Ética de la educación / Silvia Garza

Lo sabemos sobre todo por los resultados de Finlandia, Japón y China: la excelencia educativa se inaugura en el momento en que los gobernantes entienden que los docentes son individuos cultivables y que, como la naturaleza, su profesión se cuida o se abandona. Es decir, que las mentes de los profesores se hacen o se deshacen y, por tanto, ellos, como todos, llegan a ser la suma de logros o frustraciones que su contexto les ofrece: las siembras, los abonos, los cuidados que la sociedad, las instituciones y el poder político les hayan ofrecido.

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