Maestros, gobernadores y legisladores

De nueva cuenta, los muertos son señal de alarma en un sistema político, el mexicano, que no resuelve las necesidades de la sociedad conforme a sus obligaciones con los derechos humanos. Oaxaca ahora asusta. Como es habitual en el gobierno, ve surgir los problemas, hace declaraciones y promesas y retarda las soluciones. La voz-silencio de los muertos aparece y modifica los horizontes.

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