Ismael-Vidales

¿Es la educación privada mejor que la pública?

Esta pregunta, prácticamente no tiene respuesta. Es tanto como remitirnos al chiste en el que se le pregunta a un tipo ¿cómo está tu mujer? y socarronamente responde ¿comparada con cuál?

 La prensa maneja notas en va y ven, hoy dice que la educación privada supera a la pública y mañana informa lo contrario. La verdad es que no existe una investigación seria que sustente lo uno o lo otro, además, tampoco sería fácil realizar un trabajo integral en este sentido. Se pueden hacer comparaciones parciales, que si bien pueden ser indicadores relevantes no sirven para responder a cabalidad la pregunta.

La educación es un asunto multifactorial y quien no lo entienda así, fácilmente se perderá, como suele ocurrir a muchas autoridades del ramo, que adolecen de mentalidad fraccionada, un síndrome que tiende a reducir este complejo asunto a un tema trivial, como: los resultados en la prueba Enlace, o en Pisa, o la cantidad de computadoras, o el total de docentes con doctorado, o certificaciones de todos colores y sabores, o vaya usted a saber qué ocurrencia impongan, como ya ocurrió en Tamaulipas y su esotérica concepción de la educación, o en Puebla con la cienciología y la dianética convencidos de que las obras de Ron L Hubbard, son “materiales de contenido técnico pedagógico para apoyar a los maestros en el proceso de aplicación de la prueba Enlace y obtener mejores resultados”, o en Guanajuato con el programa de valores basado en un folleto de autoría papal, o en muchas entidades que impusieron el Calendario de Valores, recetando uno por mes, como capítulos de telenovela.

Volviendo a la pregunta, todos sabemos que en Finlandia prácticamente no existe la educación privada y nadie le escatima méritos de líder mundial en Pisa, aunque sus cifras de suicidios no son para nada envidiables. Esto es, la educación pública puede alcanzar niveles de excelencia en Pisa.

En México, la educación privada, como la canción del coahuilense Humberto Galindo, es de primera, segunda y tercera. Las hay para “peladitos”, para gente de “medio pelo” y obviamente parea “encopetados, copetones o de gran copete”. Unas funcionan en instalaciones paradisiacas, otras en aulas normalitas, y las más, en cocheras acondicionadas como aulas. Eso sí, casi todas se rigen por el mismo principio: el negocio.

Aunque es también ya una canción a ritmo de sonsonete que año con año los dueños de colegios (desprecian el nombre de escuela)  se quejen de que Lolita los asfixia con tanto impuesto, tomo una nota de prensa de Torreón: “Estamos hablando del IVA que nosotros no recuperamos; el Impuesto Sobre la Renta (ISR), que ese sí es correcto porque es sobre utilidades; el IETU, que es un impuesto criminal, otro 10 por ciento de otorgamiento de becas que es sobre ingreso”… “Estamos hablando de cartera vencida no recuperable que es de un cinco por ciento, hay padres de familias que se van sin pagar y eso representa un ingreso enrome que no pagan, eso aunado al IVA, al ISR, al IETU y a todo lo demás pues es un dineral” (sic). Pero no hablan del costo de sus colegiaturas, los uniformes, libros, frituras, copias, etc. etc.

La mayoría de las escuelas privadas se constituyen como A.C. porque la Ley señala ciertas exenciones para las Asociaciones o sociedades civiles organizadas con fines científicos, políticos, religiosos y culturales,… además el 14 de febrero de 2011 el Presidente Felipe Calderón Hinojosa promulgó el Decreto por el que los padres de familia pueden deducir desde 14, 200 pesos (Preescolar) hasta 24,500 pesos (Bachillerato), lo cual (nota de la Jornada) a juicio de José Franco, Vicepresidente de la Academia de Ciencias, es un estímulo fiscal al negocio que representan las escuelas particulares; Imanol Ordorika, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, dice que se trata de transferir recursos públicos al sector privado para continuar con la línea de privatizar la educación en el país; y el jurista e investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM, Diego Valadés, aseguró que el decreto presidencial es una propuesta muy conservadora que tiende a la transferencia de recursos del sector público al privado y Margarita Palominos, especialista en derecho fiscal del IIJ, indicó que mientras por un lado en el país hay escuelas que no tienen las condiciones mínimas para su operación, como luz, agua y techos; por el otro se ofrecen estímulos a colegios que tienen gran capacidad.

La Ley General de Educación establece los requisitos que debe cumplir el particular para poder incorporarse en el sistema educativo nacional y de esta manera dependiendo el nivel educativo que se desea impartir obtener su: Autorización o el Reconocimiento de Validez Oficial de Estudios (RVOE). Para ambos casos se necesita contar con: personal que acredite la preparación adecuada para impartir educación; instalaciones que satisfagan las condiciones higiénicas, de seguridad y pedagógicas que la autoridad otorgante determine; planes y programas de estudios que la autoridad otorgante considere procedentes, en el caso de educación distinta de la preescolar, la primaria, la secundaria, la normal y demás para la formación de maestros de educación básica.

De acuerdo con los autores de la cinta “De Panzazo” la educación pública en México anda por los suelos, de acuerdo con notas de prensa recientes, la educación privada va en picada. Las expectativas que plantean los impulsores de la Reforma Educativa tienen su contrapeso en los malos augurios de un sector amplio del magisterio. Sin embargo, llama la atención que la mayoría de los maestros de escuelas públicas envían a sus hijos a las escuelas privadas, lo cual es una paradoja, se parecen al restaurantero que come en la fonda de enfrente porque teme envenenarse con su comida.

¿Cómo es que las escuelas privadas obtienen su Autorización o RVOE? Resultaría interesante un sondeo, aunque sea mínimo, que permitiera detectar a los funcionarios estatales y federales (vigentes y ex), que por sí o por interpósita persona son dueños de escuelas privadas; el sondeo podría abarcar a los funcionarios de las oficinas que otorgan las incorporaciones y los RVOE tal vez llegarían a descubrir interesantes ligámenes con “despachos” especialistas en preparar las carpetas que obtienen en fast track la aprobación y la publicación del Decreto correspondiente en el Periódico Oficial.

Vuelvo a la pregunta. No tengo respuesta, pero sí un atento y respetuoso consejo: ya déjense de comparaciones odiosas, pónganse a trabajar por un sólo objetivo: México.

ividales@att.net.mx

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