Para Weber, la burocracia constituye el tipo más puro de la dominación legal. En su tipología ideal, la autoridad racional burocrática se identifica con el Estado moderno. “ Una burocracia muy desarrollada —explica Weber— constituye una de las organizaciones sociales de más difícil destrucción”.
La burocracia del Estado mexicano está muy lejos de la tipología weberiana, es irracional y corrupta. Además, marcada por una tendencia a crecer y reproducirse. Tal vez eso se deba, como señalaba Octavio Paz, a la mezcla del corporativismo con las tradiciones culturales que heredamos de la Colonia, como compadrazgo, patrimonialismo y relaciones cliente-patrón.
Una conjunción perversa de corporativismo sindical —creado por el régimen de la Revolución Mexicana— y esas tradiciones, arrojan un panorama sombrío sobre los encargados de la administración pública.
Las relaciones cliente-patrón se reprodujeron por décadas en el sistema educativo mexicano, luego desembocaron en un nudo de contradicciones —como decían los marxistas— difícil de desatar. Dos de los hilos más perversos fueron la instauración —ilegítima, pero institucionalizada— de puestos fantasma —aviadores— y la práctica de “comisionar” maestros a trabajar para el sindicato y para administrar el sistema.
Hace un mes, el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, soltó un coscorrón y retiró la licencia con goce de sueldo a dos mil 200 maestros que laboraban para el SNTE. No fueron todos, se quedó corto. Pero el secretario ganó aplausos, que hoy se le revierten por no llegar al fondo.
Juan Díaz de la Torre rezongó porque el manotazo no fue parejo. Pidió retirar a los maestros comisionados que trabajan para la SEP y las secretarías de educación en los estados. Éstas operan con docentes cuyo sueldo proviene del techo financiero de docencia, lo cual es un desvío de recursos. No obstante, si los regresaran a sus grupos se paralizarían las dependencias estatales y tal vez una parte de las oficinas centrales.
No tengo las cifras, pero las cantidades son inmensas. Cubren la mayoría de la baja burocracia y parte de la media. Es más, si uno piensa mal, hasta en la oficina del secretario se encuentran trabajadores de apoyo que cobran con plaza de maestro.
El problema tiene dos fuentes: 1) ese tipo de relaciones clientelares y, 2) un asunto que pocos académicos han investigado: pugnas interburocráticas.
En principio no es un mal diseño institucional que la administración de la educación descanse en maestros: tienen conocimiento de las escuelas, de los otros docentes, de sus rutinas y costumbres. Pero entraron por la puerta falsa y no todos por valía profesional o necesidades del servicio, sino por méritos sindicales o relaciones de compadrazgo.
En las luchas por el control del aparato del Estado, la alta burocracia busca ensanchar su dominio. La Secretaría de Hacienda representa el papel de gandalla. Diseñó instrumentos para que en otras secretarías no se crearan más puestos administrativos, en especial en la Secretaría de Educación Pública por “ser grandota”.
Propongo una solución sencilla. Que para la gente que ya ocupa esos puestos, la SEP transforme las plazas docentes en posiciones administrativas, al mismo tiempo que depura la nómina.
Lógico, ¿no? Pero es una ilusión. La burocracia mexicana aborrece la racionalidad y venera al patrimonialismo. Será más difícil de destruir de lo que Weber estimaba.
RETAZOS
- En mi entrega de la semana anterior hay un error monumental. Puse Excale en lugar de Enlace. Una explicación no pedida: cuando redacté el borrador usé el nombre completo del examen, pero debido a que rebasaba el número de caracteres de mi artículo, puse las siglas. Con una errata, además. Pido disculpas al periódico, al editor que me corrigió y, en especial, a mis lectores.
- Sylvia Ortega Salazar, directora general de El Colegio de Bachilleres, reaccionó ante la afirmación que hice con base en comentarios de uno de mis corresponsales. En forma comedida Sylvia diserta: “Hemos actuado con estricto apego a las disposiciones del Servicio Profesional Docente, y en consecuencia todas las plazas incluidas en las convocatorias respectivas, han sido asignadas a quienes las han ganado”. No dudo de su aseveración. Mi error consistió en poner los colegios de bachilleres en lugar de precisar casos. Hay sucesos sonados en Saltillo y conozco de primera mano de esos asuntos en Durango.
- ¿Estamos seguros de vivir en un Estado secular?