Educación y perspectivas de Huancavelica, Perú

David Auris Villegas

La realidad educativa en Huancavelica exhibe un contexto disruptivo que alberga una serie de desafíos con más respuestas que interrogantes. Esta zona andina, embargada por la inequidad, requiere de una atención urgente para romper ese círculo de la pobreza que solo es pasajero, siempre y cuando se desarrolle el capital humano a través de la educación.

Este pujante departamento está asentado en la región central de los Andes de Perú. Abarca siete provincias y un centenar de distritos. Tiene una población alrededor de 455 000 habitantes, el 30 % de los cuales son bilingües, hablan el castellano y el quechua.

Ahora, por esas cosas inexplicables de la vida, atravesamos esta crisis social y sin pecar de alarmista, de acuerdo al informe del Índice Global del Hambre (IGH) 2023, en el Perú, el hambre llegará al 20.2%. Huancavelica, siendo uno de los más pobres departamentos, con un Índice de Desarrollo Humano (IDH), más bajo del país, ya está tomando esta triste delantera.

A pesar de gozar de la asignación presupuestal del Gobierno central, el canon minero y energético, esta región presenta una pobre infraestructura educativa, insuficiente acceso a la internet, carencia de profesionales capacitados y un atroz despilfarro de los recursos económicos en la burocracia estatal. Esta situación ha generado una disparidad educativa descomunal que pone en peligro el futuro de toda una generación.

Es así que, para abordar esta problemática, es imperativo amalgamar una labor cooperativa que ayude a tomar decisiones de medidas concretas que faciliten mejorar el panorama colmado de esperanza. En este particular, el Dr. Jaime Saavedra, director de Desarrollo Humano para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, sugiere que, siempre desarrollemos una la política educativa en función de los intereses de los jóvenes, un currículo orientado al desarrollo de la competencia de los estudiantes y capacitemos al profesional docente, para que ellos logren que todos los estudiantes aprendan.

Sin embargo, a pesar de que la mayoría de sus enceguecidos líderes, para hacer frente a estos avatares, este departamento cuenta con 2 universidades públicas, 4 institutos superiores pedagógicos y 9 institutos superiores tecnológicos y aproximadamente 2500 centros y programas de educación básica.  El 30% de toda la población, se encuentran estudiando, repartidos en todos los niveles educativos, lo que es una formidable maquinaria pensante, que, con un empoderamiento cognoscitivo, probablemente harán de Huancavelica una región competitiva.

Entonces, ¿Cómo hacer más productivo y eficiente este inmenso grupo de estudiantes? Los expertos recomiendan que se puede lograr con una educación creadora, innovadora y emprendedora. Para ello, se requiere aunar el esfuerzo en un solo objetivo, mejorar la educación como una política de vida, al igual que hacen los países asiáticos que en menos de 40 años, han transformado su paupérrima situación en países prósperos y desarrollados.

Otro punto, es urgente la digitalización regional. Eso requiere multiplicar una agresiva infraestructura virtual, con el afán de impulsar la real democratización del conocimiento con acceso masivo a la internet en todo el departamento.

Igualmente, es hora de fortalecer la capacidad estudiantil, como la de enseñarles a pensar de manera creadora e innovadora en las tecnologías emergentes, que les permitirá abrirse paso en cualquier escenario del planeta, acompañado de un patrimonio moral como clave de desarrollo sostenido y compartido.

Esto, definitivamente, pasa por un compromiso colectivo, en el que los padres de familia, el sector educativo, las autoridades y los empresarios, apoyen las investigaciones sobre los problemas de la región, con la finalidad de encontrar una solución inteligente.

Todo esto significa que, el progreso sostenido de Huancavelica está basado en una educación que transforme la mentalidad consumista de los estudiantes, por una mentalidad creadora, innovadora y emprendedora.

© David Auris Villegas. Escritor, columnista, profesor universitario y creador del ABDIV

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