La Comipems: el primer año
- Roberto Rodríguez
- 21 marzo, 2024
- Opinión
- CENEVAL, COMIPEMS, Educación Media Superior, Roberto Rodríguez Gómez
La creación de la Comisión, creada mediante un convenio de colaboración entre las instituciones públicas, resultó en una prueba y una asignación de planteles a los aspirantes que generó inconformidades
La Comisión Metropolitana de Instituciones Públicas de Educación Media Superior (Comipems) surgió en 1996, mediante un convenio de colaboración entre las instituciones públicas del área metropolitana de Ciudad de México (Distrito Federal y 21 municipios conurbados del Estado de México), con oferta de nivel medio superior: la UNAM, el IPN, la UAEMéx, el Colegio de Bachilleres, el Conalep, la SEP (Dirección General del Bachillerato, Dirección General de Educación Tecnológica Industrial y Dirección General de Educación Tecnológica Agropecuaria), así como la Secretaría de Educación, Cultura y Bienestar del Estado de México. Este convenio fue firmado el 16 de febrero de 1996.
Tres días después, el 19 de febrero, las mismas instituciones suscribieron otro convenio de colaboración, esta vez con el Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior, A.C. (Ceneval), fundado en febrero de 1994, en el que se establecían las bases “conforme a las cuales este llevará a cabo el diseño y calificación del examen de ingreso a la educación media superior (…), que será utilizado en el concurso de selección a que convocarán las propias instituciones”. En ese instrumento, además de la representación de las instituciones educativas, se añadió la firma de las siguientes dependencias de la SEP: la subsecretaría de educación superior e investigación científica, la de educación e investigación tecnológicas y la de servicios educativos para el Distrito Federal.
Tras la constitución de la Comipems y del convenio con el Ceneval, la primera aplicación de la prueba general para el ingreso a las instituciones de educación media superior del área metropolitana, así como la operación del mecanismo de distribución diseñado al efecto, se llevó a cabo conforme a la siguientes fechas de 1996: registro de aspirantes (20 a 31 de mayo); aplicación del examen (domingo 23 de junio); publicación de resultados (viernes 2 de agosto).
En la convocatoria de 1996 se registraron 262 mil 314 aspirantes, de los cuales 260 mil 64 se presentaron al examen en las 170 sedes de aplicación disponibles. De ellos, el 94.6 por ciento provenientes de secundarias públicas. En el informe de resultados de ese año, varios datos llamaron la atención. En primer lugar, la concentración de aspirantes cuya primera preferencia eran los bachilleratos de la UNAM (48.5 por ciento) o del IPN (15.0 por ciento). Entre ambas instituciones acumulaban prácticamente dos terceras partes de la demanda medida por ese factor, es decir, la opción preferida por los aspirantes.
En segundo lugar, el indicador de adscripción a las instituciones con base en el resultado obtenido en la prueba y en función de las preferencias previamente indicadas. La UNAM había sido seleccionada por 127 mil 270 aspirantes, de ellos lograron admisión 35 mil 336, esto es el 27.8 por ciento. Los bachilleratos del IPN fueron seleccionados por 39 mil 242 aspirantes y consiguieron admisión 26 mil 590, o sea una tasa de aceptación de 67.8 por ciento. Para la preparatoria de la Universidad Autónoma del Estado de México, los datos fueron: mil 654 aspirantes y 836 asignados, es decir, un 50.5 por ciento de admisión.
En el resto de los bachilleratos públicos del área metropolitana ocurrió precisamente lo contrario: el número de asignados fue superior a las solicitudes de primera preferencia. Así, por ejemplo, el Colegio de Bachilleres fue seleccionado, como primera opción, por 26 mil 121 aspirantes, pero en la distribución le correspondieron a esa institución 41 mil 582 plazas de primer ingreso; los bachilleratos tecnológicos administrados por la DGETI fueron solicitados por 27 mil 934 y adscritos 55 mil 550, esto es casi el doble de quienes pretendían, como primera opción, ser aceptados en ese subsistema. El caso extremo fue el Conalep, seleccionado como primera preferencia por 11 mil 993 aspirantes y finalmente receptor de 38 mil 750 jóvenes, más del triple de las solicitudes que marcaban a esa institución como su opción preferida.
El titular del Ceneval, Antonio Gago Huguet, sintetizó los resultados de la aplicación con los siguientes datos: 131 mil jóvenes recibieron lugar en el plantel que eligieron como primera opción, el 70 por ciento de los que presentaron el examen quedaron en alguna de sus cinco primeras preferencias, y el 91 por ciento del total podrían estudiar en alguna escuela que marcó en su solicitud de registro.
Al ser la primera ocasión en que se aplicaba un examen común para el área metropolitana de Ciudad de México, la publicación de resultados provocó algunas inconformidades de cierta intensidad. La prensa de entonces reportó: “La difusión de los resultados del examen único para ingresar al nivel medio superior originó ayer la protesta inmediata de numerosos solicitantes y padres de familia, quienes aseguraron que fueron adscritos a planteles hasta dos y tres horas alejados de su domicilio o a escuelas terminales y en especialidades diametralmente opuestas a sus intereses” (Nota: Inmediatas quejas al darse a conocer resultados del examen único, La Jornada, 3 de agosto de 1996, Rosa Elvira Vargas y José Gil Olmos).
En respuesta, el Ceneval se comprometió a enmendar cualquier error cometido en la aplicación, como, por ejemplo, que los estudiantes sí contaran con certificado de secundaria pero que no hubieran sido reportados por sus instituciones, o bien que los aspirantes hubieran sido calificados inadecuadamente. Para recibir y gestionar quejas se instalaron centros de atención en el Ceneval, la SEP, el Colegio de Ingenieros Civiles, las delegaciones Gustavo A. Madero e Iztapalapa y otros más en el Estado de México.
Ese año las protestas subirían de tono y tanto el Ceneval como la Comipems se verían obligados a afinar tanto el instrumento como el procedimiento de distribución.