Delma Cecilia Martínez Muñoz *
Como pedagoga crítica y feminista el “Mensaje del Episcopado mexicano de cara al próximo ciclo escolar” que dirige como invitada el día 10 de agosto la Secretaria de Educación Delfina Gómez, es un claro ataque al Estado Laico. Este eje filosófico ha sido violentado en múltiples ocasiones y continúa siendo un tema no consolidado en nuestro país, ya que aparece más como discurso que como acción toral de las políticas públicas, caso concreto el hecho de que la mismísima Secretaria de Educación deba rendir explicaciones públicas ante el Mensaje de los obispos ante el ciclo escolar 2021-2022, en este contexto de pandemia COVID-19, en lo que han denominado el pacto educativo Global, lanzado el pasado 27 de julio.
Dicho mensaje que según quienes lo envían, se sustenta en consulta con expertos, así como en el artículo 4º de la Constitución y el interés superior de la niñez olvidaron por completo que su principal sustento debiera ser el Artículo 130 Constitucional “El Estado laico no podrá establecer ningún tipo de preferencia o privilegio a favor da religión o convicción filosófica alguna. Tampoco a favor o en contra de alguna asociación o agrupación religiosa”, sin mencionar por supuesto el ultraje al Artículo 3º Constitucional. Así mismo, es inconcebible que en pleno siglo XXI y ante las luchas históricas que permitieron integrar el laicismo en nuestro país, se permita y solape la intromisión religiosa en las políticas públicas, sobre todo si estas se refieren al ámbito de lo educativo, habrían de aplicar “Al César lo que es del César y al Estado Laico el laicismo educativo”.
Antes de hacer mención de los puntos que contiene el mensaje de obispos y que tan solícitamente responde Delfina, pregunto: ¿Son los obispos mexicanos las autoridades expertas para hacer una exigencia en el ámbito de lo educativo? La respuesta es un NO, sin embargo, Delfina acudió presurosa a rendir cuentas, mismas que no ha rendido ante las maestras y maestros, dicho sea de paso. Pero eso es otro tema pendiente. Los puntos del ya tan citado mensaje son: 1. Garantizar un Programa Estratégico General para el Regreso Presencial a la Comunidad Educativa, 2. Ofrecer un esquema de vacunación, abierto a las fuerzas de la sociedad civil organizada, para llegar más pronto a todos los que necesitan ya contar con la inmunización, 3. Realizar un esfuerzo mayúsculo y proporcional en el gasto público, principalmente de la Federación, que es quien ha centralizado los recursos, para reconvertir los centros escolares públicos y privados, en espacios en donde la comunidad educativa pueda organizarse, colaborar y responder a los desafíos más básicos, 4. Hoy, más que nunca, urge atender el desarrollo integral de cada miembro de la sociedad, 5. El desafío está, principalmente, en la reconversión física y social, de cada comunidad escolar, a través de la generación de un pacto educativo local, entre directivos, maestros, padres de familia, estudiantes, comunidad en general, incluyendo autoridades civiles, académicos, asociaciones religiosas, entre otros, 6. Es urgente recuperar toda una estructura para la educación temprana, que antes de la Pandemia ya había sido restringida, 7. La educación requiere fortalecer la infraestructura tecnológica necesaria, pues solamente a través de una comunicación bidireccional, el niño, la niña, el adolescente o joven pueden entablar un diálogo corresponsable, participativo y personalizante, con su educador designado.
Cabe resaltar que no existe ninguna preocupación sobre el incremento de la violencia de género en esta pandemia y la exigencia de estrategias para erradicarla, tampoco los escuchamos cuestionando qué se hará en materia de abusos sexuales infantiles y el incremento de embarazo adolescente por este motivo, no se habla de los feminicidios, la violación de derechos a la comunidad LGBTTTI+ y mucho menos se menciona que con la perspectiva de género y desde una educación feminista es la única manera de hacer visibles estas problemáticas. Sin embargo, entre sus múltiples explicaciones, Delfina menciona que hizo un convenio con INMUJERES sobre la Cultura de la igualdad entre mujeres y hombres en todos los niveles educativos, sabrá acaso lo que ello significa, supongo que no porque rinde una explicación sobre igualdad a una institución que de manera histórica ha coartado la igualdad de derechos a las niñas y mujeres en el mundo. Y si analizamos, incluso sin mucho detalle, sabemos que todos esos puntos, las y los maestros de a pie, esas y esos que no estamos en escritorios, sino en el aula y que no hemos sido escuchadas, nos las hemos planteado y resuelto de mil formas en esta pandemia.
Por ello para mí ese mensaje, más que educativo es político y se enviste en un juego de poderes, por ello representa un claro atentado al Estado Laico en México ¿En qué deriva mi preocupación?, aunque para muchas y muchos parezca inocente o incluso cómico el hecho de que la Secretaria de Educación en compañía de Monseñor Rogelio Cabrera López, Presidente del Episcopado nacional brinden un mensaje de inicio de ciclo escolar a la población mexicana, no, no es inocente, es una demostración de poder de la Derecha y su injerencia en los asuntos nacionales, es una alianza simbólica de las ideas que han estado rondando en los últimos años como el PIN parental, el ataque al a perspectiva de género, a las disidencias sexuales, a la despenalización del aborto, a la lucha de clases, a los derechos humanos en general.
Cuando hablo de un atentado al Estado laico, no lo hago como hipérbole desde el lenguaje figurado, lo hago con una conciencia histórica, política y feminista que me permite ver la gravedad del asunto, pues Delfina Gómez amenazó que habrá muchos más encuentros. Delfina inicia su presentación, con el clásico discurso del individualismo, antepone su formación religiosa católica, sus experiencias docentes como catequista y su familia tradicional como motor de éxito en la vida, explota también el anquilosado discurso de la clase social, ese que el capitalismo usa para desmantelar las luchas colectivas y lo envuelve en esfuerzos personales de que “El que quiere puede”, mientras las cifras de la pobreza en México le golpean en la cara.
En ese desatinado evento recuperé algunas palabras textuales del arzobispo, solo para que se despierte en ustedes lectoras y lectores el gusanito del pensamiento crítico, cito: “transmitir la experiencia de la fe”, la tarea de la iglesia en la educación, tomar decisiones como colaboradores en el ámbito educativo, somos llamados a componer el país, compartir las preocupaciones de la Secretaria en el proceso educativo ante la pandemia, no queremos tener miradas únicas de las situaciones”. Todas esas ideas que parecen sueltas, son el tejido de un discurso político con miras a hincar las garras en la educación, enmascarado en discurso de fe, amor y paz, que pretende vendernos la idea de que la Iglesia debe ser partícipe de las políticas en materia de educación, así como tomar decisiones al respecto, por supuesto “por nuestro bien”.
Para finalizar este texto, me genera molestia que se maneje un discurso sobre el evitar el miedo a regresar a las aulas, que se banalice el miedo, como si morir fuera un acto menor a considerar, sobre todo en un país con un sistema de salud precario, con familias empobrecidas, con escasez de empleos, con brecha digital. Se menosprecia el vivir, como si vivir fuera algo secundario y la única prioridad fuese aprender contenidos que alguien eligió como indispensables para la vida, esa vida que menosprecian. Regresar a las aulas a una población no vacunada como las infancias, no solo es violentar su derecho a la salud, sino que en un momento que una nueva cepa del virus ataca es un acto deshumanizado, por mucho que se pregone que la Nueva Escuela Mexicana es “humanista”.
A dieciséis meses del inicio de la pandemia, como maestra frente a grupo, sé que las escuelas y las y los docentes buscamos como resolver las situaciones de niñas y niños que carecen de acceso a internet o tecnología, de servicios básicos. Hemos estado ahí, haciendo cooperaciones, donaciones, buscando la manera de evitar la deserción. Y no, la Secretaría de Educación no ha enviado un peso, ni equipos o becas para el acceso de estas poblaciones estudiantiles vulnerables que han quedado rezagadas por cuestiones económicas. Desde los escritorios la burbuja de privilegio nubla la realidad y genera una ficción que solo se creen en su mundo de ilusiones, acá la realidad golpea a las familias mexicanas y tal vez Secretaria Delfina, esas familias no podrán atender su instrucción de enviar un refrigerio saludable, porque no tienen ni con qué pasar el día.
Puedo seguir escribiendo y desmenuzando tanta sandez, solo me quedo con la idea de exhibir el discurso político enmascarado en buenas intenciones, pero si como maestras y maestros, la laicidad nos representa solo una palabra y no una forma de vida y el eje filosófico que sostiene la educación y la vida política en México, entonces tal vez este texto solo es palabrería.
CINPECER CLACSO
Directora Adjunta
COLECTIVA DE ESTUDIOS FEMINISTAS MAYÉ