La idoneidad de la función pedagógica

Jesús Andriano *

Hace algunas semanas el Secretaría de Educación Básica (SEP) difundió los lineamientos para llevar a cabo la evaluación de ingreso al Servicio Profesional Docente en Educación Básica y Media Superior. Como era de esperarse la expectativa por conocer el proceso generó incertidumbre no solo entre los interesados, sino en la sociedad en general, el concurso de oposición para el ingreso hasta el momento se mantiene de acuerdo a los aspectos que marca la convocatoria y el grado de idoneidad que en su momento se discutió continua sujeto a lo que dicta hasta ahora la vigente Ley de Servicio Profesional Docente.

Es sabido que la idoneidad sobre la función pedagógica del maestro no puede ser determinante de los resultados de una evaluación; sin embargo a partir de la implantación de la reforma educativa, la forma de ingreso al servicio se legitimó mediante los resultados de una evaluación estandarizada, al establecerse dicha política de ingreso, varios organismos y gremios sindicales, vieron mermada su funcionalidad como gestores en la contratación y promoción de docentes en diferentes plazas docentes. Ante la imposibilidad de ser mediadores para la contratación, la función de los gremios sindicales se transformó en la tarea de capacitar o en términos técnicos profesionalizar la docencia, bajo el supuesto de atender los principios de una reforma impuesta y ya debatida por la naturaleza de su creación y el sentido de aplicación.

Ante la dinámica trazada para la contratación y promoción de los docentes, las nuevas reglas generaron el debilitamiento de los sindicatos, así como la pérdida de la centralidad de diferentes organismos para el otorgamiento de plazas. Las políticas neoliberales demandaron que la forma para obtener una plaza docente estaría condicionada a una evaluación y con ello garantizar la calidad de la educación obligatoria, de manera que los materiales y métodos educativos, la organización escolar, la infraestructura educativa y la idoneidad de los docentes y los directivos garanticen el máximo logro de aprendizaje de los educandos. (UNESCO , 2019).

En el informe “Mejorar las escuelas: estrategias para la acción en México” publicado por la OCDE en el 2010 se enfatiza la importancia de mejorar el nivel educativo en México, en dicho documento se hace mención de la brecha en estándares entre el desempeño de los estudiantes en México y otros países de la OCDE, y que esta sólo puede ser reducida si las escuelas atienden los retos a los que se enfrenta el sistema educativo mexicano, mediante las recomendaciones de políticas públicas en las áreas de gestión, liderazgo escolar y política docente.

La capitalización de los saberes prácticos y su aprobación como una herramienta educativa, favoreció para que al final del siglo XX se generalizara el pensamiento de una práctica educativa aprobada por la noción de competencias, donde se asume que un docente debe apropiarse de diversas herramientas para concebir, interpretar, decidir y accionar sobre la realidad educativa, e incluso se instrumentó como referencia las ideas de P. Perrenoud,  del libro “diez competencias para enseñar”, el cual se convirtió en el referente que todo docente debería de tener, como si fuese un requerimiento o dogma por asumir. En este sentido, la idea de capacitación y evaluar de manera directa e indirecta se convirtió en un accionar complejo, al intentar establecer un posicionamiento teórico como un ideal; acción que no depende solo de aspectos concretos y definidos.

La concepción de una política educativa centrada en la evaluación se definió como la estrategia idónea para dar respuesta a las recomendaciones de una escuela centrada en el alumno, enfocando la tarea docente en un discurso de perfeccionamiento continuo, bajo el supuesto de que un maestro entre más sea evaluado, mejor será su resultado en el aula. La idea de evaluar y capacitar a los docentes se convirtió en la alternativa de idoneidad lucrativa para diferentes grupos de asesores, llamados consultores enfocados en vender al mejor postor la idea de capacitar, regularizar, orientar, preparar, enseñar o guiar para  lograr una aprobación en la evaluación.

Ante la realidad que conlleva la contratación, promoción y capacitación de los docentes, los llamados capacitadores se convirtieron en vendedores de ilusiones, conduciendo a los interesados a lograr su objetivo laboral a cambio de un monto económico. La idea de comprar un curso que ayude a conseguir un objetivo, surge de la necesidad para darle una solución inmediata al requisito de contratación de acuerdo a las condiciones que rige la convocatoria de ingreso. El trabajo de las consultorías no es nuevo, de acuerdo a algunos datos históricos nacen en el siglo XIX en el auge de la revolución industrial, y se consideraron pieza fundamental para eficientar los niveles de productividad de las empresas. El trabajo de las consultorías es brindar una diversidad de oferta a la demanda; sin embargo, es de reconocer que no todo lo que brilla es oro, y suele ser más caro de lo que parece; será que ante la coyuntura de la política educativa, hay dos formas de ver el mundo: como un problema por arreglar o como una oportunidad por aprovechar.

*Profesor investigador de la Escuela Normal de Tecámac. Colaborador de Voces Normalistas. Miembro de la RED RECREA.

Referencias

OCDE. (2010). Acuerdo de cooperación México-OCDE para mejorar la calidad de la educación de las escuelas mexicanas. D.F, México: OCDE.

Perrenoud, P. (2000). Diez nuevas competencias para enseñar . Porto Alegre: Artmed.

UNESCO . (19 de Marzo de 2019). Oficina de la Unesco en México. Obtenido de Oficina de la Unesco en México: http://www.unesco.org/new/es/mexico/work-areas/education/partners/

 

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