Recientemente, el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación dio a conocer los resultados del Plan Nacional para la Evaluación de los Aprendizajes (Planea), la nueva generación de pruebas de aprendizaje que viene a sustituir a ENLACE y Excale. Planea evalúa los aprendizajes que logran los estudiantes que terminan los distintos niveles de la educación obligatoria en Matemáticas y en Lenguaje y Comunicación, así como las habilidades relacionadas con la convivencia escolar. Sin embargo, en esta ocasión sólo se mostraron los resultados de las habilidades cognitivas de primaria y secundaria, que corresponden a la aplicación de junio de 2015.
Los resultados son reveladores y elocuentes. Describen de manera cruda un panorama desolador del estado que guarda la educación en México, donde destacan tres grandes resultados. Primero, en Matemáticas seis de cada diez estudiantes de primaria y secundaria no logran aprender los conocimientos esenciales del currículo, y en Lenguaje y Comunicación la mitad de los estudiantes de primaria y la tercera parte de los estudiantes de secundaria muestran habilidades de comprensión lectora muy elementales. Segundo, Planea muestra que en el país existe una gran inequidad educativa, que se refleja en las grandes diferencias de logro de los estudiantes según su estrato social: los alumnos más pobres aprenden menos que los más ricos y quienes viven en la ciudad aprenden más que los que viven en el campo. Tercero, la magnitud de las diferencias en el aprendizaje es enorme; así, mientras que en el nivel más bajo de desempeño en Lenguaje y Comunicación se encuentra el 80 % de los estudiantes de escuelas indígenas de sexto de primaria, lo mismo ocurre con el 13 % de alumnos de escuelas privadas, lo que equivale a una diferencia de seis veces. Me atrevo a decir que estas diferencias pueden ser equivalentes a cuatro grados escolares: es decir, mientras que los niños indígenas terminan la primaria con una capacidad lectora de cuarto grado de primaria, los niños de escuelas particulares tienen una habilidad lectora de segundo de secundaria. Algo similar sucede en Matemáticas (aunque la diferencia es menor), tanto en primaria como en secundaria.
Tomando en cuenta estos resultados, que solo confirman lo que ya se sabía a través de otros estudios nacionales e internacionales, surgen dos preguntas: ¿cómo se deben interpretar y para qué nos sirven? Las respuestas, aunque parecen obvias, no lo son. En primer lugar, hay que decir que lo que mide una prueba estandarizada es el resultado del aprendizaje acumulado de un escolar, tanto de lo aprendido en la escuela, como fuera de ella. Segundo, las habilidades cognitivas y no cognitivas que se adquieran en la primera infancia potenciarán significativamente lo que aprende posteriormente en la escuela. Tercero, un hogar rico en estímulos que favorezca el aprendizaje, aunado a un centro escolar con buenos recursos humanos y materiales multiplicará las potencialidades de los escolares. Cuarto, los resultados en las evaluaciones estandarizadas son producto de la combinación del aprendizaje inicial del estudiante, de la riqueza de los recursos culturales en el hogar y de la disponibilidad de los recursos educativos de su escuela.
Un hogar con padres altamente educados compensará muchas de las deficiencias que podrá tener un centro escolar empobrecido. Lo contrario también es cierto, pero se requerirá de mayores recursos, esfuerzo y eficacia de las escuelas para poder revertir lo que el niño no aprendió en la primera infancia y de lo que carece en el hogar para seguir aprendiendo.
Teniendo en cuenta lo anterior, los resultados de Planea solo se pueden entender si se interpretan en el contexto del país, que es de pobreza y desigualdad social; condiciones que se reproducen en la escuela. Los resultados de Planea no solo hablan de la falta de eficacia del Sistema Educativo Nacional, sino de la pobreza educativa de todo el país que padece de un rezago escolar de su población adulta y que no promueve ni estimula el aprendizaje de sus ciudadanos, incluyendo a sus estudiantes. Los resultados de Planea se deben de utilizar como la lectura de un examen médico que nos sirve para: entender a fondo cuáles son nuestros problemas, sus posibles causas y las mejores soluciones; tomar decisiones inteligentes y, con ellas, trazarnos metas realistas a mediano y largo plazos; y tomar decisiones de política educativa que impliquen un gran esfuerzo sostenido y, por ello, transexenal.
Por ahora, los resultados de Planea no nos pueden decir nada de la Reforma Educativa, a lo mucho nos pueden dar la línea base para que en un tiempo prudente (entre una y dos décadas) podamos comparar el logro de las metas trazadas. Cambiar el nivel de aprendizaje de un país tan grande y complejo como México es una tarea también muy compleja, pues no solo depende del sector educativo, sino del esfuerzo coordinado de toda la sociedad.
Twitter: @EduardoBackhoff
Consejero del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación