El SNTE strikes back
- Carlos Ornelas
- 11 julio, 2016
- Opinión
- Carlos Ornelas, conflicto magisterial 2016, SNTE
Vaya que el ejercicio en paciencia le rindió frutos a Juan Díaz de la Torre (JDT). Tras más de dos años de trabajo de zapa, casi siempre con la cabeza baja, el miércoles 6 de julio regresó al primer plano. Si durante meses soñaba con implantar un cacicazgo en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, ya dio el primer paso firme.
Acompañado de los dirigentes de diversas camarillas que pueblan al SNTE, JDT se presentó ante el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, para exigir —ese fue el verbo— respeto a los beneficios adquiridos por los maestros. Enarboló la consigna: “En defensa de los derechos, la dignidad y el prestigio de los maestros de México y para reafirmar la certeza laboral del magisterio” (le faltó la coma).
JDT le entregó al secretario un decálogo de resolutivos que confeccionó el secretariado nacional del SNTE. No representan un ataque frontal a la Reforma Educativa del gobierno de Peña Nieto, pero sí un replanteamiento estratégico: más acciones para incrementar infraestructura y equipamiento tecnológico de las escuelas; revisión de los procesos de evaluación de maestros (no a sanciones); transformación de las escuelas normales (tal vez quiso decir fortalecer su organización vigente); entregar de nuevo al sindicato (claro, no lo expresa con esas palabras) la administración de los cambios interestatales; frenar las cesantías y descuentos indebidos; corregir fallas (bajo la supervisión del SNTE, se entiende); y, lo que afecta los bolsillos, que se respeten los derechos adquiridos de los docentes dentro de la Carrera Magisterial.
La retórica, desde la introducción hasta el remate (rechazo a los actos de violencia, sí al diálogo y defensa de los derechos), rememoran la tradición corporativa. Es el mismo lenguaje que usaron Carlos Jonguitud Barrios y Elba Esther Gordillo; claro, sin la locuacidad de ésta última. También el acto simbólico cuenta. La foto en la página oficial del SNTE, muestra a JDT con la sonrisa franca, mientras que la de Aurelio Nuño se nota forzada.
La diligencia tuvo consecuencias. La SEP respondió de inmediato; el viernes 8, la SEP y el SNTE instalaron una comisión de alto nivel para analizar el decálogo. ¿Qué significa esta providencia? Unos puntos provisionales convergerán luego para construir una interpretación razonable.
El SNTE —JDT en primerísimo lugar— le dice al gobierno me necesitas, te puedo ayudar a disminuir la influencia de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación.
Por eso le robo banderas a la CNTE. Mas, para que el asunto funcione, necesito que me des algunos síes. Sí a lo que se pueda negociar: Carrera Magisterial, respeto a las jornadas laborales, cambios interestatales (ya después veremos los del interior de cada estado), diversificar —y relativizar— la evaluación; participación en la formación inicial (mantener el control de las normales) e influencia en la educación continua y el desarrollo profesional de los maestros. En otras palabras, devuélveme parte de lo que me quitaste con la reforma.
A cambio, la SEP obtendrá —insinúa JDT— la posibilidad de llegar a los maestros de cada escuela usando la infraestructura sindical y refuerzo logístico a la Reforma Educativa.
Lo trascendente, el SNTE retoma porciones importantes del antiguo pacto corporativo. No esgrime amenazas, pero sí un chantaje simbólico. Concédeme y te daré, apóyame y te apuntalaré.
Estoy convencido que veremos a JDT más seguido en la prensa; ya terminó su labor de socavón. Ahora caminará con orgullo por los pasillos del poder. La paradoja: el gobierno premió al SNTE gracias a la acción de la CNTE. JDT sabe que no podrá bailar tango con la SEP, para eso se necesitan dos, la CNTE también cuenta. Pero como buen jalisciense sabe danzar el jarabe tapatío, es de conjunto.