Desde que comenzó la reforma educativa, impulsada por el presidente Enrique Peña Nieto en 2013, las constantes críticas y resistencias ocasionaron que su implementación se haya complicado para el gobierno federal, en especial para la Secretaría de Educación Pública.
El 2015, en especial, se volvió difícil por la aplicación de las diversas evaluaciones docentes, las cuales, fueron calificadas por muchos académicos e investigadores como inoportuna, injusta y con poco sustento pedagógico.
Para Carlos Ornelas, académico de la Universidad Autónoma Metropolitana, un proyecto de reforma educativa concreto, como el que impulsa el gobierno de Enrique Peña Nieto no se puede explicar con consignas enclaustradas en unas cuantas frases. Su análisis demanda definición de conceptos, seguimiento de los cambios que hay entre la propuesta del proyecto y su ejecución, sin descuidar el papel de los actores principales —tanto políticos como sociales— del acto educativo.
Por otro lado, Javier Loredo, Director del Departamento de Educación de la Universidad Iberoamericana, señaló que ante la reforma educativa que se lleva a cabo en el país, en la que no participan profesores, ni especialistas en la materia, la cual solo es comunicada por el gobierno, debe implementarse una resistencia inteligente.
Durante la inauguración del “Conversatorio: la reforma educativa y expresiones de resistencia”, Loredo explicó que esa resistencia inteligente tendría la riqueza de recuperar experiencias que van por otro camino que no es el oficial, “hay muchos espacios, muchos caminos para decidir por donde queremos caminar, que queremos hacer de nuestra educación”.
Sin embargo, Manuel Gil Antón, investigador de El Colegio de México y Director Académico de Educación Futura, señaló que la reforma educativa plantea que los maestros son el único problema y solución del sistema educativo, estas conclusiones que fomentan la exclusión y la estigmatización de los docentes, se han hecho de forma brutal, racista, clasista y altanera.
En este sentido, insistió que que esta reforma educativa no puede llamarse así porque carece de elementos pedagógicos y que, de origen, tiene una gran grieta, al pensar que la evaluación docente es la salvación de todos los problemas.
Gil ha impulsado, con otros académicos la petición “por una reforma educativa necesaria y respetuosa del magisterio”. El documento reconoce la necesidad de una profunda transformación del sistema educativo mexicano, pero considera que la actual reforma carece de un proyecto educativo.
Sin embargo, para Aurelio Nuño, titular de la SEP, siempre mantuvo el discurso donde argumenta que la reforma es para mejorar la calidad y profesionalización de los docentes.
Al ser entrevistado, después de su visita a la Universidad Tecnológica El Retoño, en Aguascalientes, señaló que su intención no es correr maestros; “ése no es el fin de la reforma educativa. A lo mejor es el fin de otros, pero ése no es el fin de la Reforma ni del gobierno.”
Finalmente señaló que la reforma educativa tiene como objetivo principal poner las escuelas al centro del sistema, por lo que, junto a los nuevos modelos educativos, se emprenden acciones para mejorar su calidad.