¿Qué sucedió con ENLACE/básica?
- Irving Hernández Eugenio
- 15 febrero, 2015
- Opinión
En diciembre de 2013, en el marco de las atribuciones conferidas al Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, se decidió suspender para el 2014 la aplicación de la prueba ENLACE en el nivel básico, decisión ratificada, en febrero de ese año, por la Secretaría de Educación Pública aduciendo la falta de transparencia así como “perversiones políticas y corruptas” que prevalecieron durante los últimos cinco años de su aplicación.
¿Qué sucedió con ENLACE/básica entonces; cuáles fueron esas perversiones políticas y corruptas que orillaron a su suspensión y posterior desaparición?
De inicio, hay que decir que la aplicación de pruebas estandarizadas en nuestro país es relativamente reciente (inicia con la aplicación de PISA a finales de los años noventa), a partir de ellas se pretendía tener resultados educativos eficaces, que valoraran el nivel de logro de los aprendizajes de los estudiantes del nivel básico, para contribuir a un diagnóstico de los alcances de la educación básica, así como sus limitantes.
Dichos resultados sustentarían la implementación de políticas educativas orientadas al fortalecimiento del curriculum, la preparación de los docentes y directivos, así como a los apoyos necesarios para lograr que los estudiantes alcanzaran los niveles de aprendizaje básicos para enfrentar los retos de los contextos actuales, caracterizados por su permanente movilidad y evolución.
En ese contexto, surgió en 2006, la Evaluación Nacional del Logro Académico en Centros Escolares (ENLACE), se aplicó al tercer grado de la educación primaria, evaluando los contenidos de las asignaturas de Español y Matemáticas, así como una tercera materia, variable en cada ciclo escolar, ello a partir de exámenes de tipo criterial, censal, anual y de opción múltiple.
Si bien ENLACE tenía como meta específica contribuir como un modelo de apoyo a la mejora educativa del país en diversos ambientes: el aula, la escuela, los medios de comunicación y la sociedad en su conjunto (SEP, 2013), lo que ocurrió con esta evaluación a partir del 2008 fue lamentable: iniciando por la publicación de rankings de escuelas, pasando por la asociación de los resultados de los estudiantes a la evaluación de los docentes dentro del programa de Carrera Magisterial.
Nunca se procuró que la prueba tuviese un control externo, recurriendo a personal de las mismas escuelas para administrar su aplicación. Si tomamos en cuenta que toda evaluación de aprendizaje cumple con propósitos específicos, de acuerdo a la función que priorizan (pedagógica y rendición de cuentas), podemos afirmar que al final ENLACE dejó de cumplir tanto una como otra, originando entonces una perversión política y corruptelas que la convirtieron en un lastre para el sistema educativo nacional, alejándola no sólo de sus fines, sino convirtiéndola en un signo más de la realidad de la educación en nuestro país.
Inflar los resultados para descartar los señalamientos de los medios de comunicación, de las autoridades educativas y de la sociedad en su conjunto, fue una práctica común en muchas entidades federativas.
Por ejemplo, en Guerrero, en el nivel primaria, en menos de seis años, en la asignatura de Español, se logró un avance de 98.5 puntos que, en comparación con la media nacional –50.7 puntos de avance– dejan en entredicho la validez de estos resultados, dado el estado de las escuelas, de los maestros y directivos así como del sistema educativo estatal en su conjunto, cuestiones que fueron claramente demostradas en el Censo de Escuelas, Maestros y Alumnos de Educación Básica y Especial (CEMABE).
La evolución sorpresiva de los resultados de ENLACE/básica afectó las dimensiones de validez, uso pedagógico y rendición de cuentas, lo cual asociado a responsabilizar a escuelas y maestros, así como a las consecuencias fuertes (premios o castigos) generó lo que Donald Campbell citaba como “corrupción a la medida”, sustento principal del por qué se suspendió y desapareció la prueba ENLACE.
En días recientes, fue anunciada Planea (Plan Nacional para las Evaluaciones de los Aprendizajes), la cual se espera retome las experiencias pasadas, para salvaguardar las dimensiones antes citadas, lo cual nos conduzca a consolidar un sistema de evaluación nacional, que verdaderamente coadyuve a la mejora escolar.
Como partícipes directos en los procesos educativos, es nuestra misión estar familiarizados con éstos, hoy que se habla, con insistencia, de calidad en la educación, ésta no puede, ni debe, estar desasociada de lo que ocurre en nuestras aulas, con nuestros estudiantes, pero sobre todo con la realidad social, y, mucho menos, con una parte esencial del proceso educativo: la evaluación.