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UAM: Rumbo a una crisis de legitimidad

A mediados de los 70, Jürgen Habermas escribió Legitimation Crisis. No se refería sólo a la política, incluía al gobierno de instituciones. Afirmó que una organización entra en crisis de legitimidad cuando pierde o merma sus capacidades para mantener estructuras eficientes para alcanzar sus fines.

Si bien los sucesos de la semana pasada culminan una etapa de deterioro que viene de tiempo atrás, el proceso de designación del nuevo rector de la Universidad Autónoma Metropolitana incide en el malestar de la comunidad.Eduardo Abel Peñalosa Castroarriba al cargo con un déficit de legitimidad debido al procedimiento de la Junta Directiva.

La irritación entre diversos actores de la UAM no es gratuita. Las protestas abundan en charlas de pasillo, redes sociales y comunicaciones formales. Me apego a hechos verificables:

La Junta sesionó con siete de nueve miembros. El Colegio Académico no escogió a quien sustituiría a Enrique de la Garza Toledo. Otra integrante estaba fuera del país.

El tiempo de auscultación fue breve, insuficiente para escuchar todas las voces que querían expresar sus puntos de vista.

Sin explicación razonable, la Junta sólo citó a tres de 12 candidatos para escuchar sus propuestas. Por primera vez en su historia no convocó a ningún rector en ejercicio. Tampoco a quienes cabían en el supuesto de que cumplirían 70 años durante su rectorado.

Tras concluir las entrevistas, el 28 de junio, los miembros de la Junta comieron, luego sesionaron y en menos de cuatro horas acordaron designar al nuevo rector.

¿A qué hora leyeron los cientos de comunicados de colegas que no pudieron auscultarse en persona, pero enviaron por escrito sus opiniones? ¿Por qué tomaron una decisión trascendente con tanta premura?

Esta concatenación de hechos levanta sospechas entre la comunidad. La primera: buena parte del proceso fue una finta para justificar —que no legitimar— una decisión tomada con anterioridad. Los más desconfiados aseguran que fue para garantizar la continuidad. Claro, el grupo dominante hubiera preferido a Norberto Manjarrez. Pero, en caso de que él no pudiera transitar —por el doctorado fraudulento— Eduardo Peñalosa representaba el plan “B”.

Además de las quejas de profesores y trabajadores, en un hecho inédito, cuatro rectores de Unidad —Patricia Alfaro Moctezuma, Xochimilco; Octavio Nateras Domínguez, Iztapalapa; Romualdo López Zárate, Azcapotzalco; y Emilio Sordo Zabay, Lerma— que aspiraban a conducir a la UAM, dirigieron una carta a la Junta. En ésta expresaron que varios de los aspirantes cuentan con una “sólida trayectoria académica y administrativa y con apoyos significativos evidentes por parte de la comunidad”. Consideran que la decisión es injustificable y que “va en contra del espíritu universitario de apertura e intercambio de ideas”. Además, que “profundiza aún más el ambiente de crisis por el que transcurre nuestra institución”.

El panorama es grave. A pesar de los esfuerzos del rector saliente, Salvador Vega, y su grupo, en su sesión del 29 de junio, el Colegio Académico no aprobó los estados financieros de 2016. Se exhibieron controversias entre el contralor y las autoridades. Éste manifestó que tuvo limitaciones para realizar su labor. Todo agranda la desconfianza.

El malestar en la UAM es mayúsculo. No puede decirse que esté en una crisis. La institución es sólida e inteligente; tiene normas y reglas que se cumplen, pero cada vez es más complicado mantener armonía en la comunidad. El grupo dirigente la mantiene llena de agravios. Quizá, si no hay correctivos institucionales, entonces sí, pronto enfrente una crisis de legitimidad.

Retazos

Más leña a la hoguera: Oscar Terrazas Revilla, el decano de la Junta, renunció a ella este jueves.

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