Los libros de texto gratuitos son sólo una herramienta educativa: expertos

Los libros de texto gratuitos han estado en boca de todos: se habla de errores, de adoctrinamiento, de transformación, de cambios culturales. Próximos a iniciar el ciclo escolar, profesores e investigadores en temas educativos se reunieron para discutir respecto a los retos, aciertos y cambios que se vivirán en las aulas.  

Durante la mesa de análisis “Nuevos libros de texto a debate”, convocada por el sitio web Educación Futura, Herzel García Márquez, académica del Departamento de Psicología, Educación y Salud (DPES) del ITESO, consideró un ejercicio sano la revisión de los libros de texto, toda vez que la naturaleza de estos materiales exige que sus contenidos estén actualizados y que atiendan a las necesidades sociales y a la realidad cambiante de una sociedad hipercompleja con problemáticas específicas.  

Ante una clara disminución de contenidos, la académica señaló como un riesgo que los libros de texto sean tomados como fuentes únicas para la formación de estudiantes y que esta no sea acompañada adecuadamente, de modo que las posibilidades de fomentar el pensamiento crítico y habilidades de investigación, colaboración y de resolución de problemas se queden truncas. 

Juan Carlos Silas Casillas, coordinador del Doctorado Interinstitucional en Educación del ITESO, añadió que el libro de texto debe reconocerse como un propiciador de actividades y diálogo, que además dista de ser enciclopédico y propone, en cambio, un contenido mínimo razonable. 

“Una de las preocupaciones que tengo en relación con el libro de texto es que parece entendérsele como el único recurso o la única verdad oficial. Cuando en realidad es que habrá un programa sintético […] y programas analíticos que dialogan con la realidad situada de la comunidad. No hay que darle un papel ‘sobreprotagónico’ al libro de texto”, dijo. 

“Los libros de texto son importantes, pero en su justa medida, en diálogo con la comunidad y otros recursos”, afirmó el académico. 

Luis Medina Gual, académico de la Universidad Iberoamericana (Ibero) Ciudad de México, comentó que los docentes deberán adoptar una lógica distinta sobre la operación de estos materiales como un recurso en el aula. A su parecer, el docente evoluciona para dejar de ser un ejecutor y convertirse en ‘codiseñador’ del proceso educativo. 

“No podemos pensar que habrá un libro de texto que vamos a llenar de la página uno a la 120. Los libros de texto ya no son un punto de llegada, sino puntos de partida que pueden dar ideas para sopesar esa parte de ‘codiseño’ y articularlo con el plan analítico, dependiendo de las necesidades de mi comunidad”, apuntó. 

Añadió que, en ese sentido, los libros de texto gratuitos “son como antibióticos de amplio espectro”.  

“Tenemos que hacernos de diferentes recursos para articular nuestros programas analíticos. Estos recursos van a permitir dar cuenta a mucha más profundidad de las necesidades que detectemos en nuestros diagnósticos comunitarios”, apuntó. 

Emerenciano Barragán, director de una escuela primaria en Jalisco, consideró acertado el cambio de paradigma que proponen los nuevos libros, con contenidos que vinculan disciplinas. Si bien no identifica grandes ausencias en los contenidos, señaló que el perfil de egreso que propone la Nueva Escuela Mexicana puede ser una buena guía para solventar las omisiones. 

El papel del docente, clave en el nuevo modelo educativo

Barragán apuntó que muchas de las dudas en torno a los libros de texto gratuitos obedecen a intereses políticos y empresariales. “Los errores en los libros siempre han existido, lo importante es que como maestros tengamos la capacidad de verlos y atenderlos”, dijo. 

Insistió en la necesidad de que los docentes tomen un papel más crítico y reflexivo, que aporte a la inercia de revalorización de su trabajo que la Reforma Educativa trajo consigo. En ese contexto, señaló que los docentes se convierten en agentes de transformación, lo que los obliga a identificar problemas en sus comunidades y, a partir de ello, “proponer soluciones y jerarquizar los contenidos del programa sintético que les den solución”. 

“El maestro tendrá que ser un catalizador; un mediador entre el conocimiento, entre el saber y ser”, apuntó. 

Miriam Martínez, Ramsés Barroso, Juan Carlos Silas, Herzel García, Luis Medina-Gual y Emerenciano Barragán.

Ramsés Barroso Bravo, profesor de Secundarias Técnicas, lamentó que no se hayan logrado estrategias efectivas para que los docentes comprendan a cabalidad el proceso de construcción del nuevo proyecto educativo y cada uno de sus elementos, incluidos los libros de texto gratuitos. 

Advirtió que, en esas condiciones, se pone en riesgo la concreción del trabajo en las aulas. “Le estamos apostando al docente como ejecutor de currículum (…). Una vez más, los docentes estamos frente a una situación problemática que no se va a resolver de la noche a la mañana”, mencionó.  

Creatividad contra incertidumbre

Los expertos coincidieron en que los libros de texto no deben ser considerados como los únicos recursos a explotar en el aula, sino que dan pie a que se aprovechen otras fuentes de información como aliadas para garantizar aprendizajes situados, significativos y pertinentes para cada comunidad. 

Para Ramsés Barroso, sin embargo, confiar en la creatividad de los docentes no puede ser la solución. “En el próximo ciclo escolar, el maestro va a resolver esta incertidumbre con sus recursos. La autoridad obligadamente tiene que atender todos los problemas que se van a ir generando. Tiene que generar las condiciones para que este nuevo modelo no se quede únicamente en el ámbito de lo formal”, dijo. 

“Existen errores graves en estos libros de texto. Negarlo y decir que todo está bien no permite la mejora. No es con descalificaciones tampoco como vamos a arribar a la mejora de los procesos. Al final, debemos poner la mira en que el maestro efectivamente enseñe y los alumnos aprendan”.  

Por otra parte, lamentó que los problemas de orden educativo y pedagógico se estén resolviendo en el ámbito político, que mucho puede hacer por entorpecer los potenciales procesos de mejora. 

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