Fernando Ceballos
Desde 2018 se han llevado a cabo diversos intentos por eliminar la modalidad de jornada ampliada del sistema educativo: desde la eliminación del financiamiento al Programa Escuelas de Tiempo Completo (PETC), hasta la exclusión de los componentes de alimentación y horario extendido del programa La Escuela es Nuestra, que desde el 2019 había asumido algunas de las acciones del PETC tras su desaparición.
Las tentativas llevadas a cabo en este sentido se han encontrado con una fuerte resistencia por parte de agentes que, desde diferentes posiciones, se han manifestado en defensa del PETC, principalmente de dos ámbitos: el asistencial (cuidado de los alumnos) y el laboral (pago adicional a los profesores). Algunos de ellos han sido los maestros organizados en el Movimiento Nacional de Trabajadores de la Educación del Programa Escuelas de Tiempo Completo (MNTE PTCE); los partidos políticos de oposición, que han impulsado una serie de discusiones en las cámaras de diputados y senadores; así como algunos medios de comunicación, que han hecho eco de las críticas por la decisión de desaparecer el programa. Sin embargo, habría que señalar que en estos debates el ámbito pedagógico es el que menos atención ha tenido.
Frente a este panorama, la extensión de la jornada escolar se integró nuevamente al programa La Escuela es Nuestra, y en esta ocasión se emitieron lineamientos específicos mediante la reciente publicación de la Guía de horario extendido, a través de la cual se busca regular, entre otros aspectos, los criterios de selección de las escuelas, los maestros que pueden participar, mecanismos de pago, horarios y usos para el tiempo ampliado.
La integración de la ampliación de la jornada escolar en uno de los principales programas en la agenda educativa de la actual administración federal representa una oportunidad para analizar qué tanto ha aprendido dicha política. Con este propósito, se revisó la Guía de horario extendido y las reglas de operación que regularon al PETC hasta antes de su desaparición, y a partir de ello se discuten algunos de los cambios llevados a cabo en la nueva propuesta, los elementos que permanecen y aquellas modificaciones consideradas como necesarias para fortalecerlo, y que aún no se han tomado en cuenta.
Cambios
En términos generales, hay tres principales modificaciones en la nueva propuesta de horario extendido: a) los criterios de selección de las escuelas; b) los tiempos de ampliación; y c) en quienes se encargan de vigilar el cumplimiento de la normativa y la gestión de los recursos económicos.
La población objetivo dejó de estar focalizada en las zonas vulnerables, de alta marginalidad o con elevados índices de violencia. En este sentido, cualquier escuela es susceptible de ampliar su jornada y recibir los beneficios del programa, siempre y cuando trabaje en un solo turno. Con esta medida se amplían las zonas en las que pudiera haber escuelas con horario extendido, aunque se limita la cobertura por aquellas que trabajan con turnos dobles.
Los tiempos de ampliación también se diversifican, pues pasan de ser dos horarios fijos de 6 y 8 horas definidos por las autoridades estatales, a una jornada en la que cada establecimiento decide el número de horas en que extiende su día de trabajo, hasta un máximo de 8.
Una última modificación se identifica en las figuras encargadas de la validación del cumplimiento en la operación de los mandatos del programa y la gestión de los recursos económicos, que previamente recaía en las autoridades educativas de las entidades, y en esta propuesta se designa a los comités de madres de familia y a los tesoreros. Un enfoque de gestión desde los establecimientos, muy en sintonía con las otras acciones del programa La Escuela es Nuestra.
Continuidades
A pesar de las múltiples críticas realizadas al PETC, muchas de las cuales justificaban la decisión de desaparecerlo, en la guía de horario extendido se han retomado muchos de los elementos que le dieron forma a dicho programa. En específico, es posible identificar una continuidad en lo relacionado con: a) los objetivos; b) los mecanismos para retribuir el trabajo adicional de los profesores; y c) las líneas de trabajo mediante las cuales se busca dotar de sentido pedagógico al tiempo ampliado.
Sobre los objetivos, se identifica que la ampliación de la jornada es una acción que se añade a una serie de propósitos que ya perseguía la Escuela es Nuestra previamente, como la mejora en la infraestructura, el equipamiento y el material didáctico. De manera específica, y muy relacionado el PETC, se propone el uso eficaz de la jornada escolar mediante un horario extendido en apoyo al aprendizaje de los alumnos. Aunque también habría que decir que, por lo menos de manera declarativa, se contemplan modalidades y servicios que no habían sido consideradas previamente, como los Centros de Atención Múltiple (CAM) y los servicios de CONAFE.
Las modalidades de retribución al trabajo adicional también se mantuvieron sin alteraciones, las cuales se han caracterizado por precarizar las condiciones laborales de los docentes y pagar las horas adicionales con un valor inferior a las de una jornada regular. De manera concreta, el tiempo de enseñanza durante el horario extendido sigue sin considerarse como una relación laboral o contractual del docente con el Estado, por lo que no forma parte del salario integrado. Además, se pagan únicamente los periodos lectivos, por lo que en vacaciones o licencias médicas no se tiene derecho a recibirlo.
Las discusiones que se han librado en la arena pública como reacción a la desaparición del PETC suelen dejar de lado los posibles beneficios pedagógicos como uno de los argumentos para defender la extensión de la jornada. Lo anterior quizá responda a que desde el 2007 que se implementó el programa no ha existido una propuesta robusta sobre cómo usar de manera significativa el tiempo adicional con el que se cuenta.
En el PETC se promovieron las líneas de trabajo como el mecanismo para generar un currículum ampliado que brindara orientaciones a los profesores sobre qué hacer durante las horas que se extendía el día de trabajo, y en la propuesta que se hace actualmente en La Escuela es Nuestra se retoma el mismo formato, además de que los saberes propuestos son muy similares, como se puede observar:
Líneas de trabajo propuestas | |
Programa Escuelas de Tiempo Completo (2013) | La Escuela es Nuestra (2022) |
Leer y escribir | Práctica de lectura y escritura |
Leer y escribir en lengua indígena | Leer y escribir en la comunidad: uso de la lengua indígena |
Jugar con números y algo más | Retos y juegos con números |
Expresar y crear con arte y cultura | Pensamiento y emoción con arte |
Aprender a convivir | Aprender a vivir y convivir en paz dentro de la comunidad |
Aprender con TIC | Tecnologías de la información y la Comunicación (TIC), usabilidad de los recursos hipermediales |
Vivir saludablemente | Vida saludable y buenos hábitos alimenticios |
Fuente: elaboración propia a partir del Acuerdo 664 (2013) y de la Guía de horario extendido (2022)
Todas las líneas de trabajo parecen ser una continuación de la propuesta emitida en 2013 a partir de una reformulación al PETC llevada a cabo por la anterior administración federal, aunque es posible observar un intento por transitar hacia un enfoque más práctico y situado de los saberes, en sintonía con lo que se ha expresado como aspiración en el nuevo Plan de Estudios (2022). Sin embargo, la información que se ofrece en la descripción de cada una de ellas es insuficiente para hacer una valoración más profunda.
Deudas pendientes
Resulta deseable que, con el paso del tiempo o las reformulaciones, las políticas se retroalimenten e introduzcan mejoras que les permitan adaptarse de una manera más optima a los contextos en los que se implementan y se acerquen más al logro de los objetivos que persiguen. Sin embargo, estos procesos no siempre son inmediatos y conllevan su tiempo, incluso pueden no llegar a concretarse. Con el propósito de abonar al aprendizaje del programa, aquí se discuten algunas propuestas que podrían apoyar al fortalecimiento de la ampliación de la jornada escolar en México.
La primera de ellas tiene que ver con las propuestas diseñadas para dotar de sentido pedagógico al tiempo ampliado, pues hasta el momento se ha carecido de un plan robusto que logre impactar en las prácticas de los profesores durante la jornada extendida. Es decir, construir un currículum ampliado que eleve las pretensiones del Plan de Estudios regular a partir de que se dispone de uno de los recursos más valiosos en la escuela, el tiempo. También que recupere el énfasis en los proyectos educativos ligados a la vinculación de la escuela y la comunidad propuesto en los documentos preliminares del nuevo marco curricular en construcción.
Las líneas de trabajo que conforman la propuesta actual se explican en la guía a partir de orientaciones muy generales con respecto a las actividades y los contenidos a abordar, las cuales abogan fuertemente por la autonomía de los profesores y su capacidad para la toma de decisiones. Sin embargo, habría que recordar que las políticas curriculares, hasta este momento, se han caracterizado por su centralismo y verticalidad, por lo que no todos los maestros necesariamente están preparados para gestionar un plan tan abierto. En otro espacio (Ceballos, 2022), he documentado cómo las líneas del PETC no lograron influir en las prácticas de los docentes en dos escuelas porque la mayoría de ellos las desconocían o esperaban que fuera un especialista quien las implementara.
Un segundo reto sería el de la reconceptualización del tiempo ampliado con un valor inferior al del resto de la jornada, esto implicaría generar las condiciones para ofrecer retribuciones justas a los profesores y el personal de apoyo que laboran las jornadas ampliadas. Es decir, asumir la máxima constitucional de a trabajo igual salario igual.
Aunque la remuneración de los profesores pudiera parecer solo un asunto laboral, también puede llegar a incidir sobre lo pedagógico, pues las condiciones en que trabajan los docentes llegan a impactar sobre sus expectativas de enseñanza y en la motivación para desempeñar su trabajo.
Finalmente, la tercera propuesta consistiría en generalizar la ampliación del horario en todas las escuelas en México para que se configure como la jornada regular del sistema educativo. Con esto, algunos de los beneficios que se han documentado en América Latina (Ceballos, 2022) podrían llegar a todos los alumnos y no se focalizarían en solo algunos establecimientos.
Referencias bibliográficas
Ceballos, F. (2022). Efectos de ampliar la jornada escolar en América Latina: una revisión bibliográfica. Revista Innova Educación, 4(3), 152-167. https://doi.org/10.35622/j.rie.2022.03.010
Ceballos, F. (2022). ¿Más tiempo para qué? La apropiación del Programa Escuelas de Tiempo Completo en dos primarias de Colima [Tesis para obtener el grado de Doctor en Ciencias en la Especialidad de Investigaciones Educativas]. Departamento de Investigaciones Educativas CINVESTAV-IPN.