ENLACE: retórica y vicisitudes


José Luis Blancas Hernández y Luis Manuel Cruz (*)

Foto: El Universal.
Foto: El Universal.

El pasado 19 de diciembre de 2013 el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), a través de un comunicado de prensa, dio a conocer públicamente la cancelación, para el 2014, de la aplicación de la prueba ENLACE para la educación básica[i]. De acuerdo con este comunicado, una de las razones expuestas fue que no existían los lineamientos para medir y evaluar los logros del aprendizaje de los estudiantes que transitan por este nivel educativo, sobre los cuales el INEE se encuentra actualmente trabajando.

Varias han sido las voces que se han alzado con cierta estridencia para manifestar inconformidad respecto a esta decisión, que constitucionalmente se le confiere al INEE, haciendo eco de los efectos de ENLACE a favor de una cultura de la evaluación en el país. Opinan que con esta decisión se pasa por alto una serie de prácticas y usos benevolentes en torno a ella, como la rendición de cuentas y la toma de decisiones por parte de autoridades, profesores y padres de familia. Sin embargo, estas voces nos quedan a deber argumentos basados en evidencia empírica que respalden su apoyo a las buenas intenciones de dar continuidad a ENLACE.

A continuación elaboramos un breve recuento de lo que algunos especialistas en educación han expresado a través de diferentes medios sobre los efectos no deseados de la prueba ENLACE, así como sus consecuencias no previstas para las escuelas y el trabajo de los maestros. La experiencia documentada por parte de la prensa escrita y del análisis de los expertos en evaluación educativa ha hecho pública la disfuncionalidad de ENLACE para los fines por los cuales fue creada: evaluar la calidad de la educación básica.

Un triste balance
Uno de los argumentos para desarrollar ENLACE durante el sexenio de Felipe Calderón fue que permitiría la toma de decisiones de maestros, padres de familia y autoridades educativas en general. Sin embargo, tras siete años de su celebración anual, el balance no es nada halagüeño. En 2011, Carlos Ornelas afirmó que “ni las autoridades de la SEP ni del SNTE la utilizan para lo que se supone la deben utilizar: tomar decisiones, promover cambios y asignar tareas” para mejorar la calidad de la enseñanza, a pesar de que se publicaran los resultados por cada estudiante, maestro y escuela [ii]. Hacia el final de dicho sexenio, la SEP y el SNTE hicieron de ENLACE un factor clave en la obtención de incentivos económicos para los maestros a través del Programa de Carrera Magisterial [iii], una política muy criticada por consentir una prueba mal diseñada aplicada a los alumnos para evaluar el desempeño docente, lo que terminó por agudizar los efectos perversos que provocaba en el trabajo de los maestros.

La aplicación de ENLACE a los alumnos de educación básica resultó contradictoria con los principios y finalidades que la impulsaron. Lejos de medir la calidad educativa, tendió a clasificar a las escuelas; comenzó a ser de dominio público la idea de que los mejores resultados de ENLACE indicaban dónde se encontraban las mejores escuelas y que, por el contrario, los peores resultados reflejaban a las peores. Esto derivó en que aquellas escuelas con mayor puntaje utilizaran los resultados de ENLACE como propaganda para lograr un prestigio social para que más alumnos acudieran a ellas y así obtener mayores recursos. Tras la acumulación de mayor evidencia, se sostuvo que era un error calificar a los planteles escolares con base en los resultados de dicha prueba, ya que el aprendizaje de los alumnos depende, en buena medida, del contexto social y cultural en el que éste ocurre [iv].

El (mal) diseño de los reactivos de ENLACE [v] tendió a empobrecer los propósitos formativos de la educación básica. Al aplicarse en la lengua castellana y basarse en determinadas situaciones socioculturales urbanas, puso en desventaja a las poblaciones hablantes de alguna lengua indígena y a quienes viven en contextos rurales. En ENLACE subsistió un discurso de invisibilidad cultural; no contempló los aspectos étnicos, lingüísticos y socioeconómicos que caracterizan a muchas de las escuelas y regiones del país, los cuales influyen en los procesos y prácticas educativas que se configuran en ellas,  aspectos que cobran relevancia en un país tan diverso culturalmente como el nuestro. Al respecto, vale la pena recordar el caso de los profesores chiapanecos que interpusieron una demanda en contra de la prueba ENLACE por considerarla como un acto de discriminación.[vi]

ENLACE es insuficiente
Desde las primeras aplicaciones y en repetidas ocasiones, reporteros y especialistas documentaron casos en los que se ponía de relieve que ENLACE agudizaba los problemas del trabajo en el aula. La presión a los profesores de educación básica para que sus alumnos y centros escolares salieran bien evaluados tuvo el efecto de que el tiempo efectivo de aula se usara para actividades centradas en “enseñar para el examen”; por ejemplo adiestrar a los alumnos en “rellenar bien los círculos” de la respuesta correcta o desarrollar actividades de ejercitación tendientes a un uso “memorístico” de la información evaluada. Autoridades estatales como las de Nuevo León, por ejemplo, promovieron lo que calificaron como “ENLACE Intermedio” para lograr efectividad en la resolución de la prueba [vii]. También se documentaron casos en los que se ensayaban exámenes similares a ENLACE antes del día de su aplicación oficial [viii]. En casos más extremos, se llegó a conocer que los profesores excluyeran a los “peores” alumnos el día de aplicación de la prueba o que incluso los aplicadores de la prueba -comúnmente algún otro profesor del centro escolar- permitieran que entre los alumnos se copiaran las respuestas.

Derivado de lo anterior, ENLACE distorsionó el sentido del aprendizaje escolar, empobreció radicalmente los contenidos y estrategias del trabajo docente cotidiano, transmitió la idea de que aprender es acumular información, fomentó la corrupción de los procesos escolares y se constituyó en un obstáculo difícil de eludir para maestras y maestros comprometidos con una enseñanza para la comprensión profunda y el desarrollo de competencias intelectuales de alumnas y alumnos [ix].

La experiencia documentada sobre ENLACE, de la que aquí se hace un breve recorte, muestra que las evaluaciones para identificar el logro en el aprendizaje de los alumnos que transitan por la educación básica son un componente necesario al pretender analizar los resultados del sistema educativo nacional. Además permite dar a conocer una parte de las prácticas que desarrollan los sujetos para que las líneas de política, que transmiten las autoridades hacia las aulas, se adapten a las particulares circunstancias institucionales y sociales de los centros escolares.

Pensamos que evaluaciones como ENLACE, que transmitieron un conjunto de ideas y prácticas homogéneas hacia una población culturalmente heterogénea, son insuficientes como instrumentos de rendición de cuentas y de apoyo a las decisiones de profesores y padres de familia para mejorar el aprendizaje de los alumnos.

Rendición de cuentas, un imperativo
En el caso de los profesores, los mejores instrumentos que apoyan su trabajo son aquellos que aplican cotidianamente porque les permiten ofrecer a los padres de familia información clara y detallada sobre los avances, retos o barreras en el aprendizaje de los alumnos. En la elaboración de estos instrumentos los profesores ponen en juego su base de conocimientos profesionales, sus saberes sobre el oficio docente y aquellos que tienen que ver con los propios alumnos. La subsecuente generación de pruebas para evaluar el aprendizaje de los alumnos de educación básica bien podrían recuperar estas experiencias y prácticas de evaluación.

En cuanto a las familias, habrá que analizar los asuntos del funcionamiento de la escuela que destacan para los padres, madres y tutores de los niños, los temas que les preocupan respecto del desempeño de los maestros, el tipo de información que obtienen por parte de las autoridades escolares y los procesos cotidianos que condicionan la rendición de cuentas en las escuelas.

Consideramos que la rendición de cuentas y la evaluación de la efectividad del sistema educativo mediante la medición de los resultados de aprendizaje de los alumnos es una necesidad inminente, a la vez un asunto complejo que requiere mecanismos enteramente distintos a la mera aplicación de una prueba estandarizada. Dichas pruebas pueden aprovecharse si sus propósitos y su diseño son coherentes y su proceso de aplicación es consistente y de carácter formativo; sólo así podrán producir información efectiva de los componentes del sistema educativo que se proponen evaluar y ponerla al alcance de profesores, alumnos, padres de familia y ciudadanos interesados en los temas educativos.

Lo que no es válido es insistir en aplicar una prueba -cuyos efectos no fueron nada misteriosos para la opinión pública- porque “no hay de otra” y dejar de reconocer las vicisitudes que derivaron de su aplicación y las transformaciones que sufrió a lo largo del tiempo y en el proceso de su implementación en las escuelas.

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[i] http://www.inee.edu.mx/images/stories/2013/boletin2013/boletin_14.pdf
[ii] http://educacionadebate.org/2011/05/25/enlace-calidad-y-exclusion/).
[iii] http://educacionadebate.org/2011/05/26/7738/
[iv] http://www.jornada.unam.mx/2007/01/24/index.php?section=sociedad&article=044n4soc
[v] http://www.educrim.org/drupal612/sites/default/files/Aboites.pdf
[vi] http://www.eluniversal.com.mx/nacion/184395.html
[vii]http://www.elnorte.com/libre/online07/preacceso/articulos/default.aspx?plazaconsulta=elnorte&url=http://www.elnorte.com/vida/articulo/673/1345088/&urlredirect=http://www.elnorte.com/vida/articulo/673/1345088/
[viii] http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/428630.hallan-errores-en-prueba-enlace.html
[ix] http://www.jornada.unam.mx/2010/04/03/enlace.html

José Luis Blancas Hernández (@jlblanher), es maestro en Ciencias en la especialidad de Investigaciones Educativas.
Luis Manuel Cruz (@Luisman16), es Licenciado en Psicología
* Las opiniones expuestas son responsabilidad de los autores; no comprometen la misión, visión y valores de institución alguna.

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