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La evaluación antes, durante y después del INEE (Segunda parte)

Si, como efecto de la cancelación de la reforma educativa con la que el nuevo gobierno se propone iniciar su gestión, se decide la disolución del INEE autónomo, queda por resolver qué instancia se habrá de encargar de continuar o reorientar las funciones de evaluación requeridas para el monitoreo de la nueva generación de políticas educativas. Una alternativa posible consiste en aprovechar la infraestructura y recursos de evaluación instalados en la propia SEP, esto es la Dirección General de Evaluación de Políticas. Otra posibilidad radica en aprovechar las capacidades consolidadas del INEE enfocándolas a la reorientación de las funciones evaluativas. En tanto se despeja esta importante decisión, sigamos con el recuento de las formas y procesos de evaluación que han tenido lugar en la historia reciente de las políticas educativas del gobierno federal.

En la entrega anterior señalamos que la Ley Federal de Educación de 1973 estableció que la SEP tendría la obligación de evaluar el funcionamiento del sistema educativo nacional (Artículo 7). Durante el sexenio de Luis Echeverría Álvarez (1970-1976), con Víctor Bravo Ahuja al frente de la SEP y en el marco de la Reforma Educativa del periodo, la SEP impulsó, entre otras medidas, la introducción de métodos de planeación y programación orientadas a favorecer las iniciativas de descentralización administrativa que eran parte de la reforma. En los sexenios siguientes (José López Portillo 1976-1982 y Miguel de la Madrid Hurtado 1982-1988), el enfoque de planeación se habría de profundizar con la creación de estructuras de apoyo dedicadas a la generación de insumos de información y resultados de evaluación.

Al inicio del sexenio de Echeverría se creó la subsecretaría de Planeación y Coordinación Educativa, que además de asimilar las tareas de programación y seguimiento presupuestal que llevaba a cabo la anterior Secretaría General de la SEP, tendría el encargo de construir un sistema de información estadística confiable, así como de promover tareas de evaluación del desempeño escolar, entre otras funciones.

Son historias separadas, pero entrelazadas, la creación del sistema de información estadística de la SEP y la implementación de procesos y mecanismos de evaluación. Sobre el sistema de información cabe señalar, en primer lugar, que hasta 1976 la información estadística en materia educativa estaba a cargo de la Secretaría de Industria y Comercio, instancia que proporcionaba a la SEP, como al resto de las secretarías de Estado, las estadísticas derivadas de los censos demográficos y de las encuestas a su cargo. En los años setenta, tanto la política de descentralización iniciada como la modernización del esquema de planeación, requerían el desarrollo de un sistema de información acerca de la matrícula escolar, el personal docente y los centros escolares. El proyecto tomará forma con el proyecto Sistema Nacional de Estadística Educativa y el instrumento de captación de información que se denominaría Formato 911.

Según consigna Herculano Ríos en “Las estadísticas de educación superior” (Revista de la Educación Superior, núm. 118), “una vez diseñado el cuestionario único (formato 911) se llevó a cabo una exitosa prueba piloto en el estado de Guanajuato al inicio de cursos del ciclo escolar 1975-1976, quedando como instrumento idóneo para captar la información en el ámbito nacional en el ciclo escolar 1976-1977.”

A partir de entonces se inició la publicación de la serie Estadística Básica del Sistema Educativo Nacional con dos ediciones anuales, una para el principio y otra para el fin de cursos. Por largo tiempo la serie sería la fuente oficial de la estadística del sector educativo. Aparte, la información recogida mediante el Formato 911 daría lugar a otras publicaciones de SEP, por ejemplo, el “Prontuario Estadístico y Cultural”, el “Compendio Estadístico del Gasto Educativo” y los “Compendios Estadísticos por Entidad Federativa”, publicados en distintos años, aunque no como series uniformes.

Los datos recogidos a través del Formato 911 habrían de alimentar el Informe Presidencial, así como, más adelante, al seguimiento de resultados de los programas sectoriales de educación. La publicación de Estadística Básica será reemplazada, a partir de 2002, con la serie Sistema Educativo de los Estados Unidos Mexicanos Principales Cifras.

La creación del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), en 1983, habría de dar impulsar la generación de estadísticas sobre distintos rubros, entre ellos el sector educativo. Durante los noventa el INEGI publicó las series: Cuadernos de Estadísticas de Educación y Boletines de Educación, en ambos casos con datos del Formato 911, datos censales, e información proveniente de las encuestas del organismo.

A mediados de los años noventa, gracias al desarrollo de tecnologías digitales de información, la producción de estadísticas a cargo de la SEP contó con nuevos medios para la producción, sistematización y difusión de datos. No obstante, en 2013 se tomó la decisión de emprender una revisión a fondo del sistema y se propuso la implementación del Censo de Escuelas, Maestros y Alumnos de Educación Básica y Especial (CEMABE), cuya gestión estaría a cargo del INEGI, con la colaboración técnica de SEP e INEE.

Uno de los propósitos del Censo era dar pie a un Sistema de Información y Gestión Educativa (SIGED) que reemplazaría al Sistema de Estadísticas Continuas Formato 911. En la conclusión del actual sexenio el SIGED integra diversas bases de datos y una primera versión se puede consultar en www.siged.sep.gob.mx

Publicado en Campus Milenio, 15 de noviembre 2018

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