Escuelas y Universidades ante el COVID-19

Planes contingentes en escuelas y universidades para el COVID-19

Por Eduardo Andere M.

No sabemos con precisión cómo se extenderá el COVID-19. La declaratoria de Pandemia por parte de la OMS el 11 de marzo, es un indicador de atención. Como dice la Organización Mundial de la Salud no es algo que debe tomarse a la ligera. Lo cierto es que los casos han crecido en el mundo con mucha rapidez. Según la OMS para el día de hoy, marzo 12, 2020, existen casi 125 mil casos en 111 países o territorios. Por tanto, como sugiere el aforismo “debemos prepararnos para lo peor esperando lo mejor”.

Independientemente de las recomendaciones de las organizaciones especializadas, como la OMS o de las recomendaciones o alertas sanitarias tanto de la SEP como de la Secretaría de Salud que en mi opinión debieran actualizarse diariamente, las escuelas y universidades de todo el país deben empezar, si no lo han hecho ya, a preparar planes contingentes, escalonados y emergentes para el informar, prevenir y actuar según lo requieran las circunstancias.

Deben estar muy atentos a las recomendaciones sanitarias. Un buen empiezo es con el portal del OMS en inglés o su versión un poco más acotada en español.

La primera acción de los directivos y personal de las escuelas y universidades, y para este caso de todas las demás organizaciones, es tomar las cosas con calma. No importa qué tan negativo se torne el fenómeno la calma moderada supera a la ansiedad creciente.

¿Qué hacer?

Los directivos escolares y universitarios deben considerar, al menos, las siguientes acciones:

  1. Integrar un grupo de trabajo liderado por ellos mismos pero formado por un colectivo que monitoree e inicie la redacción de planes de contingencia.
  2. Los planes y acciones de contingencia deben realizarse de manera escalonada: primero para informarse e informar; después para prevenir y tercero para aplicar protocolos, también escalonados.
  3. Los planes y acciones deben dirigirse a los grupos o agentes que atienden las escuelas y universidades: alumnos, maestros, personal en general, familias, y comunidad escolar y universitaria en general.
  4. Desde el punto de vista pedagógico, es también importante preparar a todos los agentes de lo que debe o debiera hacerse en cada momento o instante según evolucione el fenómeno del COVID-19.
  5. Si bien la literatura especializada es muy crítica de los beneficios pedagógicos de las tecnologías de información y telecomunicaciones comparados con los de la educación presencial, en casos de posibles emergencias como la comentada, las TIC y las pantallas, el internet y las aplicaciones, pueden ser de mucha utilidad para continuar con los esfuerzos pedagógicos.
  6. Finalmente, las acciones que llevan un mensaje de calma y responsables, con alertas suficientes y oportunas, logran un efecto positivo en las personas y comunidades.
  7. La mejor estrategia, aunque nada grave suceda, es prepararse, y prepararse en estas circunstancias, comienza con cambiar los hábitos mínimos de higiene para todos los casos como son: lavarse las manos con jabón suficiente y por 20 segundos constantemente, utilizar gel alcohólico anti-bacterial, evitar saludar de mano, besarse y abrazarse, estornudar o toser cubriéndose la boca con cubre-bocas o pañuelos desechables o en el brazo, desinfectar y limpiar constantemente superficies, detectar e informar casos con síntomas de infección, auto-recluirse y consultar al médico si uno muestra los síntomas ampliamente informados por las agencias o autoridades sanitarias o educativas.
  8. Planear por contingencias de cualquier índole es un ejercicio que todos debemos realizar en la cotidianidad; más aún para prevenir o atender situaciones o fenómenos como el que vive la humanidad entera en la actualidad.

Después de todo criar y educar es fomentar buenos y saludables hábitos de vida.

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