justicia social, exigimos que los recursos extras que recibirá el gobierno federal se asignen de manera íntegra e inmediata en el diseño e implementación de estrategias educativas para estas poblaciones, de forma permanente en el tiempo ¿El dinero será suficiente para paliar las necesidades educativas de estas poblaciones? De ninguna manera, pero es el primer paso para enfrentar este tema urgente en el país.
* Académico del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias para el Desarrollo de la Educación de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México
Algunos docentes consideran que los alumnos diferentes les echan a perder el grupo y otros alumnos los agreden y discriminan. Los neurodivergentes son los que padecen de algún síndrome o fallas en sus órganos. Abundan informes y reportajes sobre esa violencia y discriminación. El ambiente social se reproduce en las escuelas.
Jesús Carlos Ornelas Navarro
Hay sobradas razones para la indignación social. La violencia criminal sigue su marcha, aunque disminuya un poco el ritmo con la terminación de la política de abrazos y no balazos. Sin embargo, la violencia ya instituyó un hábitat en la sociedad y se reproduce en todo tipo de instituciones, en las familias, las calles y las escuelas. A cada rato surgen noticias de pleitos entre alumnos, de estudiantes contra docentes, de padres de familia contra docentes y otros estudiantes porque agredieron a sus vástagos y, cada vez más, de maestros en contra de alumnos.
La Secretaría de Educación Pública publicita a más no poder las cifras y cuentas alegres de sus programas de becas (para atacar las causas), para la paz, contra las adicciones, la obesidad y presume que atiende las demandas sociales.
Sí, algo se hace, pero es una batalla muy difícil de ganar; el entorno violento enraizó, incluso se instituyó, en muchas escuelas. Una nota de La Jornada (11 de noviembre de 2025) alimentó mi indignación, me produjo enojo y me llenó de tristeza por los niños afectados. No obstante, a pesar de que no me gusta el tono ni la acción del director de la escuela, reconozco que hay algo razonable en su argumentación. Voy a reproducir varios pasajes del artículo de Antonio Heras.
El asunto en perspectiva: “Los maestros no somos cuidadores de nadie, señaló (Carlos Castro Luna) el director de una escuela primaria pública de Mexicali al convocar al cierre del plantel en protesta por un amparo judicial para proteger el derecho constitucional de alumnos con espectro autista”. Además, el susodicho director del plantel pidió el apoyo de otros padres de familia para que las autoridades no los obliguen a cumplir la ley y respetar el amparo.
Pero, al parecer, el funcionario infractor y sus acompañantes no tienen mucho de qué preocuparse debido a que “la resolución judicial no ha sido acatada por la secretaria de Educación, Irma Martínez, exdirigente de la sección 2 del SNTE y exsenadora del Panal, y en su caso ha convocado a mesas de convivencia escolar para llegar a un acuerdo entre padres de familia y director”. El reportaje complementa la información: “El 16 de septiembre el director del plantel canceló la presencia de ‘maestros sombra’, cuya función es facilitar la integración de alumnos dentro del aula”. Estos docentes, denominados sombra, son maestros o asesores técnico-pedagógicos que dependen de la Unidad de Servicios de Apoyo a la Educación Regular. Estos especialistas atienden a niños con capacidades diferentes o neurodivergentes y con espectro autista.
Desde el año anterior, el director Castro Luna había cerrado el acceso a niños neurodivergentes, por lo que una madre de familia lo demandó y el Poder Judicial le concedió el amparo. Pero tanto a él como a las autoridades de educación del estado les vale. Se deduce de la declaración del director escolar que esos niños no merecen educación ni mezclarse con los alumnos regulares. Son diferentes, así que deben ir a algún Centro de Atención Múltiple. Pero son insuficientes para atender a los más de dos mil infantes diferentes. Allí no sufren discriminación; las y los docentes tomaron cursos especiales y se relacionan mejor con los niños y sus padres. Pero esos centros son escasos y tienen bajo presupuesto.
Con todo, la frase “los maestros no somos cuidadores” tiene pegue entre muchos docentes. No todos por insensibilidad o por tendencias discriminatorias, sino por las cargas de trabajo, el llenado de formularios, las juntas de los consejos técnicos a batallar con los nuevos libros de texto.
Además, algunos consideran que los alumnos diferentes les echan a perder el grupo y otros alumnos los agreden y discriminan. Los neurodivergentes son los que padecen de algún síndrome o fallas en sus órganos. Abundan informes y reportajes sobre esa violencia y discriminación. El ambiente social se reproduce en las escuelas.
Por supuesto que la frase de Castro Luna indigna, pero la acción o inacción de la secretaria de Educación indigna más. Lleva el símbolo colonizador de lo más corrupto del magisterio; fue secretaria general de la sección 2 del SNTE. Hoy es de Morena.
Las redes sociales hoy pueden ser entendidas como mecanismos de control de la opinión pública.
La Generación “Z” conocida también como los centennials, o zoomers, apodo informal que juega con el término “boomers” (Generación Baby Boom) y refleja su rapidez, hiperconectividad y estilo de vida digital, está integrada por jóvenes nacidos aproximadamente entre 1995 y 2012, auténticos nativos digitales que han crecido en entornos virtuales y de aprendizaje práctico, que con el advenimiento de Internet presentan patrones de comunicación caracterizados por la inmediatez de las interacciones. En cuanto a las variables sociodemográficas, como la edad y el género, las investigaciones se han centrado en esta franja de edad que más usa las herramientas digitales.
Se ha reportado que los jóvenes de la Generación “Z” son los que más contacto tienen con las Redes Sociales Virtuales RSV, dado que forman parte de sus vidas tanto en los ámbitos educativo, familiar y social como laboral. También han ganado relevancia en este campo los estudios sobre los jóvenes de la Generación “Z”, ya que vivimos en una sociedad mass-mediática, posindustrial, digitalizada y posmoderna, todo lo cual determina las identidades de los jóvenes como iuventus digitalis y iuventus ludens (Moral y Ovejero, 2005).
Las plataformas de redes sociales como Facebook, Twitter, Instagram, YouTube y TikTok, han lograron capturar a más de un tercio de la población mundial (Meeker, 2020), en ellas, el sujeto se convierte en usuario, que se ve forzado a recrear su identidad de manera digital en un perfil dentro de las plataformas para presentarse como individuo de este contexto.
Este proceso de formación de identidad sucede continuamente y evoluciona nutrido de interacciones meta contextuales y estas interacciones han sido gradualmente adoptadas por marcas y agentes políticos globales, además, es muy importante conocer que el fenómeno de asunción de identidades en las redes sociales y la influencia que tiene la inteligencia artificial (bots) influyen y toman ventaja de los momentos de vulnerabilidad de muchos sujetos (Gaal et al, 2022), lo que contribuye a el control de la opinión pública.
La marcha que ha sido convocada aparentemente por la Generación “Z” para el 15 de noviembre, dista muchos de ser una convocatoria genuina, si bien puede haber jóvenes que no estén de acuerdo con el gobierno y sus demandas también pueden ser legítimas, cuando observas quienes, y de qué manera se está difundiendo la invitación, las dudas salen a relucir.
Muchos de sus promotores nada tienen que ver con la Generación “Z”, sino que forman parte de una estrategia digital pagada e impulsada desde el extranjero y vinculada a grupos de derecha, tanto nacionales como internacionales.
El análisis, realizado por el Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano (2025), apunta que la convocatoria surgió de cuentas recientemente creadas, muchas operadas desde el extranjero que utilizaron inteligencia artificial para producir contenidos y que el gasto estimado en la campaña digital supera los 90 millones de pesos entre octubre y lo que va de noviembre.
Se ha revelado que de las 179 cuentas en TikTok que impulsaron el lanzamiento de la convocatoria, 50 fueron creadas entre octubre y noviembre, mientras que 359 comunidades en Facebook comenzaron a publicar de manera sincronizada sobre el tema a partir del 26 de octubre. También se han identificado la participación de políticos y comunicadores que no son de esta generación y si están vinculados a la oposición mexicana, como Vicente Fox, Claudio X. González, Alessandra Rojo de la Vega, Ricardo Salinas Pliego, influencers y comentaristas que promueven la marcha desde sus redes.
Vuelve a preocupar la polarización que se está originando e insisto en focalizar los relatos propagandísticos digitales que destruyen la convivencia y la paz social con una mirada crítica como el gran desafío de estos tiempos. Las redes sociales que se habían percibido, en un inicio, como espacios democráticos para el desarrollo, hoy pueden ser entendidas también como mecanismos de control de la opinión pública, ya sea por la contaminación a través de relatos falsos o por el posible control y censura que apliquen los grupos de poder o el gobierno, en un intento por ampliar o mitigar alguna situación (Rodríguez, 2015).
Referencias
Gaal Fong, Juan Carlos, Gutiérrez Cortés, Fernando Ignacio, & Miranda Villanueva, Óscar Mario. (2022). Manipulación ideológica en redes sociales: acoso, engaño y violencia en el entorno digital. Palabra Clave, 25(3), e2539. Epub August 03.
Meeker, M. (2020). Internet trends 2019. Bond Capital
Moral Jiménez, M. de la V., & Ovejero Bernal, A. (2005). Análisis diferencial por niveles de edad de las actitudes hacia el consumo de sustancias psicoactivas en adolescentes españoles. Interamerican Journal of Psychology, 39(3), 325–338
Rodríguez-Fernández, L. (2015). El uso de Facebook y Twitter de las fuerzas de defensa de Israel en la operación “Margen Protector”. Historia de la Comunicación Social, 20(2), 465-482. DOI: 10.5209/rev_HICS.2015.v20.n2.51394
Andábame yo paseando por las cifras oficiales que dan cuenta de la educación en México (2025), y me topé —literalmente— con las correspondientes a la educación inicial. Es un nivel al que no solemos atender, y con base en la información de la SEP hay problemas graves.
¿Qué se entiende por ese tramo educativo? La autoridad educativa nacional, cito, la define así: “Es el servicio educativo que se brinda a niñas y niños menores de seis años, con el propósito de potencializar su desarrollo integral y armónico en un ambiente rico en experiencias formativas, educativas y afectivas…” Añade que es un derecho para las niñas y los niños. ¿Un derecho? Hay que ir a la Constitución. Así es: en el artículo 3º. se establece, en su primer párrafo, que el Estado impartirá y garantizará la educación inicial, preescolar, primaria, secundaria, media superior y superior. Aclara que la educación básica incluye desde la inicial hasta la secundaria, y que será obligatoria. Y enfatiza: la inicial es un derecho de la niñez y será responsabilidad del Estado concientizar sobre su importancia.
En 2024, la población entre 0 y 2 años contaba con 6.1 millones de personas, y de 3 a 5 con 6.2: en total, 12.3 millones. La inicial la podemos considerar previa al prescolar, que inicia a los 3 años. ¿Cómo está la cobertura nacional?
Calan los datos: en la inicial (escolarizada a través de Centros de Desarrollo Infantil (CENDI), Centros de Atención Infantil (CAI) y establecimientos privados) se atiende a 230 mil infantes (¡3.8%!), y en prescolar a 4 millones (64 de cada cien). Desglosemos este nivel: de 3 años, 44%; 4 años, 77% y 5 años, 70%.
De los 0 a 2 años 11 meses, 56 de cada 100 asisten a un plantel particular, y de 3 a 5 años 11 meses, 86% va a uno público)
Para el 96.2% de las niñas y niños en el periodo correspondiente a la inicial, este derecho se incumple. Y en los siguientes 3 años, una tercera parte está excluida. En el primer grado de prescolar ni siquiera se alcanza a atender a la mitad.
De los 12.3 millones de personas entre 0 (45 días señalan otras fuentes) y 6 años, la educación inicial completa, sólo 4.230 millones pueden hacer efectivo lo que la Constitución expresa como derecho: un poco más de la tercera parte: 35%.
Si consideramos los tres primeros años, casi es imposible estar peor. Y en los siguientes, una tercera parte sin atender —seguramente son las niñas y niños más pobres, indígenas en buena cantidad— es vergonzoso.
No se trata de una fase formativa que se dedique a que las niñas y niños aprendan a resolver ecuaciones o a escribir sonetos. Es un tramo de la vida en que la socialización con las y los otros, sin ligas de parentesco, da inicio y aprendemos a convivir. Es un lapso en que estímulos diversos, divertidos e interesantes, tanto en lo intelectual como en el placer de jugar, bailar y cantar que tanto educa, contribuyen a la construcción de hábitos y destrezas que favorezcan el aprendizaje posterior en muchas dimensiones. Si se hacen bien las cosas, estas experiencias son parte del bienestar en la vida y de la tarea de cuidarnos.
Sin registro en las estadísticas, sectores sociales con recursos envían a sus menores a lugares, costosos casi siempre, donde realizan diferentes actividades. A su vez, en los parques, aprendemos pronto a formarnos para volver a tirarnos en las resbaladillas. No solo es cuestión de dinero, sino de tiempo libre para enriquecer la crianza.
Lo dicho: felicitación sin regalo es demagogia, y derecho que no se cumple es injusticia.
* Profesor del Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México | mgil@colmex.mx | @ManuelGilAnton
El modelo educativo finlandés se ha consolidado a partir de la equidad, la confianza y la formación docente de alto nivel. Es un sistema que promueve tanto la excelencia académica como el bienestar social. Su énfasis en habilidades para la vida, espacios flexibles de aprendizaje y participación estudiantil ofrece elementos que pueden inspirar a México, siempre que se adapten al contexto local.
Hablar de educación en Finlandia es como asomarse a un laboratorio vivo de innovación. Durante décadas, este pequeño país del norte de Europa ha sorprendido al mundo con su modelo educativo, basado en la confianza, la equidad y una visión holística del aprendizaje. Pero más allá de la admiración, la gran pregunta es: ¿qué de todo esto podemos rescatar para nuestras escuelas en México y cómo lo llevamos a la práctica?
Un poco de historia para entender su presente
Para comprender el sistema educativo finlandés hay que mirar su historia. Durante siglos, Finlandia fue dominada primero por Suecia y después por Rusia; su independencia apenas data de 1917. Tras la Segunda Guerra Mundial, muchos soldados que habían sido granjeros regresaron al país y decidieron estudiar. Desde ahí comenzó una apuesta nacional por la educación como motor de desarrollo.
En 1974 se implementó una reforma profunda: desde entonces, todos los docentes deben cursar una maestría universitaria para ejercer la docencia. Medio siglo después, esa decisión se refleja en un sistema consolidado que combina alta calidad con inclusión. Hoy, la mayor parte del producto interno bruto del país se sustenta en la innovación tecnológica, el diseño y el conocimiento.
Valores que sostienen su modelo
Dos palabras clave atraviesan la cultura educativa finlandesa: confianza y equidad.
“Confianza” significa creer en la docencia, en el alumnado, en las instituciones y en el gobierno. Nadie parte de la idea de que alguna persona fallará; al contrario, se trabaja desde la certeza de que todos y todas cumplirán con responsabilidad.
“Equidad” implica que todos los niños y las niñas del país, sin importar su origen, tienen acceso a la misma calidad educativa. No hay escuelas “de primera” y “de segunda”. Además, en cada centro hay especialistas de apoyo que trabajan con pequeños grupos, garantizando una inclusión real y no solo discursiva.
Aprendizaje para la vida
Las escuelas finlandesas no se concentran únicamente en los contenidos académicos. Desde la educación preescolar, se desarrollan habilidades para la vida: pensamiento crítico, creatividad, inteligencia emocional, resolución de problemas, alfabetización digital y trabajo colaborativo.
Además, los grupos cuentan, en promedio, con 22 alumnos y alumnas por salón, lo que permite una atención personalizada y relaciones más cercanas. La relación entre docentes y estudiantes es horizontal, “ojo a ojo”, sin jerarquías rígidas que impidan el diálogo.
Espacios que inspiran
Visitar una escuela finlandesa es entrar a un entorno que invita a aprender. Los espacios de bienestar están diseñados para el descanso y la creatividad: rincones con pufs y ventanales, lugares para leer o dormir la siesta, salones flexibles que se adaptan al trabajo individual o en equipo. Cada aula cuenta con su propia biblioteca, además de la biblioteca escolar.
Las artes y la tecnología tienen un lugar central: talleres de carpintería, música, teatro, cocina y ciencias se entrelazan con las asignaturas tradicionales. Las alumnas y los alumnos aprenden a planchar, coser, usar sierras o cocinar, porque la autonomía es considerada una meta fundamental al egresar de secundaria.
Flexibilidad como norma
Uno de los aspectos más sorprendentes del sistema finlandés es su flexibilidad. A los 14 o 15 años, los y las estudiantes pueden elegir entre preparatoria académica o educación vocacional, y si cambian de opinión, el sistema les permite hacerlo sin penalizaciones. Esto reconoce algo obvio: a esa edad, ellos y ellas aún están descubriendo qué quieren estudiar y a qué se quieren dedicar en la vida adulta.
En preparatoria, el ciclo escolar se divide en cinco periodos al año, cada uno con proyectos de varios días que integran conocimientos de distintas áreas.
La evaluación no se centra solo en resultados, sino en procesos, incluye retroalimentación constante y da lugar a portafolios con productos de cada estudiante construidos a lo largo del tiempo.
La felicidad como indicador
Finlandia encabeza, año tras año, el ranking de los países más felices del mundo. Un concepto clave de su cultura es el sisu, que significa la determinación de seguir adelante a pesar de las dificultades. Este término se parece a grit, la cualidad descrita por la psicóloga Angela Duckworth y que significa perseverancia, resistencia y fuerza interior.
No es casualidad que un país que cultiva la resiliencia y el bienestar de su gente también haya logrado un sistema educativo exitoso. La felicidad no se considera un lujo, sino un indicador de calidad de vida y de aprendizaje.
Cultura y acceso
La red de bibliotecas públicas en Finlandia es impresionante, además de que cada escuela cuenta con una. El préstamo interbibliotecario asegura que cualquier persona pueda acceder a cualquier libro, sin importar en qué ciudad o pueblo viva.
El Estado también financia visitas escolares a museos y centros culturales, incluso cuando están fuera de la ciudad donde se ubica la escuela. Esto garantiza que la cultura y el arte formen parte de la experiencia educativa de todas y todos los estudiantes, independientemente de donde vivan.
Consejos estudiantiles y ciudadanía activa
Desde preescolar, los niños y las niñas participan en consejos estudiantiles obligatorios por ley. Ahí votan, toman decisiones y reflexionan sobre el bienestar escolar. De esta forma, la educación democrática no se enseña solo en teoría, sino que se vive desde la infancia.
Esto refuerza la idea de que la escuela no solo prepara para aprobar exámenes, sino para ser ciudadanos activos, con voz y responsabilidad en la comunidad.
STEM, STEAM y gamificación
En algunas preparatorias, los alumnos y las alumnas pueden integrarse a programas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) o STEAM (donde se suman las artes). Los proyectos son intensivos y colaborativos, y se apoyan en plataformas como Lukema, que promueve la lectura y el pensamiento crítico.
Además, utilizan estrategias de gamificación: no se trata de “jugar” en el sentido común, sino de incorporar elementos de los juegos –retos, logros, curiosidad– para hacer del aprendizaje una experiencia más significativa y motivadora.
Crédito: Laura Ramírez
¿Y qué podemos aplicar en México?
Es cierto, Finlandia tiene apenas cinco millones de habitantes, mientras México rebasa los 130 millones. Sus contextos son muy distintos. Sin embargo, sí hay aprendizajes que podemos retomar, como los siguientes:
Revalorizar la figura de la docencia y fortalecer su formación.
Apostar por la confianza en las escuelas y en las comunidades.
Impulsar espacios flexibles y creativos, dentro de lo posible.
Incluir la voz del estudiantado en la toma de decisiones escolares.
Promover habilidades para la vida, más allá de los conocimientos académicos.
Entender la evaluación como un proceso de acompañamiento formativo.
La educación no puede copiarse como una receta, pero sí puede inspirarse en modelos exitosos para adaptarlos a cada realidad.
Reflexión final
La experiencia finlandesa nos recuerda que la educación no consiste solo en transmitir contenidos, sino en formar personas plenas, capaces de pensar, sentir y actuar en comunidad. La escuela debe ser un espacio de bienestar, creatividad y confianza.
En México, el reto es grande, pero también lo es la posibilidad de construir un futuro más equitativo y humano. La clave está en aprender de quienes han encontrado caminos distintos, sin olvidar nuestras propias fortalezas.
Educar es, en definitiva, un acto de esperanza: creer que el mañana puede ser mejor porque hoy sembramos en cada niño y en cada niña la posibilidad de crecer felices, libres y con sentido.
Aline de la Macorra*. Integrante de MUXED. Trabaja con libros infantiles desde diferentes ámbitos. Fue librera y catedrática de la UDLA. Da clases en Difusión Cultural, UNAM y en la Fundación Harp Helú, Oaxaca. Brinda capacitación a docentes (SEP), con cursos presenciales y virtuales. En Colorines Educación ofrece cápsulas de apoyo para docentes, Consejos Técnicos Escolares (CTE), sobre la exploración de las emociones y los procesos de enseñanza y aprendizaje. Ha escrito libros para docentes: Puentes y no muros. Educar para la paz (Colorines Educación, en imprenta).