Los planes de desarrollo institucional del Post COVID Universitario

Javier Tolentino García

Por fin, en los inicios del 2022 se abren las puertas de las universidades en México, algunas, sobre todo en el marco del inicio de los períodos escolares respectivos. Los estudiantes regresan a las aulas, se reanudan las clases; el encuentro entre estudiantes y con los profesores es una realidad. Por los campus de las instituciones de educación superior, durante dos años desolados, hoy está presente el anhelado regreso. 

Mientras la cotidianidad de la docencia se va volviendo “nueva normalidad”, qué sucede en las oficinas de planeación de las universidades. O en las más altas esferas de la administración, dónde se toman las decisiones. Sin duda, allí las tareas son dos: diagnosticar; planear, es decir, valorar lo acontecido y re-dirigir las actividades, denominadas políticas y estrategias según la limitada metodología de la planeación estratégica y la matriz de marco lógico. https://educacion.nexos.com.mx/como-medir-los-efectos-del-programa-jovenes-construyendo-el-futuro/

En este sentido, el ejemplo más simple es el diagnóstico de la ausencia u obsoleta conectividad, evidenciadas por la pandemia, cuyo regreso implica un arduo trabajo en lo referente a la infraestructura. Es decir, los problemas se atienden.

Sin embargo, existen otros problemas complejos (Edgar Morín), en el marco de la función de la docencia universitaria, tanto para su diagnóstico, como para su planeación, por ejemplo: La deserción escolar o el de los aprendizajes perdidos. Por lo tanto, retomando el eje argumentativo de lo que sucede en las oficinas donde se toman las decisiones sobre la vida universitaria, quizás es posible inferirlo a través de saber si los integrantes de las comunidades universitarias, profesores, estudiantes y personal administrativo, conocen las nuevas directrices o líneas de trabajo en el escenario poscovid. Por supuesto, estar participando en su construcción, sería lo deseable. 

Los planes de desarrollo institucional (PDI) se re-direccionan, para el escenario poscovid, dado el impacto de dos años de confinamiento y su previsible continuidad, no sólo por cuestiones de salud, como en el caso de Toluca, donde se cierran las aulas por una semana ante la falta de agua y se regresa a la educación virtual. https://www.jornada.com.mx/notas/2022/04/22/estados/suspende-la-uaemex-clases-presenciales-por-escasez-de-liquido-en-toluca/

 

Una búsqueda en las principales fuentes de información universitaria, prensa, páginas web de las IES, ANUIES, la SEP, Educación Futura, Campus, entre otras, no permite identificar información referente a una “actualización” en el PDI de las instituciones de educación superior. Quizás la legislación vigente no lo indica. Aunque hay un ejemplo, en la Universidad Autónoma Metropolitana, con las máximas autoridades y como parte de la cátedra interinstitucional titulada “El retorno esperado a la universidad: retos para entretejer la presencialidad y entrever su futuro”, se realiza una reflexión muy oportuna ahora que la pandemia sanitaria entra en una etapa menos aguda, aunque no por ello menos preocupante. El rector y los cinco rectores de las unidades de la UAM discuten en torno a este asunto, el cual se convierte en una muy buena opción para dilucidar hacia dónde quiere dirigir sus destinos.

https://www.facebook.com/watch/live/?ref=search&v=986267012254443

Por lo tanto, a fin de aportar, sobre la toma de decisiones y el regreso a las aulas, se hace necesario construir acciones en torno a:

  1. Atender el rezago en el aprendizaje.
  2. Analizar las re-orientaciones a asumir en el modelo educativo.
  3. Planear el reto de transitar a las inter-modalidades.
  4. Conceptualizar el ecosistema de las competencias digitales.
  5. Diseñar las múltiples dimensiones de universidad.

Sin duda, en términos de calidad de la educación, la prioridad en la toma de decisiones es la equidad y la eficacia, por ello, la necesidad de ocuparse, a nivel del PDI, a lo relativo al aprendizaje de los estudiantes. Del punto dos al cuatro, el hilo conductor será, no el discurso, sino la capacidad institucional demostrada de hacer realidad el aprendizaje híbrido. 

Profundizando sobre el aprendizaje perdido o el rezago existente, dependiendo de la trayectoria escolar del estudiante, quizás las universidades, como “organizaciones que aprenden” sean capaces de abordar las siguientes interrogantes, con respuestas retadoras para el debate:

  • Cómo medir las pérdidas de aprendizajes durante el confinamiento. R.- No sabemos
  • Cuánto se perdió de aprendizajes en dos años (qué porcentaje). R.- No sabemos
  • Cómo recuperar los aprendizajes perdidos durante la pandemia. R.- No sabemos
  • Qué acciones se están realizando para recuperar los aprendizajes. R.- Ninguna 

Respecto de los primeros dos puntos, los retrasos en el aprendizaje relacionados con la pandemia se suman a las desigualdades históricas. De acuerdo al Banco Mundial, en promedio los estudiantes en todo el mundo tienen un atraso de 8 meses respecto de lo que habrían sido sin la pandemia, pero el impacto varía. Los países con sistemas de bajos ingresos que enfrentaban desafíos previos a la pandemia, con niveles muy bajos de aprendizaje, los estudiantes pueden estar atrasados entre 3 a 8 meses debido a la pandemia, tal es el caso de África. De acuerdo con esta valoración en América Latina, el rezago puede ser entre 9 a 15 meses.

 https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/clemente-ruiz-duran1/2022/05/04/como-recuperar-el-rezago-educativo-provocado-por-la-pandemia/

Al final, el legado será interpelado a partir de la interrogante, dónde están las innovaciones educativas generadas en el poscovid. 

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