Abelardo-Carro-Nava

Clubes y proyectos, la nueva moda de la SEP

En promedio, 800 mil docentes de preescolar, primaria y secundaria, han dejado su receso escolar para recibir, a partir del 6 de agosto, una capacitación con relación al modelo educativo 2017 que, en su momento, fue impulsado por el ex Secretario de Educación, Aurelio Nuño pero que, en los hechos, sigue siendo un tema por demás polémico. Y menciono que sigue siendo polémico, dadas las circunstancias políticas y educativas que se vivieron en su momento y que, quienes nos encontramos insertos en el medio educativo, conocemos muy bien: consultas simuladas; insuficiente capacitación y actualización del profesorado mexicano; falta de recursos o, más bien, desvío de recursos para posicionar la imagen política de ese Secretario; escasa o limitada atención a la infraestructura de las escuelas que fueron afectadas por el sismo del pasado 19 de septiembre y, de otras, que no necesariamente vivieron ese trago amargo; en fin, las problemáticas con seguridad usted las conoce y, como le digo, las conoce muy bien.

Ante este escenario, repito, los maestros y maestras de México, comenzarán a recibir una capacitación que, en principio, se antoja insípida, dado que en la semana pasada (2 y 3 de agosto) la mayoría de los directivos recibieron “las orientaciones” – a través de una guía que habrá de ser abordada en cada una de las escuelas con los colectivos docentes – para que, del 6 al 10 de agosto, se conozcan los elementos “curriculares” que permean el modelo educativo a través del documento denominado “Aprendizajes Clave para la Educación Integral”.

En este sentido cobra especial atención, lo que ha sido llamado Autonomía Curricular y la Educación Socioemocional. Sobre el primer aspecto mucho se ha dicho y escrito al respecto; sin embargo, no debe perderse de vista los ajustes que de naturaleza administrativa deberán atenderse en cada una de las escuelas para que, a partir de los clubes, se desarrollen proyectos con el propósito de que éstos fortalezcan en los estudiantes: las habilidades artísticas y manuales, aquellas relacionadas con la cocina, el huerto escolar; o las relacionadas con las finanzas y la robótica (solo por poner algunos ejemplos). Por lo que respecta al segundo aspecto, el de la educación socioemocional, destacan los proyectos que pueden implementarse en los centros educativos, tales como: el teatro, los juegos o los desafíos educativos que impliquen un constante movimiento de los participantes; en suma, con estas propuestas, la SEP pretende que el alumno interactúe, conviva, comparta, reflexione, además de que el maestro impulse su desarrollo físico-motor.

En ambos casos, resultará fundamental el diagnóstico que habrán de elaborarse en las escuelas y, en todo caso, lo que habrá de definir los proyectos, será la “madurez” de las instituciones y la capacidad académica del profesorado.

Menuda tarea les espera a los maestros, digo, es curioso observar que a los directivos en dos días se les brindó una “capacitación” sobre estos rubros, y los profesores, tendrán toda una semana para abordar esa guía y, en consecuencia, realizar sus respectivas tareas con la finalidad de contar con una planeación que les permita desarrollar lo planeado.

¿Qué pasa entonces con los contenidos de las asignaturas que habrán de trabajarse con los alumnos? En términos sencillos implicará que, a partir del documento citado, el de los Aprendizajes Clave, se aborden menos contenidos pero con una profundidad mayor, ello significará poner en marcha actividades a través de lo que se conoce como Aprendizaje basado en proyectos o Aprendizaje basado en problemas (por citar dos ejemplos), mismos que traerán consigo poner al centro los aprendizajes puesto que, como se sabe, el enfoque competencial contemplado en el modelo educativo, considera a las competencias no como el punto de partida para el logro de ese aprendizaje, sino más bien, como el punto de llegada y al cual, los estudiantes, al término del ciclo escolar, habrán llegado con la ayuda, desde luego, de su profesor.

Sí, así como lo puede usted leer en estas breves líneas; con este cúmulo de actividades se pretende que la educación mejore en México; no obstante, permítame poner un claro ejemplo de alguna de las realidades que se viven también en México, y que hace unos meses tuve la oportunidad de observar en alguna de las escuelas primarias en las que tan amablemente, a otros colegas y a un servidor, nos abren las puertas para hacer alguna investigación de naturaleza estrictamente educativa: la observación se hizo a 5º grado, con 31 alumnos y de los cuales, 8 presentaban alguna Necesidad Educativa Especial (NEE). 1 alumno con anacusia, 1 alumno con hipoacusia, 1 con TDHA (trastorno por déficit de atención con hiperactividad) y, los 5 restantes, manifestaban diversos síntomas relacionados con sus conductas o estados de ánimo (agresión, depresión, estrés, etc.) porque sus padres se estaban divorciando. Como seguramente usted pensará, los otros 23 educandos, evidenciaban conductas “normales” al interior del grupo; sus ritmos de aprendizaje eran diversos, pero los resultados de las pruebas que periódicamente la maestra realizaba, se observaban favorables con relación al contenido y/o aprendizaje que deberían mostrar en esa etapa.

Con este panorama, es obvio que la maestra o cualquier maestro que acude a ejercer su profesión en alguna de las escuelas públicas de nuestro país, enfrenta un reto mayúsculo; no imposible de atender, pero sí por demás complejo y para el cual, la Secretaría de Educación Pública (SEP), no ha brindado la debida atención, capacitación y actualización con el propósito de que dicho maestro o maestra pueda afrontarlo, ya no digamos con éxito, sino con los conocimientos que la situación amerita. No; con seguridad usted se preguntará si la escuela no contaba con personal de USAER; la respuesta es no, tal y como sucede en cientos de escuelas de México.

Luego entonces, ¿cómo se espera que el maestro o maestra entregué “buenos” resultados?, ¿cómo se espera que logre implementar un modelo educativo si las condiciones que he descrito, y que padecen muchas escuelas, son un constante en la República Mexicana?, ¿cómo se espera que el profesor atienda las sugerencias que un documento especifica si la realidad que observa en su aula le da tremenda sacudida? Cierto es que el docente no debe esperar a que todo se le dé “peladito y en la boca” para que haga su trabajo, pero también es cierto, que la SEP tiene una responsabilidad mayúscula en este sentido y muy poco ha hecho al respecto.

Ya me imagino o lo imagino a usted, yendo al médico, porque es necesario hacernos una cirugía y, en pleno quirófano, el personal asignado no cuente con un bisturí (fundamental para ello) y que, por tal razón, el doctor decida emplear algún otro instrumento pulso cortante para hacerle esa intervención quirúrgica, ¿lo aceptaría?

Interesante disyuntiva que dejó aquí, para el análisis y reflexión; sin embargo, y con el mejor de los ánimos, le deseo a usted que tan amablemente me regaló cinco minutos de su tiempo, el mayor de los éxitos en este ciclo escolar que apenas comienza y que sé, porque me consta, que podrá enfrentarlo, a pesar de las adversidades que he descrito y que compartimos quienes nos encontramos en el medio.

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