Educación física: una cultura de bienestar
- Abelardo Carro Nava
- 4 marzo, 2016
- Opinión
- Educación física
Hace unos meses cuando el Secretario de Educación, Aurelio Nuño, lanzó el Programa “La Escuela al Centro”, hizo referencia a un aspecto que no se ha atendido como debiera y que hoy, bajo las condiciones de salud que presenta buena parte de la población mexicana, se hace necesario implementar en todas y cada una de las escuelas; me refiero a la educación física entendida ésta como una forma de intervención pedagógica que permite el desarrollo de las facultades del ser humano. Hago de manera inicial esta distinción, para no entrar un amplio debate conceptual con relación a considerar a dicha educación como disciplina o ciencia.
Dicho lo anterior, contar con programas adecuados que permitan impulsar esta intervención en el aula y escuela, es harto importante y necesario, porque generalmente se ha visto a “la clase de educación física”, como aquel espacio en el que se puede jugar, correr, saltar y, muy pocas veces, cuando el profesor tiene buen ojo, integrar a “x” alumno a un equipo deportivo. No obstante esta vaga y superficial idea, hay dos cuestiones más que me gustaría abordar y que tampoco se han atendido como debiera, me refiero al deporte educativo y al competitivo o de alto rendimiento.
Buscando algunos datos en la Secretaría de Educación Pública (SEP) que me permitieran argumentar un poco más sobre este asunto, no encontré mucho; increíblemente dentro de esta institución “educativa” no existe una dirección que atienda los deportes educativos ni los competitivos. Si, así como lo lee. No existe una dirección encargada de ello; vaya, si no existe en la estructura orgánica una Dirección General de Educación Física – supongo que por las reformas que en antaño se promovieron –, mucho menos se hallarán los primeros que refiero. Supongo – también – que esto es así, porque los deportes educativos son parte de la educación física y… ¿los de alto rendimiento?, para ello se creó la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE) que, lamentablemente, en lugar de impulsar a jóvenes deportistas, los inhiben o rechazan, pero bueno, esa es otra historia.
Desde mi punto de vista, la educación física, los deportes educativos y los competitivos o de alto rendimiento, no tendrían porque estar separados o verse como formas distintas de intervención, más bien, tendría que considerarse que cada uno de éstos tiene un nivel de atención que genera desarrollo y bienestar en los seres humanos. En consecuencia, éstos deben estar integrados en una misma instancia que fomente el ejercicio físico y regule el mercado deportivo.
¿Por qué países como Estados Unidos o Cuba, cuyas condiciones políticas, sociales, económicas y culturales son tan distintas entre sí figuran en el medallero olímpico?, ¿cuáles son sus programas y cómo los implementan?, ¿qué papel juega la escuela y el maestro?, ¿cuál es la participación de los padres de familia, de la sociedad, del gobierno? En fin, ¿cuál es la importancia que se le da al ejercicio, la salud y el cuidado del cuerpo?, ¿por qué se promueve el bienestar físico, los valores y convivencia entre los sujetos? La respuesta es simple: para alcanzar niveles de desarrollo cognitivos, motrices y afectivos de primer orden, independientemente de la mercadotecnia y la compra de deportistas que, como sabemos, conlleva alcanzar una medalla olímpica o alcanzar un nivel superior de desarrollo deportivo.
En México, lejos estamos de ello. Y estamos lejos porque no hemos comprendido que el desarrollo físico es de suma relevancia para el logro de los propósitos educacionales. Si no comenzamos a diseñar una plataforma a través de la cual en todos los niveles educativos se atiendan gradualmente los tres aspectos que he referido, no dejaremos de ocupar los primeros lugares de obesidad en el mundo y, mucho menos, tendremos equipos deportivos y atletas olímpicos.
Es momento pues, de considerar la motricidad y corporeidad del sujeto para que éste se desarrolle adecuadamente.
No es nuevo que en la mayoría de las escuelas, tanto públicas como privadas, se cuente con un profesor de educación física o bien, dadas la preparación de los egresados de los normales, éstos tengan un “breve” conocimiento sobre el tema. En este sentido, lograr que se articulen los contenidos de español o matemáticas con los de educación física para la comprensión de la grafía o número a través de la motricidad, lateralidad o espacialidad, ha sido de lo más correcto. Pero si a ello le agregamos el conocimiento del cuerpo, la higiene, la salud, la alimentación, los valores, las normas, y se trabaja de manera colectiva a través de los deportes educativos para comprender su significado, el trabajo puede resultar de suma valía para los educandos.
Esa vieja idea de que la actividad física se limita exclusivamente al juego, desde mi punto de vista, es obsoleta en nuestros días. Educar, como sabemos, implica la formación y, en este caso, estamos hablando del aspecto físico del individuo como punta de lanza para su desarrollo cognitivo y social.
Esperemos que la propuesta que surja de la SEP contemple, no sólo la incorporación de mayores elementos de esta naturaleza al currículo; se trata pues, de propiciar una cultura física que brinde mejores condiciones de vida a niños, jóvenes y adultos pues “la educación física y el deporte atienden y contribuyen prioritariamente al desarrollo de la dimensión biomotriz, psicomotriz y sociomotriz del alumno, pero sin olvidarse de otras áreas como la cognitiva… (pues ésta proporciona) conocimientos teóricos y la socioafectiva… atiende aspectos actitudinales, de valores y normas… el hecho de que estos dos ámbitos, tradicionalmente hayan sido campo exclusivo de materias escolares de carácter más intelectual y moral no debe quitar la gran incidencia que la educación física y el deporte tienen sobre los mismos” (Blázquez, 1998).
Queda mucho por hacer, propuestas diversas puede haber al respecto; ojalá se tomen en cuenta las de los especialistas en esta materia: los educadores físicos.
Va desde este espacio, mi reconocimiento para ellos, especialmente, al maestro Jesús Antonio Pérez Varela, destacado docente en el estado de Tlaxcala.
Referencias:
- Blázquez, Domingo (1998), La iniciación deportiva y el deporte escolar, España, INDE.
- Sosa, Miguel Ángel, en http://www.efdeportes.com/efd107/la-educacion-fisica-y-el-deporte-ambitos-de-intervencion.htm, consultado el 22 de febrero de 2016.
Docente en Escuelas Normales en Tlaxcala
Twitter: @Lalocoche