Estrategias socio emocionales en la Escuela para ayudar a procesar los duelos de la comunidad educativa
- Pluma invitada
- 4 noviembre, 2021
- Opinión
- Herzel Nashiely García Márquez
Herzel Nashiely García Márquez*
Aprender a recordar no siempre significa olvidar, sino aceptar con el corazón que lo amado ya no está presente en nuestra cotidianidad. La escuela en este regreso a clases tan incierto recuerda constante su fortaleza e importancia social como institución formativa y por momentos reproductiva de cultura, hábitos y tradiciones. Es este lugar en el que nos insertamos con el objetivo de encontrarnos y descubrirnos a través del aprendizaje y el vínculo que significa cada clase.
Pensemos en las etapas del duelo a nivel institucional, sobre lo que ocurre en las escuelas en sus diferentes niveles.
No todos hemos tenido un cierre a nuestros duelos durante el tiempo de COVID. Como lo comenta el Dr. Romero (2021), los estudiantes parecen no haber asimilado completamente el regreso a clases y no todos han tenido un cierre de muchos procesos; por ello es que el esfuerzo docente y escolar es tan valioso y vital. En este artículo se reconocen y proponen algunas estrategias que pueden resultar útiles para la atención y contención socio emocional a partir de la pedagogía de la muerte, un enfoque que reconoce en cada elemento de nuestra vida, una oportunidad clave de aprendizaje auténtico y significativo.
Resignificar las ofrendas, ampliar la mirada quedamos a nuestras tradiciones y celebraciones.
Miremos profundamente nuestras celebraciones de cara a preguntarnos todos los miembros de la comunidad educativa ¿cómo podríamos rendir un homenaje a quienes hemos perdido en esta pandemia? No es necesario volver a montar cada altar o hacer montajes de gran complejidad, sino replantearnos cada símbolo presente o ausente, saber cómo leer ese texto vivo de nuestras tradiciones y celebraciones, en nuestra biografía, en nuestra experiencia única e irrepetible. Aceptar que ninguna perdida duele igual, que no todas las reacciones son idénticas ni estereotipadas, nos permitirá ver que seguimos escribiendo la historia de nuestra vida y algunos capítulos son así; amar implica, a veces, decir adiós.
Preguntémonos ¿ya conversamos? ¿ya nos dimos tiempo para comunicarnos?
No ha sido fácil alternar los diferentes estados emocionales y etapas de duelo que vive cada persona en este regreso a clases. Existe en ocasiones ansiedad grupal alimentada por la preocupación del rezago educativo, el abandono escolar, la orfandad reciente, la separación de los padres o incluso, de nuestros estudiantes, nosotros mismos. Las pérdidas han sido grandes y en ocasiones falta el espacio para preguntar por ellas. Es importante considerar herramientas que faciliten la expresión o simplemente la reflexión sobre nosotros y sobre el otro. Preguntas que se compartan en áreas comunes que inviten a considerar cómo hemos atendido la pérdida que sabemos existe y duele. ¿Lo hemos omitido? ¿lo estamos negando? ¿ya lo dijiste? ¿ya lo escuchaste? No es necesario presionar a las personas con contactos directos sobre su pérdida o duelo, la sola reflexión o invitación permite un proceso de consciencia importante y que puede crecer o implicar encuentros intencionados, como se viviría en otras circunstancias o tipos de duelos. Hoy duele más que nunca preguntar por las pérdidas; tal vez porque las pérdidas de la pandemia son como avalanchas que no han llegado solas. Tal vez porque nosotros mismos nos sentimos temerosos de abrir algunas puertas que no sabremos o queremos cerrar; y eso está bien.
Debemos recordar que comunicar significa poner en común, compartir. Podemos reflexionar sobre las etapas del duelo en la vivencia de comunidad y reconocer en qué proceso nos encontramos ¿es la ira? ¿la negociación? ¿la negación o tal vez la depresión?
Saber y reconocer la etapa o etapas, que vivimos nos favorecerá para dialogar y reencontrarnos en nuestras pérdidas, en nuestros procesos y crecer en comunidad. Darnos la oportunidad del acercamiento es un elemento valioso para reconstruir cualquier tipo de aprendizaje.
Redes de apoyo
La escuela hoy más que nunca es el espacio seguro de nuestros estudiantes. Podemos, como formadores, asegurarles a través de nuestra colaboración, elementos que favorezcan los procesos de adaptación, expresión emocional y asimilación de las experiencias de pérdida vividas en caso de así quererlo, tanto como individuos como en grupo. La fuerza del grupo en el proceso de asimilación de las pérdidas
Momentos para homenajear juntos
Cada institución escolar puede encontrar, de acuerdo con el espíritu y carácter de la comunidad educativa, espacios y experiencias en los que se pueda recordar a quienes ya no están. Es importante recordar que ciertas personas pueden gestionar sus emociones a solas más fácilmente que otras. El arte, la contemplación, la reflexión y la meditación son opciones para permitir la expresión socio emocional.
No siempre son necesarias las palabras
Los actos hoy cuentan más que nunca. No necesitamos decir con palabras lo mal que nos sentimos por la pérdida que vivió el otro, lo podemos lograr con tareas sencillas como el saludar y reconocer algo bonito que veamos en la persona, algo que le haga único y especial; el poder de personalizar cualquier experiencia es el detalle invaluable que marca nuestros encuentros.
La Escuela permite, a través de la creatividad y colaboración docente, que el duelo pueda procesarse de manera significativa y reflexiva, logrando impactar en el proceso de la madurez socio emocional adecuada y efectiva que desarrollan nuestros estudiantes. En reciprocidad, los formadores viven encuentros a partir de la organización y planificación que resultan valiosos para expresarse y dialogar entre pares y apoyarnos cuando nos encontramos fragmentados.
Finalmente, es indispensable reconocer la sinergia que se ha vivido desde que retomó heroicamente cada clase con el fundamento de la voluntad y creatividad más que el desarrollo tecnológico o la ausencia de él. Cada contexto escolar es, sin duda, una experiencia de resiliencia que vale la pena contar. Como comunidad debemos permitirnos los tiempos de duelo, reconocer nuestra vulnerabilidad para crecer en nuestra fortaleza.
Gráfico: Etapas del duelo
Vivir un proceso de madurez socio emocional que nos permita un aprendizaje significativo parte de reconocer la vivencia de la crisis y procesar las diferentes etapas del duelo. No todas son vividas en el mismo orden ni intensidad por las personas.
*Profesora de la Universidad Anáhuac México