Continuidad y cambio. Proyecciones sobre la formación de los docentes de educación básica

Sergio Martínez Dunstan

La formación de docentes es la piedra angular de la calidad educativa. No obstante, sigue siendo una asignatura pendiente, ya que la política educativa fracasó en esa materia: hubo pocos avances, fueron ineficaces las acciones tendientes a perfilar la idoneidad profesional de los docentes y se ofrecieron cursos en línea como única alternativa de formación. Las evaluaciones de ingreso al servicio, de desempeño para fines de permanencia, así como la reforma a las mallas curriculares de las escuelas normales dan cuenta de ello. El reto ha sido y continúa siendo el desarrollo de las competencias didácticas de los maestros a fin de favorecer la implementación del Modelo Educativo (ME) y la pedagogía subyacente.

Recordemos que uno de los ejes del ME es la formación docente, que se plantea estrechamente vinculada al Servicio Profesional Docente que, de acuerdo a las declaraciones que hemos escuchado, va a desaparecer. Siendo así, entonces la exigencia de replantear la visión y la política para la formación de docentes surgen con mayor fuerza.

La próxima administración, encabezada por Andrés Manuel López Obrador (AMLO), ha planteado algunas ideas sobre la formación de docentes en el texto “10 preguntas por la educación 2018” (https://goo.gl/mTwA2E). En párrafos posteriores, analizaré algunas de ellas y las confrontaré con lo establecido en el Modelo Educativo para la educación obligatoria en el eje Desarrollo y Profesionalización Docente.

En estos dos documentos, se reconoce el papel de los maestros para el desarrollo de los aprendizajes clave en el aula y la necesidad de coordinar esfuerzos para su implementación. De igual manera, para ambas administraciones, la entrante y la saliente, la actualización de los maestros en servicio en el conocimiento profundo del plan y los programas de estudios es un aspecto convergente.

Hay coincidencia también en la importancia de emprender una política de formación en torno a las pedagogías activas y colaborativas, bajo la modalidad mixta (en línea y presencial). Huelga decir que con esta modalidad se ahorran recursos económicos, pues resulta más barata porque permite atender a un amplio número de profesores, aunque se le delega a los docentes la responsabilidad de su capacitación que se convierte de facto en un área prioritaria para su formación.    

De acuerdo con las respuestas a las “10 preguntas por la educación 2018” en la siguiente administración la formación continua de los docentes en servicio se impulsaría, en buena medida, a través del Servicio de Asesoría Técnica a la Escuela (SATE) propuesto en el ME, ya que la formación continua se concibe como “la práctica constante de la capacitación, mejoramiento y superación profesional de todos los actores y funciones que realizan docentes, directores, supervisores, asesores técnicos pedagógicos y autoridades de mandos medios y superiores”.

Otra innovación destacable en el planteamiento de la próxima administración, desde mi punto de vista, sería el Acuerdo Nacional para la Capacitación del Magisterio (ANCM) que probablemente se derive de los foros de consulta que se están realizando. Por otro lado, la formación de los docentes partiría de un autodiagnóstico y se llevaría a cabo “donde y en las áreas que los mismos docentes determinen, que deseen mejorar”. No he encontrado más información sobre este novedoso mecanismo para realizar un análisis más minucioso de él. Cabe recordar que en el ME se propone diagnosticar los requerimientos de capacitación a partir de los resultados de la evaluación de los docentes.

En cuanto a la formación inicial, las administraciones entrante y saliente, resaltan la relevancia de fortalecer a las escuelas normales. Pero para la próxima administración dicho fortalecimiento recae en el otorgamiento paulatino de la autonomía de estas instituciones la cual se fundamentaría, según entiendo, desde la fracción VII del artículo tercero constitucional, al igual que algunas universidades y demás instituciones de educación superior que tienen la facultad y la responsabilidad de gobernarse a sí mismas.

Las instituciones formadoras de docentes enfrentan el reto de formar a los profesionales de la educación en un momento en que los jóvenes han perdido interés en esta profesión. Ser maestro, ejercer la docencia ha dejado de ser atractivo para las nuevas generaciones. Un indicador claro es el descenso de la matrícula de las escuelas normales. Gobernarse a sí mismas implicaría allegarse de los recursos necesarios para cumplir con su misión. La prestación de servicios a terceros, a través de una oferta de formación continua dirigida a los maestros en servicio, podría ser una posible alternativa de solución. Valdría la pena recorrer ese camino, de lo contrario, el desinterés por cursar una licenciatura en educación y la falta de recursos económicos llevaría a las instituciones formadoras de docentes a su extinción. La autonomía de gobierno se fortalecería con la autonomía de gestión y con la autonomía curricular propuestas en el modelo educativo.  

Del documento “10 preguntas por la educación 2018” es destacable la propuesta de constituir la Academia Nacional de Directores, a través de la cual se pretende formar a quienes desempeñan las funciones de dirección, supervisión y asesoría técnica pedagógica.

De acuerdo con las respuestas a las“10 preguntas por la educación”, la próxima administración 2018-2024, encabezada por AMLO, daría continuidad a la política educativa actual en materia de formación de docentes en educación básica, en los siguientes aspectos:

  • Actualización a los docentes en el enfoque pedagógico del modelo educativo
  • Capacitación en pedagogías activas y colaborativas.
  • Formación de los docentes bajo la modalidad mixta.
  • Impulso al Servicio de Asesoría Técnica a la Escuela como un mecanismo de formación continua.
  • Fortalecimiento de las escuelas normales.

De acuerdo con las respuestas a las“10 preguntas por la educación”, la próxima administración 2018-2024, encabezada por AMLO, refrescaría la política educativa actual en materia de formación de docentes en educación básica, con algunas innovaciones:

  • Acuerdo Nacional para la Capacitación del Magisterio (ANCM).
  • Autonomía de las escuelas normales.
  • Academia Nacional de Directores.

A veces, visualizo un escenario optimista que me hace confiar en el futuro. Habría continuidad y cambio en la política. No se empezaría de cero, no se partiría de un “borrón y cuenta nueva” sino que habría una racionalidad en la toma de decisiones anteponiendo “el interés supremo de la niñez” como pomposamente algunos lo mencionan. En ocasiones la incertidumbre me asalta, lo confieso, y veo un escenario pesimista, catastrófico. Los acontecimientos y los comportamientos de determinados actores políticos me dejan entrever la pretensión de destruir todo lo que encuentren a su paso, que no quede piedra sobre piedra de la administración saliente, de la política educativa que impulsaron. La realidad me despierta, las circunstancia me obligan a ser mesurado y desconfiar hasta de lo que veo. Me gustaría imaginar el mejor de los escenarios para el ejercicio de la profesión docente y para el magisterio. Nos corresponde coadyuvar en ello, aportar con nuestro granito de arena.

Carpe diem quam minimum credula postero

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