Nuestros hijos no son como nosotros: ellos son Nativos, nosotros somos Inmigrantes
- Educación Futura
- 24 marzo, 2014
- Política Educativa
- Ediciones SM, ESTOY APRENDIENDO, INMIGRANTE DIGITAL, marc prensky, nativos digitales, NO ME MOLESTES MAMÁ
Con la autorización de sus editores, Educación Futura ofrece un fragmento del libro No me molestes mamá, estoy aprendiendo, de Marc Prensky, publicado en la colección Biblioteca Innovación Educativa de Ediciones SM.
“Waaahhhh”
Una niña de tres años en su
primer encuentro con un
teléfono “alámbrico”
Con frecuencia, cuando los adultos hablan de los niños, como parte de un intento de describir lo diferentes que son los niños de esta generación con relación a los de las generaciones anteriores, por lo regular aparecen frases como: “cuando yo era niño…” y “los niños de hoy en día”… En el pasado, sin embargo, estos cambios en su mayoría eran cambios de estilo: en la ropa, en el uso del lenguaje y la jerga; en los adornos corporales, la música y el estilo de vida.
Pero para cualquier persona de veintitantos años de edad o menos, las diferencias son enormes, y en gran parte han sido provocadas, creo yo, por la llegada y la rápida difusión de la tecnología digital en las últimas décadas del siglo XX. Un cambio que yo llamo la “singularidad digital” y que es tan fundamental que definitivamente no hay vuelta atrás.
Los estudiantes de hoy en día —desde el jardín de niños hasta la universidad— son la primera generación que creció con esta nueva tecnología digital. Han pasado toda su vida rodeados de computadoras y utilizándolas, rodeados de videojuegos, de reproductores digitales de música, videocámaras, eBay, teléfonos celulares, PDA [asistentes personales digitales], y demás juguetes y herramientas de la era digital. Los graduados universitarios de hoy, han pasado en promedio menos de 5,000 horas de sus vidas leyendo, pero a menudo más de 10,000 en juegos de video, otras 10,000 en sus teléfonos celulares, y más de 20,000 viendo la televisión. Descargan 2 mil millones de tonos de timbre por año, 2 mil millones de canciones al mes, e intercambian 6 mil millones de mensajes de texto todos los días. Agregue a eso un total de más de 250,000 correos electrónicos y mensajes instantáneos enviados y recibidos y más de 500,000 anuncios comerciales vistos antes de los 21 años y obtendrá un buen perfil digital de la juventud de hoy.
La tecnología digital ha sido parte integral de la vida de nuestros hijos desde su nacimiento, y uno de los resultados más importantes de este hecho es que ellos piensan y procesan la información en formas fundamentalmente diferentes a nosotros, sus predecesores (quienes crecimos en un mundo mucho más analógico). Estas diferencias van mucho más allá y son mucho más profundas de lo que perciben la mayoría de los padres y educadores, e incluso es muy probable que afecten la organización de sus cerebros. “Diferentes tipos de experiencias conducen a diferentes estructuras cerebrales”, dice el Dr. Bruce D. Berry de la Universidad médica de Baylor.
Existen fuertes evidencias para afirmar que los cerebros de nuestros hijos realmente han cambiado físicamente en función de su entorno digital y sus experiencias. Pero si físicamente esto es o no cierto, lo que podemos afirmar con certeza es que sus patrones de pensamiento sí han cambiado. En un momento más diré cómo se ha producido este cambio.
¿Cómo debemos referirnos a esta nueva generación de jóvenes? Algunos la llaman la generación del gen N [por la N de la palabra net, red en inglés], o la generación D [por el gen digital], o la generación del Milenio. Pero el término más útil que he encontrado para ellos es el de Nativos Digitales, ya que son los nuevos “parlantes nativos” del lenguaje digital de las computadoras, los videojuegos y la Internet.
Y si ellos son los Nativos, el resto de nosotros ¿en qué nos convertimos? nosotros que arribamos a la tecnología digital (o más bien ésta arribó a nosotros) tarde en nuestras vidas. He descubierto que es muy útil pensar en nosotros mismos como Inmigrantes Digitales.
Al igual que todos los inmigrantes, algunos de nosotros nos hemos adaptado a nuestro nuevo entorno digital más rápidamente que otros. Pero sin importar el grado de fluidez que podamos alcanzar, todos los Inmigrantes Digitales conservamos, hasta cierto punto, nuestro “acento”, es decir, un pie en el pasado.
Déjeme darle algunos ejemplos de “cómo suena” el acento del Inmigrante Digital:
- En lugar de recurrir a Internet en primera instancia para obtener información, lo hace en segunda instancia.
- Para usar un programa lee el manual en lugar de asumir que el propio programa le enseñará a usarlo.
- Imprime su correo electrónico. (Si usted le pide a su secretaria que se lo imprima, su acento es aún más cerrado.)
- Tiene la necesidad de imprimir un documento escrito en la computadora para corregirlo (en lugar de editarlo directamente en la pantalla.)
- Lleva físicamente a la gente a su oficina para ver un sitio web interesante (en lugar de enviarles la dirección URL.)
Estoy seguro de que usted puede pensar en otros ejemplos. Entre mis favoritos personales está la llamada telefónica para preguntar “¿Recibiste mi correo electrónico?” Aquellos de nosotros que somos Inmigrantes Digitales podemos, debemos reírnos de nosotros mismos y de nuestros acentos; mi esposa y los muchos chicos con los que trabajo ¡a menudo me recuerdan mis acentos!
EL QUE LOS INMIGRANTES ENSEÑEN A LOS NATIVOS CAUSA PROBLEMAS
Pero mientras que aprender a reírnos de nuestro acento está muy bien, la falta de conexión entre los Inmigrantes y los Nativos Digitales no es una broma, sobre todo cuando estamos tratando de educar a nuestros hijos. De hecho, en mi opinión, el mayor problema que enfrenta la educación hoy en día es que los padres y maestros, que son Inmigrantes Digitales que provienen de la época pre-digital, están luchando para enseñar a una población que habla una lengua completamente nueva.
En las escuelas y en todos los niveles escolares, los acentos de los instructores que son Inmigrantes Digitales obstruyen el camino del aprendizaje y a menudo los Nativos no pueden entender lo que los Inmigrantes están diciendo. ¿Qué significa “marcar un número” con un disco? Los Nativos están acostumbrados a recibir información mucho más rápidamente de lo que los Inmigrantes saben dispensarla. A los Nativos les gusta realizar varias tareas a la vez. Los Inmigrantes piensan en el texto como su principal herramienta de comunicación y en los gráficos como un apoyo, los Nativos prefieren los gráficos al texto. Los Inmigrantes prefieren las cosas en un orden estricto: Capítulo 1, 2, 3 etc.; los Nativos están más acostumbrados a agrupar a su manera, aparentemente al azar, la información que reúnen.
Los Nativos, a diferencia de los Inmigrantes, están acostumbrados a estar siempre en contacto y funcionan mejor cuando están conectados en red. Se nutren de la gratificación instantánea y de las recompensas frecuentes. Y,…, prefieren los ambientes “similares al juego” a los más “serios”.
Normalmente los Inmigrantes Digitales —especialmente los padres y los maestros— tienen muy poco aprecio por las muchas nuevas preferencias y habilidades que los Nativos han adquirido y perfeccionado a través de años de interacción y práctica. Nosotros los Inmigrantes aprendimos lentamente y por lo general así elegimos ejercer nuestra función de padres, enseñando lentamente, paso a paso, una cosa a la vez, de forma individual y, sobre todo, seriamente.
Como hemos visto, la mayoría de los padres y de los maestros Inmigrantes Digitales de hoy en día asumen que “los niños son como siempre han sido”, y que “los mismos métodos educativos que funcionaron cuando ellos eran estudiantes funcionarán para sus estudiantes actuales. “Hoy en día, esos viejos supuestos ya no son válidos. Los estudiantes de ahora ya no son las personas para las que fue diseñado nuestro sistema educativo. La mayoría de los padres no creen que los niños puedan aprender con éxito mientras ven la televisión o escuchan música, porque ellos (los Inmigrantes) no pueden. Por supuesto que no podemos, pues esa práctica no era una opción cuando estábamos creciendo. La mayoría de los padres y los profesores que son Inmigrantes Digitales piensan en el aprendizaje como “trabajo duro” que no puede (o no debe) ser divertido la mayor parte del tiempo. ¿Por qué deberíamos pensar así? Nosotros no pasamos nuestros años formativos de aprendizaje con Plaza Sésamo.
Para la frustración de nuestros profesores Inmigrantes Digitales, las personas que están sentadas en sus aulas se criaron inmersos en “la velocidad de contracción” de los videojuegos y el MTV. Ellos están acostumbrados a la instantaneidad de la mensajería instantánea y a descargar música; tienen teléfonos con cámara en el bolsillo, una biblioteca en sus computadoras portátiles, la proyección de sus mensajes y la gratificación instantánea. Han estado conectados en red la mayor parte o la totalidad de sus vidas. Tienen poca paciencia para las conferencias, la lógica paso a paso, y lo que yo llamo la instrucción mediante “pruebas indicativas”. Los estudiantes de ahora ya no son las personas para las que fue diseñado nuestro sistema educativo.
ALGUIEN TIENE CEDER Y ESE ALGUIEN SOMOS NOSOTROS
Uno de los mayores problemas que los Inmigrantes Digitales (padres o maestros) enfrentan es el siguiente: ¿acaso debemos obligar a nuestros hijos, los Nativos Digitales, a aprender nuestras viejas costumbres?, o nosotros los Inmigrantes Digitales ¿debemos aprender lo nuevo? Creo que la respuesta es obvia. No importa lo mucho que puedan desearlo los Inmigrantes, los Nativos Digitales no van a ir hacia atrás. En primer lugar, eso no funcionaría, sus cerebros ya van en senderos diferentes a los nuestros. En segundo lugar, eso también va en contra de todo lo que sabemos acerca de la migración cultural. Los niños que nacen en cualquier nueva cultura aprenden fácilmente la nueva lengua y se resisten con fuerza a utilizar la vieja. Los inmigrantes adultos inteligentes aceptan que no saben mucho acerca de su nuevo mundo y se aprovechan de sus hijos para que les ayuden a aprender y a integrarse. Por supuesto que los inmigrantes no tan inteligentes (o no tan flexibles) pasan la mayor parte de su tiempo lamentándose de que todas las cosas buenas estaban en el “viejo país”… Pero con el fin de justificar nuestro cambio, aquellos de nosotros que tenemos problemas para aceptar esto con tan solo observar a nuestros hijos, requeriremos de evidencia “dura”.