Sabina Itzel Hermida Carrillo*
Hablar de Educación Especial sigue causando escozor entre cierto sector académico y defensores de derechos humanos en México y otros países como España, donde los intentos por eliminarla han dado pie a una batalla entre familias, maestros y el Estado. Esto debido a lo que considero un mal entendimiento del significado real de esta disciplina, su misión y a la difusión de falsedades que han sido asumidas como verdades irrefutables y han contribuido a forjar posturas absolutistas sobre lo que la inclusión debería ser.
A continuación, me permito compartir lo que en el colectivo Educación Especial Hoy consideramos importante aclarar y exponer como falso:
Todas las personas con discapacidad deben ir a escuelas de Educación Especial.
No todas las personas con discapacidad tienen requerimientos de Educación Especial, hay quienes únicamente requieren de espacios accesibles y algunas adecuaciones.
Se deben determinar las necesidades de atención caso por caso y alejándonos de posturas rígidas que puedan provocar mayor exclusión y discriminación. No podemos enviar a las escuelas de educación especial a todos los alumnos con discapacidad, pero tampoco podemos negarles la atención especializada si así lo requieren.
Personalizar es la clave.
La inclusión educativa es la nueva Educación Especial.
Es urgente resolver ese falso debate, la Educación Especial es una disciplina mientras que la inclusión educativa debe asumirse como un enfoque, una filosofía y una política de Estado; en ningún momento una sustituye a la otra y en ningún momento se contraponen.
Para lograr la inclusión educativa de las personas con discapacidad, aptitudes sobresalientes, problemas de aprendizaje, problemas de conducta y trastornos del desarrollo; se requiere de la presencia e intervención de los maestros especialistas, además de otros profesionales cruciales para su atención.
Lo resumo de la siguiente manera: la política de inclusión nos dice que es lo que queremos lograr, la Educación Especial nos brinda herramientas para lograrlo.
Las Barreras para el Aprendizaje y la Participación (BAP) sustituyen a las Necesidades Educativas Especiales (NEE).
En México no hemos completado la transición del modelo de integración al de inclusión educativa, y tristemente estamos muy lejos de consolidar un sistema educativo verdaderamente incluyente.
El concepto de NEE se centra en el alumno y sus requerimientos específicos para el aprendizaje y desarrollo; cuando hablamos de BAP nos referimos a todos aquellos factores ambientales, institucionales, actitudinales, políticos, etcétera, que obstaculizan el aprendizaje y la participación de dicho alumno; se trata de dos visiones diferentes, pero no opuestas.
Sin embargo, la visibilización y eliminación de las BAP, no significa que ya no debamos dar respuesta a las NEE; centrarnos únicamente en el entorno invisibiliza las diferentes condiciones y requerimientos específicos de las personas con discapacidad.
La Educación Especial es para personas “especiales”.
No existen personas “especiales” con requerimientos de Educación Especial, existen personas con necesidades específicas de aprendizaje que requieren de atención educativa especializada.
En esta disciplina, lo “especial” no está en el sujeto de atención sino en los métodos, herramientas, pedagogías, didácticas e instrumentos especializados que favorecen el aprendizaje y desarrollo de las personas que lo requieren.
Educación Especial = Educación Especializada
La Educación Especial segrega, excluye y discrimina.
Antes de que habláramos de integración e inclusión educativa, la educación especial ya llevaba casi dos siglos demostrando que las personas con discapacidad son educables, pueden aprender y tienen derecho a la educación.
Hablar de EE no necesariamente implica hablar de espacios segregados, aulas de apoyo o escuelas específicas para alumnos con necesidades específicas de aprendizaje; sin embargo, los entornos seguros de aprendizaje para personas con necesidades de apoyos más intensos deben estar disponibles para quienes lo requieran ya sea transitoria o permanentemente.
Desde el enfoque de derechos humanos, es importante ver a la atención educativa especializada, como una medida específica para que algunas personas ejerzan su derecho a la educación.
Inclusión educativa = Personas con discapacidad
Ese es uno de los errores más comunes: centrar la inclusión educativa en las personas con discapacidad y excluir a todos los demás grupos en condición de vulnerabilidad: migrantes, pueblos originarios, personas en situación de calle, pueblos afromexicanos, comunidad LGBTTTQ, etcétera.
La inclusión como política de Estado y como eje rector del Sistema Educativo Nacional, es un derecho de todos y todas, no es exclusiva de un grupo ni de unos cuantos.
La Educación Especial sirve para que las personas con discapacidad puedan acceder al currículo regular y a las evaluaciones estandarizadas.
¡Mentira! La verdadera y más pura misión de la educación especial, es dotar al sujeto de herramientas para la vida, desarrollar habilidades que le permitan la diaria convivencia, supervivencia y, sobre todo: vivir con dignidad.
Urge dejar de pensar en la atención especializada como herramienta para la normalización de las personas y para la imposición y asimilación de estándares.
Por último, recordemos que todos los seres humanos somos educables, pero no todos necesitamos recibir la misma educación.
En defensa de la Educación Especial.
*Colectivo Educación Especial Hoy