La reforma educativa atrapada en su propio laberinto

Quiero iniciar este artículo con una pregunta ¿alguien recuerda hoy en día lo que fue o ha sido la propuesta de reforma educativa para nuestro país? Tal vez si o tal vez no, pero lo cierto es que el galopante proceso de campañas políticas está borrando de la memoria (y también de los imaginarios), lo que fue la propuesta de reforma educativa en nuestro país.

La reforma educativa ha sido una iniciativa gubernamental ausente de consenso y legitimidad, inició en el seno del poder y desde ahí caminó trazando un complejo laberinto de muchos entradas y aun con más pasadizos, pero sin salidas posibles: evaluación del desempeño docente, acompañamiento a los nuevos maestros, nuevos reglas para el ingreso, la promoción y la permanencia, desaparición del escalafón y de carrera magisterial, inauguración de un nuevo trato con el SNTE, cambios en las reglas para incorporarse al magisterio, sin plaza de base y con prestaciones casi humillantes, etc., este laberinto se convirtió en un lujoso castillo en donde nació la reforma pero en ese mismo lugar hoy ha muerto.

La propuesta de reforma educativa no es viable (nunca lo ha sido) ni política, ni curricular, ni laboral, ni profesionalmente; se tornó en un distractor que tensó el sistema, sirvió como pretexto para mal-gastar y dilapidar recursos públicos (de dichos recursos admisntrativos por cada 10 pesos gastados 7 se derrochan en evaluación y sólo 3 se invierten en capacitación y actualización al magisterio), 70% por encima de 30% y todo ello, sin conocer los resultados reales que han representado dicho gasto.

El laberinto como metáfora ha sido el espacio de la reforma desde su génesis, desde el inicio se hacía evidente un triunfalismo hipócrita que pasó a la prepotencia de los señores que despachan en las oficinas de la SEP, para concluir con un secretario desdibujado e inseguro.

De esta manera el problema nuevo ya no es tanto lo que pasó sino lo que está por venir, este país de nueva cuenta tiene la oportunidad de generar una alternancia política (que esperemos sea de fondo y no se quede con las formas) o no muera como ha sido el caso de la reforma en su propio laberinto.

La propuesta educativa que vendrá está obligada a desmantelar los excesos y a corregir los desaciertos de la mal llamada reforma educativa. La reforma deberá reinventarse y volver a diseñarse pero ahora desde los docentes, desde los investigadores, desde los académicos, desde muy abajo, dicho proceso por venir deberá ser transparente, incluyente y participativo.

Evitar trazar o construir nuevos laberintos, evitar diseñar propuestas sobre callejones cerrados, sólo con entradas pero sin salidas posibles, evocas generar molestias, provocaciones, malos tratos.

Aún no concluye el sexenio y ya todo mundo (incluyendo a lo que queda del PRI) discuten acerca de las formas y de los contenidos de la siguiente propuesta de reforma educativa. Tal como lo escribió un colega en este mismo portal, es necesario reformar la reforma. Sin embargo el asunto no es sencillo, dentro del laberinto de la reforma se han tejido lealtades, intereses, algunas agencias y grupos de poder se han instalado para sacar provecho de la iniciativa sexenal y de la reciente debilidad gubernamental. El SNTE, Mexicanos Primero, sectores empresariales sobradamente conservadores, también quieren ser tomados en cuenta. Dichas instancias surgieron como nuevas formas de posicionarse del campo educativo y no están dispuestos a ceder sus recientes privilegios.

Por otro lado tenemos al magisterio nacional y a su vanguardia el magisterio movilizado, cuyo proyecto de movilización culmina en echar abajo la reforma, pero que no queda del todo claro cuál es la alternativa de fondo que presentan.

El libertino de la reforma sigue ahí, es una forma de quedar atrapados en una agenda de trabajo y en un método de discusión que demuestra que en el fondo estamos ante un sexenio perdido en educación, pero ganado desde el poder con la intención de desmantelar los derechos históricos que los y las docentes habían ganado.

Así como las campañas y la guerra política sigue en movimiento, así mismo se requiere desde ahora la gestación de una nueva propuesta de reforma educativa, que se teja con sencillez pero con seguridad, que sea incluyente en su trazado y que no pretenda incursionar por caminos sinuosos o desconocidos.

En esta iniciativa debemos de participar todos y todas las personas que estemos interesados, que hemos insistido aquí y en otros espacios que la educación es una oportunidad de oro y que puede contribuiry garantizar a que este país salga a delate y como dice Manuel Gil, si somos una economía de primer mundo también la educación puede serlo, se trata sencillamente de que cada uno hagamos la tarea que nos toca.

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