En la semana que acaba de concluir, el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, presentó las estrategias para la enseñanza del inglés y de fortalecimiento de las escuelas normales. El ritual se llevó a cabo con toda pompa, en el edificio histórico de la SEP y en presencia de la república de la educación. Son proyectos importantes que asientan promesas de la Reforma Educativa y de los que habrá que ocuparse.
Sin embargo, hoy me intranquiliza más la circunstancia que la pompa. El secretarioNuñoanunció que un buen porcentaje de maestros de la Sección 22 de Oaxaca presentó el examen de evaluación del desempeño. A pesar de ello, la S-22 se encamina con paso firme a la reconquista del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca, sin importar los medios, frente a la indiferencia —que pudiera rayar en la complicidad— del gobernadorAlejandro Murat.
La S-22 recurre a la coacción, el chantaje y la intimidación. Y no sólo amedrenta a las autoridades, sino a padres y madres de familia que pugnan por el derecho a la educación de sus hijos e impiden que las escuelas participen en los paros a los que convoca la disidencia.
Padres y madres de familia de la escuela primaria José Vasconcelos, de la Heroica Ciudad de Tlaxiaco, Oaxaca, me escribieron y me proporcionaron antecedentes de una resistencia épica contra la arbitrariedad de la S-22 y la complicidad de las autoridades.
Relatan cómo desde el 26 de mayo de 2016, la mayoría de padres de familia resiste embestidas de militantes de la S-22 y de otros padres afines a ellos. Las familias quieren evitar que cierren la escuela, que expulsen a maestros que ingresaron por concurso y que expulsen a la directora que se opone a los paros. No obstante, las autoridades locales, en lugar de apoyar su lucha, los hostigan y hasta amenazan con cárcel a la directora que no se presta a las directrices del sindicato.
En una asamblea, la mayoría de los padres, 146 de 240, votaron por comenzar el ciclo escolar como lo manda el calendario oficial. Empero, el entonces presidente municipal, Alejandro Aparicio Santiago —hoy diputado local por el PRD, pero ya en la bancada de Morena—, cerró la escuela y continúa apoyando a la S-22.
Cito un párrafo que resume el argumento de una extensa carta (hice pequeñas correcciones a la redacción, sin traicionar el sentido ni el lenguaje de mis corresponsales):
“Es frustrante lo que hemos vivido como padres de familia porque todas las violaciones a los derechos de los niños pasaron inadvertidas para las autoridades del orden municipal, estatal, federal, incluso para la oficina de derechos humanos. El municipio, desde el año pasado, ha tenido apoyo para la 22. Las autoridades han mostrado un estado de total incompetencia pues, a pesar de haber escrito una carta a Enrique Peña Nieto, su respuesta fue que ellos no eran competentes y que le correspondía a nuestro estado de Oaxaca, resolverlo. Pero las autoridades del IEEPO, como el profesor Jesús Castillejos y el licenciado Julián Luria López, están totalmente comprometidos con la Sección 22. Aquí, en Oaxaca, tienen más garantías los integrantes de la Sección 22 que los maestros que ya se evaluaron”.
Las madres y padres de familia que se oponen a las huelgas en Oaxaca no son aliados potenciales. Son apoyos efectivos a la Reforma Educativa. Prefieren tener docentes que pasan por los filtros de evaluación y no a los que ingresaron por los medios de la S-22. Pero no reciben la solidaridad de la SEP, aunque la merecen.
Una sugerencia: que el secretario de Educación Pública —incluso acompañado por el gobernador— inaugure el próximo ciclo escolar en la escuela José Vasconcelos de la Heroica Ciudad de Tlaxiaco, Oaxaca. Así, maridaría a la pompa con la circunstancia.