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CNTE: La lógica del poder

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La semana pasada ofrecí la primera ronda de la Cátedra Juan de Dios Bátiz en Educación, Ciencia y Tecnología, de El Colegio de Sinaloa. El grupo se conformó por más de una treintena de docentes de educación básica, media y superior, funcionarios, ex dirigentes sindicales y estudiantes de educación superior. Allí discutimos acerca de los alcances y perspectivas de las reformas en las leyes de educación. Gracias a las intervenciones de algunos participantes enriquecí mi visión del conflicto sobre las reformas en educación (y de otras perspectivas, pero me concentro en la parte belicosa de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación).

Una de las participantes citó a Sun Tzu, en El arte de la guerra, aunque no la que yo evoco ahora: “Subyugar al ejército del enemigo sin entrar en combate es el pináculo verdadero de la excelencia”. Pero me dio una pista. Otro asistente al coloquio me brindó la idea principal de este artículo: la CNTE no cejará en su oposición; la protesta está en su lógica de la conquista del poder.

Los dirigentes de la CNTE saben que tienen momentum, que ganan adeptos entre los maestros indecisos, que su propaganda siembra confusión y temor entre los maestros frente a grupo y que, una vez fuera de circulación Elba Esther Gordillo, tienen el monopolio de la oposición a las reformas que promueve el gobierno de Peña Nieto. No desean que otros tomen esa bandera; acaso por ello también marcan su línea de separación con los docentes de Chiapas que no pertenecen a la CNTE.

En su rechazo a las otras reformas que promueve el gobierno de Peña Nieto guardan distancia de sus aliados, no quieren ir a la cola de Morena ni que se les califique de seguidores de López Obrador. Defienden su autonomía con coraje y convicción.

En el debate acerca de los fines de la CNTE se postuló que en realidad a los líderes no les interesa tanto derogar las leyes, saben que eso es imposible. Lo que ansían desde hace décadas es la toma de la dirección nacional del SNTE. Por eso, teniendo la posibilidad de construir sindicatos poderosos en la escala local, no lo han hecho, manejan la integridad del sindicato nacional. Por lo pronto ya alcanzaron el reconocimiento de la Secretaría de Gobernación como interlocutores válidos. No se retiran a los estados y hasta amenazan con retomar el Zócalo de la Ciudad de México.

En la cátedra de Culiacán, alguien justificó la postura del gobierno y calificó sus tácticas como parte de una estrategia prudente. Concedo el beneficio de la duda; quizás el Presidente esté más interesado en la reforma petrolera y no quiera abrir más frentes de los que ya tiene. El gobierno deja para el año que viene la aplicación de los filos punitivos de Ley General del Servicio Profesional Docente. Además, teniendo el control de los pagos en la Secretaría de Educación Pública.

No pienso que la Segob trate de ganar esta guerra sin dar la pelea. Tampoco supongo que los altos funcionarios de la Segob hayan actuado con base en la sutileza que imaginaba Sun Tzu. Por el contrario, cuando entraron a negociar con la CNTE lo hicieron forzados por las circunstancias, porque la presión sobre la ciudadanía obligó al gobierno a intentar algo. No fueron tácticas dilatorias encaminadas a agotar al enemigo. El costo en credibilidad y legitimidad que pagan el presidente Peña Nieto y el jefe de Gobierno del DF, Miguel Mancera, son muy altos. Aquellos funcionarios actúan bajo amenaza, temerosos, y por ello hacen grandes concesiones a la CNTE.

Quizá sea cierto que hay belicosidad intensa entre las bases y que no les importa el cansancio, al menos a los más radicales, como afirman algunos analistas; pero me parece más convincente el argumento de uno de los participantes en la cátedra: si los dirigentes de la CNTE se repliegan y aceptan regresar a la normalidad, alguien los suplantará en sus demandas. No quieren ser desplazados, no está en la lógica de su lucha por el poder sindical.

Retazos

Agradezco a quienes en persona o en espíritu me acompañaron ayer en la presentación de la segunda edición de mi libro, El sistema educativo mexicano: la transición de fin de siglo. Asimismo al Fondo de Cultura Económica por la publicación y a Excélsior por la nota. Aprecio mucho a quienes con su lectura le dan vida al libro.

*Académico de la Universidad Autónoma Metropolitana

Carlos.Ornelas10@gmail.com

Publicado en Excelsior.

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