Condiciones básicas para garantizar el nuevo marco curricular 2022

FOTO: DASSAEV TÉLLEZ ADAME/CUARTOSCURO.COM

Eduardo Grajales 

Las críticas al nuevo Marco Curricular 2022 se han centrado en sus aspectos filosóficos, teleológicos y axiológicos, y en síntesis apuntan a un intento paradójico de ideologizar a la sociedad a través de la educación, sin embargo, poco se ha hablado de su dimensión pedagógica y de las posibilidades de su materialización en las aulas, desde la perspectiva de las y los maestros. 

Traigo esto a colación porque es importante destacar que ningún proyecto educativo verá la luz si no existe un magisterio convencido y apropiado de los nuevos conceptos, y sobre todo habilitado en una metodología acorde a tal fin, lo cual no se vislumbra en las condiciones actuales del plan piloto del Marco.

Y es que los esfuerzos de la autoridad educativa se centraron en construir la arquitectura ideológica del plan educativo, pero poco se ocuparon en desarrollar metodologías e instrumentos didácticos prácticos que les permita a las y los maestros aterrizar los nuevos conocimientos que ayudarán a lograr los objetivos pedagógicos que se plantean difusamente. 

A decir de su contenido y de las críticas que se le han hecho al plan por parte de especialistas en la materia, el nuevo proyecto está colmado de conceptos controvertidos como “decolonización”, por citar alguno, que para los maestros son hasta ahora complejos y alejados de su realidad, lo que resta posibilidades a esta apuesta educativa de la Cuarta Transformación.

Si a ello le agregamos el subejercicio en los presupuestos de capacitación docente, y el poco tiempo que se consideró para actualizar a las bases magisteriales, con el silencio cómplice del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, se complican la posibilidad de que el Marco logre resultados efectivos, y con ello también las posibilidades de que la Reforma Educativa 2019 consolide la anhelada excelencia educativa, eje central que garantiza el derecho educativo de los mexicanos. 

En ese contexto la nueva titular de la SEP tendrá entre sus prioridades el implementar un proyecto de acercamiento político con las diversas facciones que integran al SNTE, a fin de convencerlos y prepararlos en este nuevo proyecto. 

El esfuerzo de la nueva funcionaria demandará no sólo su capacidad política de articulación -que no tuvieron la maestra Delfina Gómez y su antecesor, el maestro Esteban Moctezuma- sino además de la implementación urgente del presupuesto pasivo de la SEP, pero bien fiscalizado, para evitar la corrupción típica en nuestro país.

De esta manera se podrían garantizar las condiciones mínimas para que el Marco 2022 se legitime en el magisterio y estos, como se ha dicho, garanticen paulatinamente su materialización en las aulas, a través de un enfoque pedagógico que será determinante y que hasta ahora es poco conocido por los docentes. 

 

Caso contrario el Marco quedará como un esfuerzo más que se sumará a la lista de intentos infructuosos y despilfarradores de modernización educativa y que no han trascendido por falta de capacidad y de estrategia, como el modelo Socialista en la Educación, el Nuevo Modelo Educativo, la Modernización de la Educación Básica, Enciclomedia, entre otros.

De tal manera que el éxito de este proyecto no sólo depende de una filosofía bien estructurada, sino que ésta sea legitimada, consensuada y aterrizada con una metodología eficaz que garantice que el currículum que llegue a las aulas sea el oficial y no el oculto, como se acostumbra en las miles de aulas mexicanas donde dentro de poco circularán absurdamente tres currículos (Plan de Estudios 2011, 2019, proyecto educativo de la CNTE, Marco 2022) y donde todos se siguen impartiendo como mejor se considera. Y los resultados están a la vista.

 

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