La Escuela al Centro
- Aurelio Nuño
- 25 enero, 2016
- Opinión
- La Escuela al Centro.
Este año será clave para la transformación del sistema educativo mexicano. En los próximos meses, presentaremos cada una de las siete prioridades que hemos formulado para llevar a buen puerto la reforma educativa.
El día de hoy lanzamos la primera de estas prioridades que hemos denominado el plan La Escuela al Centro. El objetivo de este esquema es mejorar la organización de las escuelas para llevar la reforma educativa a las aulas.
En los últimos meses he tenido la oportunidad de visitar numerosas escuelas en diversas partes del país. Si bien cada plantel es distinto, he encontrado que existen problemáticas recurrentes. En primer lugar, la mayoría de los maestros se queja de la excesiva carga burocrática que los distrae de su verdadera tarea: enseñar.
También es común que los padres de familia no encuentren la manera de involucrarse activamente en las escuelas. Por otra parte, muchas veces los directores y maestros no tienen adónde acudir cuando necesitan acompañamiento técnico-pedagógico y apoyo en la gestión de su plantel. De igual forma, las comunidades escolares carecen de la flexibilidad y de los recursos económicos para resolver sus necesidades cotidianas.
Por último, en la mayoría de nuestras escuelas se utiliza de manera ineficiente el tiempo de enseñanza. Diversos estudios y expertos internacionales sugieren que al menos 85 por ciento del tiempo frente al grupo se utilice efectivamente en actividades de aprendizaje. En México, destinamos únicamente 56 por ciento.
Con el plan La Escuela al Centro buscamos un cambio en la organización de las escuelas para que todos los miembros de la comunidad se involucren activamente en su mejora continua. Todo el sistema debe estar al servicio de las escuelas y de sus alumnos, y brindarles el apoyo que requieren para elevar la calidad de la educación.
Nuestra visión es que las escuelas cuenten con directores que ejerzan efectivamente su liderazgo y docentes que trabajen de forma colegiada para mejorar sus métodos. Que los supervisores tengan los recursos para prestar apoyo técnico-pedagógico a los planteles y que éstos tengan mayor flexibilidad para organizarse de acuerdo con sus necesidades. Que los padres de familia participen de manera activa e informada para contribuir a la mejora de la educación. Que se aproveche de manera adecuada el tiempo en las escuelas, dedicando al menos 85 por ciento de las horas de clases a tiempo efectivo de enseñanza.
Para hacer realidad esta visión trabajaremos junto con las autoridades educativas locales, maestros, directores y padres de familia en seis líneas de acción.
Primero, una nueva organización de la escuela con menos burocracia. Buscaremos que cada plantel cuente con un subdirector de gestión escolar y un subdirector académico. Por su parte, los supervisores contarán con un equipo de apoyo técnico-pedagógico y uno de gestión. Por último, se limitarán las solicitudes de información que hoy en día diversas instancias realizan a las escuelas. En su conjunto, estas medidas permitirán reducir la carga burocrática y reorganizar los planteles de tal manera que se puedan enfocar en mejorar la calidad de la educación.
Segundo, más recursos para las escuelas. Cada escuela recibirá un presupuesto propio para fortalecer su autonomía de gestión, de acuerdo con su matrícula y su nivel de rezago. Con estos recursos, la comunidad de cada plantel —director, maestros y padres de familia— podrán decidir de manera colectiva en qué gastar el dinero, así sea para arreglar un vidrio roto o para comprar materiales educativos. El objetivo para el próximo ciclo escolar es pasar de las 50 mil escuelas que actualmente cuentan con este tipo de recursos a través del Programa de la Reforma Educativa y de las Escuelas de Tiempo Completo, a 75 mil. De manera complementaria, lanzaremos un portal en línea dónde maestros, directores y supervisores podrán consultar e intercambiar recursos pedagógicos y experiencias.
Tercero, fortalecimiento de los Consejos Técnicos Escolares. Estos consejos son fundamentales para mejorar la enseñanza en las escuelas, porque reúnen a los maestros y al director de cada plantel para realizar la planeación y el seguimiento académicos. Hasta ahora, los lineamientos exigían que estos consejos sesionaran tres veces antes del inicio de clases para planear el año y el último viernes de cada mes para dar seguimiento a la ruta de mejora. Con el plan La Escuela al Centro vamos a otorgar a cada comunidad escolar mayor flexibilidad para organizar estas tareas. Ya no será obligatorio, por ejemplo, que las sesiones de estos consejos sean los viernes. Cada escuela, tanto pública como privada, podrá elegir el día del mes y la hora que más le convengan.
Cuarto, participación social activa. Los Consejos Escolares de Participación Social son la base de la toma de decisiones para resolver las necesidades más urgentes del plantel y su vinculación con la comunidad. En ellos están representados los padres de familia, los maestros, las autoridades educativas, organizaciones de la sociedad civil, así como los sectores social y productivo. Vamos a fortalecer a estos consejos para que los padres de familia tengan instrumentos efectivos para exigir transparencia y rendición de cuentas en cada escuela.
Quinto, mejor uso del tiempo en la jornada escolar. Para aprovechar mejor el tiempo de estudio vamos a permitir que cada comunidad escolar pueda optar por diversas formas de organizar su calendario. Para ello, se someterá a consideración del Congreso de la Unión una iniciativa de reforma al artículo 51 de la Ley General de Educación para permitir modificaciones en la estructura del calendario escolar.
En ningún caso se recortará el número de horas. Directores, docentes y padres de familia, sujeto a la aprobación de las autoridades educativas estatales, podrán ajustar el calendario escolar y los horarios según sus necesidades, dentro de ciertos parámetros. Las primarias y secundarias seguirán teniendo el mismo número de horas al año, pero ahora podrán escoger si quieren continuar impartiéndolas en 200 días con los horarios tradicionales o cambiar a un calendario de 185 días con jornadas más largas y de esa manera mejorar el uso efectivo del tiempo en las aulas.
Ambas modalidades se mantienen bajo los parámetros que se practican en el resto de los países de la OCDE. En promedio, los países miembros de esta organizacióncuentan con 185 días con 791 horas en primaria y 183 días con 907 horas en secundaria. En México, las primarias de horario regular tienen 800 horas de clases al año, las primarias de jornada ampliada mil 200 y las de tiempo completo mil 600, mientras que las secundarias llegan hasta mil 167. En todos los casos, el número de días y horas se mantendrá por encima o exactamente en el promedio de la OCDE.
En el caso de las escuelas preescolares aumentarán las horas de clase en todos los casos de 3 a 4 horas diarias para el calendario de 200 días y a 4.5 horas para el calendario de 185 días. Este cambio no solo mejorará significativamente la calidad y la equidad de la enseñanza —la evidencia internacional muestra que extender la educación temprana es crucial para un mejor desarrollo educativo en todos los niveles—, sino que también representará un apoyo importante a las madres trabajadoras de México.
Sexto, las escuelas de verano. De manera complementaria a los ajustes que proponemos al calendario escolar, buscaremos un mejor aprovechamiento de las vacaciones de verano. Al igual que los nuevos horarios de las preescolares, esto permitirá no solamente mejorar la calidad de la educación, sino también la equidad, al ofrecer en escuelas públicas actividades deportivas, culturales, así como de reforzamiento académico a los hijos de aquellos padres de familia que así lo deseen. Lanzaremos un programa piloto este mismo verano con la intención de escalarlo a escala nacional en el ciclo 2017-2018. Todos estos cambios se realizarán con estricto apego a la ley y sin afectar los derechos laborales de los maestros.
México vive un periodo excepcional en su historia. En la vida de una nación, son pocas las oportunidades de emprender una transformación tan fundamental como la que hoy experimenta nuestro sistema educativo. Los cambios son muchos, pero nuestro objetivo es uno solo: que todos los niños, niñas y jóvenes del país tengan la educación de calidad a la que el artículo tercero constitucional nos compromete. Para lograrlo, tenemos que trabajar todos juntos. Nosotros en la SEP definimos las directrices de la política educativa y encabezamos el proyecto, pero la educación es responsabilidad de todos. Por eso, convoco a las autoridades educativas locales, todos los funcionarios educativos, los maestros, los padres de familia y la sociedad en general a que participen en esta renovación.